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miércoles, 1 de julio de 2009

ATEOS


Dios es argentino … y nosotros parecemos ateos

Una vez más, y pese a todos nuestros defectos y pecados, Dios quiere demostrarnos que es argentino.

En el medio de esta crisis fenomenal que golpea al mundo entero, cuando todos los países ven derrumbarse su comercio internacional y los precios de sus productos, nuevamente nos muestra su pasaporte haciendo subir a los granos y al petróleo.

Pero, dada la peculiar situación por la que atravesamos, parece que nuevamente ratificaremos nuestro “ateísmo”.

Don Néstor, el mariscal de la derrota más absoluta que sufriera el peronismo en el poder en toda su historia, demostró que no solamente no cree en Él sino que, pese a todas las confirmaciones que recibió, transportadas por un fenomenal viento de cola, decidió destruir nuestras fuentes de ingresos durante su gobierno y el de su mujer.

Por razones que, algún día, la psiquiatría deberá explicar, la nefasta pareja, pese a contar con una suerte descomunal e inédita para Argentina en casi un siglo, que le permitió –vía una formidable caja rellena de divisas- construir un poder omnímodo y disciplinar a gobernadores, intendentes, legisladores y jueces, dinamitó su futuro y, con él, nuestro pasado reciente.

Hoy, esa misma suerte vuelve a acompañar a la Argentina y, pese a que los Kirchner no podrán aprovecharla después del cachetazo que recibieran el último domingo, todavía pueden malgastarla y desperdiciarla.

Y de allí mi preocupación y mi llamado a la urgente reflexión de todos mis conciudadanos.

Creo que disponemos de muy poco tiempo para realizar los cambios necesarios para que ese nuevo golpe de bondad divina no termine, una vez más, pasando de largo.

Y para evitarlo sólo existe un camino: obligar a don Néstor y a doña Cristina a cambiar el rumbo del Gobierno.

Pese a que, hasta ayer, parecían no haber registrado ni asimilado la feroz paliza recibida en el plebiscito de su “modelo”, hoy hay al menos hechos nuevos.

La declaración de la emergencia para combatir la pandemia, aún a sabiendas que la ciudadanía los condenará por no haberlo hecho antes y por haber ocultado los datos de la incidencia de la enfermedad, y la aceptación de la renuncia de Ricardo Jaime, uno de los funcionarios más emblemáticos de la corrupción kirchnerista, permiten concebir una luz de esperanza.

Pero esos pequeños gestos deben ser seguidos, tan pronto sea posible, por los grandes: la normalización y la refundación del INdEC y la convocatoria a la oposición para realizar todos los ajustes y las modificaciones necesarias para que el país recupere la seguridad jurídica y la confianza internacional.
Si bien es cierto que los legisladores electos no jurarán hasta el 10 de diciembre, el resultado de las elecciones ha sido tan, pero tan grave, que muchos de los actuales pensarán más de dos veces antes de votar un disparate y, por el contrario, es posible que modifiquen su conducta para intentar, desde el Congreso, que el Ejecutivo comprenda y actúe en consecuencia.

Para ello, disponen de algunos sencillos instrumentos, como revocar ya los “superpoderes” otorgados en violación a la Constitución o re-cambiar la composición del Consejo de la Magistratura o modificar la distribución de los ingresos por impuestos y hasta éstos mismos, para terminar con el IVA en los alimentos de la canasta familiar.

Si todo eso no funcionara, es decir, si don Néstor y doña Cristina, en ese orden, no se pusieran a tono con los nuevos vientos que soplan en la Argentina , será el momento de pedir el juicio político de la señora Presidente, para hacerlos descender del pedestal en el que se han auto-colocado.
El mismo Dios nos hizo el favor de terminar, de un plumazo, con los sueños bolivarianos de los Kirchner que, de todas maneras, ya carecían del dinero y del Ejército, que sí tiene Chávez.
El segundo semestre de este año, pese a todos los optimistas anuncios desde el atril, será terrible por una única y exclusiva razón: la plata no alcanzará para que el Gobierno atienda, simultáneamente, todos sus compromisos.
No dispone de dinero para afrontar, a la vez, los servicios de la deuda, el mega-plan de obras públicas prometido, el subsidio para evitar el desempleo, el aumento en el seguro de desempleo, los subsidios al transporte y a las tarifas de los servicios, a la criminal importación de gasoil venezolano, a los aumentos de los sueldos de la Administración Pública , a la ayuda a las provincias para evitar que éstas emitan cuasi-monedas, y una enorme lista de etcéteras.

Y si a la gente le meten una vez más la mano en el bolsillo sin efectuar, antes, los cambios necesarios, se producirá una insurrección civil de magnitud incalculable. Y una vez más la oportunidad que nuestro Dios argentino nos está dando resultará perdida.

No podemos darnos ese lujo. Y tenemos, como digo, los instrumentos necesarios para evitarlo.
Mientras nosotros seguimos cayendo del mapa, el mundo sigue andando, y la brecha sigue agrandándose.
El Gobierno ha recurrido a saquear, después de las elecciones, al Banco Nación y a la ANSeS , agravando el panorama futuro de los jubilados. Y continúa con el arbitrario manejo de la economía, en la que don Néstor actúa a su libre albedrío, decidiendo por sí solo en qué empresa interviene, a cuál le presta plata a tasa subsidiada, cuál puede y cuál no distribuir dividendos, a cuál “argentiniza” …
La campaña electoral, pese a la crisis, hizo que se duplicara el gasto público en lo que va del año, y la desconfianza ha hecho que se fugaran de Argentina US$ 40.000 millones desde que doña Cristina asumió.

Si pensamos que esa cifra se corresponde con la que se confiscó a quienes creyeron en la posibilidad que la Ley brindaba y depositaron sus fondos en las AFJP’s, habla a las claras de la desesperación del Gobierno por fondos frescos.

Y eso, si deciden no cambiar y seguir en el rumbo de colisión, nos llevará a un nuevo desastre, justo cuando Dios decidió demostrarnos que sigue siendo argentino.
Por ello, los partidos políticos, los legisladores actuales y futuros y, sobre todo, la pareja presidencial, deberíamos trabajar juntos y ahora mismo. Si los Kirchner insistieran en desconocer esta realidad y estos objetivos, habrá llegado la hora de echarlos a patadas, siempre constitucionalmente hablando.
Bs.As., 1 Jul 09
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado

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