domingo, 2 de mayo de 2010

EJECUCIÓN PÚBLICA


¿DEL “JUICIO POPULAR” A LA “EJECUCIÓN PÚBLICA”?

Por Jorge Omar Alonso

Y se llevó a cabo nomás el truculento sainete de “juicio popular”, a cargo de la gorda Bonafini oficiando como “juez supremo”.

Más bien linchamiento público, que ha de tener sus consecuencias.

¿Cuánto faltará para que algún “desarrapado” adherente a estos irracionales, proponga una “ejecución pública”?

El espectáculo ofrecido por esas ancianas y el resto de la cohorte con sus puños en alto y su odio cerril, resultó totalmente patético si nos quedamos con la puesta en escena de semejante aquelarre nocturno.

Pero lo serio es lo que propiamente se quiere mostrar, a través de esta farsa montada por este grupo de mendaces para la institucionalidad de la República.

Ésta ha sido entregada a estos oscuros personajes que representan a la subversión setentista y todos sus crímenes, exhibidos hoy como honorable lucha idealista.

Esa noche encontró a esos residuos ideológicos más nauseabundos del montonerismo faccioso, unidos por el odio, el revanchismo y el encono.

No hay análisis político que pueda explicar este aberrante linchamiento mediático.

La decrepitud se ha instalado apremiantemente en las mentalidades de estas provectas mujeres, acicateadas por las penumbras de sus vidas.

Han llevado la venganza más allá de la justicia.

No era ésta lo que perseguían.

La farsa de los “derechos humanos” enarbolada como estandarte por estas señoras del pañuelo, fue solo la fachada de la prosecución del plan montonero inconcluso.

En ellas no hay dolor por las pérdidas sufridas, solo la revancha más abyecta.

Hoy ese plan está destinado a afirmar la expansión subversiva, puesta en marcha para corroer a las instituciones nacionales

De todo esto la historia retendrá sin duda la imagen de estos desaforados, plantados en medio de los escombros de la Nación.

Su disolución ha comenzado desde las escuelas.

Bonafini ha visitado escuelas para arengar a los alumnos en la defensa del régimen y no cabe ninguna duda, también en aleccionarlos en la experiencia política de la subversión de los años setenta.

Ya era grave la instauración de la “universidad de las madres”, que nos hace recordar a aquel semillero faccioso que se llamó la Universidad “Patrice Lumumba” fundada en Moscu en 1958, para servir como base de adoctrinamiento y entrenamiento de las guerrillas que actuaron a partir de los sesenta.

En estas épocas en las que se pretende mantener meticulosa y reiteradamente la tan pregonada “memoria” de los hechos, que motivaran la reacción del Estado amenazado por la presencia de la guerrilla; el reiterativo recuerdo de los crímenes acallados de la subversión constituye el peligro mortal que estamos corriendo como sociedad, al haber soportado solo una visión de la historia trágica de lo sucedido en aquellos fatales momentos.

La estupidez asesina de aquellos mal llamados “jóvenes idealistas”, viene siendo recordada y tolerada desde hace mucho tiempo como epopeya, a través de monumentos y museos “memoriosos” en cuanto espacio público baldío puedan levantarse.

Esta pesadilla se ha de terminar cuando nos recobremos plenamente, de nuestra torpe amnesia de aquellos crímenes de la guerrilla.

Como por otra parte y aunque escasamente, ha comenzado a través de quienes se atreven a denunciar e identificar a los que dejaron el fusil y la ropa de fajina, y hoy se los puede ver en el gobierno aburguesados y luciendo el ropaje democrático.

Para librarnos de este drama, debemos contar menos con la lucidez de nuestra inteligencia, que con las amarguras de nuestra ceguera como dijo Jean François Revel.-

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de Jorge Omar Alonso por gentileza de su autor.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario