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domingo, 30 de junio de 2013
viernes, 28 de junio de 2013
DESPECHADA
Una radiografía temible http://www.pepeeliaschev.com/audios/una-radiografia-temible-15400 por Pepe Eliaschev Voy a describir lo que está sucediendo no solo con la Argentina, sino en la Argentina. He resuelto hablar de eso. Además, he resuelto no quitarle el cuerpo al desafío que representa. Voy a intentar hacerlo, aludiendo al problema, pero sin distraerme con derivaciones personales. No voy a mencionar ni un solo nombre ni un solo apellido. Voy a describir lo que está sucediendo no solo con la Argentina, sino en la Argentina. 1. Es una persona permanentemente despechada. Este es uno de los rasgos centrales de su arquitectura emocional. El despecho se le manifiesta en esa sensación permanente que transmite, que alguien o muchos le deben algo a ella, en particular. 2. Pero no es solamente eso. Es un ser humano llamativamente irascible. La ira es uno de los pilares de su fisiología mental y no puede ocultar que esa ira se percibe en ella, a estas alturas, de manera explícita, ante la vista y paciencia de millones de seres humanos. 3. Recurre, con frecuencia, a lo que ella pretende que sea solo un sarcasmo. Se posiciona como sarcástica, como si se tratara de un personaje surgido de un guión de televisión o de una obra de teatro, cuando en verdad el sarcasmo tendría que ser una reacción muy excepcional para casos igualmente muy particulares, y no un estilo permanente de alguien que, precisamente, ha sido elegido para dirigir a un país. 4. De modo prácticamente permanente, se le advierte un tono de agresividad crónica. Si sumamos el despecho, la ira y el sarcasmo a la agresividad, tenemos un conjunto tóxico. Esa agresividad tampoco puede ser ocultada, ni siquiera puede ser ninguneada. Al contrario, parece que se ha convertido en un hábito el demostrar esa agresividad para que se confunda con ejecutividad o capacidad de gobernar. 5. Opera con un inmediatismo asombroso. Habla prácticamente mientras las cosas están sucediendo. No se reserva horas o días de reflexión. Interviene en tiempo real, todo el tiempo, en todos los medios, sobre todas las cosas, humanas y no humanas. Ha confundido, de alguna manera, el cargo de Presidente de la Nación con el rol del comentarista, que se expresa, más o menos, con cierta impunidad. 6. Ese inmediatismo, otro de los rasgos de su personalidad, va de la mano de una verborragia muy evidente. Entiéndase por verborragia lo que le sucede a una persona muy fascinada por hablar pero en forma de monologo, como si se fuera alguien necesitado, desesperadamente, de comunicarse, todo el tiempo, a través del lenguaje de la retórica, no de los hechos. 7. Despechada, irascible, sarcástica, agresiva, inmediatista y verborrágica, además pretende ser irónica. Este es otro de los capítulos que atraviesa la saga de su cotidianeidad. La ironía le surge a flor de boca en todo momento. Va de la mano de lo que antes mencionaba, el sarcasmo, pero tiene una definición puntual. La ironía es el lugar en el que ella se pone para comentar la realidad, a la que debería transformar. Pero esto no es lo único que uno advierte. 8. Es, asimismo, una persona con una tendencia muy evidente a exhibir su desprecio por todo lo que la disgusta. En el caso de este 20 de junio de 2013, el desprecio se hizo evidente para con los integrantes de la magistratura argentina. Pero también ha sido despreciativa con los periodistas, con los productores agropecuarios, con los políticos opositores y, desde luego, con todos quienes forman parte de la carrera judicial. 9. El desprecio es algo que se completa con otro rasgo de su personalidad, el menoscabo, vale decir, la devaluación, prácticamente sistemática de todo lo que no forma parte de su aparato de poder. El menoscabo se expresa a través de su negativa cerril a siquiera conversar o dialogar con quienes no forman parte de su régimen, como si no fueran argentinos. Tengo otros argumentos para seguir definiendo esta silueta. 10. Tiene una tendencia francamente sorprendente la sobreactuación. Es la persona que denunció, nomás comenzar su primer mandato, que había una conspiración de los Estados Unidos para derrocarla, cuando se descubrió aquella famosa valija de los 800.000 dólares en el Aeroparque. La sobreactuación, o sea, la exageración histriónica de lo que sucede, es otro de los rasgos de su personalidad. 11. Se le suma, en estos últimos años, una pintoresca incontinencia por ser supuestamente transgresora, bailar y hablar como si tuviera cuarenta años menos, escribir tuits con lenguaje de adolescente y no como lo que es, una señora que ya ha cumplido sesenta años. Aparentemente, expertos en marketing que la asesoran, o a los que ella escucha, le dicen que este es un modo de estar cerca de los jóvenes. 12. Es una persona que ha construido su lugar político en estos últimos años a través de un sistemático ataque a otros poderes de la Constitución, que no ha logrado someter y que no le han sido dóciles, como por ejemplo, el Poder Judicial. 13. Como si todo esto fuera poco, es obstinada. Los resultados de la realidad se le van revelando permanentemente de una manera muy diferente a lo que ella imaginaba y, sin embargo, sigue pensando que insistir por el mismo camino, algún día le va a dar algún resultado. Por eso, si como decía Einstein, es imposible pedir que las respuestas cambien cuando uno repite la misma pregunta. Ella es “anti-einsteiniana”: considera que tanto se va a repetir y tanto se va a potenciar su apuesta, que algún día tendrá razón. Despechada, irascible, sarcástica, agresiva, inmediatista, verborrágica, irónica, despreciativa, inclinada al menoscabo y a la sobreactuación supuestamente trasgresora, y obstinada: ésta es la silueta de la persona que este 20 de junio de 2013 se presentó en Rosario en el Día de la Bandera. Como ha hecho con otros festejos de nuestra historia patria, en lugar de hablar de la historia argentina, utilizó todo el espacio y la retórica para defenderse a sí misma. Esta es la persona que tiene que permanecer en la presidencia hasta el 10 de diciembre de 2015. Tengamos paciencia los argentinos.
Publicadas por Lic. Scolaro 0 opiniones A las 7:32 a. m.
jueves, 27 de junio de 2013
BASTAAAAAAAAAAAAA
Publicadas por Lic. Scolaro 0 opiniones A las 6:29 p. m.
miércoles, 26 de junio de 2013
LA BALA NO LES ENTRA
"Debéis saber que hay dos modos de combatir: uno, con las leyes; el otro, por la fuerza. El primero es natural del hombre; el segundo, de los animales. Como el primer modo no siempre es suficiente, conviene utilizar el segundo." Niccoló Macchiavelli.- “Il príncipe”; cap. XVIII Si alguna vez se escribe la historia de estos diez años, la malhadada “década ganada”, la mitad de ella deberá versar sobra la inutilidad de los políticos opositores, un cuarenta por ciento sobre las cualidades negativas de la sociedad argentina y el resto y en tres páginas se puede escribir la hoja de ruta del exitoso latrocinio que viene sufriendo la República. Hablar de este saqueo no es un tema menor. Baste sólo como ejemplo lo que el campo, en diez años, le entregó al Gobierno nacional en retenciones antes de impuestos. No menos de 87.000 millones de dólares. Con esta suma se podrían haber hecho 11.600 kms. de autopistas, o hacer el ferrocarril transpatagónico y renovar a nuevo el material rodante de todos los ferrocarriles. Este dinero también equivale a 20.800 escuelas o a 250 hospitales de alta complejidad. La respuesta del “modelo” a esta contribución son 76.800 muertos en accidentes viales, 72 muertos en accidentes ferroviarios y trenes destruidos, ocho chicos por día que no llegan al año de vida por desnutrición y un millón de jóvenes que ni estudian ni trabajan y que han abandonado la escuela, las ilusiones y cualquier posibilidad de futuro. Decir que estos diez años perdidos no se deben a los saqueadores sino a quienes se dejaron saquear mientras contaban vidrios de colores y espejitos es una verdad de Perogrullo. Ese noventa por ciento de una historia que, cuéntese como se cuente siempre será mal contada, fue protagonizada por nosotros, los argentinos, que preferimos el canto de la sirena antes que escuchar las sirenas del incendio. Doce años atrás, los argentinos salieron a reclamar, violentamente, por la exacción que sus ahorros habían sufrido. ¿Cuál es hoy la diferencia, pese a que el robo desde el 2003 ha sido infinitamente mayor, entre este pueblo anestesiado y sin ilusiones y aquellos que golpeaban las vidrieras de los bancos que se habían quedado con sus dineros?. Dos cosas caben ser registradas para hacer esta diferenciación; la primera es que los argentinos en 2001 habían perdidos sus ahorros personales, no los bienes de la República que, por ser de todos dejan de importarle a nuestro egoísmo, la segunda es que había políticos que por acción u omisión trabajaban para que el gobierno cayera. A partir de estas evidencias llegamos a la pregunta que no sabemos o no nos animamos a contestar: ¿podemos, con la República en agonía, esperar al 2015?. En reiterados escritos he sostenido que no, pero es menester reconocer que aún si todos coincidieran en esto es probable que no nos animáramos a hacer lo que hay que hacer. Los elogios que cotidianamente se hacen, sobre todo por parte de los políticos de la oposición, sobre la buena voluntad, educación y la falta de agresividad que hubo en la gente que salió a la calle el 13 de setiembre, el 8 de noviembre, y el último 18 de abril son la prueba manifiesta que a ellos o se les ensucian los calzones de solo pensar que hay que echar sin contemplaciones a quienes están destruyendo la República o están muy cómodos en su papel de tibios opositores. No hay mejor ejemplo que lo ocurrido en el 2008 que fue lo más cerca que estuvimos de sacarnos de encima a esta banda de embaucadores cuando el gobierno, en su infinita necesidad de caja, entró en conflicto con el campo. Conflicto que se aplacó por la falta de visión de la mesa de enlace y la actitud de un tarambana- el vicepresidente y su voto no positivo- que nos dejó sin la bronca necesaria que hace falta cuando uno pretende un cambio. Si en el 2001 las manifestaciones hubieran sido como los cacerolazos hechos entre setiembre de 2012 y abril de 2013 aún lo tendríamos a De La Rúa. La soja, y los commodities que empezaron a aumentar a fines del 2002 lo hibieran salvado, de la misma manera que se ha venido salvando este desgobierno. La protesta cívicamente educada es una bala que a los políticos y en particular a quienes se han apoderado de la República, no le entra. Pensar que la tranquilidad debe primar en cualquier protesta solo sirve al gobierno, y solo pone en claro que no nos animamos a pararle los pies. Aunque a la mayoría de los argentinos les cueste pensar de otra manera, ya no hay un cuartel donde buscar a alguien para que haga el trabajo sucio. Eso corre hoy por nuestra cuenta si es que queremos ser nación. Dejemos de soñar con la oposición- una oposición que se siente cómoda, pero también magníficamente recompensada, con el sucio papel que juega- para un recambio cada vez más lejano en el tiempo aunque creamos que falten dos años. Dejemos de soñar con los logreros de la suprema corte, que jamás fallan pensando en la República, pero sí en sus espurias canonjías y seamos conscientes que el futuro solo está en nuestras manos y que esperar al 2015 para un recambio es de necios o de cobardes JOSE LUIS MILIA josemilia_686@hotmail.com
Publicadas por Lic. Scolaro 0 opiniones A las 10:08 a. m.
martes, 25 de junio de 2013
EL HEREDERO
http://www.perspectivaspoliticas.info/el-heredero/ por Gabriela Pousa Jugó Sergio Massa. Casi se podría decir que es un éxito de todos y todas, ¿o quién ha solventado cada paso del intendente devenido candidato? Años en el ANSES le permitieron al ex UCeDe aceitar los contactos necesarios con el establishment para situarse adonde finalmente se ha situado, años repartiendo estratégicamente pauta publicitaria para que muchos medios no se hicieran eco de inconvenientes en sus pagos y rescatasen las bondades. Hoy, Massa disfruta las consecuencias de haber cooperado a vaciar los fondos jubilatorios de un sinfín de ciudadanos, muchos de los cuales, si no quedara claro esta maniobra, irán incluso a votarlo. Indiscutidamente hábil – Cristina también lo fue hasta caer en la voracidad de una supervivencia inútil -, rápido de reflejos e inexcrupuloso hasta el punto de presentarse como opositor siendo parte de lo actual. Lo nuevo de lo viejo que es como decir lo menos viejo pero no lo novedoso. Massa es fruto del oportunismo y de una característica poco frecuente en nuestra dirigencia: el coraje. Y es también portador de otro dote inexorable en esos lares: el caradurísmo. Recuérdese que es el mismo Sergio Massa que se presentara en las legislativas de 2009 sin llegar a asumir nunca su banca… En contrapartida, yace agónica la figura de Daniel Scioli, endeble, frágil, amorfa. Pensar que hasta hace poco se probaba el sillón de la Presidencia respaldado en las ventajas que le otorgaban las encuestas… Paradojas de la dinámica política. Una dialéctica entreverada, donde los tiempos no se miden con la común cronología. Detrás de ambos, se teje una indescifrable trama de negociados a conveniencia. Sin ser triunfadora en los pronósticos, Cristina Kirchner sale de todos modos y en cierta manera ilesa. De la impunidad que persigue afanosamente, con Massa está más cerca. Es muy probable que el heredero de Néstor no le vote una reforma constitucional pero difícilmente le suelte la mano a la hora de juzgar su gestión presidencial. Hay razones que unen aunque también es verdad que las lealtades en este ámbito son similares al hallazgo de una aguja en un pajar. Lo cierto es que las cartas se han jugado aunque aún hay naipes que no aparecen en el tapete. ¿Quién guarda más ases en la manga? La jefe de Estado ha demostrado hasta el hartazgo (literalmente) sus dotes en ese arte. Massa es todavía un enigma a medio develarse. Más oscuridad arroja quizás el actuar de Mauricio Macri que ha dejado liberada la provincia de Buenos Aires al tiempo que debió bajar a Carlos Melconian y a Guillermo Montenegro por capricho de Felipe Solá. Sobre este último sería interesante hablar. Una figura gastada en la porfía de saberse nada: ni menemista, ni kirchnerista o tal vez todo eso junto sintetizado en una palabra: desvergüenza. Y hay demasiada. Por momento, algunas listas parecen verdaderas asociaciones ilícitas. Es la dirigencia argentina en su faz más impía. No hay ideas, apenas ambiciones desmedidas y borracheras de poder que no se justifican ni a sí mismas. Podría resumirse el parecer en un titulo de cinematografía: “Los sospechosos de siempre“. Harto conocidos, parásitos del Estado, incapaces de conseguir un puesto de trabajo en el sector privado. Verdaderas garrapatas prendidos a lo público, aplaudidores de folletín, en definitiva una escenografía muy barata quizás, porque aún no hemos podido demostrar cuán cara nos sale la Argentina del “qué me importa” y del “déjalo para mañana” Cuánto tiempo puede estar el cuadro montado es un dato que no aporta demasiado. Antes o después, se corre el maquillaje. Y allí está detrás del intendente de zona norte, Darío Giustozzi, su par de Almirante Brown que llegó a ese cargo de la mano del Florencio Randazzo. A propósito del ministro del Interior, está claro que al no figurar, asumió implícitamente su responsabilidad frente al choque de trenes en Castelar. ¡Hasta qué punto hablan los silencios y las ausencias en la política nacional! Asimismo, se alista con Massa, Sandro Guzmán, alcalde de Escobar, confeso admirador de Cristina y de su modelo de inclusión nacional y popular. Posiblemente se trate incluso de una candidatura testimonial que, sin eufemismos, no significa sino un fraude electoral, otra burla para la sociedad, y van… Para corroborar lo rancio de la lista, aparece Héctor Daer, el típico sindicalista de la “década maldita”, uno de los denominados Gordos de la CGT, que fuera secretario general de la central obrera en los 90 y mantuviera aceitadas relaciones con la Alianza después. ¿Qué decir de Ignacio De Mendiguren? Probablemente deba volver en breve a refugiarse en su casa de San Isidro como le sucediera en el 2002, cuando participó activamente de la pesificación asimétrica en contra del pueblo, y muy a su favor. En aquellos días le estaba vedado salir a la puerta siquiera porque la gente estaba allí afuera, y no precisamente para agradecerle su gestión. Un exponente más de la impertérrita genuflexión empresaria que ha hecho y hace tanto daño a una Argentina desvencijada. Posiblemente más que de listas, se trate de una enumeración caótica de radiografías argentinas. Todos y cada uno son emergentes de esta sociedad, no llegan desde atrás de las fronteras. En ese sentido, la crítica se hace casi impertinente sin una introspección moral. Porque si no son reflejo, están usurpando un lugar que por alguna razón hemos dejado librado al azar. El Frente Renovador parece ser el botox de un kirchnerismo trasnochado intentando disimular las ojeras de los vicios y los años. Si Sergio Massa no resultara electo, no podría asombrar a nadie que irrumpa luego en la escena nacional como un Martín Sabbatella más. ¿O acaso este no compitió también con Kirchner en las elecciones legislativas de 2009? ¿Y cómo terminó? Como un soldado del Frente para la Victoria más. Si Massa no es Sabbatella es apenas porque tuvo en sus manos los fondos estatizados de las AFJP, los favores de varios banqueros, empresarios, y a Amado Boudou de aliado. Otras diferencias no hay. Cómo sea, hay una certeza: novedades no hay. Quién quiera entender que entienda…
Publicadas por Lic. Scolaro 0 opiniones A las 7:43 p. m.
lunes, 24 de junio de 2013
COSTO DEL RELATO
¿Cuánto dinero nos costó el “relato” kirchnerista? Por Agustín Laje (*) @agustinlaje Desde 2003 hasta mediados de 2008, el kirchnerismo soñó con que era capaz de controlar a Clarín, tal como en los ’90 había hecho con la información que se publicaba en La Opinión Austral, el histórico diario santacruceño. Si no era posible comprar al “gran diario argentino” a través de Rudy Ulloa Igor (quien ofertó mil millones de pesos en 2008), al menos debía mantenerse un nivel de influencia suficiente como para poner y quitar información del matutino liderado por Magnetto. Eran las épocas en que Alberto Fernández tomaba café semanalmente con Jorge Rendo, el director de Relaciones Externas del Grupo Clarín, y Néstor llamaba también todas las semanas a la redacción del diario, procurando editar al periodismo. Pero durante el conflicto con el campo, las cosas cambiaron radicalmente: el kirchnerismo entendió por fin que Clarín no era La Opinión Austral, que la nación no era Santa Cruz, y que Magnetto no era el ladero Ulloa. Abandonar las pretensiones de ser titiriteros del Grupo Clarín importó entonces redefinir objetivos y estrategias. Fundamentalmente, por un lado se necesitaba concebir un “relato” atractivo de la realidad, vale decir, una fantasía que tuviera aquello que es necesario para generar adhesión masiva al gobierno; y por el otro, urgía montar una espectacular maquinaria de difusión de ese relato tan poderosa como para suplir lo que con Clarín se había perdido o, más precisamente, no se había logrado. De lo primero se encargará Carta Abierta, cuyo nacimiento no por nada data de mayo del 2008. De lo segundo se encargará “la caja”, es decir, el erario publico que financiamos todos los argentinos cuando pagamos impuestos. Este proceso que sintéticamente hemos descrito, tiene su correspondencia en los números (al menos los que se han blanqueado), que hablan por sí solos. En 2003 –su primer año de gobierno– el kirchnerismo gastó 46 millones de pesos en pauta oficial; en 2004, el guarismo trepó a los 100 millones; en 2005, la cifra fue de 127 millones; en 2006, creció a 210 millones; en 2007, se elevó a 322 millones; y en 2008, el año de la ruptura con Clarín, el gobierno llegó a gastar nada menos que 400 millones de pesos en pauta oficial. Con el inicio de la guerra mediática, los números se dispararon todavía más: en 2009 se gastaron 829 millones de pesos que, si se le suma el gasto de la estatización del fútbol, asciende a 1429 millones de pesos. Estamos hablando de un crecimiento del gasto en propaganda por encima del 3000% respecto del año 2003, cuando el matrimonio presidencial llegó a la Casa Rosada. Los guarismos evidencian que, desde el comienzo, hubo en el kirchnerismo un marcado interés por controlar la comunicación social a través del financiamiento estatal de medios que, al iniciarse la disputa con el Grupo Clarín, se disparó exponencialmente. En el año 2010, sin contar los millones invertidos en Fútbol para todos, el gobierno gastó 655 millones de pesos en pauta oficial. El número es algo menor al de 2009, por una simple razón: aquél fue año de elecciones legislativas. En 2011, año de elecciones presidenciales, el kirchnerismo pasó a gastar 771 millones en publicidad oficial. En 2012, después de haber sido reelecta Cristina Kirchner, el gasto descendió levemente a 754 millones de pesos en concepto de propaganda gubernamental, a pesar de que inicialmente se dijo que la partida sería de 493 millones. Para el año que corre (2013), se fijó 621 millones en pauta oficial, pero en virtud de la experiencia del año pasado, no se descarta que la cantidad crezca exponencialmente cuando estemos más cerca de las elecciones legislativas. ¿Cuál es el número final del gasto en propaganda política del gobierno, desde el 2003 hasta nuestros días? En total, el kirchnerismo gastó 4.835 millones de pesos en difundir su relato beneficiando a medios adictos y adiestrando a los que necesitan de la pauta oficial para sobrevivir. La arbitrariedad en la distribución de la propaganda es bien conocida, y el hecho de que más que información de interés general se transmitan mensajes de naturaleza proselitista, también. Los obedientes legisladores oficialistas, no por nada, se han encargado de cajonear todos los proyectos tendientes a regular la propaganda estatal, al tiempo que se llenan la boca hablando de “democratizar el espacio mediático”, incurriendo en un contrasentido manifiesto. Ahora bien, al número al que hemos arribado debemos sumarle lo invertido por el kirchnerismo en la construcción de esa monumental maquinaria de adoctrinamiento político llamada Fútbol para todos, cuya potencialidad reside en el hecho de llegar a millones de argentinos, sin distinciones de carácter social, geográfico o etáreo. ¿Qué cantidad de recursos económicos significó este circo populista? Hasta finales de 2012, el gasto total fue de 4.773 millones de pesos, guarismo que se obtiene al sumar gastos de derechos de televisación, gastos de producción y pérdida por publicidad no cobrada (toda la publicidad es estatal desde 2010, por orden de Néstor Kirchner). A eso debemos adicionar la partida de 1.201 millones que figura en el Presupuesto del año 2013, lo que nos da un total de 5.974 millones de pesos financiados con el dinero de todos los argentinos entre el año 2009 y el 2013. Finalmente, si sumamos el gasto de Fútbol para todos al gasto de pauta oficial entre 2003 y 2013, podemos concluir que el kirchnerismo ha dilapidado por lo menos 10.809 millones de pesos en la difusión del relato. Va de suyo que esta conclusión es parcial; es la hipótesis de mínima, puesto que sólo contempla aquellos números que han sido blanqueados por el gobierno. ¿A cuánto ascendería el despilfarro si tuviéramos en cuenta las partidas de dinero no blaqueadas? La gran paradoja de esta historia es que el relato “nacional y popular”, al final de cuentas, fue financiado con el dinero de todos los argentinos que –por ahora pacífica y casi indiferentemente a diferencia de Brasil– observan cómo un gobierno incurre en gastos obscenos para adoctrinar al pueblo, mientras los trenes sin frenos chocan, los jóvenes dejan el colegio, los hospitales se caen a pedazos, el desempleo crece, la inflación se dispara y, en general, la economía se viene abajo. (*) Es autor del libro Los Mitos Setentistas, y director del Centro de Estudios LIBRE. En agosto publicará nuevo libro sobre el kirchnerismo, en coautoría con Nicolás Márquez. agustin_laje@hotmail.com | www.agustinlaje.com.ar | @agustinlaje
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domingo, 23 de junio de 2013
TURBADA
Cristina, cada vez más turbada “Como los ‘aprendices de brujo’, habían desatado fuerzas que no sabían cómo controlar sin invocar a la muerte, hasta el fin”. Héctor Ricardo Leis Bajo las órdenes de su única mariscala de la derrota, el cristinismo militante sigue avanzando, ahora convocado a una “batalla” contra quienes no están dispuestos a enterrarse con él. Cuál es el verdadero significado de esa palabra -que una Cristina, bipolar como nunca, utilizó ex profeso en los espectáculos circenses en que transformó la celebración por los cuatro siglos de la Universidad de Córdoba y el Día de la Bandera, en Rosario, cuando llegó a bailar el Himno Nacional ejecutado con ritmo de cumbia tumbera- lo descubriremos los argentinos rápidamente, a medida en que se acerquen los tiempos finales del “modelo”; conociendo el paño, nada bueno cabe esperar. Mi impresión es que la Corte, con su fallo de inconstitucionalidad de la “democratización” de la Justicia, le hizo un enorme favor. Imagine usted qué hubiera sucedido con “Ella” si la oposición, con una única lista de candidatos a consejeros, disponía de la facultad de expulsar a todos los jueces que, desde Comodoro Py, han garantizado diez años de impunidad a la familia imperial y sus cómplices. Quienes continúan declamando su fidelidad debieran comenzar a poner sus barbas en remojo. Las sociedades en general, y la nuestra muy especialmente, cuando sufre una crisis grave sale a buscar, con desesperación, alguien a quien echarle la culpa, a quien transferir la responsabilidad, la quite de sus propios hombros y le permita sentirse inocente, aún cuando la tragedia se haya debido a su voto. A partir de 2003, don Néstor (q.e.p.d.) escogió a los militares y, con el silencio cómplice y cobarde de toda la comunidad y hasta de sus camaradas, mandó a una multitud de ancianos a comparecer en juicios amañados ( http://www.youtube.com/embed/tekIciiYVLk) y a morir en las cárceles, en condiciones infrahumanas. A diferencia de los actuales, que han ejercido el poder humillando tanto a propios y extraños, nadie odiaba a los funcionarios menemistas. Muchos de ellos, por lo demás, fueron incorporados por ambos cónyuges a su proyecto, y se transformaron en sus más obsecuentes defensores. Con la única excepción de María Julia Alsogaray y, ahora, del desastre de la causa de las armas, los demás se fueron a dormir en paz. Cuando la herencia de la “década ganada” pase a manos de nuevos ocupantes de la Casa Rosada, y la crisis exponga sus más lacerantes aspectos, los argentinos otra vez buscarán responsables que los exoneren de la culpa de haber votado, por amor a sus bolsillos, a la asociación ilícita que hoy nos gobierna. No habrá pacto de impunidad que, en esas condiciones, pueda garantizarles a los actuales funcionarios, tan odiados, libertad y fortuna, ya que los jueces federales, que nunca se venden sino que sólo se alquilan, habrán cambiado de locatario. En el hecho de que doña Cristina y sus cómplices ya lo han comprendido está la verdadera raíz del monumental ataque golpista que están llevando a cabo contra la Constitución y, por ende, la República. Un aspecto, que ya he resaltado en notas anteriores, tuvo una clara confirmación este jueves, en Rosario. Doña Cristina, de quien ya es lícito dudar acerca de sus facultades mentales, habló sólo para su núcleo duro, y agravió, una vez más, al resto de la ciudadanía. Con ello demostró, por si cabía a esta altura alguna duda, que su voluntad de perpetuarse en el poder no se apoyará en los votos que pudiera obtener seduciendo al electorado independiente, al que espanta con sus acciones, sino que, muy por el contrario, radicará en las curiosas “remedios y antibióticos” que dijo poseer. Porque, le pregunto, lector. Si usted quisiera ser presidente del club de su barrio, ¿insultaría todos los días a los socios? o ¿iría cada noche a demoler las paredes de la sede? Si su vocación de ser electo –o re-reelecto- fuera sincera, resultaría obvio que usted no estaría centrando sus esperanzas en el sistema democrático, que está pensando en otro camino. Ratificó así que, por delante, sólo tiene dos opciones, eventualmente combinados: el fraude o la violencia. El primero debería ser tan masivo que ya puede descartarse, al menos como exclusivo factor de una victoria. Así, por mera deducción, es seguro que recurrirá a la segunda, tal vez decretando la toma del Palacio de Tribunales, como anunció doña Bonafini. Porque, si bien es cierto que está en condiciones de aumentar el número de los ministros de la Corte Suprema, la designación de cada uno de los nuevos miembros requerirá el voto de los dos tercios del Senado, una meta absolutamente inalcanzable para un cristinismo que ya huele a flores marchitas. Y lo mismo sucederá si pretende una reforma constitucional, como la exigida por doña Carlotto, doña Conti, don Kunkel, don De Vido y varios corifeos más; todas las encuestas dicen que la ciudadanía se manifiesta contraria a la misma casi en un 75%, porcentaje que incluye a muchos oficialistas de buena fe. Anoche se cerraron, finalmente, las listas de quienes, en la mayoría de los casos solos, competirán en las abiertas de agosto, si éstas finalmente se realizan. Desde anoche, y pesar de la creencia generalizada, las PASO están un poco más lejos; la ciudadanía, pienso, tendería más a votar dentro de aquellas alianzas que ofrecen varias posibilidades, como la de centro-izquierda, que por las boletas que, por no tener rivales internos, resultarán menos atractivas para el ejercicio electoral; siempre resulta más convocante el voto decisorio que el meramente testimonial. Anoche también, el cristinismo –al menos, en su actual versión- recibió el tiro de gracia. No sólo perderá en la ciudad de Buenos Aires, en Santa Fe, en Córdoba, en San Luis, en Mendoza, en Santa Cruz y, probablemente, en Chubut, sino que resulta probable que salga tercero en la crucial Provincia de Buenos Aires. Con ello, seguramente morirá la última esperanza de una perpetuación democrática del “modelo”, dejando sólo alternativas violentas. Pero la gran duda nacional radica, precisamente, en el candidato con mejor imagen en la Provincia de Buenos Aires. Hasta hoy, y seguramente lo hará hasta octubre, Sergio Massa se ha reservado informar al público cómo votaran en el Congreso los diputados que su lista consiga imponer; en la medida en que, en lugares expectantes, aparecen nombres como los de Garfunkel o Daer, ambos militantes ultra-kirchneristas, ¿cabe esperar que no sumen sus alzadas manos cuanto la señora Presidente presente sus adefesios jurídicos disfrazados de proyectos de ley? La ciudadanía debiera exigir que, antes de recibir su aprobación, suscribieran un compromiso público en contra de la modificación de la Constitución y a favor de una Justicia independiente y veloz. En Brasil, el 0,5% de su población salió a la calle y puso en jaque al PT y a su marketinero modelo, tan impregnado de corrupción; aquí, en las marchas ciudadanas de septiembre, octubre y abril, se movilizó un porcentaje diez veces mayor sin que el Gobierno se sintiera compelido a revisar política o conducta alguna. Creo que la sociedad debe abandonar su proverbial anomia y, en paz, recurrir a todos los remedios democráticos para terminar con esta lacra que está matando a la República y cuyas pústulas y llagas nos han convertido en una payasada mundial, sólo comparable a la que encarna el Pajarico Chiquitico. La memoria del Gral. Manuel Belgrano, a quien debemos gran parte de nuestros ex-eternos laureles, nos lo exige. Bs.As., 23 Jun 13 Enrique Guillermo Avogadro Abogado
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AL COMPÁS DEL TAMBORIL
”AL COMPÁS DEL TAMBORIL” Calendar junio 23, 2013 | Posted by Malú Kikuchi Por Malú Kikuchi (23/6/2003) Córdoba es una provincia llena de humor y gracia, pero al mismo tiempo es docta y solemne. Para celebrar los 400 años de la fundación de la Universidad de Córdoba 19/6/1613), Cristina Kirchner, acudió presurosa a presidir el festejo. ¡Y eso que Córdoba tiene un gobierno peronista que no responde al FPV! La presidente se lució. Quedará en el recuerdo. A pesar de la ira visible, incontenible, inmanejable, que le produjo el lógico fallo de la Corte sobre politizar la justicia, abusando de su predilecta oratoria belicista, declaró que: “los MILITANTES debemos estar alegres (¿y los muertos y heridos de Castelar?), preparados para otra BATALLA”. Acompañando al “Grupo Urbano” que interpretaba muy libremente en tono de cumbia/salsa el himno nacional, con tambores, Cristina se sacó el tapado de piel, entró en calor, tamborileó y ¡hasta bailó el himno! Inolvidable. Patético. Para mostrarle a la Corte y al poder judicial, que ella está dispuesta a seguir con su imperiosa necesidad de autocracia absoluta. El 20/6/2013, bajo un sol radiante, al pie del monumento a la bandera, en Rosario, como diría un ciclista, se le soltó la cadena. En su feroz ataque a la Corte y a todo el poder judicial, les dedicó frases dignas de la cumbia villera (que había bailado el día anterior) y les dijo: “necesitan algún GIL que encuentre la GUITA…”. Y no puede alegarse que la presidente tenga un vocabulario escaso o que no sabe usarlo. De entre casa, ¿hablará así? Y siguió con el ataque, tan enojada que aceptó el hecho que Argentina no es el país de las maravillas y dijo: “porque los problemas terribles de seguridad que tenemos, desde el narcotráfico, desde la violencia, desde la trata, también tienen que ver con la justicia”. Y con el ejecutivo ¿no? Y de pronto, fallo de por medio, la mejor Corte de la historia del país, el as de espadas del truco kirchnerista, conformada por buenos jueces; lo que ni los opositores osaban discutir, se transformó en una escoria. ¿Qué pasó? Simple, la Corte usó su prerrogativa sobre la constitucionalidad de una ley. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, se llama así, porque es “suprema”. No hay instancia legal superior. A partir del fallo del presidente de la Corte de EEUU, el juez John Marshall (1803) en el juicio “Madbury (juez nombrada por el saliente presidente de EEUU, Adams) versus Madison (secretario de gobierno del nuevo presidente Jefferson), estableció que “la Constitución es lo que la Corte dice que es”. En Argentina, también. La creó, de acuerdo con la CN, Mitre el 15/1/1863. Es la cabeza del poder judicial. Es uno de los 3 poderes que conforman el gobierno. El ejecutivo existe gracias a una mayoría transitoria; el legislativo representa pluralidades transitorias. El judicial es permanente, es el contrapoder que defiende al ciudadano aunque sea minoría. Es el defensor a ultranza de las libertades individuales. No es, ni debe ser, partidario. No puede ser político. Esta “maravillosa” (hasta el 19/6/2013) Corte, está conformada por: presidente, Ricardo Lorenzetti, 2004, nombrado por K. Vice, Elena Highton de Nolasco, 2004, nombrada por K; ministros: Carlos Fayt, 1983, Alfonsín; Enrique Petracchi, 1983, Alfonsín; Juan Carlos Maqueda, 2003, Duhalde; Raúl Zaffaroni, 2003, K y Carmen Argibay, 2005, K. Han dejado de ser maravillosos. Salvo Zaffaroni que votó en disidencia, los restantes declararon los artículos que se refieren al voto popular de los consejeros de la magistratura dentro de listas partidarias, de la ley de “democratización de la justicia”, anticonstitucionales. Lo que explica que las bondades o inoperancias de la Corte para el FPV, dependen de fallos a favor o en contra del gobierno. Por eso, sin calificar, “la Corte adicta anterior”, no debía ser cambiada por “adicta”, ya que si lo era, lo era del gobierno de Menem, que en tiempos K, ya no era presidente. Más allá del hecho de tener hoy una buena Corte, es obvio que los K pretendían una Corte que les fuera adicta a ellos. Habrá que prepararse, la próxima batalla de la presidente contra el poder judicial, el que sí debe ser remozado, no es justo que no paguen impuesto a las ganancias, ni que no deban hacer declaraciones juradas. De ahí a que el nombramiento y la estabilidad de los jueces, por ende su imparcialidad, dependa de la política de turno, hay un abismo de injusticia. Que gracias al apego de la Corte a la CN, por esta vez, no se hará realidad. Pero hay que estar atentos. El hambre de poder, la necesidad de impunidad, crecen con el correr de los días. En la opinión pública está el no permitirlo. Con ayuda de la Corte. Y es bueno recordar que la opinión pública, somos nosotros. Mientras, cerca de las PASO, previas a las elecciones legislativas, que “siga el baile, siga el baile, de la tierra en que nací, la comparsa de los negros, al compás del tamboril.” O a la presidente contrariada en su voluntad omnímoda ¿le cae mejor “La marcha de la bronca”? (Pedro y Pablo). *”Al compás del tamboril”, milonga, letra de Carlos Warren, música de Edgardo Donato. La hizo famosa Alberto Castillo, ahora la cantan Los Auténticos Decadentes.
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A MIS SEGUIDORES
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sábado, 22 de junio de 2013
CALCADAS
Cristina K vs. La Corte, el apostolado del odio Cristina Fernández de Kirchner es un depósito de revanchismo porque la han herido, limitando sus caprichos. Imprevisible como es, buscará nuevos modos de operar para resarcirse. Está empeñada en quedarse con todo y para eso no mide riesgos. Una sociedad fragmentada mira absorta la dantesca expresión de una mandataria fuera de su eje. Cristina no es Hebe de Bonafini. Pero Cristina superó en sus expresiones a la titular de Madres; por la autoridad que detenta. por JORGE HÉCTOR SANTOS Twitter: @santosjorgeh CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Corría 2010 A través de las transmisiones de Fútbol para Todos se convocaba a una marcha para “apretar” a la Corte Suprema de Justicia para liberar los artículos que cuestionaba el Grupo Clarín de la mal llamada “Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual”. Muchos, por ese entonces, no advertían que esa ley no “democratizaba la palabra”, sino que era otra vil mentira del gobierno para descuartizar al multimedios más importante de la Argentina, y así alcanzar el sueño K de reproducir lo hecho por Néstor y Cristina, en Santa Cruz, donde el relato y la corrupción no tenía alternativa poderosa que lo desenmascarara. La convocatoria se llevó a cabo frente al Palacio de Tribunales, a fines de septiembre de 2010; en ella la titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, hoy sospechada en un caso de alta corrupción (Sueños Compartidos), micrófono en mano, llegó a decir: - “¿Qué les vamos a decir a estos turros de la Suprema Corte? Y turros por ser buena”. - “A la Suprema Corte, que no sé por qué Suprema y por qué Corte. Y por qué carajo están en un Palacio. A los de la Corte que no les quiero decir señores”. - “A esos turros que alguna vez piensen en el pueblo, que está en la calle y es el que tiene que determinar. Y no ellos que se reúnen de espaldas a nosotros porque les pasan sobres con plata para asegurarles la vida de ellos y de toda su cría”. - "Arranquémosle a la Corte la decisión que es nuestra. Saquémosela de las manos y si tenemos que tomar el Palacio de Tribunales, tomémoslo compañeros”. - “¡Basta de aguantar! Basta, compañeros. Estamos hartas, re hartas de aguantar a estos tipos con grandes sueldos, con grandes privilegios, que nos aplastan, que nos quieren dominar. No hay independencia posible, porque ellos están atados a quienes nos dominan, y están atados muy fuertemente. Nosotros tenemos que tener claro que si la Ley no sale, hay que arrancárselas, con todas las fuerzas que tiene el pueblo para hacerlo”. - “Por eso compañeros, no tenemos muchas opciones: hagamos una marcha por mes si es necesario. Pero arranquémosle a esta Corte, que renuncien, que se vayan si no quieren apoyar al pueblo”. - “Cuando nos cansemos entraremos para ver si estos señores alguna vez se ponen las pelotas que no tienen”. Enero 2013 La escena volvió a repetirse, Hebe de Bonafini, volvió a ejercer presiones sobre la Justicia en el marco de la aplicación de dos artículos de la Ley de Medios. La deslenguada Bonafini descargó nuevamente una bateria de improperios contra los ministros de la Corte Suprema, acusándolos de “estar pagados por los medios” . Bonafini llegó incluso a señalar de las dos juezas del Máximo Tribunal, Elena Highton de Nolasco y Carmen Argibay: “Repudio a esas dos mujeres que no son capaces de ponerse al frente y decir Renunciamos, no queremos esta Corte Suprema”. Nadie puede suponer que la procacidad de Hebe de Bonafini contra uno de los poderes del Estado no fuese aprobada por Néstor y Cristina Kirchner en la primera oportunidad; y por Cristina en la más reciente. Vale decir que un poder del Estado, el Ejecutivo, empleó a osada emisaria contra otro poder del mismo Estado, el Judicial. Como siempre Los Kirchner, mintieron. Ellos siempre buscaron una justicia sometida a sus designios. Lo consiguieron de algunos jueces obedientes a las presiones del Ejecutivo; no de la totalidad; y menos aún de por lo menos seis miembros de los siete que componen el Supremo Tribunal. Las diferencias entre Néstor y Cristina fueron de formas, no de fondo. Tanto él como ella buscaban, desde el inicio, la suma del poder público. El curriculum del accionar en la provincia sureña, los hechos estando en poder central, y su hermandad con Hugo Chávez son suficientes testimonios para arribar a esta conclusión. La diferencia, hoy, es que este propósito es más visible que antes. Se le cayó el antifaz para la gran mayoría de la ciudadanía. Sin Néstor, Cristina se convirtió en una formación del ferrocarril Sarmiento; descarrila con frecuencia. Desde que Cristina se quedó con la responsabilidad de administrar a Cristina; no hizo otra cosa que desnudar su real personalidad, se fue convirtiendo, cada día más, en el apóstol del odio. El desquite La dama del luto eterno acumula sed de venganza contra la Corte y los jueces no genuflexos a sus caprichos, por tres derrotas que lleva atragantadas: 1. La guerra perdida con el campo en 2008, por el voto no positivo de Julio Cobos. 2. El abortado festejo del 7-D. 3. La confiscación del predio de la Sociedad Rural, en Palermo. A las cuales hay que agregarle la imperiosa necesidad presidencial de subordinar a la justicia en tiempos donde afloran denuncias de corrupción que comprometen de lleno al vicepresidente Amado Boudou, a buena parte de sus funcionarios, a su extinto esposo y a ella misma. Cristina, enceguecida, dirigió sus pasos hacia una irremediable nueva derrota; siempre que la Corte pretendiera salvaguardar su prestigio, y así salvar a la República. La Corte Suprema de Justicia, en un fallo de 67 páginas, declaró la inconstitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura, impulsada por el Gobierno. Consideró, de la misma manera, el decreto 577/13, que pretendía la alocada convocatoria para la elección popular de candidatos consejeros. La derrota Ante el previsible fracaso político, la mamá de Máximo y Florencia no solo le declaró la guerra a la Justicia sino que insistó en desconocer la Constitución Nacional que juró respetar. Como bien lo señala el fallo de la Corte, “Nuestra Constitución busca equilibrar el poder para limitarlo". Por el contrario, la presidente quiere todo el poder para ella, sin límites. Una abogada exitosa no puede desconocer que "El Poder Judicial tiene la legitimidad democrática que le da la Constitución Nacional, que no se deriva de la elección directa”, como señalan los miembros de la Corte en su escrito. Semejante revés autoinflingido expuso a Cristina Fernández perdiendo los estribos en público en Córdoba, primero, y en Rosario luego. En ambos discursos la primera magistrada convalidó su luz verde dada a Hebe de Bonafini para embestir contra el Poder Judicial de la Nación. Ella fue por más. Miedo Un prestigioso colega dijo que los dichos de Cristina en los dos actos que se mencionan más arriba “le causaron miedo”. No está errado. Cristina no es Hebe de Bonafini. Pero Cristina superó en sus expresiones a la titular de Madres; por la autoridad que detenta. Una Fernández de Kirchner desorbitada, rencorosa, violenta, alejada por completo de la responsabilidad de su cargo, con un lenguaje chabacano, renovó sus hostilidades contra los seis jueces independientes de la Corte; ya que Raúl Zaffaroni luce a sus pies. En toda la campaña para las elecciones de octubre, la insólita bailarina del himno nacional, cargará duro contra los altos magistrados. A la Presidente le gusta caminar por el abismo, pero esta vez estuvo a escasos metros de incitar a sus fanáticos a destituir a la Corte de Justicia. Cristina, retrocediendo 60 años, se asemejó a aquél Perón, que instigó con estas expresiones a la furia de muchos seguidores: - Vamos a tener que volver a la época de andar con el alambre de fardo en el bolsillo. (16/4/53, horas antes del incendio de la Casa del Pueblo, la Casa Radical, la sede del Partido Demócrata nacional y el Jockey Club) - Leña… leña… Eso de la leña que ustedes aconsejan, ¿por que no empiezan ustedes a darla? (16/4/53) - Hay que buscar a esos agentes y donde se encuentren colgarlos de un árbol. (16/4/53) - Y cuando uno de los nuestros caiga, caeran cinco de ellos. (31/8/55) Juego peligroso En una sociedad quebrada, por su culpa, la inquilina de Olivos está empeñada en jugar con fuego. Esa lumbre puede provocar un incendio indeseado, que podría ser el causante de un daño mayúsculo.
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viernes, 21 de junio de 2013
CRISTINA JUEZA
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EL FALLO
EL FALLO DE LA CORTE SALVÓ LA REPUBLICA Por el Dr. Jorge R. Enríquez (*) Como seguramente le habrá ocurrido a la inmensa mayoría de los argentinos, el pasado martes 18 de junio, sentí una profunda satisfacción cívica al conocer el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que fulminaba por inconstitucional el corazón de la reforma judicial kirchnerista tendiente a domesticar la Justicia, o sea, la ley modificatoria del Consejo de la Magistratura. La sentencia no sólo ratifica la férrea voluntad republicana de los magistrados, sino que se realiza en una situación de constante persecución y descalificación a los ministros de la Corte. Se había echado sobre el poder judicial independiente el peso de las ignominiosas presiones de todo el aparato político del Ejecutivo Nacional con la evidente intención de obtener una resolución favorable. La Corte no se amilanó y puso un freno al ejercicio abusivo del poder y tradujo en su sentencia la voluntad mayoritaria del pueblo argentino de seguir viviendo en una República. Como era esperable, el oficialismo criticó con toda dureza el fallo y a los miembros del Alto Tribunal que lo dictara, con un total desprecio por el Estado de Derecho, el principio de división de poderes y las instituciones de la República. Abundaron las diatribas, inflamadas de odio y fanatismo, alentadas desde el vértice del Poder Ejecutivo y ejecutadas obsecuentemente por los esbirros y aplaudidores de siempre. En la celebración del Día de la Bandera, que convirtió –como suele hacer- en un acto partidario que nos permitió anoticiarnos de que Manuel Belgrano había sido kirchnerista, Cristina Kirchner dijo que en 2015 le gustaría ser jueza de primera instancia, porque los jueces en la Argentina creen tener más poder que los legisladores y los presidentes. Para ello debería sortear dos obstáculos: 1) acreditar que es abogada, circunstancia que hasta ahora está envuelta en un halo de misterio; 2) acreditar que posee sólidos conocimientos jurídicos como para pasar exitosamente los exámenes del Consejo de la Magistratura. Esta última valla es casi insuperable, como puede colegirlo cualquiera que la escuche hablar de cuestiones legales. Sabemos, sin embargo, que la presidente no aspira a ejercer la función judicial, sino que simplemente quiso ser irónica y atacar a los jueces –y, en especial, a la Corte Suprema- por haber declarado la inconstitucionalidad de los aspectos sustanciales de la reforma al Consejo de la Magistratura. Según los corifeos del oficialismo, declarar la inconstitucionalidad de una ley sancionada por el Congreso es nada menos que actuar en contra del pueblo mismo. Pero como la propia Corte lo recordó en su fallo, el gobierno nacional impulsó la inconstitucionalidad de la ley de obediencia debida, también sancionada años antes por el Congreso. Entonces, ¿el control de constitucionalidad es un triunfo del pueblo cuando su resultado coincide con los deseos del kirchnerismo y un acto de traición a la patria cuando su resultado es adverso a esos deseos? Es tan burdo el argumento que corremos el riesgo de degradarnos a nosotros mismos al contestarlo. Es, no obstante, nuestro deber hacerlo, porque la palabra de la titular del Poder Ejecutivo, propalada ad infinitum por la cadena oficial y paraoficial de medios –que abarca más del 80% de los canales de TV y radios existentes- es recibida sin precauciones por mucha gente que no tiene por qué presumir que desde el la cima del poder se le miente en la cara de la forma más grosera. La Corte no usurpó funciones que no le corresponden. Tan sólo cumplió con su deber, que es el que desde 1862 les impone a todos los jueces federales la ley 27, la primera ley de organización de la justicia federal, cuando en su artículo 3º establece: “Uno de sus objetos es sostener la observancia de la Constitución nacional, prescindiendo, al decidir las causas, de toda disposición de cualquiera de los otros poderes nacionales que esté en oposición con ella”. Es eso lo que resolvió el alto tribunal. Otros casos admiten diversas interpretaciones. En este, toda la comunidad jurídica cerró filas en torno a la manifiesta incompatibilidad de la elección popular de abogados, jueces y académicos para integrar el Consejo de la Magistratura con el texto del artículo 114 de la Constitución. Es lamentable que un jurista de vasta trayectoria académica como el doctor Zaffaroni haya terminado de demostrar con su voto en disidencia que no forma parte de la Corte como un juez, sino como un operador político del Poder Ejecutivo. Ese compromiso partidario lo llevó al extremo de borrar con el codo en su voto lo que dijo como convencional constituyente en 1994. Por suerte, sus pares honraron el juramento que prestaron al asumir sus cargos: defendieron a la Constitución y salvaron a la República. (*) Crónica y Análisis publica el presente artículo por gentileza de su autor el Dr. Jorge R. Enríquez - Abogado - Periodista y ex legislador porteño.
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jueves, 20 de junio de 2013
KORTE DE MANGAS
Por Nicolás Márquez (*) La contundente resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de esta semana, probablemente se debió, más que a un purismo jurídico y apego al derecho constitucional, al hartazgo que tiene el Tribunal de marras respecto de un Poder Ejecutivo que no deja de hostigarlo ni condicionarlo. En efecto, recordemos que fueron 4 sobre los 7 Jueces de la Corte los que aceptaron y apañaron con su asistencia la sórdida maniobra oportunamente pergeñada por Néstor Kirchner, a través de la cual se le dio un golpe de Estado a 4 Jueces de la Corte vigente en el año 2003, y tras el derrocamiento de éstos, se impuso en su reemplazo al polémico abolicionista, evasor fiscal y locador de prostíbulos Eugenio Zaffaroni, a Carmen Argibay, a Elena Highton de Nolasco y a Ricardo Lorenzetti. El trueque para con los nuevos magistrados a cambio del nombramiento, habría consistido en que éstos avalaran dos medidas inconstitucionales: la pesificación de los ahorros y la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, a fin de comenzar a iniciar con “efecto retroactivo” y violación del principio de “cosa juzgada” encarcelamientos indiscriminados a militares octogenarios que tres décadas atrás habían combatido victoriosamente contra los Montoneros, el ERP, y el resto de las guerrillas de los años ‘70. Vale recordar además que este ardid consistente en instalar una Corte Suprema propia con una pretendida “mayoría automática” no fue novedad en el kirchnerismo, dado que cuando Néstor era dictador de la de la Provincia de Santa Cruz hizo lo propio, colocando 3 de los 5 jueces del alto tribunal provincial. De este modo, Néstor tanto como Gobernador o luego como Presidente, procuró tener siempre una suerte de órgano satélite para llevar adelante sus propósitos autocráticos. Pero volviendo a lo acontecido en la CSJN en los últimos tiempos, todo indica que aquel acuerdo entre el kirchnerismo y los nuevos jueces se ha roto o desarmado, y este es uno de los asuntos que más irrita al régimen: “No los elegimos para esto” dijo meses atrás un alto funcionario kirchnerista respecto de los magistrados nombrados en esta administración. Ocurre que la Argentina no tiene instituciones o tiene instituciones débiles, lo cual es más o menos lo mismo, entonces éstas funcionan no por su fuerza intrínseca sino en aras de los vaivenes políticos, electorales y circunstanciales: ¿Cabe imaginarse un fallo semejante dos años atrás cuando el poderoso régimen arrasaba con el 54% de los votos y la oposición había quedado reducida a la mínima expresión? A excepción de Eugenio Zafaroni (quien nunca abandonó a sus empleadores), los otros tres jueces puestos de facto por el kirchnerismo se manejaron con menor nivel de obsecuencia y en los últimos tiempos, tras advertir la implosión del régimen, éstos se han permitido obrar como “independientes” y emitir fallos ajustados a derecho, tal como ocurrió esta semana, episodio que hay que celebrar desde ya, pero esta determinación judicial obedece mucho más al “poder de lo fáctico” (parafraseando a Vicente Massot) que al apego de la letra de la Constitución Nacional. Motivaciones al margen y aunque esto suene como un trabalenguas, la Corte dio un corte de mangas a la manga de cortesanos que rodean a la alicaída Presidente. Este fallo constituyó claramente un revés más que se suma al debilitamiento electoral y político de un régimen al que, afortunadamente, se le acortan sus perspectivas de vida. (*) En el mes de agosto publica su nuevo libro, en coautoría con Agustín Laje.
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martes, 18 de junio de 2013
ELECCIONES
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UNIDAD
“Más difícil aún resulta delimitar el momento en que se produce el paso de la omnipotencia a la impotencia, de la buena fortuna a la adversidad, de lo brillante a lo enmohecido” Ryszard Kapuściński He escrito innumerables notas acerca de la brutal y genocida corrupción que hoy reina en la Argentina, infinitamente superior a todo lo ocurrido en el pasado, incluida la década menemista. Recuerdo que, una vez, a raíz de una editorial en la que me preguntaba por qué los argentinos no relacionábamos la corrupción con el deterioro de nuestra vida personal, un periodista norteamericano me llamó y respondió: “entre los pueblos sajones, la cosa pública es de todos; entre los latinos, no es de nadie”. Más allá de la inteligente proposición, vuelvo a preguntarme, en razón del nuevo crimen de Castelar, y a la luz de las gigantescas denuncias de Carrió y Lanata, cómo puede ser que los familiares de los muertos y heridos ferroviarios no se den cuenta que la sangre derramada se ha convertido en los billetes de quinientos euros que la familia imperial y mafiosa que nos gobierna ha acumulado en sus bóvedas del sur, muchos de ellos transformados en diamantes durante la gira que doña Cristina y Patotín realizaron a Angola, con nulos resultados comerciales para el país. Periodistas y analistas bien intencionados dudan antes de decir la verdad, pura y dura; por ejemplo, escriben que, durante la “década ganada”, el Gobierno derivó veinticinco mil millones a los empresarios del transporte amigos. Como en tantos otros casos, tal vez para evitar acciones legales, recurren a eufemismos para enmascarar la realidad: los Kirchner no le repartieron dinero a otros sino que, lisa y llanamente, se la metieron en su propio bolsillo utilizando testaferros de todo tipo. Para que quede claro a qué me refiero: los Cirigliano, Ricardo Jaime y Schiavi son Kirchner, De Vido es Kirchner, Lázaro Báez es Kirchner, los Eskenazi son Kirchner, Jorge Brito es Kirchner, Ferreyra y sus socios (ElectroIngeniería) son Kirchner, Cristóbal López es Kirchner, Spolsky es Kirchner, Rudy Ulloa Igor es Kirchner, Recalde y La Cámpora son Kirchner, y la lista puede prolongarse hasta el infinito si agregamos a ella a la contraparte de tanta inmundicia: los empresarios que pagan por medrar y cazar en un zoológico, que también son Kirchner, como lo son los jueces federales que, ante las denuncias, miran para otro lado, sobreseen las causas sin investigar o demoran semanas cruciales allanamientos. De uno y otro lado del mostrador, don Néstor (q.e.p.d.) era el verdadero dueño de las empresas y campos que sus testaferros compraban, y su viuda y sus hijos las han heredado. ¿Esto no lo saben los periodistas que investigan? ¿No lo saben los padres de Lucas, el chico cuyo cadáver estuvo dos días dentro de un vagón en Once? ¿No lo saben los pobres e indigentes del Conurbano que ven, todos los días, morir a sus hijos por la adicción al “paco”? ¿Lo saben los deudos de los veintisiete muertos por día en accidentes en las rutas, que nos han convertido en el país más luctuoso del mundo en la materia? Los chacareros y los habitantes de los pueblos chicos del interior, ¿no saben que el dinero con el que se hubiera podido pavimentar los caminos de tierra está en las bóvedas de estancias sureñas? Esos productores y pequeños propietarios, ¿ignoran que cobran por sus cosechas un dólar de tres pesos porque los Kirchner perdieron, con el propósito de robarse YPF, reservas de energía equivalentes a quinientos millones de cabezas de ganado? Cuando escribí mi nota anterior, “Calesita Estrellada”, ignoraba cuán rápido mis pronósticos se confirmarían. Por una parte, la centro-derecha ratificó su estupidez congénita al lograr fracasar, con gran esfuerzo, en todos los intentos de constituir una gran confluencia de ese origen, a contrapelo de lo que sí hicieron los partidos de izquierda en la ciudad y en la Provincia de Buenos Aires. Por la otra, la señora Presidente se ocupó de informar al mundo que pretende replicar aquí el modelo de ¿justicia? que su fallecido patrocinador, el Papagayo Caribeño, impusiera en su país, donde una señora Juez, por el sólo hecho de haber fallado en contra de los deseos del tirano, pasó cuatro años en la cárcel, sufrió violaciones y golpizas y hasta ayer padeció arresto domiciliario. También imita a Pajarito Chiquitico en su permanente denuncia de ridículas conspiraciones –la última del venezolano incluyó la compra de dieciocho aviones de combate por la oposición-, para justificar las enormes catástrofes que el gobierno bolivariano ha derramado sobre su población: inseguridad, inflación, caída en la producción de combustibles, escasez y racionamiento de alimentos y hasta de papel higiénico, corrupción, tráfico de drogas, lavado de dinero, etc. ¿Nota usted alguna semejanza con nuestra realidad? ¿Recuerda que aquí los empresarios son responsables de la inflación, y no la brutal emisión que se ordena realizar al Banco Central? ¿Qué la prensa independiente conspira denunciando bolsos, aviones y bóvedas? ¿Qué los maquinistas, aliados a “Pino” Solanas, chocan los trenes a propósito para perjudicar a Randazzo? Volviendo al mal uso de las palabras, o a la prudencia en utilizarlas, debemos claramente decir que. además de cometer todo tipo de tropelías contra la vida y la propiedad que, por sí solas deberían llevarla a la cárcel de por vida, la señora Presidente es golpista y destituyente. Con su forma de gobernar y, en especial, cuando encabeza el ataque militante a la Corte Suprema, está violando la Constitución Nacional (artículos 1º, 14, 14 bis, 16 a 19, 22, 27 a 29, 31 a 34, 36 a 39, 41 a 43) e incurriendo en todos los delitos descriptos en los títulos X y XI del Código Penal. Como consecuencia de esa descripción, con la que nadie –salvo, por supuesto, “Carta Abierta” y “Justicia Legítima”- puede disentir, no solamente debe ser inmediatamente sometida a juicio político, sino calificada como infame traidora a la Patria, como dice la propia Constitución. Si los argentinos queremos tener un futuro como nación republicana, representativa y federal, debemos no sólo dejar de ser prudentes y cobardes sino comenzar a hablar –y hablarnos- claro y llamar a las cosas por su nombre: lo que estamos viviendo es el gobierno de una banda gigantesca de delincuentes, que han entrado a saco en todos los terrenos, con el propósito de enriquecerse, de robar bienes y empresas y, además, de convertirnos en un narco imperio, podrido hasta sus cimientos, que necesita contar con cada vez más pobres/clientes para disfrazarse de demócratas; en ese camino, no trepidan en pisotear leyes y tratados y desconocer derechos y garantías. Está en nosotros impedir que vayan por todo y, finalmente, lo consigan. PENSAR EN ACCIÓN
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lunes, 17 de junio de 2013
INFILTRADOS
La Cámpora se infiltra en las Fuerzas Armadas Por Agustín Laje (*) Restando pocos días para la asunción de Juan Domingo Perón a su tercera y última presidencia, el gobierno de Héctor Cámpora desplegó en 1973 el llamado “Operativo Dorrego”, que puso en las calles bonaerenses a 4 mil efectivos del Ejército y 800 integrantes de organizaciones de superficie de Montoneros, en el marco de tareas conjuntas de reconstrucción barrial. Las hipótesis esbozadas respecto de los verdaderos objetivos de la actividad en cuestión han sido de lo más variadas. La historia oficial enseña que se trató de un intento de “reconciliar a las Fuerzas Armadas con la Juventud Peronista”, pero interpretaciones más ajustadas a los documentos secretos de la época sostienen que la intención de fondo consistía en inyectar nuevas perspectivas ideológicas en las Fuerzas Armadas. Tal es el caso del escritor Juan Bautista “Tata” Yofre, quien en su libro El Escarmiento cita la confidencial “Biblia Montonera” en la que la organización terrorista se refirió al Operativo Dorrego de la siguiente forma: “Se alternan tareas manuales con las intelectuales, y en los momentos de descanso prolongado se organizan reuniones de grupos mixtos, de civiles y militares, alrededor de los fogones del vivac, produciéndose de esta forma un intercambio de opiniones y una comunicación más fluida que durante las tareas cotidianas, posibilitando y facilitando la captación ideológica”. Tras asumir Perón la presidencia, el Operativo Dorrego quedó en el olvido y la carrera del coronel Juan Jaime Cesio y del teniente general Jorge Carcagno –hombres del Ejército que impulsaron la actividad junto a dirigentes guerrilleros– se vino en picada. Perón ni siquiera concurrió al cierre del operativo el 25 de octubre de 1973, donde el Ejército hizo desfilar a sus tropas mientras las organizaciones de base de Montoneros también hacían desfilar a sus grupos militarizados: “Brigada Pablo Maestre”, “Brigada de Reconstrucción Eva Perón”, “Brigada Capuano Martínez”, “Brigada Fernando Abal Medina”. Cámpora terminó siendo virtualmente destituido por su propio jefe partidario, y pronto vería morir su carrera política en México, completamente solo y aislado de la Argentina. A cuatro décadas del Operativo Dorrego, la historia se evidencia circular, redundante, repetitiva. Héctor Cámpora ya no gobierna el país, pero sí lo hacen quienes se dicen sus herederos políticos. La organización Montoneros fue exterminada, pero las llamadas “organizaciones de derechos humanos” recogieron el legado ideológico de aquélla. Las Fuerzas Armadas ya no tienen el poder de antaño, pero sí padecen una crisis moral similar a la que las aquejaba en 1973, cuando el aludido operativo tuvo lugar. Y en el marco de este anacronismo setentista que caracteriza los tiempos que corren, el kirchnerismo vuelve a la carga con el objetivo que jamás pudo cumplir Cámpora: adoctrinar a las Fuerzas Armadas con arreglo a ideas de izquierda. Así las cosas, los recientes cambios en el gabinete del gobierno reflejan una nueva etapa en la estrategia kirchnerista respecto de las Fuerzas Armadas. Del año 2003 a esta parte, la destrucción moral e ideológica de las fuerzas fue la meta que guió a Néstor y Cristina en el trazado de sus políticas de defensa. El hombre clave de ese período se llamó Horacio Verbitsky, quien puso a la ex montonera Nilda Garré en el gobierno como ministra de Defensa primero, y como ministra de Seguridad después. De esta parte a lo que se viene, en cambio, es la reconstrucción de las fuerzas en virtud de una nueva ideología funcional al kirchnerismo lo que guiará al régimen. El hombre de esta renovada etapa sería el nuevo ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien ya anunció que la estructura de las Fuerzas Armadas será utilizada para efectuar “tareas sociales” en pleno año electoral, apoyadas por los militantes de La Cámpora. ¿Un nuevo “Operativo Dorrego” está en marcha? Lo cierto es que las intromisiones de La Cámpora en sectores vinculados a las Fuerzas Armadas han sido moneda corriente en los últimos días. El desembarco de la agrupación neomontonera en el área de defensa ya está en marcha. El caso más visible es el del dirigente camporista Santiago Rodríguez, que estuvo al frente de Fabricaciones Militares –totalmente cooptada por militantes– junto a su novia Bárbara Grané, y que ahora estará a cargo de la secretaría de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa. Otros tantos camporistas, al igual que Rodríguez, han asumido puestos administrativos que los ponen en contacto con miembros de las fuerzas, permitiéndoles efectuar ese trabajo en el que se muestran expertos: el adoctrinamiento. Fuentes que por razones obvias me solicitaron mantenerlas en el anonimato me aseguraron que el personal civil de los Casinos de Oficiales y Suboficiales de la Fuerza Aérea Argentina con base en la Guarnición Aérea Córdoba son militantes de La Cámpora, que cobran cerca de $5.000 mensuales. Según estas mismas fuentes militares, “el personal civil proveniente de La Cámpora se ha infiltrado totalmente dentro de nuestras Fuerzas Armadas, con conocimiento de la alta oficialidad encargada de los Institutos Militares”. Llamativamente, la preocupación se manifiesta en los cuadros más jóvenes, que advierten los esfuerzos por desvirtuar aquellos valores por los que decidieron incorporarse en las Fuerzas Armadas, tras un largo proceso de previa desmoralización. La preocupación se fundamenta, en concreto, sobre dos cuestiones: el adoctrinamiento que ya están empezando a sufrir los miembros de las Fuerzas Armadas por un lado, y el contacto con el arte y la técnica militar que están teniendo los militantes de La Cámpora por el otro, de lo cual pueden aprender mucho. Adoctrinar niños de jardín de infantes y presos en las cárceles ha sido, hasta el momento, una actividad relativamente sencilla para La Cámpora. ¿Pero cómo terminará esta nuevo “Operativo Dorrego” versión siglo XXI? (*) Es autor del libro Los Mitos Setentistas, y director del Centro de Estudios LIBRE. En agosto publicará nuevo libro sobre el kirchnerismo, en coautoría con Nicolás Márquez. agustin_laje@hotmail.com | www.agustinlaje.com.ar | @agustinlaje
Publicadas por Lic. Scolaro 0 opiniones A las 7:51 a. m.