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sábado, 23 de enero de 2016

CRETINOS SIN CAMBIOS

CRETINOS SIN CAMBIOS "Hay que tener temple de héroe para ser, sencillamente, un hombre decente". John Le Carré Desde luego, y más allá de la exitosa visita de Mauricio Macri, con la remarcable compañía de Sergio Massa, al foro de Davos, la semana que pasó estuvo marcada por el increíble aumento de la inflación, en especial en materia de alimentos. A principios de diciembre, los industriales argentinos, tan afectos a la protección y los favores del Estado, previeron que la apertura del cepo cambiario que ejecutaría el Gobierno tan pronto asumiera, llevaría la cotización del dólar a alrededor de $ 20, y acomodaron sus precios a esas perspectivas imaginadas. Como sabemos, el tal vez excesivo éxito de la medida lo ha hecho fluctuar en torno a los $ 14 por unidad y, sin embargo, no hubo una retracción similar en los precios, lo cual prueba la catadura moral de esos falsos "capitanes de la industria"; ni siquiera el aumento en el valor de sus empresas medido en términos bursátiles, producto precisamente del cambio copernicano en la forma de gestionar la cosa pública, ha conmovido el duro corazón de estos señores, tan atado al cortoplacismo y tan amante de la ganancia inmediata. Macri, que los conoce bien, debiera comenzar ya mismo a poner límites a tanta ambición y a tanto egoísmo; basta para ello que los obligue a competir, abriendo paulatinamente el comercio, y a adecuarse a esa nueva realidad, compitiendo por calidad y precio. La adopción de una conducta de este tipo no sólo garantizaría los puestos de trabajo actuales sino que, seguramente, permitiría crear muchísimos nuevos por efecto de una gran demanda global de productos locales de excelencia. El otro hecho fue la reacción del kirchnerismo (con la conspicua presencia de Estela Carlotto) y de los partidos de izquierda frente a la detención, bajo imputaciones de delitos comunes, de la dirigente de la Tupac Amaru, Milagro Sala, calificada de presa política. Son los mismos que no dudaron en dejar como herencia a más de dos mil detenidos desde hace más de diez años, muchos de ellos sin condena, por el solo hecho de haber vestido el uniforme de la Patria cuando, quienes ahora acusan, asesinaban indiscriminadamente, ponían bombas, atacaban los regimientos del gobierno democrático que obtuvo más votos en la historia e, inclusive, pretendían transformar a Tucumán en "estado beligerante", protegidos por Cuba, Libia, Vietnam, Argelia, Líbano, etc. Tal como sucediera durante la década saqueada, estos dementes pretenden aún, cuando ya han perdido las elecciones y el poder, imponer el patoterismo a la vigencia de la ley y no dudan en continuar ocupando el espacio público con sus piquetes mafiosos, sensiblemente más raleados por la escasez de fondos oficiales para transportar y sostener a sus integrantes. El viernes, mientras la ciudad ardía, me preguntaba dónde estaban los jueces y fiscales que nada hacían para poner fin a estas cosas, que tanto perjudican a los demás. Y el tercer hecho significativo fue la gigantesca demostración de dolor cívico que constituyó la conmemoración del primer aniversario del asesinato del Fiscal Nisman tras su denuncia contra Cristina y Twitterman por encubrimiento de los autores del atentado a la AMIA, al parecer algo indispensable para los oscuros negocios que el kirchnerismo realizaba con Venezuela y con Irán. El 1° de febrero, los jueces federales, que tanto han dormido, alquilados (nunca vendidos) durante los negros años de ambos Kirchner, además de avanzar en la causa del inexplicado memorandum firmado con los ayatolás, debieran sacarse las lagañas, quitar el polvo de cientos de expedientes de denuncias de corrupción y comenzar a llamar a quienes tanto confundieron los dineros públicos con personales. Hasta en Brasil y en Estados Unidos, la Justicia está avanzando contra delincuentes como Julio de Vido, por cobrar coimas de Petrobras y beneficiar a los amigos del poder, o Mariano Recalde y Ricardo Jaime, por sobreprecios en la compra de aviones para Aerolíneas Argentinas; ¿cómo explicar, entonces, que Anímal Fernández, tan sindicado como gerente del narcotráfico, no haya sido aún citado por juez alguno? A las sesiones ordinarias del Congreso, el Poder Ejecutivo debería enviar sendos proyectos de ley que permitan incorporar a nuestros códigos la figura del arrepentido -la delación premiada- para permitir que muchos cuenten lo que saben y, en su caso, aporten las pruebas necesarias para combatir a los corruptos -funcionarios, empresarios y ciudadanos- de todo pelaje, incluido el fabuloso negocio realizado con los derechos humanos, y el decomiso, en beneficio del Estado, de las ilícitas fortunas así amasadas. Pero pretendo continuar con propuestas positivas para el Gobierno, que permitan cambiar nuestra triste realidad. Hoy le tocará el turno, precisamente, a los jueces y fiscales de menor cuantía y, por qué no, a la policía, tan cuestionada en estos días. Tampoco en esta materia voy a inventar la pólvora; por eso, mi sugerencia es imitar un modelo que tanto éxito ha tenido en los Estados Unidos. Allí, los ciudadanos eligen, entre ellos mismos, a los fiscales y a los jueces inferiores y hasta su jefe de policía local, que ocupan sus cargos por determinados períodos pero pueden renovar sus mandatos; como los así escogidos forman parte de la misma pequeña comunidad en que ejercen sus funciones, el control de sus actos y de los eventuales cambios en su vida personal la realizan los propios vecinos, que los premian o castigan con su voto. Las ventajas de adoptar un sistema similar, sobre todo en los pueblos del interior, son obvias: alivio en la tarea de los tribunales superiores, rapidez en los procedimientos, proximidad con los hechos, independencia en las decisiones, y justicia en las sentencias, civiles y penales. Si quien ejerciera como "sheriff" fuera un ciudadano común, conocería a su comunidad como nadie, y sería conocido por ésta hasta en sus menores hábitos y costumbres, impidiendo así que cayera en la tentación de corrupción, so pena de terminar él mismo en la cárcel. Obviamente, una solución de este tipo no podría aplicarse en las grandes ciudades, donde todos somos anónimos, y tampoco podría dejarse en manos de estos funcionarios locales la actuación contra los grandes delitos federales, pero significaría un enorme avance en la lucha contra todas las formas de delincuencia. Espero, finalmente, que Macri reponga, bajo control civil, a la Gendarmería Nacional, a la Prefectura Naval y a la Policía de Seguridad Aeroportuaria en sus funciones específicas, dotándolas de todos los medios -y de la voluntad política- necesarios para encarar seriamente la lucha contra el narcotráfico; si lo hace, nos alejará del trágico destino que hoy desangra a México. Bs.As., 24 Ene 16 Enrique Guillermo Avogadro Abogado

GOBERNABILIDAD

Panorama político nacional de los últimos siete días Las amenazas a la gobernabilidad El Foro de Davos le ofreció a Mauricio Macri un escenario temprano y óptimo para empezar a cumplir uno de sus objetivos: volver a ubicar a la Argentina en el mundo. Lo hizo con inteligencia: llevó de acompañante al dirigente opositor individualmente más representativo (Sergio Massa, con una fuerza política nueva que él creó y conduce, sacó el 20 por ciento de los votos en una primera vuelta polarizada) y el que más rápidamente se ubicó en una actitud colaborativa. Así, Macri no se presentó como una estrella solitaria, sino como presidente de una Argentina plural, sólida, moderna, abierta al diálogo y dispuesta a asumir compromisos y responsabilidades en el mundo. Todos indica que el mensaje fue recibido: Macri , Massa, la canciller Susana Malcorra, el ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay hablaron con autoridades de Estados Unidos, el Reino Unido, Israel, Francia, con empresarios de las grandes corporaciones, con inversores. Vuelven al país con el viento en las velas. Ya de regreso, hay que atender los asuntos domésticos. La política y la gobernabilidad El gobierno de Macri transita aún el llamado período de gracia. El receso del Congreso lo faculta a gobernar con decretos, pero prácticamente dentro de un mes, tendrá que hacer pasar leyes por Cámaras legislativas en las que su coalición Cambiemos está en minoría (particularmente en el Senado, donde la representación del Frente para la Victoria mantiene un alto peso residual). Macri navega impulsado por la corriente de opinión pública que lo llevó a la Casa Rosada. Aunque en las urnas Mauricio Macri obtuvo 52 por ciento de los votos, las encuestas levantadas a un mes de iniciada la gestión muestran que el respaldo (imagen positiva, confianza en el gobierno) se ha extendido. Sergio Massa, que procura componer con el gobierno los cimientos de un nuevo sistema político expresando una oposición razonable que ejerce el apoyo crítico, se beneficia con la misma ola de aprobación a Macri. En rigor, su rédito es proporcionalmente mayor: obtiene porcentajes de simpatía similares a los del presidente (y hasta un poco mayores), pero no parte de un 52 por ciento en las urnas, sino de un 20 por ciento en la primera vuelta. La foto de la actualidad es elocuente: la sociedad que pidió el cambio quiere que el cambio avance y premia a los que colaboran con él (incluso a los críticos razonables). El kirchnerismo cerril expresa todo lo contrario: una oposición nostálgica y completa que, además, simula una fuerza que ya no tiene. Confesión implícita: ahora promueve la “micromilitancia”. Levantan palcos encabezados por Gujillermo Moreno, Luis D’Elía, Bonafini y La Cámpora. Las dimensiones liliputienses y las presencias rocambolescas ahuyentan inclusive a kirchneristas moderados. Tribulaciones peronistas Si Sergio Massa, desde el Frente Renovador (y cerca de él, José Manuel De la Sota desde el peronismo-nunca-kirchnerista) avanzan viento en popa con su postura de apoyo crítico/oposición constructiva al gobierno de Macri, en el peronismo que se mantiene aún bajo la sombrilla del Frente para la Victoria se produce una tendencia en el mismo sentido: se trata de no quedar pegados al negativismo que se predica desde Calafate (que desemboca en un apostolado faccioso, intenso…y “piantavotos”) y de evitar al mismo tiempo que sean Massa y De la Sota los beneficiarios del realismo político de los peronistas. En ese movimiento se genera una policromía de posturas y fuertes pulsiones disgregatorias contenidas instintivamente por la antigua cuestión: “¿desparramados qué hacemos?”. Sin duda el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey ha sido el más audaz en sostener una oposición constructiva al gobierno desde las filas de lo que fuera el kirchnerismo. Inclusive como vocero informal de la campaña de Daniel Scioli, cuestionó en su momento la política económica de Cristina Kirchner y Kicillof y sostuvo la necesidad de negociar rápidamente con los holdouts, lo que anticipa cuál será su posición ante la negociación que encara ahora Macri. Un poco más reticente, pero con una filosofía muy próxima, se mueve en los últimos tiempos el jefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Pichetto. Los intendentes de la provincia de Buenos Aires que torcieron la decisión de Cristina Kirchner y sus camporistas y forzaron la aprobación del presupuesto provincial, constituyeron otra brigada en el hoy desordenado ejército peronista/FPV: se mostraron como interlocutores necesarios y disponibles en el distrito y negociaron con la gobernadora María Eugenia Vidal los términos del presupuesto y la distribución automática de fondos a sus municipios, con atribución a obras que ellos contratarán. Si en estos sectores más dispuestos al diálogo hay también una apertura a conversar sobre el peronismo del futuro con el eje Massa-De la Sota, otras corrientes son más reticentes. Particularmente la que enlaza a Daniel Scioli con el actual presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza. Desde allí se describe a Massa como el culpable de la victoria de Macri (porque rompió con el FPV en 2013 y enfrentó a Scioli en 2015) y se enfrenta a Macri como expresión de “las corporaciones”. Esta corriente queda ubicada en la frontera, diferenciada del kirchnerismo cerril pero no tanto como para cerrarse a próximas alianzas en la pelea por la conducción del PJ. Respaldos y recursos Por cierto, a ninguno de estos sectores les cayó bien la frase de Mauricio Macri en Davos en la que presentó a Massa como “probable conductor del PJ en los próximos meses”. Se puede especular sobre la intención del Presidente al decir eso: ¿quiso meter púa en la discusión interna del justicialismo? ¿Quiere “designar las autoridades del peronismo por DNU”, como dramatizó Scioli? Es probable que la intención del Presidente no fuera doméstica, sino un mensaje a los observadores extranjeros: exhibir la convivencia y cooperación entre un oficialismo no peronista y una porción destacada de la oposición que tiene raigambre peronista. Más allá de los fuegos de artificio, lo que se discute son las condiciones de la gobernabilidad en los meses próximos. Cada sector quiere acumular fuerza para tener un lugar más relevante en las negociaciones inevitables. Esa búsqueda los aleja del cristinismo puro y duro que, irónicamente, les resulta útil como amenaza. Los gobernadores peronistas se reúnen entre ellos preparar con números en la mano la próxima conversación con el gobierno por los recursos de la coparticipación y la distribución de inversiones y obras públicas. Saben que el gobierno necesita que los senadores que les responden apoyen leyes fundamentales que proponga el oficialismo y reformas, como la de la “ley cerrojo” que ahora impediría prácticamente cerrar un acuerdo con los holdouts (en este caso saben asimismo que, sin arreglar con esos acreedores, el financiamiento seguirá cerrado o inalcanzable para el país…y también para sus provincias). Como para desmentir a quienes sospecharon que la mención de Macri a Massa como “probable conductor” del peronismo había tenido intención divisionista, el gobierno nacional hizo un aporte (involuntario) para unir el abigarrado colectivo justicialista: en paralelo con el traspaso a la Capital de la porción metropolitana de la Policía Federal decidió mejorar la cuota de coparticipación de la Ciudad Autónoma de 1,40 a 3,75 por ciento. Macri se había comprometido a “traspasar la policía con fondos” y, en ese sentido, cumplió con la palabra empeñada. Aunque los recursos asignados a la Capital no saldrán de los fondos de las provincias, sino que serán aportados por el Tesoro Nacional, los gobernadores entienden que el nuevo porcentaje porteño disminuye los coeficientes de sus provincias y las perjudica. La situación hace un poco más difícil la tarea del ministro de Interior, Rogelio Frigerio, que es el principal encargado de tejer los acuerdos con las provincias y detiene momentáneamente las fuerzas centrífugas que operan sobre los bloques legislativos del Frente para la Victoria. La amenaza de los hechos Aunque las tensiones entre fuerzas políticas pueden incidir –a veces decisivamente- en la cuestión de la gobernadilidad, por ahora ese frente está satisfactoriamente contenido. Las verdaderas amenazas para la gobernabilidad están en las cosas. Por ejemplo, hay que poner orden en el desbarajuste económico heredado. Los precios relativos están tan desquiciados que, por caso, en el terreno energético, se subsidia a los productores (la nafta se encarece) porque el precio mundial del petróleo baja y se subsidia a los consumidores de electricidad y gas con tarifas largamente inferiores a las que determina su costo. Mientras se encara esa tarea, es imprescindible sostener la situación de la población más vulnerable, promover la inversión, expandir la economía y mejorar la productividad y la competitividad. En ese marco, es preciso introducir reformas en la estructura del Estado que permitan recuperar su control efectivo -hoy parcialmente enajenado por intereses particulares y redes delictivas- y avanzar en eficacia y modernización. Particularmente en el campo de la educación y la salud. Y, obvio, la seguridad. Emergencia y derribos Una derivación de extrema importancia de la aún inconclusa novela de la triple fuga ha sido la declaración de emergencia en materia de seguridad. El escape, la persecución y la recaptura de los tres presos fue una muestra de la situación calamitosa en que se encuentran los instrumentos destinados a garantizar la seguridad ciudadana: deficiencias estructurales, falta de estrategias, corrupción y, en sectores, colonización criminal. Ese estado de cosas (coronado con la célebre frase de Aníbal Fernández: “la inseguridad es una sensación”) venía siendo condenado por la sociedad y las campañas electorales testimoniaron un consenso que fue compartido incluso por el candidato oficialista. La declaración de la emergencia le proporciona al gobierno herramientas legales para cambiar radicalmente el rumbo. Se cuestiona nuevamente el decisionismo oficial (resuelve por decreto sin esperar los consensos parlamentarios), y se critica particularmente el punto que autoriza el derribo de aviones no identificados. Lo cierto es que había un consenso y la emergencia ha sido decretada por la realidad, ¿por qué estaría mal actuar sin demoras? En cuanto a la alarma por los derribos, la medida de excepción que se ha previsto sólo puede tomarse después de agotar una minuciosa lista de procedimientos previos que indiquen sin lugar a dudas que se trata de aviones hostiles (del narcotráfico, del terrorismo, del contrabando) cuya clandestinidad evidenciaría la violación de la soberanía aérea del país. Otro dato: la norma de derribo ya había sido decretada anteriormente (en reserva y en más de una oportunidad) por los gobiernos kirchneristas, por caso, en ocasión de visitas como las de Fidel Castro y Hugo Chávez, razón por la cual los cuestionamientos de la ex ministra Nilda Garré (“Es aplicar la pena de muerte sin juicio previo”), si estuvieran justificados equivaldrían a escupir al cielo. Algunos críticos (Margarita Stolbizer, por caso) han discutido los derribos con el argumento de que el comercio de drogas no usa los vuelos clandestinos, sino los legales o los barcos. En tal caso la alarma no se justifica: si no hay vuelos hostiles, no habrá derribos. De hecho, una medida semejante tiene ya vigencia en otros países de la región (Brasil, por caso) y no se ha aplicado, porque los ilegales, sabiendo de su existencia, aceptan antes la intimación de aterrizar e identificarse. Cuando se habla de “guerra al narcotráfico” es preciso sacar la consecuencias: esta no es una guerra que se gane principalmente tirando tiros (hay que educar, mejorar la situación social, hacer inteligencia, destruir redes financieras, etc.). Pero es obvio que frente al crimen organizado que llega a colonizar porciones del Estado y a controlar franjas de territorio el uso de la fuerza no puede ser excluido. Epílogo: el caso de Milagro Salas Gobernabilidad es hacer respetar la ley y la autoridad. El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, ha decidido hacer respetar la voluntad de sus conciudadanos, que en diciembre votaron un gobierno, no dos. La dirigente de Tupac Amaru había construido un gobierno paralelo en la provincia y pretende mantener ese privilegio. Pero ya no cuenta con el amparo del poder central. La clave de la degeneración de la Tupac Amaru hay que buscarla en el poder kirchnerista. La organización de Milagro Salas no ha sido siempre lo que es hoy: empezó siendo un movimiento social bien estructurado y pasablemente administrado. Por comparación, la Tupac Amaru fue un testimonio de la corrupción temprana de otras semejantes de la época (las de D’Elía o las del tándem Bonafini-Shocklender,“Sueños Compartidos”). La Tupac Amaru organizó, creó escuelas, fábricas y talleres, construyó efectivamente barrios y viviendas, mientras otros inclumplían los objetivos aunque cobraban los dineros oficiales. Lo que hizo la Tupac Amaru lo hizo, ciertamente, empleando recursos estatales y usurpando paulatinamente funciones del Estado. En el camino, generó su propia “fuerza policial” para hacerse obedecer. El mecanismo terminó de desbarrancarse cuando Salas fue definitivamente cooptada por el kirchnerismo y pudo disfrutar un poder omnímodo que ya era disfuncional para el gobernador peronista anterior y que ahora sólo subversivamente puede existir en las mismas condiciones. Morales hace lo que debe hacer cuando impide esa función. Pero su desafío no se agota allí: debe mostrar que el estado jujeño es más eficiente y honesto que la estructura de Salas para cumplir las expectativas de los sectores vulnerables de la provincia. Jorge Raventos

viernes, 22 de enero de 2016

HE APRENDIDO

__pensamiento-imagen-frase-k74763-imajen-cita-frace-pensar-espiritual-autoayudas_151210.jpg Pensamientos: "Lo que he aprendido de la vida" He aprendido que no puedo hacer que alguien me ame, sólo convertirme en alguien a quien se puede amar; el resto ya depende de los otros. He aprendido que por mucho que me preocupe por los demás, muchos de ellos no se preocuparán por mí. He aprendido que puede requerir años para construir la confianza y únicamente segundos para destruirla. He aprendido que lo que verdaderamente cuenta en la vida, no son las cosas que tengo alrededor sino las personas que tengo alrededor. He aprendido que puedo encantar a la gente por unos 15 minutos, después de eso necesito poder hacer más. He aprendido que no debo compararme con lo mejor de lo que hacen los demás, sino con lo mejor que puedo hacer yo. He aprendido que lo más importante no es lo que me sucede sino lo que hago al respecto. He aprendido que hay cosas que puedo hacer en un instante que ocasionan dolor durante toda la vida. He aprendido que es importante practicar para convertirme en la persona que yo quiero ser. He aprendido que es muchísimo más fácil reaccionar que pensar… y más satisfactorio pensar que reaccionar. He aprendido que siempre debo despedirme de las personas que amo con palabras amorosas; podría ser la última vez que las veo. He aprendido que puedo llegar mucho más lejos de lo que pensé posible. He aprendido que soy responsable de lo que hago, cualquiera que sea el sentimiento que tenga. He aprendido que, o controlo mis actitudes o ellas me controlan a mí. He aprendido que por más apasionada que sea la relación en un principio, la pasión se desvanece y algo más debe tomar su lugar. He aprendido que los héroes son las personas que hacen aquello de lo que están convencidos, a pesar de las consecuencias. He aprendido que aprender a perdonar requiere mucha práctica. He aprendido que el dinero es un pésimo indicador de valor de algo o alguien. He aprendido que con los amigos podemos hacer cualquier cosa, o no hacer nada, y tener el mejor de los momentos. He aprendido que a veces las personas que creo que me van a patear cuando estoy caido, son aquellas que me ayudan a levantar. He aprendido que en muchos momentos tengo el derecho de estar enojado, mas no el derecho de ser cruel. He aprendido que la verdadera amistad y el verdadero amor, continúan creciendo a pesar de la distancia. He aprendido que simplemente porque alguien no me ama de la manera en que yo quisiera no significa que no me ama a su manera. He aprendido que la madurez tiene más que ver con las experiencias que he tenido y aquello que he aprendido de ellas que con el número de años cumplidos. He aprendido que nunca debo decirle a un niño que sus sueños son tontos; pocas cosas son más humillantes y qué tragedia sería si él lo creyera. He aprendido que mi familia no siempre estará pendiente de mí, mientras otras personas no relacionadas podrían preocuparse por mí, amarme y enseñarme a confiar de nuevo. He aprendido que por bueno que sea el buen amigo, tarde o temprano me voy a sentir lastimado por él y debo saber perdonarlo por ello. He aprendido que no siempre es suficiente ser perdonado por los otros; a veces tengo que perdonarme a mí mismo. He aprendido que por más fuerte que sea mi duelo, el mundo no se detiene por mi dolor. He aprendido que mientras mis antecedentes y circunstancias pueden haber influenciado en lo que soy, yo soy responsable de lo que llego a ser. He aprendido que a veces cuando mis amigos se pelean, estoy obligado a tomar partido aun cuando no lo deseo. He aprendido que simplemente porque dos personas pelean, no significa que no se aman la una a la otra; y simplemente porque dos personas no discuten, no significa que sí se aman. He aprendido que no tengo que cambiar de amigos si comprendo que los amigos cambian. He aprendido que no debe afanarme averiguar un secreto; podría cambiar mi vida para siempre. He aprendido que dos personas pueden mirar a la misma cosa y ver algo totalmente diferente. He aprendido que por más que trato de proteger a mis hijos, ellos eventualmente se lastiman y con éso me lastimo en el proceso. He aprendido que hay muchas maneras de enamorarse y permanecer enamorado. He aprendido que sin importar las concecuencias, cuando soy honesto conmigo mismo llego más lejos en la vida. He aprendido que muchas cosas pueden ser generadas por la mente; el truco es el autodominio. He aprendido que por muchos amigos que tenga, si me convierto en su salvador, me sentiré solitario y perdido en los momentos en los que más los necesite. He aprendido que puedo cambiar mi vida en cuestión de horas ante la influencia de personas que ni siquiera me conocen. He aprendido que aún cuando pienso que no puedo dar más, cuando un amigo pide ayuda, logro encontrar la fortaleza para ayudarlo. He aprendido que tanto escribir como hablar puede aliviar los dolores emocionales. He aprendido que el paradigma en el que vivo no es la única opción que tengo. He aprendido que los títulos sobre la pared no nos convierten en seres humanos decentes. He aprendido que aunque la palabra «amor» pueda tener diferentes significados, pierde su valor cuando se usa con ligereza. He aprendido que es muy difícil determinar dónde fijar el límite entre no herir los sentimientos de los demás y defender lo que creo.

domingo, 17 de enero de 2016

PANORAMA

Panorama político nacional de los últimos siete días Crisis de sentido y reconstrucción del Estado Las tensiones a las que está sometido el gobierno de la Argentina y la hondura de los problemas que es preciso afrontar no dan demasiadas oportunidades para exhibir logros rápidos en la principal materia en la que el macrismo prefiere ser juzgado: la gestión. Mauricio Macri hizo bien en señalar a tiempo que no habría que esperar resultados de la noche a la mañana, sino más bien, un progreso constante aunque lento (“cada día un poco mejor”). Muchos de los logros están aún, razonablemente, en la etapa de la roturación o de la siembra: el índice de costo de vida del INDEC demandará siete u ocho meses, el control de la inflación (aunque el consuelo sea que este mes “será menos que lo que se auguraba”) no muestra logros compatibles con la expectativa generada con aquella promesa de retrotraer precios a los niveles de fines de noviembre. Cuando los logros se demoran Pero Macri no cuenta con un período de gracia eterno, y si los logros de gestión se demoran (o, como el exitoso levantamiento del cepo cambiario, pierden su condición de noticia en poco tiempo) necesita mantener o aumentar los niveles de respaldo con otros instrumentos. Deliberadamente –tal vez por diferenciarse del relato ideológico del kirchnerismo, tal vez por coherencia con alguna lógica de mercado- el Pro renunció a enunciar un proyecto en términos político-doctrinarios, una enunciación de sentido de su marcha y prefirió la suma ecléctica y pragmática de logros prácticos (con ejes en la libertad y el entusiasmo) al riesgo de una formulación que a la larga terminara en dogma. El marketing estimuló esa opción: las doctrinas ponen límites; evitarlas permite sumar diferencias. El hecho es que, cuando los logros prácticos requieren un proceso, el sentido de la búsqueda es lo que permite fortalecer la esperanza y mantener vivo el entusiasmo. Se nota la ausencia del “proyecto”. A falta de esa narración sobre el porvenir y sus demandas presentes, el gobierno se ve obligado a aceptar la postura de quienes l e vienen reclamando que explique el presente por el pasado. Es decir, que ponga sobre el tapete “la herencia recibida” y aproveche el reto que el kirchnerismo puro y duro le propone con su hostigamiento y sus manuales de resistencia para, por lo menos, tender un puente narrativo entre la actualidad y los logros más notorios y esperados. La propuesta es que el gobierno use al kirchnerismo como el kirchnerismo usó la evocación del gobierno militar y la represión desbocada de los años 70, para estimular una, digamos, “polarización positiva”. Está claro que no hace falta exagerar en algunos temas referidos a la herencia K. Están a la vista de todo el mundo: estatismo con degradación del estado, capitalismo de amigos que empiezan a abandonar el barco (y a generar desocupados) tan pronto pierden los subsidios o los contratos que los beneficiaban desde el poder central, “federalismo” retórico y unitarismo de recursos, sobreprecios, vínculos con el delito, etc. Que la Justicia se haga cargo de los hechos (y que la administración colabore con lo que la Justicia pida) no equivale a ninguna polarización artificial. Pero se trata de no distraerse ni perderse políticamente en una lucha sin sentido con lo que ya ha sido derrotado, sino de pensar, diseñar y explicar -además de poner en práctica- un cambio con sentido y proyecto. Que asuma compromisos, defina un cauce, sostenga valores que vayan más allá de “que cada cual haga lo que quiera”. Que reflexione un sentido de comunidad. Una comunidad puede atravesar momentos de crisis si siente esa unidad de sentido. De lo contrario, las esperanzas decaen, sobreviene la decepción, la centrifugación de la sociedad, la crítica a los otros (empezando por “los de arriba”). En suma, el círculo vicioso de la decadencia. La metáfora de los prófugos Cuando se produjo la triple fuga de la cárcel de General Alvear muy pocos observadores apostaban a que alguno de los criminales que habían huido fuera recapturado (o, en todo caso, recapturado con vida). Las interpretaciones oscilaban entre la culpabilización lisa y llana del gobierno (candidez, ineficiencia, complicidad, retribución por aquellas declaraciones de Martín Lanatta contra Aníbal Fernández antes de las elecciones) o su vulnerabilidad extrema (debería pagar el precio político de un ajuste de cuentas mafioso con los tres prófugos ejecutados; se evidenciaría su debilidad frente a poderes fácticos irreductibles). Aunque contradictorias entre sí, el efecto corrosivo de esas conclusiones se extendió durante la larga recorrida de los delincuentes por territorio de las provincias de Buenos Aires y Santa Fé, matizada con pronósticos frustrados de recaptura y trascendidos que parecían una burla a los dispositivos de búsqueda y persecución, como las repetidas visitas a la ex suegra de Martín Lanatta en Berazategui. El resultado final (los tres prófugos fueron recapturados, viven y están en manos de la Justicia) fue una victoria no debidamente valorada, en parte por errores de comunicación del gobierno (que subalternizó los éxitos), en parte por tensiones entre las jurisdicciones intervenientes. Pero sobre todo porque no se termina de comprender acabadamente que el episodio no ha sido un hecho singular, sino una batalla de una guerra prolongada en la que la Argentina se juega la gobernabilidad y su liberación de la trama largamente tejida por el crimen organizado y el narcotráfico sobre sus instituciones y su sistema político. El Estado ocupado Más allá de errores puntuales que obviamente deberán ser corregidos, los agujeros negros de este suceso que se prolongó casi dos semanas, desde la fuga hasta la incógnita sobre la primera captura (¿uno o tres?) y sobre las informaciones derivadas, exceden el hecho puntual y obedecen a la suma de un largo desmantelamiento desde arriba del aparato de seguridad (falta de elementos, de armamento, de instrucción, de disciplina, de conducción política; sueldos miserables a los efectivos) y a su infiltración (en muchos casos manejo) por parte del delito organizado y la asociación con nodos del sistema político. Esos dos motivos (desmantelamiento/ asociación-cooptación por el delito) son ambos extremos de una pinza que aprisionó el tema de la seguridad pública, a la sombra de un relato y una cadena de decisiones que, invocando los crímenes represivos de la década del 70, desarticuló los sistemas de seguridad y de defensa. Hay que señalar que parte de la sociedad argentina acompañó (y, por inercia ideológica, en muchos casos sigue tolerando) esa política. Así, hoy los noticieros pueden mostrar policías que corren armados y en ojotas, patrulleros en ruinas, comunicaciones internas inexistentes (¿para qué hablar de drones o de radares para detectar vuelos clandestinos de los traficantes?),y se pueden escuchar conversaciones telefónicas que delatan la connivencia entre jefes policiales y delincuentes, mientras justos y pecadores, decentes e indecentes son sospechados, condenados o vituperados por igual por una opinión que reacciona espasmódicamente, y a menudo con actitud de cliente más que con compromiso ciudadano. El gobierno ha prometido una guerra al narcotráfico. Esa guerra supone reconstruir el sistema de seguridad y el de defensa (el crimen organizado es una amenaza a la vez interna y externa; en tiempos de globalización, esa frontera es tan lábil que se vuelve impalpable). Supone también ir a fondo y promover legislación que facilite las investigaciones y la ofensiva contra el delito. La asignatura seguridad es sólo una de las que requiere la gran tarea de reconvertir y recrear el Estado, para transformarlo en el estratega inteligente del desarrollo y el bienestar argentinos y revertir su degradación, en la que combina los costados viciosos de máquina de impedir, nido de ineficiencia, red de corrupción, asilo de negocios turbios y aguantadero. La cultura del encuentro Tanto por la naturaleza del desafío como por la relación de fuerzas que exhibe el Congreso, ese objetivo requiere una política de Estado. Sería candoroso esperar unanimidades (los principales facilitadores del actual estado de cosas naturalmente pondrán palos en la rueda y desarrollarán manuales de resistencia), pero es plausible y necesario buscar consensos. Ya están a la vista: el peronismo ha comenzado a trazar la línea de falla que separará el anacronismo de la renovación, el relato faccioso y estéril de la competitividad democrática. Desde allí, avanza hacia el consenso, arrastrando a los más remisos o –más tarde o más temprano- desembarazándose de ellos. Esta semana María Eugenia Vidal consiguió que la Legislatura bonaerense le votara el Presupuesto. Esta vez el bloque del Frente para la Victoria dio el quorum que una semana atrás, siguiendo instrucciones precisas de El Calafate transmitidas por el camporista José Ottavis, se había negado a dar. Empujaron ese cambio de actitud los diputados peronistas más dialoguistas y, sobre todo, los intendentes, que tienen que gobernar sus comunas y necesitan “efectividades conducentes” más que ideología y manuales de microactivismo. Los que tienen responsabilidades en municipios o en provincias forman parte del sistema de gobierno, más allá del sector político del que provengan: están ligados por las realidades del poder y son éstas las que enmarcan y contienen los naturales conflictos. La gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, podrá tener divergencias con el gobierno de Mauricio Macri, pero necesita la cooperación del poder central para afrontar la crisis que soporta su distrito. Sus problemas no son demasiado diferentes de los que han recaído sobre el estado central y sobre otras provincias -déficit, desfinanciamiento, desborde del gasto fiscal- sumados, en este caso, a la convulsión que crean los centenares de despidos de las empresas de Lázaro Báez, epítome del capitalismo de amigos practicado durante la década K. A diferencia de la etapa kirchnerista, el gobierno actual promete trabajar con criterios de imparcialidad y ecuanimidad, dejando de lado el “federalismo de provincias amigas” que inducía o negaba el apoyo financiero y las obras de acuerdo al grado de subordinación de las autoridades locales al poder central. La Casa Rosada espera que la comprensión de los intereses comunes de quienes tienen responsabilidades de gobierno operará como argumento para que los líderes de las provincias orienten a sus senadores con criterio constructivo. Macri no persigue la subordinación de gobernadores e intendentes; más aún: sabe que trabajan para competir fuerte en los comicios de 2017 y para desplazarlo del gobierno dos años más tarde. Pero sabe también que en la actualidad él y sus potenciales adversarios de los próximos años se necesitan mutuamente. El tiene la legitimidad de su victoria electoral y el peso que surge del ejercicio de la Presidencia, pero eso no es suficiente para producir las leyes que serán necesarias (por ejemplo: la que permita la esperada negociación con los holdouts o la ley “del arrepentido”, que los expertos consideran instrumento indispensable para quebrar el hermetismo de las redes corruptas y de las organizaciones criminales). Los futuros adversarios son, por su parte, concientes de que la sociedad espera un acompañamiento leal (así sea competitivo) al gobierno que acaba de asumir, y que quienes desafíen ese sentido común pagarán un alto precio ante la opinión pública. Se votó un cambio, y ese voto afecta inclusive (o principalmente, si se quiere) a los que perdieron la elección, les reclama una reflexión crítica. En 1983, cuando Raúl Alfonsín triunfó sobre un peronismo que la mayoría del país creía invencible, una porción del partido derrotado se encerró en la oposición intransigente y facciosa mientras otra –la fracción renovadora- procuró reconciliarse con la opinión pública y acompañar al nuevo gobierno compitiendo con él en términos constructivos. En poco tiempo los renovadores consiguieron lo que se habían propuesto y tomaron el control del partido a tal punto que la interna de 1988 se dirimió entre dos líderes de la renovación: Antonio Cafiero y Carlos Menem. Esos hechos están en la memoria del peronismo y por esa razón, más allá del activismo intenso del kirchnerismo nostálgico, la situación se desliza hacia el costado de los peronistas más reflexivos y estratégicos, que tienden a una convergencia, sea que sigan perteneciendo al PJ “oficial” o que hayan tomado distancia de él ( basta observar las conversaciones de Sergio Massa con Juan Manuel Urtubey y Diego Bossio; las de estos con los líderes del peronismo sanjuanino o santafesino o los movimientos de un referente experimentado como Miguel Angel Pichetto ). Se va constituyendo “el otro polo” del consenso, el del competidor constructivo. Es probable que la expectativa que el gobierno deposita en estos movimientos dispare reacciones de despecho en filas más cercanas, inquietas por la pérdida de peso relativo que les inflige la búsqueda de consenso con los adversarios electorales, por las concesiones o negociaciones que impone el hecho de que la victoria electoral haya sido impactante pero muy ajustada tanto en votos como en bancas obtenidas, por reparos principistas o por atavismos revanchistas. No es imposible que Macri encuentre sus propias líneas de falla internas. Hay intransigencia e intolerancia en muchas partes, inducidas por la actitud defensiva de exhibir capacidad de daño e incluso guiadas por las mejores intenciones. Debería prevalecer la cultura del encuentro. Y la búsqueda de un sentido común, un sentido del bien común, de la vida en común. Lo que está en juego es la gobernabilidad, la paz interior, la reconstrucción del Estado y la victoria sobre la decadencia, la anarquía y el crimen. Jorge Raventos

sábado, 16 de enero de 2016

CONTRIBUYENDO A CAMBIAR

ega4 Contribuyendo a Cambiar “Es preciso desconfiar de aquellos generales o políticos que padecen la obsesión de ganar todas las batallas”. Lidell Hart Evidentemente, la noticia de la semana -y, tal vez, la más relevante del año- ha sido la aprobación del presupuesto de la Provincia de Buenos Aires, después de una prolongada pulseada con los bloques opositores al gobierno de María Eugenia Vidal. La califico así porque esa forma de sanción de las leyes -la negociación- es la base de la democracia, y estuvo ausente durante, al menos, los diez últimos y oscuros años del kirchnerismo; cuando don Néstor (qepd) obtuvo su primer triunfo legislativo en 2005, se hizo con las mayorías automáticas que convirtieron al Congreso en una mera escribanía y, a partir de entonces, nuestro sistema político dejó de ser "representativo" para convertirse en "delegativo"; los resultados están a la vista. La famosa gobernabilidad no depende de contar con cámaras adictas sino de la capacidad de dialogar y consensuar, como quedó demostrado en la exitosa gestión de los ocho años del PRO en la Ciudad Autónoma, en las dos presidencias de Luiz Inácio Lula da Silvia y en la primera de Dilma Rousseff y, sobre todo, en el período que lleva Barak Obama en el Despacho Oval, con un Capitolio donde reinaron los republicanos. Un párrafo aparte merece la conducta de los diputados del ¿Frente para la Qué? en la Legislatura bonaerense: hasta que no llegaron los intendentes del Conurbano a explicarles, claramente, que la falta de aprobación del presupuesto haría que sus comunas se incendiaran, ciegamente habían obedecido la orden de impedirlo que había impartido, desde su lugar en el mundo, doña Cristina a través de su siniestro payaso, José Ottavis. Los bloques monolíticos que la noble viuda construyera saqueando las cajas del Estado y repartiendo favores no ha conseguido, ni lo hará, sobrevivir sin dinero ni poder al desierto político que debe atravesar. Dicho esto, y después de tantos días hablando de magnicidios (mañana se cumplirá un año sin que sepamos quiénes mataron a Alberto Nisman), de narcotráfico, de efedrina y de fugas cinematográficas, me pregunto qué están esperando los fiscales y los jueces federales para llevar de las pestañas a declarar a Anímal Fernández, a José Granero, a los hermanos Zacaría y a tantos de sus cómplices; pero también a Lázaro Bóvedas Báez, a Cristina y Máximo Playstation Kirchner, a Osvaldo Sanfelice, a Mariano Recalde y a muchos otros en la causa Hotesur, a la noble viuda y a Twitterman por el memorandum con Irán, a Julio de Vido y a los empresarios que fueron la esencial contraparte de los funcionarios corruptos en cientos de otras. Si bien ha comenzado la purga de la Policía, ¿cómo puede ser que todos estos delincuentes sigan circulando libremente, exhibiendo una viveza criolla agraviante para la sociedad, mientras el resto de los habitantes de la Argentina continuamos entregando nuestra cuota de vidas y de sangre diaria en razón de la inseguridad y de la falta de rutas, por ejemplo? La paciencia ciudadana puede extenderse hasta el 1° de febrero, cuando los Tribunales reanuden su actividad, pero no mucho más: para que este reclamo se escuche, le ruego que firme y difunda una petición referida al tema en Change.org; basta con que copie esta dirección (http://tinyurl.com/zhc8yhs) y la pegue en su buscador. Pero, continuando en la tesitura de ayudar, que inauguré en mi nota anterior -"¡Mauricio, teléfono!"- voy a formular nuevas propuestas al Presidente y a sus ministros de Justicia y de Seguridad. Respecto a las ya incontables fugas de las prisiones argentinas, propongo una idea, calcada de los países más avanzados: en alguna región central de la Patagonia, bien aislada, licitar la construcción y la administración de la "hotelería" de una cárcel de máxima seguridad reservando, obviamente, la vigilancia al Servicio Penitenciario Federal, y trasladar allí a todos los detenidos por causas de narcotráfico, trata de personas, a los más violentos asesinos y a los presos más peligrosos. Obviamente, la localización del establecimiento, en medio del desierto, impediría que los allí alojados pudieran soñar, siquiera, con huir y el manejo privado de sus costos abaratarán el mantenimiento de la prisión. La segunda sugerencia tiene que ver con la irrestricta inmigración que nuestro país padece hace años. Resulta absurdo que no rija requisito alguno, ni siquiera el análisis de los antecedentes penales en sus países de origen, para la admisión de extranjeros que, cinco días después de llegar, disponen de DNI y acceden a todos los servicios sociales y educativos que la Argentina brinda a sus ciudadanos. No se trata de discriminar ni de restringir, sino simplemente de aplicar las normas que todas las demás naciones imponen a quienes pretenden visitar o vivir en su territorio. Seguramente, una política en este sentido no influirá demasiado en la inseguridad reinante pero, por ejemplo, hará que tantos narcotraficantes dejen de radicarse aquí para ocultar sus bienes, blanquear su dinero y continuar sus nefastas negocios. Como el Presidente ha dicho que espera que se le planteen los disensos, quiero hacer una breve referencia a la presentación que realizó el miércoles Alfonso Prat-Gay, Ministro de Hacienda y Finanzas: tengo la impresión que se le fue la mano en el gradualismo del plan para reducir la inflación y el gasto público y recuperar el crecimiento. Los argentinos no hemos asumido todavía lo angustioso de la situación en que Mauricio Macri ha encontrado al país, y debería informárnoslo detalladamente en el discurso de inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso, el 1° de marzo. Si, como se dijo, las metas macroeconómicas buscadas recién se alcanzarán -si todo sale bien- en 2019 y, hasta entonces, continuará en alguna medida la expoliación impositiva y el insano despilfarro de recursos, creo nadie se dará cuenta de que ha llegado el momento de pagar la enorme factura de la fiesta en la que hemos vivido hasta ahora y la sociedad argentina, borracha de ridículos subsidios, disparatados controles y obsceno clientelismo, se negará a abandonarla y ponerse a trabajar para salir de este abismo. De todas maneras, el positivo mes transcurrido desde que Mauricio Macri asumiera la Presidencia ha permitido que se dieran giros verdaderamente copernicanos en varios aspectos, todos los cuales celebro: geopolítica y vinculación con el mundo, reducción de personal militante e innecesario ("noquis"), cancelación de injustificados y carísimos proyectos faraónicos de infraestructura, recuperación de las estadísticas públicas, verdadera lucha contra el narcotráfico y la corrupción, etc. Soplan, indudablemente, nuevos vientos en la Argentina, y hacen que la gente, salvo algunos fanáticos, se muestre optimista, vaya dejando atrás la crispación y comience a cerrar la monumental grieta, recomendada por el finado Laclau, que adrede construyeron los Kirchner. Agradezcamos, entonces, que Dios, que nos había olvidado, haya vuelto a vestir la camiseta de nuestra selección nacional. Bs.As., 17 Ene 16 Enrique Guillermo Avogadro Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02

sábado, 9 de enero de 2016

MACRI...TELÉFONO

MAURICIO TELÉFONO !! "El Poder Ejecutivo ofrecerá al país un balance e inventario completo de la situación económica. Queremos que el país sepa dónde está, para apreciar mejor la magnitud del esfuerzo que debe realizar". Arturo Frondizi La captura de Martín Lanatta, su hermano y Víctor Schillaci, después de la inexplicable fuga que protagonizaran, amén de configurar una monumental victoria para la Gobernadora y el Presidente, debe tener ser el principal motivo de preocupación de Anímal Fernández y de Cristina Kirchner, al menos tanto como que la Juez Servini de Cubría se decida a indagar a los Zacarías, tan cercanos a ella, ya que los detenidos comenzarán a hablar ante los diferentes jueces que llevan las causas generadas a partir de la evasión y la antigua, relacionada con el tráfico de efedrina. Baste recordar que los laboratorios que la importaban y contrabandeaban luego a México son los mismos que financiaron la campaña presidencial de la noble viuda, en 2007, tanto como las numerosas valijas con dinero que enviara el extinto Papagayo Caribeño. En gobiernos como los de ambos Kirchner, tan centralistas en el poder y en los negocios, resulta increíble que el verdadero jefe del gigantesco negocio del narcotráfico fuera el bigotudo Fernández; fue sólo un mero gerente de los verdaderos dueños, tanto como lo fueron Lázaro Bóvedas Báez, Ricardo Avioncito Jaime, Amado Guita-rrita Boudou, Julio de Vido, los Eskenazi y tantos otros, incluyendo, quizás parcialmente, a Cristóbal Timba López. En cuanto a los temas de fondo, los nuevos funcionarios están tomando conocimiento de la magnitud del desastre que las diferentes administraciones kirchneristas han dejado como herencia; cada vez que levantan un papel o abren un cajón, como sucedió con María Eugenia Vidal en La Plata, encuentran una nueva deuda impaga, amén de regimientos de ñoquis. Así las cosas, Macri no tendrá otra alternativa que plantearnos la necesidad de un fuerte esfuerzo para sacar al país adelante. Para lograrlo, el Presidente está obligado a decir la verdad, por muy dolorosa que ésta resulte a una sociedad tan cegada por el populismo y por el clientelismo más abyecto; debe usar la cadena nacional, tan pronto como tenga el detalle de la situación real de las finanzas públicas, para informar a la ciudadanía que el dinero se acabó, porque se malgastó y porque fue robado, y que de nada sirve endeudarse en el extranjero y sin corregir el déficit público que llegó, durante el año pasado, a la increíble cifra del 8% del PBI nacional, ya que se trata de una receta que nos ha llevado a múltiples crisis. Si no lo hace así, por no querer dar malas noticias, el crédito que recibió el 22 de noviembre en las urnas le durará poco. En este sentido, es menester referirse a la inmunda actitud de los funcionarios y legisladores kirchneristas que, aún hoy, siguen obedeciendo ciegamente a Cristina Fernández, que está tratando de negociar la impunidad a cambio de desenchufar la máquina de impedir que ha puesto en funcionamiento. Si observamos cómo maquilló con bonitos discursos todos los dislates que intentó mientras fue inquilina de la Casa Rosada, con tanto desprecio por las leyes y por la Constitución, no nos debe asombrar que ahora reaccione como una virgen ultrajada cuando sus esbirros y sicarios son desalojados de las cuevas en que había pretendido refugiarlos, o que mande a romper los pactos legislativos tendientes a resolver, al menos en parte, los innumerables desaguisados que integran su herencia. Para desactivar la reacción de los gremios estatales frente a los despidos inevitables, sugiero al Presidente convocar a un referendum para preguntarle a la sociedad si está dispuesta a continuar soportando esta sideral presión tributaria para pagar los sueldos del millón de empleados que hoy sobran en los aparatos del Estado. Y aquí surge otro deber irrenunciable, producto de las promesas de campaña, de Macri frente a la sociedad: todos sus funcionarios deben formular la correspondiente denuncia penal frente a cada delito que descubran o sospechen; no se trata de venganza, sino de justicia. Resulta indispensable, además, realizar esas denuncias para quebrar el espinazo kirchnerista, empeñado en trabar la gestión del Gobierno; comenzar a desfilar por Comodoro Py permitirá que, de una vez por todas, entienda que ha perdido las elecciones. A una comunidad a la que se le exigirán tantos sacrificios -quita de subsidios, pérdida del empleo público, paciencia frente a la obsoleta infraestructura, renovada inflación- no se le podrá pedir, además, que continúe viendo circular tranquilamente, inclusive de vacaciones en el extranjero, a quienes son culpables de tantos males. La persecución penal debe quedar en manos de la Justicia, pero las denuncias deben hacerse y, luego, reclamar al Poder Judicial una acelerada investigación y, en su caso, una condena ejemplar. Hace años acuñé una frase: "con una Justicia independiente, seria y rápida, todo será posible; sin ella, nada lo será". En estos días, hemos visto nada menos que a Jaimito, Schiavi y los Cirigliano salir tan campantes de los Tribunales después de haber sido condenados a severas penas por la masacre de Once porque la sentencia aún no está firme; y obtener fallos confirmatorios de Casación y la Corte Suprema puede llevar años. Resultará imposible cosechar fe en el cambio mientras este tipo de episodios continúe exhibiendo la tradicional impunidad que premia la corrupción entre nosotros. En ese marco, quiero referirme a la situación de los militares que combatieron al terrorismo, mil ochocientos presos políticos que el kirchnerismo ha dejado al nuevo Presidente, que se pudren en cárceles comunes de todo el país (ya han muerto más de trescientos veinte por falta de atención médica), muchos de ellos sin condena pese a llevar más de diez años en cautiverio. No sugiero que se dicte una amnistía general sino que, simplemente, se termine con la discriminación que soportan; que se les apliquen todos los "beneficios" de los demás encarcelados: prisión domiciliaria para los mayores de setenta años y para los enfermos graves, cálculo doble del tiempo de detención preventiva (este mes se liberó así a un feroz asesino serial), aplicación de la ley más benigna, etc. Luego, y como en tantísimos otros emblemáticos casos, sobre todo en los de corrupción y en los las indemnizaciones y negociados con los derechos humanos, revisar los juicios realizados y comprobar que las sentencias han reflejado, correctamente, las pruebas colectadas, es decir, que no han sido dictadas sobre la base de falsedades y testimonios claramente amañados. A mi modesto entender, éstas son las obligaciones urgentes que debe honrar Mauricio Macri, ya que de ellas dependerá, en gran medida, su credibilidad en los complicados meses que nos aguardan. Bs.As., 10 Ene 16 Enrique Guillermo Avogadro Abogado

viernes, 8 de enero de 2016

NOMBRAMIENTOS

Hace ya muchos años atrás que he publicado en distintas oportunidades artículos referidos a los nombramientos que se hacen en la Administración Pública en los últimos años de los gobiernos. No es tema de un solo partido político sino de muchísimos partidos políticos, que le dejan una carga de responsabilidad al gobierno entrante. Califique a dichos nombramientos como un "verdadero despróposito" que no tenía ningún "asidero" y que no respondían a un verdadero sentido común. Muchos de estos funcionarios y/o empleados fueron utilizados como "aplausodrámos" y se los utilizó durante el kirchnerismo que hizo crecer la demanda laboral en el Estado pero que no ocurrió otro tanto en el sector privado. La realidad es que esta recontradenunciado no solo en el Senado de la Nación sino en la Anses, Cancillería,etc. Los nombramientos deben responder a una "verdadera necesidad" con personal "totalmente idóneo",de reconocida capacidad profesional y debe evitarse el nombramiento "político" entendiendo por tal es que se hace por el solo hecho de la "militancia política" Mas empleados que bancos decía con buen criterio la Senadora Gabriela Michetti para fundamentar la decisión de dejar sin efecto los 2.200 contratos firmados por el ex-Vicepresidente Amado Boudou. Aclaro de manera inteligente que los mismos están sujetos a una evaluación y consideración de los antecedentes de cada una de las personas involucradas. Es decir es una "decisión racional". Es como debe ser en este caso y es como debería hacerse en cualquier otro caso que se presente en la Administración pública nacional o provincial. En el Senado se había producido un incremento de los empleados de un 140% en solo 10 meses en la planta permanente y se había incrementado el presupuesto salarial del Senado en un 80%. Un verdadero "desproposito" cuando el número de Senadores es el mismo. Además ponía en peligro el pago de los salarios a todo el personal del mismo Organismo. Estos hechos se repiten cada vez que hay un cambio de gobierno, debe evitarse y arbitrarse mecanismo legales para que no vuelva a ocurrir como siempre parece ocurrir. Dr. Francisco Bénard Abogado,Periodista, Escritor y Poeta franciscoambenard@gmail.com

lunes, 4 de enero de 2016

LE SOPLAN LA NUCA

LE SOPLAN LA NUCA Y ELLA ESPERA QUE LA ENSARTEN Cristina ya teme un llamado de Comodoro Py (Monzó convoca a Massa) ¿Podría repetirse en Nación un acuerdo legislativo similar al que María Eugenia Vidal logró en Provincia de Buenos Aires? Es cierto que todavía no le concedió tantas ventajas a Vidal pero fue por un error metodológico. El acuerdo está y tiene futuro. ¿Le bastará a Mauricio Macri con el apoyo de algunos gobernadores? Eso no resuelve la Cámara baja. Por eso Emilio Monzó intenta retomar negociaciones con el Frente Renovador insistiendo en que el adversario común es el Frente para la Victoria. Precisamente, las irreconciliables diferencias entre Cristina Fernández de Kirchner y Macri provocan la expectativa de novedades judiciales adversas que expone el propio kirchnerismo. En el medio, Grupo Clarín, tema que alcanza un protagonismo que para nada le conviene a Macri. Van der Kooy coincide con Verbitsky: "(...) Cristina registró otras advertencias. El cambio de clima parece haber vitalizado a jueces de Comodoro Py. Nada más ingrato para la ex presidenta que conocer que una de las primeras causas meneadas del pos kirchnerismo sería la de Hotesur. La cadena hotelera ubicada en El Calafate, propiedad de la familia Kirchner. Allí también sobrevuelan presunciones sobre lavado de dinero. (...)": . Ha comenzado 2016, tan intenso en lo político como se esperaba. El presidente Mauricio Macri ambiciona que se hable de lo político y hasta de lo judicial más que de lo económico-social. El propio kirchnerismo colabora al respecto, si se tiene en cuenta que Horacio Verbitsky expuso en el diario Página/12 dominical el temor de Cristina Fernández de Kirchner sobre el inicio de una ofensiva judicial en su contra, y hasta expuso la sospecha de que el 01/03, cuando hable ante la Asamblea Legislativa, Macri le concedería fundamento a semejante coyuntura. Precisamente la tensión entre Macri y Cristina ocupó varios comentarios dominicales, e incluye capítulos en la Nación (AFSCA/AFTIC), en Provincia de Buenos Aires (Presupuesto 2016 y Triple Fuga), y hasta los organismos defensores de derechos humanos (ESMA). No es de soslayar que Horacio Verbitsky, Eugenio Paillet y Eduardo van der Kooy coincidieron, desde diferentes enfoques, en exponer la renovada cercanía con Sergio Massa que parece buscar Mauricio Macri. Aquí algunos apuntes: Horacio Verbitsky en el diario Página/12 expuso todos los temores de Cristina: "Es el tiempo de la venganza. El juez Sebastián Casanello ya había sobreseído a Maurizio Macrì en una etapa previa, decisión que fue revocada por los camaristas de apelación Jorge Ballestero y Eduardo Freiler. La semana pasada, Ballestero y Freiler recibieron un ultimatum de Macrì, quien empleó al más insólito mandadero para solicitarles la renuncia: el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti. La intimación también abarcó a los jueces Norberto Oyarbide (el primero que procesó a Macrì por las escuchas) y Rodolfo Canicoba Corral. Oyarbide decidió apurar su jubilación, Canicoba se encargó de que trascendiera la operación conjunta ejecutivo-judicial, para asegurar la justicia independiente que Macrì exaltó en su primer mensaje y que Casanello ejemplificó sobreseyendo al flamante mandatario. Ahora es el turno de Cristina, a quien el gobierno desea ver presa por traición a la patria, nada menos. (...) Asunto terminado. Menos fortuna tuvo el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, ya que la Corte Suprema dejó firme su procesamiento, debido a las negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública, que realizó en el megacanje liderado por Fernando De la Rúa y Domingo Cavallo. La fecha de largada para la ofensiva contra el kirchnerismo sería el 1 de marzo, cuando Macrì inaugure las sesiones ordinarias del Congreso. A diferencia de lo sucedido el 1 de diciembre, cuando enhebró una apurada retahíla de generalidades y propuestas de felicidad y amor, dentro de dos meses se propone presentar con el mayor detalle los cargos que haya acumulado contra la administración que lo precedió. Su mensaje sería extenso y duro. La colocación de Cristina a la cabeza de los objetivos fue un aporte del Grupo Clarín. Ya en octubre de 2014 su ariete más voluminoso, Jorge Lanata, dijo que “Cristina tiene miedo de ir presa. Tiene miedo de la investigación de los buitres sobre la ruta del dinero”. A mediados de 2015, durante la campaña para las Primarias, la ex diputada radical Elisa Carrió sostuvo que de llegar ella a la presidencia, “Cristina irá presa”. Esto no ocurriría por “revanchismos” sino mediante leyes de “imprescriptibilidad sobre los delitos de corrupción” y “juicios sobre los bienes” de los funcionarios corruptos. “Pediré informe de todas las cuentas en el exterior”, dijo. El 27 de noviembre, mientras se discutían los detalles del acto de jura del nuevo presidente, el periodista Ceferino Reato escribió: “Vamos a ver si Cristina permanece libre mucho tiempo”. Agregó que “debería favorecer una buena transición” y que “tensar la situación no la favorece” porque “tiene muchas causas abiertas”, amenazó. (...) No es de extrañar que el tema central elegido para acorralar a Cristina y propiciar el surgimiento de un peronismo hermafrodita, que vuelva a acomodarse en el rol de facilitador de políticas contrarias al interés popular que pregona defender, pase por la política internacional. Macrì nunca ocultó que ése era su propósito; cuestionó al gobierno de Venezuela en el debate con Daniel Scioli y en su primera cumbre del Mercosur; encomendó la Cancillería a la funcionaria de Naciones Unidas que coordinó las misiones de paz que interesaban a Washington; antes de las elecciones viajó a Israel, donde coincidió con el halcón presidente Beniamin Netanyahu en su posición contraria a cualquier acuerdo con Irán e incluso contra la política soberana de la Argentina frente a los fondos buitre. (...) Quien se opuso a los dictados del Círculo Rojo e insistió ante Macrì en la pureza étnica como condición para llegar al gobierno fue su consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba. Ahora, mientras el presidente hace saber a través del diario La Nación que quiere ex funcionarios presos lo antes posible, Durán Barba declara a la revista Noticias que sólo al 16 por ciento le gustaría ver a la ex presidente tras las rejas. Acaso porque el ecuatoriano (...) tomó nota del imponente acto de despedida a Cristina, el 9 de diciembre y del peso que su palabra sigue teniendo en el FpV (...)". Joaquin Morales Solá en el diario La Nación es todo lo opuesto a Verbitsky, con eje en el Decreto de Necesidad y Urgencia de Macri sobre los medios audiovisuales de comunicación, que presenta como un beneficio más amplio que las necesidades de Grupo Clarín: "(...) La virtud más evidente de los cambios en la ley de medios es que promueve la inversión y la competencia en el mundo de las comunicaciones, el que más progreso tecnológico ha registrado en las últimas décadas. Lo que hizo Macri fue levantar los cerrojos que asfixiaban a los medios existentes (sobre todo, al Grupo Clarín) y no permitían la aparición de nuevos y necesarios actores en el escenario de las comunicaciones locales. Colocó ese universo en la dirección de conseguir el cuádruple play (cada empresa podrá ofrecer telefonía fija, celular, televisión e Internet) y de producir una importante inversión en la telefonía celular con 4G, es decir, de permitirles a los argentinos recuperar los celulares que Cristina convirtió en casi inútiles. Es cierto que se terminaron la guerra del Estado contra Clarín y una discusión ya medieval. Pero es igualmente cierto que Macri hizo otras cosas con esos cambios: blanqueó la posición en medios audiovisuales de grupos que estaban en la ilegalidad, como el de Cristóbal López, el grupo Vila-Manzano o la propia Telefónica. Eliminó el artículo de la ley que impedía a los propietarios de medios ser proveedores de servicios públicos. López y Vila-Manzano son productores de petróleo, y Telefónica es dueña de Telefé. Cristina llegó a invertir 26.000 millones de pesos en el tendido de fibra óptica. Lo hizo para terminar de pulverizar a Clarín, pero esa obra inconclusa será terminada por Macri. Esa fibra óptica será destinada, sobre todo, a los nuevos o pequeños actores de las telecomunicaciones. Clarín ya ha hecho inversiones en fibra óptica y las telefónicas tienen suficiente respaldo financiero como para hacerlas por su cuenta. La modificación de la ley de medios, la intervención a la Afsca, la conversión del campo en un sector muy beneficiado de la economía y el drástico cambio de la relación con Venezuela (y de toda la política exterior) fueron heridas profundas en el monumental ego de Cristina Kirchner. Es, para ella, el fin prematuro de una era que soñaba tan larga como inmutable. Una profanación. A esas mutaciones deben agregarse ciertas agitaciones en la justicia federal que investiga a varios ex funcionarios suyos y a ella misma. Cristina decidió, como siempre, doblar la apuesta. Gastó los teléfonos desde El Calafate para frenar las negociaciones de los senadores peronistas por el acuerdo a los nuevos jueces de la Corte. La cosas iban bien en el Senado; ahora, no tanto. Llamó por lo menos cinco veces a José Ottavis, jefe del bloque de diputados kirchneristas de La Plata, para que una sesión clave de esa Cámara se cayera. Se cayó. El cristinismo celebró como si hubiera ganado una elección. Es extraño el caso de Ottavis, porque se perfilaba como un político que aspiraba a un destino electoral. Es más raro el de Daniel Scioli, que se inscribió entre los que no saben ni contestan en un caso que es herencia directa suya. Vidal estaba buscando autorización para pedir créditos y poder pagar las deudas que le dejó Scioli. Vidal recibió la provincia con sólo 100 millones de pesos, una limosna para el presupuesto más grande del país después del nacional. A Macri le quedan los gobernadores peronistas, los intendentes del conurbano y los sindicatos para enhebrar un diálogo político. (...)". Jorge Asis abordó el mismo tema que Morales Solá pero desde un punto de vista muy diferente. Con su firma, y habiendo sido un crítico de los K, él aborda la relación entre la Administración Macri y Grupo Clarín: "(...) Si Menem indultó a Videla, perfectamente Macri puede indultar a Magnetto. Gracias a los deslizamientos de Pablo Casey, El Sobrinito. Y a la inspiración literaria de Rodríguez Simón, El Pepín. El cuadro es más complejo aún. Porque los indultos de Menem, para Kirchner, equivalen, para Macri, al desmoronamiento de la Ley de Medios. La utopía documental que impulsó La Doctora, ante la algarabía de los diputados del FPV que se abrazaban mimosamente cuando se aprobó la ley. Y ante los ojos surcados de lágrimas conmovedoras del Gaby Mariotto y la doctora Peñafort. Pero otra vez, como siempre, se tropieza con la idea recurrente del retroceso. Para convertir en texto muerto la sentencia demencial y mal formulada contra el Grupo Clarín, que de manera transversal atraviesa todos los posicionamientos de esta historia. Con el apoyo frigerista a los militares del “proceso”. Con el apoyo a los juicios (de esos militares) en los años de Alfonsín. O con el apoyo casi cómplice en los primeros cinco años del ciclo kirchnerista, hasta que se desatara el alberdiano “crimen de la guerra”. Generada por el voluntarismo de la ley que ahora Macri y Peña masacran. El Grupo Clarín cierra el círculo con el apoyo incondicional a Macri, que emerge, a su pesar, como el sicario que mata la Ley que le declaraba “la guerra al periodismo”. O sea a Clarín. Entonces Macri llega para salvarlo a Magnetto. Del mismo modo providencial que Duhalde llegó para entregarle a Magnetto en bandeja la “ley cultural”, por mérito de Jorge Rendo. Y la “pesificación asimétrica”. Gloria que siempre van a negar. El cadáver de la Ley de Medios remite, aparte, al cadáver de La lesa Convertibilidad. Es inútil que Domingo Cavallo estire el velatorio de su gran obra. Que denuncie las complicidades que nadie, en definitiva, quiere escuchar. Para ganar amigos puede decirse, en realidad, que sin darse cuenta Macri sigue las enseñanzas culposas de su maestro Kirchner. En la práctica, Macri llega a la presidencia tan debilitado como Kirchner. Pero Macri tuvo la suerte que Scioli -al contrario de Menem- se atrevió al “coche al muere”, para presentarse en la segunda vuelta. Lo que el macricaputismo hizo con la Ley de Medios -y con la demencia del AFSCA- remite a lo que hizo Kirchner, junto a Zannini, para terminar con la carrera judicial de aquel pobre Procurador Eduardo Sosa. El que atormentaba, a Kirchner, en los inicios de Santa Cruz. El kirchnerismo de MacriEntonces dibujó una reestructuración del área para acabar con su puesto, que de pronto -cosa de Mandinga- no existió más. Una feliz instrumentación que se renueva para liquidar al irritante Sabbatella, que hoy protesta, por su causa perdida, como aquel Cavallo. Mientras el Ministro Aguad escucha, con extasiada admiración, al Premier Peña, cuando anuncia “el final de la guerra contra el periodismo”. O sea, contra Clarín. La identificación reproduce y multiplica el triunfo de Clarín en la guerra “contra el Estado”. O sea, contra La Doctora derrotada. Otra vez Magnetto se siente con un sexo de 14 metros y con la certeza de saber que no lo detiene nadie. Lo dicen, con admiración, los mismos empresarios que se entusiasmaban con la idea de su caída. Lo importante es que la metodología kirchnerista está vigente. Y aplicada por Macri sirvió para cargarse a Sabbatella. Y en cierto modo también podría ser utilizada por Macri para cargarse a la Procuradora Alejandra Gils Carbó, la que resultó aprobada por unanimidad en el Senado, gracias a los papelones del aspirante anterior. El justamente olvidado doctor Reposo. (...)". Eugenio Paillet en el diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, brinda otro enfoque sobre el choque que protagonizarán Macri y Cristina: "(...) Hay quienes en el Gobierno le dicen al interlocutor que "está bien" que la expresidenta se ponga enfrente, que era lo que calculaban, que tarde o temprano iba a empezar con el petardeo porque quiere volver en 2019 y lo primero que necesita es desgastar al Gobierno. Ya se vio en la provincia con el primer intento claro de propinarle a Vidal su primera derrota política, al no votarle el presupuesto. Fue una orden directa de Cristina al celular de José Ottavis, que después intentó una desmentida que no la creyó ni él mismo. La otra preocupación de los que no están tan convencidos de que la estrategia de aceptar el reto de una Cristina petardeándolo todo el tiempo y en todos los frentes sea lo más saludable está en el Congreso. La oposición feroz en el Parlamento plantea el mayor escenario de belicosidad, justo donde el Gobierno tiene que hacer pie en busca de mayorías que no tiene y que le va a demandar complicadas negociaciones. Tiene además el sector del empresariado K que se empieza a sumar a esos ataques prolijamente ordenados y monitoreados desde El Calafate. Y el sindicalismo que le responde a Cristina que amaga con un marzo explosivo por paritarias que amagan colocar hasta 10 o 15 puntos por encima de la pauta que pretende el Gobierno. Una buena señal hacia adelante seria que Macri pueda mostrar este mes avances sustanciales en la reacción del Consejo Económico y Social que debería ordenar precios y salarios en medio de una economía inestable. Macri, esto también salta a la vista, ha decidido cuál es su rumbo y no parece dar señales de que lo vaya a cambiar, pese a los reparos -aún desde adentro- a la política de gobernar mediante decretos. Eso puede ser pan para hoy y hambre para mañana si el presidente no consigue aquellas alianzas en el Congreso porque esos DNU deben ser ratificados por ambas cámaras. Y ya se vio que el bloque K del Senado le hizo sentir el rigor al no darle quórum para armar la comisión que deberá tratarlos, y evitó que la encabezara un senador de Cambiemos. Los incendiarios comunicados del bloque de diputados que encabeza Héctor Recalde no presagian un tránsito tranquilo, pero más daño puede hacer la doctora con la batalla a distancia que ha iniciado. Y ni que hablar del mundo tuitero de los más recalcitrantes de sus seguidores que hablan de dictadura, de gobierno de facto, que no hay que dejarlo gobernar, que no llega a 2017. Está escrito, no son inventos. El presidente dobla la apuesta a cada paso, aunque vale insistir en que hay quienes prenden velas para que todo se encamine. Pero decisiones como cerrar la AFSCA y modificar la Ley de Medios por decreto, o anunciar que se van a suspender dos obras emblemáticas del relato como las represas Kirchner y Cepernic son jugadas que más apuntarían a mostrar que el Gobierno ha elegido un camino y que no hay marcha atrás." Jaime Rosemberg en el diario La Nación agregó la arista de los derechos humanos, donde Macri intenta una captación de voluntades o al menos una convivencia pacífica: "(...) "El mismo 10 de diciembre comenzamos a instalarnos acá, porque creemos que es un espacio que debemos hacer crecer y desarrollar", explica el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, mientras una veintena de colaboradores trae sus pertenencias a la plaza de Armas, donde funcionaba el comedor de la ESMA, y llegan los muebles de la vieja sede de la secretaría, en pleno microcentro porteño. El 6 de diciembre, cuatro días antes de dejar el poder, Cristina Kirchner anunció la inauguración de la nueva sede de la secretaría, detrás del edificio principal de la ESMA. (...) "Más allá de la interpretación kirchnerista de los derechos humanos, buena parte de la cual la sociedad ya incorporó, queremos convertir a la ESMA en un verdadero campus de derechos humanos, y trabajar una agenda amplia en relación a esos derechos. Hay que democratizar el lugar en su relación con la gente", agrega Avruj, que combina una política de diálogo con los organismos con la visión que Macri busca imprimir en su gestión. ¿En qué consisten esos cambios? Al margen de la continuidad del trabajo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S. y otras organizaciones a las que el kirchnerismo les asignó un predio especial, el Gobierno ya invitó a otras organizaciones (Unicef, la ONU, el propio Inadi) a que muden sus oficinas a la ex ESMA, al igual que las asociaciones que defienden el derecho a la diversidad sexual. Incorporó bajo su órbita al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. Están planeadas cátedras en convenio con universidades estatales y privadas, y otras actividades relacionadas con la memoria en espacio desaprovechados del predio, como los asignados a la Universidad de Buenos Aires. ¿Cuál fue la reacción de los organismos, que integran el Ente Espacio para la Memoria junto a la Nación y el gobierno porteño? Fuentes de la secretaría destacan el "espíritu de diálogo" de Estela de Carlotto, con quien Avruj ya se reunió tres veces en los últimos días. Y la contrastan con la "cero onda" de Hebe de Bonafini, quien calificó a Macri de "dictador" y convocó a la "resistencia" en su contra, desde horas después de haber asumido. "Al margen de la buena o mala onda, hay que entender que la mayoría está haciendo un verdadero duelo: ninguno de ellos pensó que Daniel Scioli podía perder las elecciones", reflexionó en voz alta un joven funcionario. De las entidades que trabajan en el predio, el Gobierno ya decidió sostener en sus puestos a Alejandra Naftal, a cargo del denominado Sitio de la Memoria, y a Claudia Carlotto (hija de Estela), al frente de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), por el "trabajo profesional" que ambas desarrollan. No sería la misma situación la del intelectual Eduardo Jozami, a cargo del Centro Haroldo Conti y vinculado con Carta Abierta, y al ex diputado camporista Horacio Pietragalla, nombrado por Cristina Kirchner el 6 del mes pasado al frente del Archivo Nacional de la Memoria. En Cambiemos aseguran que Martín Fresneda, el anterior secretario de Derechos Humanos, se "portó bien", y que todos sus funcionarios políticos renunciaron y se fueron con él. ¿Y los más de 1.200 empleados, si se cuenta la totalidad de los organismos? "Los que trabajan van a seguir", afirmó el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, hace unos días, una máxima que también se aplicará en estos casos. Los contratos se renovaron, pero se revisarán, puntualizan desde la secretaría. Avruj repite que la intención del Presidente es "trabajar con los organismos" y que los juicios por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura "no tienen retroceso". (...)". Eduardo van der Kooy en el diario Clarín expuso los problemas que enfrenta la Administración Macri, y la de Vidal, además de plantear el acercamiento a Sergio Massa, y lanzar algunas señales sobre problemas en la seguridad de la Nación por cuestiones vinculadas a la inteligencia estatal (un motivo por el que la gente de Horacio Stiuso insiste en exhibirle una oferta de acuerdo a los de Macri)vf: "Ni Mauricio Macri ni Cristina Fernández han tenido un comienzo de año prometedor. El Presidente recibió notificación sobre dos cosas. La herencia institucional en sus manos sería bastante peor de la que imaginó. Casi descompuesta. (...) La ex presidenta sobrelleva mejor ciertos desencantos personales que las amenazas políticas en ciernes. ¿Cuáles? El escape de los hermanos Martín y Cristian Lanatta y de Víctor Schillaci, volvió a inundar de sospechas el vínculo de los narcos y el lavado de dinero con sectores del peronismo que fueron por años leales a ella. También, sobre ciertos dineros espurios que financiaron su primera campaña. (...) Cristina registró otras advertencias. El cambio de clima parece haber vitalizado a jueces de Comodoro Py. Nada más ingrato para la ex presidenta que conocer que una de las primeras causas meneadas del pos kirchnerismo sería la de Hotesur. La cadena hotelera ubicada en El Calafate, propiedad de la familia Kirchner. Allí también sobrevuelan presunciones sobre lavado de dinero. Para colmo, una serie de medidas de Macri por decreto crearon el nuevo Ente Nacional de Comunicaciones. Un certificado práctico de defunción, más allá de objeciones judiciales, para la AFSCA y la AFTIC, las vigas institucionales que sirvieron para apuntalar el relato K. (...) Su voz, de todas maneras, sigue causando en la secta de acólitos mucha intimidación. El camporista José Ottavis, jefe del bloque de diputados del FpV en la Legislatura de Buenos Aires, padeció un pico de presión después de que la ex presidenta lo conminó a boicotear la aprobación del Presupuesto y el endeudamiento solicitado por María Eugenia Vidal. Ottavis había abrochado previamente un acuerdo con el ministro de Gobierno, Federico Salvai. La onda expansiva por esa marcha atrás pareció dejar secuelas múltiples. Vidal registró el impacto. Aunque logró amalgamar un mecanismo que podría convertirse a futuro en crucial: su pacto en la Provincia con el Frente Renovador. Sergio Massa se corrió hasta La Plata el miércoles y se reunió con ella. (...) Vidal y Massa iniciaron una reconstrucción del diálogo para rescatar la Ley de Presupuesto en forma directa con los intendentes. Esos hombres están desesperados porque requieren de alguna asistencia financiera para hacer frente a los sueldos de diciembre. En esa ronda talló fuerte Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora. Pero no fue el único. Desfilaron Leonardo Nardini, de Malvinas Argentinas; Mariano Cascallares, de Almirante Brown y Juan Zabaleta, de Hurlingham. Todos del FpV. Tampoco quedó afuera la influyente Verónica Magario, de La Matanza. Ottavis vio con estupor cómo podría diluirse su papel de interlocutor con el macrismo en Buenos Aires. (...) En ese aspecto, Macri ha sido, al margen de los errores cometidos, más precavido. Asumió el riesgo de gobernar por decreto mientras intenta consolidar alianzas en el Congreso. También es cierto que no dispone en la Nación de las garantías que Massa le ofrece a Vidal en Buenos Aires. Quizás porque el bloque del Frente Renovador esconde algunas rebeldías. Pero las líneas se comenzaron a tender. (...) Julio Martínez, el encargado de Defensa, desmenuza los nombres del generalato. Estaría detrás de huellas del ex jefe del Ejército, César Milani. El general retirado continuaría operativo y trabajando, no se sabe todavía para quién. ¿Para la ex SIDE? Lo haría con personal y tecnología que habría manipulado en tiempos de su reino absoluto en la fuerza. Otra estación preocupante sería la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Allí la reorganización estaría demorada por varias razones. Gustavo Arribas, su titular, no es un hombre ducho en ese mundo de ciénagas. Se topó además con falencias graves en el organismo: el robo de archivos con información secreta de más de tres décadas. Los camporistas, encumbrados por Oscar Parrilli antes de la partida, siguen gestionando. Incluso José María Ricchini, en una oficina clave. Tal estancamiento dificulta el acceso a la información sensible. Las centrales de inteligencia más importantes –entre ellas la CIA– mantienen renuente su colaboración por entender que poco y nada se habría modificado en la AFI respecto del panorama existente desde la muerte del fiscal Alberto Nisman. (...)". Hoy lunes 04/01, Carlos Pagni en el diario La Nación, brinda nuevos datos sobre la Triple Fuga y el desafío narcoK a Mauricio Macri/María Eugenia Vidal: "(...) El "no a la Morsa" fue el principal mandato que recibió Vidal. Es un imperativo para regenerar la política allí donde ésta se muestra más densa, más opaca: el aparato represivo del Estado. Satisfacer ese encargo es uno de los principales desafíos de Vidal. Y también de Mauricio Macri. Importa poco cuánto quiera aproximar su imagen al fuego del problema. Él sabe que el destino de su presidencia depende en gran medida de cómo satisfaga las expectativas del electorado bonaerense. En su discurso inaugural dijo que uno de sus tres objetivos principales es derrotar al narcotráfico. Y en 2017 se vuelve de disputar el liderazgo de la provincia. Sergio Massa y Margarita Stolbizer entrarán en esa competencia discutiendo, con distintas modulaciones, sobre la seguridad. Ese duelo es decisivo para Macri. Vidal adoptó una estrategia controvertida para superar este reto. Ensayó un acuerdo parcial con el orden preexistente. Para administrar el Servicio Penitenciario confirmó a César Albarracín, alter ego de Ricardo Casal, el ministro de Justicia de Daniel Scioli. En Seguridad designó a Cristian Ritondo, quien reemplazó al jefe de la Policía Hugo Matzkin por Pablo Bressi, quien venía de ser Superintendente de Drogas Ilícitas. Ritondo pactó con Alejandro Granados, su antecesor, la continuidad del resto de la conducción. Podrían esgrimirse atenuantes para evaluar ese curso de acción. Vidal, que procede de la administración porteña, fue puesta de improviso al frente de un gobierno sin mayoría en la Legislatura. Y depositó la Seguridad en manos de Ritondo, dirigente de su máxima confianza que tampoco es bonaerense. El criterio puede haber sido asentarse en el nuevo territorio para, recién entonces, modificar el esquema recibido. No funcionó. El fracaso de la receta es progresivo. Se va demostrando a medida que los Lanatta y Schillaci siguen escapándose. (...) La búsqueda de los Lanatta y Schillaci es la segunda burla del aparato de Seguridad bonaerense a Vidal. Los prófugos sólo estuvieron cerca de la policía cuando, el jueves, atacaron a tiros a los agentes Lucrecia Yudati y Fernando Pengsawath. Es un episodio muy raro. Carecían de dinero para vivir, pero tenían armas largas para defenderse. Ese día circuló la versión de una negociación con el abogado de Schillaci, Hugo Icazati, que se habría aproximado a la investigación a través de un periodista. La propuesta habría sido que su cliente se entregaría si se lo destinaba a una cárcel federal. Pero las autoridades y la familia de los presos niegan esa posibilidad. (...) A medida que advertían cómo se filtraban hacia los perseguidos los detalles de la investigación, Vidal y Ritondo fueron descubriendo la red de connivencias en la cúpula policial. Comenzaron por reemplazar al jefe de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes, Roberto Di Rosa. Y siguieron con una reestructuración regional: la DDI Quilmes fue vaciada y cubierta con personal de La Plata. Y la Jefatura Departamental con sede en esa ciudad fue disuelta. Será absorbida por las de Lanús y Lomas de Zamora. Ayer la limpieza subió un escalón jerárquico: Ritondo relevó a Néstor Larrauri, jefe de Investigaciones de la Bonaerense. Larrauri, superior de Di Rosa, iba a ser el jefe de la Policía en caso de que ganara las elecciones Aníbal Fernández. ¿Se lo advirtió Granados a Ritondo? Desde ayer Larrauri está a disposición de Asuntos Internos, que debe determinar si incurrió en algún tipo de encubrimiento. Las nuevas autoridades prestan especial atención al entramado policial de Quilmes por sus conexiones con Fernández. Allí se produjo, en agosto de 2008, el crimen por el que están condenados los tres prófugos. El comisario de la zona era Carlos Grecco. El 18 de septiembre de 2013 un tribunal oral ordenó investigarlo por presunto encubrimiento del secuestro de Leonardo Bergara. Pero Granados lo mantuvo al frente de la zona Conurbano Oeste de la policía, de donde fue desplazado en noviembre de 2014 por alquilar patrulleros. Viejos colegas suyos aseguran que, si se consultara a su hermano, Aurelio Greco, se obtendría información sobre los vínculos entre los Lanatta, Schillaci, el tráfico de drogas en Quilmes y la cobertura policial. (...)".

sábado, 2 de enero de 2016

PANORAMA

Panorama político nacional de los últimos siete días Macri y el país ante una guerra prolongada El gobierno de Mauricio Macri no ha completado aún su primer mes de ejercicio y ya ha debido enfrentar numerosos y exigentes desafíos. El más reciente –y más acuciante- ha sido la fuga inverosímil desde un penal bonaerense de tres delincuentes peligrosos que conectan el mundo del narcotráfico con el de la política y los organismos de seguridad: ese episodio, todavía inconcluso, es otra metáfora de la deconstrucción del Estado que se consumó durante una larga década bajo el paraguas de un discurso agresivamente estatista. Quizás la principal tarea que debe afrontar el nuevo gobierno es la recreación de un Estado que, liberado de contaminaciones criminales, discrecionalidad facciosa y capitalismo de amigos, curado de la mentira estadística y del burocratismo ineficiente, pueda garantizar defensa y seguridad, educación y salud de calidad a los ciudadanos, independencia a la Justicia, una moneda nacional sana, clima amigable a los emprendedores y a la inversión, promoción al trabajo y la productividad, protección social a los sectores más vulnerables, fortalecimiento e integración a las provincias, presencia activa en el mundo a la Argentina. Del frío al calor No se pasa instantáneamente del frío al calor. Pero es importante que el cambio de rumbo se observe con claridad. La nueva administración lo intentó desde el primer momento. Con gestos (conferencias de prensa, exposición de los funcionarios a la demanda del periodismo) y con medidas. El cepo cambiario se levantó en tiempo récord y se evitó que el dólar saltara a las insondables alturas que algunos, con malicia, habían pronosticado. El Banco Central fortaleció su posición de divisas. El gobierno se ha visto presionado por reclamos contrapuestos: se le exige que evidencie gobernabilidad y al mismo tiempo se le ponen condiciones por temor a un fortalecimiento excesivo de su poder. Con el Congreso en receso y con un justicialismo que, aunque resiente de la conducción kirchnerista que determinó su derrota electoral no se decide a liberarse de ella y acentúa rasgos poco dialoguistas, la Casa Rosada decidió emplear el recurso legal de los decretos de necesidad y urgencia. Lo hizo para designar dos miembros de la Corte Suprema en comisión y también para intervenir la AFSCA (el organismo de control de medios que regenteaba Martín Sabatella e integrarla con la AFTIC (Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) en un unificado Ente Nacional de Comunicaciones, cuyo horizonte estratégico reside en facilitar la convergencia de las tecnologías telefónicas, informáticas y de televisión para atraer inversiones y desarrollar su calidad, competitividad e integración nacional, regional y mundial. Era previsible que el kirchnerismo (y el pejotismo que aún lo sigue) se opusiera ácidamente a esas señales de autoridad de la Presidencia. Desde Calafate, la señora de Kirchner propicia telefónicamente el asedio al gobierno, para demorarlo y desgastarlo en los primeros meses, que suelen ser aquellos en que los presidentes recién electos cuentan con una cuota mayor de crédito social. Son muchos los peronistas que no acompañan esta postura, pero pocos aún los que expresan sus reparos en voz alta. Uno de quienes sí lo hizo fue Gustavo Marangoni, ex presidente del Banco Provincia y uno de los hombres en quienes Daniel Scioli buscaba consejo político. Marangoni cuestionó a quienes formulan “desde el vamos, un posicionamiento duro y rústico para interpelar la administración Macri” y señaló como ejemplo “las declaraciones y acciones de estos últimos días de los voceros más ortodoxos del kirchnerismo”. La coherencia y los decretos Tiene su gracia que justamente el kirchnerismo, el usuario históricamente más compulsivo de los DNU (instrumento que turnó con el empleo del Congreso como escribanía), cuestione a un Macri que apenas estrena la lapicera en esos menesteres, pero quizás sea una ingenuidad esperar coherencia lógica de ciertos discursos políticos. Paradójicamente, muchos aliados de Macri se disgustaron con él por temor a perder su propia coherencia: cuestionaron los DNU del Presidente junto al kirchnerismo de ahora porque no querían parecerse al kirchnerismo de antes. Prevalece aún en ellos la pretérita identidad anti-K sobre la flamante circunstancia de ser oficialistas, es decir, del deber de hacerse cargo de la responsabilidad de gobernar. Lo explicó con lucidez el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo: “Las decisiones del Estado son complicados. Es muy raro que vos tengas una opción siempre entre el bien y el mal. Muchas veces hay cosas donde tenés que elegir el mal menor, o por hacer un bien postergar otro. El Estado es complejo. No es un lugar para tener placer”. Los papeles han cambiado, pero mientras el kirchnerismo no vacila en ponerse el traje de oposición “dura y rústica”, algunos actores del elenco de Cambiemos, una parte de su electorado y un fragmento de los factores de influencia que respaldaron su ascenso parecen decepcionados por las herramientas que puede reclamar el ejercicio del poder. Hay un fetichismo de los instrumentos. En esta columna se señaló, en vísperas de la asunción del nuevo gobierno que “los desafíos de Macri residen en garantizar gobernabilidad (algo que va más allá de los acuerdos legislativos o institucionales) y reinstalar al país en las corrientes centrales del mundo”. Mientras actúe dentro de la ley, el Presidente hace bien en eludir ese fetichismo: su apuesta consiste en fortalecer el principio de autoridad legítima con la mayor eficacia y al menor costo político posible. Hostilidad y angustia Parece obvio que no será posible gobernar permanentemente por decreto, pero en este período de receso parlamentario y mientras se da tiempo para tejer los consensos indispensables en el Congreso (con ayuda de los gobernadores) el uso de los DNU le permite al gobierno avanzar y eludir el rechazo legislativo que le procuraría un Senado que aún está bajo el influjo del kirchnerismo. Esta influencia irá cediendo. De hecho, la virulencia esconde una debilidad esencial. En su escrito más reciente, los intelectuales K de Carta Abierta describen la situación de su sector como de “desconcierto” y “angustia”, sentimientos que exhortan a cambiar por “lucidez” e “indignación”. Es un retrato realista y una expresión de deseos. Hoy desempleados, estos pensadores que votaron a Daniel Scioli “desgarrados”, ven venir una etapa de soledad y se enojan ante el hecho de que el gobierno de Macri consiga aliados u opositores constructivos tanto en el peronismo que estaba al margen del kirchnerismo (como el de Sergio Massa, José Manuel De la Sota o Adolfo Rodríguez Saa) como en el que acompañó al gobierno K hasta el final. Los de Carta Abierta los llaman “conversos políticos” y sin mencionar al gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, en el que seguramente piensan, se encarnizan con “los señores Lino Barañao y Jorge Telerman”, a quienes atribuyen “la obsesión de figurar siempre en algún lugar del poder formal”. Lo que detectan es que, en menos de tres semanas, ya empieza a observarse en las filas que antes se disciplinaban detrás de la señora de Kirchner un deslizamiento hacia distintos grados de convergencia con el nuevo gobierno, una tendencia que probablemente se acentuará como producto de los trabajos y conversaciones que despliegan el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, el presidente de la Cámara de Diputados, Florencio Monzó y el presidente del Pro, el discreto Humberto Schiavone. Asignaturas del gobierno Esa tendencia, claro está, se acelerará o se frenará condicionada por la eficacia de la acción de gobierno para resolver cuestiones. En principio, aquellas que afectan a los sectores mayoritarios y aquellas vinculadas con los principales compromisos de campaña. Por caso, el compromiso de dar batalla a la inseguridad y el narcotráfico. En este sentido, la fuga de los hermanos Lanatta y de Víctor Schillaci, tres protagonistas de crímenes ligados al tráfico de efedrina (un negocio que aportó fondos a campañas electorales K), es un reto tanto para el macrismo bonaerense como para la Casa Rosada. A una semana del hecho, las idas y vueltas de los fugados entre Ranchos y el sur del conurbano burlando cercos de seguridad, baleando policías, cambiando de móviles y refutando en la práctica declaraciones precipitadas que hacían presumir su captura inminente incrementa la inquietud oficial y siembra frustración. Aunque la gobernadora María Eugenia Vidal y su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, son los que operan en la primera línea en esa batalla, es a Mauricio Macri a quien un fracaso del operativo dañaría más: sería un traspié temprano en un conflicto que todo el mundo reconoce difícil. Si, por el contrario, Vidal y Ritondo (con el apoyo de fuerzas nacionales) consiguen atrapar a los fugados (preferentemente sin que haya nuevas víctimas, en primer lugar los propios delincuentes), la victoria fortalecerá a la gobernadora (a quien suele ningunearse llamándola “Heidi”) y representará una inyección de confianza para el gobierno nacional para persistir en la guerra prolongada contra el amasijo de crimen y política. La inflación y el 49 por ciento El otro campo de batalla en el que el gobierno juega mucho es el económico. Particularmente el microecnómico: el escenario del bolsillo, de las góndolas, de las tarifas de servicios. En suma, el de la inflación. Resuelto con éxito el intríngulis del cepo cambiario, ahora se trata de que la devaluación no se traslade devastadoramente a los precios. El gobierno dio respuesta a reclamos de las clases medias y también a los de los exportadores, en especial a los del campo. Fueron satisfacciones para sectores que le dieron respaldo electoral en octubre y en noviembre. Ahora tiene que dar confianza a sectores que, en gran medida, no formaron parte del 51 por ciento victorioso, sino del 49 por ciento derrotado. Si no genera respuestas y expectativas para esos sectores, el gobierno alentará a los sectores “rústicos y duros” de la oposición, facilitará el juego de hostigamientos del kirchnerismo cerril y le hará difícil la tarea a los sectores del peronismo dispuestos a ejercer una oposición racional y sensata mientras trabajan para renovar su movimiento. Esta guerra se gana cerrando la brecha que otros abrieron. Jorge Raventos

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