Y ahora,
¿qué?
por Enrique Guillermo Avogadro
“¿Acaso no se han hecho siempre las revoluciones de esta
manera: armando
al completo los bajo fondos sociales con pistolas y
granadas de mano?”
Antonio Scurati
Los procesos que encabezan Nicolás Maduro y Cristina
Fernández tienen génesis diferentes. Hugo Chávez se hizo con el poder mediante
sucesivos golpes de Estado, mientras que Néstor Kirchner lo hizo con la
legalidad que dan las urnas en procesos legítimos; y el actual tirano venezolano
sostiene su sangrienta dictadura con el apoyo castrense cuando nuestra
Vicepresidente lo hace con todo el peronismo detrás suyo, aunque esto constituya
una foto ya descolorida y ajada.
Pasó en Venezuela: empobrecimiento masivo de la
población, oleada inédita de emigración, destrucción de la economía,
hiperinflación, fuga de inversiones, control de Internet y de las redes
sociales, subsidios a mansalva, brutal caída en la producción de hidrocarburos,
usurpación o cooptación de partidos políticos de oposición, anulación del Poder
Legislativo, prisión y tortura de disidentes, liberación y armado de
delincuentes, impunidad para la generalizada corrupción, violencia desatada por
colectivos paramilitares, centralidad del narcotráfico, saqueo de las reservas
de oro, creciente aislamiento internacional y alianza con Cuba e Irán, apoyo a
los movimientos guerrilleros continentales, colonización de la Justicia y del
Ministerio Fiscal, falsificación de los resultados electorales, confiscación de
la propiedad privada, persecución y clausura de la prensa opositora, control
social masivo y, ahora, el genocidio sanitario. ¿Le suena?
Si no, recuerde que aquí se llegó a asesinar a un fiscal
que había denunciado a la actual Vicepresidente, que el Gobierno enfrenta a
pobres contra ricos, liberó 5.000 asesinos y violadores, intentó estatizar
Vicentín, intervino la industria de las telecomunicaciones, avanza sobre la
propiedad privada con impuestos confiscatorios, privilegia a sindicalistas
corruptos y barrabravas sobre empresarios innovadores y, para no extenderme,
controla a la población imponiéndole el confinamiento más prolongado del mundo,
a pesar de su ya innegable y costosísimo fracaso.
Eduardo Duhalde nos alertó acerca de la inminencia de un
golpe de Estado. Algunos despistados creyeron que se refería a las fuerzas
armadas; sin embargo, el ex
Presidente aludía a la propia Cristina Fernández. El kirchnerismo ha roto esta
semana todos los canales de diálogo precisamente para hacerse con el control de
la Justicia, con el único propósito de obtener la absolución para los
innumerables delitos de saqueo que su jefa ha cometido. Y para lograrlo, sin
pruritos de ningún tipo, la viuda se está llevando puestas a la República y a la
democracia.
El martes, ese golpe comenzó en el H° Aguantadero, que
vivió una triste noche de la mano del Presidente de la Cámara de Diputados,
Sergio Massa, el aceitoso, cuando
desconoció la presencia en el recinto de los diputados de la oposición y aceptó
a los oficialistas que comparecían por pantalla, para tratar la colonización de
la Justicia federal, el nuevo impuesto a la “riqueza” y la ley de presupuesto.
El último recurso de la oposición será negarse a dar quórum para impedir el
tratamiento del proyecto de reforma judicial; si el oficialismo lograra iniciar
la discusión en Diputados y aún si aceptara modificaciones, volverían al Senado,
donde le bastaría con una mayoría simple para obtener su sanción definitiva sin
cambio alguno.
Mientras tanto, la Corte Suprema continúa durmiendo su
siesta y evita decidir acerca de la inconstitucionalidad del cambio en la
integración del Consejo de la Magistratura, que tiene a estudio hace cuatro
años. Tampoco ha fallado en el recurso per saltum que interpusieron contra su
ilegal desplazamiento los magistrados que, por haber confirmado los
procesamientos de la Vicepresidente, concitan sus odios más profundos y que
fueron corridos por el Senado ayer mismo. El superior Tribunal parece no
percibir que se encuentra ante un monumental conflicto de poderes generado por
esta infecto-dictadura que hoy nos gobierna y que, si no es frenada a tiempo,
terminará con lo poco que queda del andamiaje jurídico y, con él, con todas las
libertades ciudadanas.
El país, ya inviable, ha caído en la total anomia, tal
como puede comprobarse en la masiva ocupación de tierras, siempre violentas y
siempre impunes. Jorge Ossona explica que esas tomas responden a los intereses
políticos del kirchnerismo, que en ellos fabricará nuevos votos, sobre todo en
la 3ª sección electoral de la Provincia de Buenos Aires, el semillero de pobres
desde el cual se eligen los presidentes, al cual inundará de billetes en 2021.
Eso si es que, invocando la emergencia sanitaria, no intentara postergarlas;
porque el Gobierno deberá hacer populismo sin dinero, y la inseguridad, la
desocupación y la inflación carcomiendo ingresos, salarios y jubilaciones no
auguran un fácil triunfo en ellas.
Hasta aquí hemos llegado y debemos preguntarnos con qué
armas resistiremos a este proyecto que pretende imponernos el socialismo del
siglo XXI, o sea, sobrevivir como ya lo hacen Cuba, Nicaragua y Venezuela,
países todos que han sido arrasados por esta siniestra ideología.
Bs.As., 5 Sep 20
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401