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jueves, 18 de julio de 2013

IMPROVISACIÓN

ENTRE LA IMPROVISACIÓN Y LA IGNORANCIA por Héctor B. Trillo Para mal o para bien, tenemos la conciencia tranquila respecto de habernos referido a los temas que dan motivo a este nuevo comentario, en muchísimas oportunidades. Hemos señalado una y mil veces que el intervencionismo genera la necesidad de más y más intervencionismo, hasta que finalmente termina paralizando el aparato productivo, sector por sector, sin prisa y sin pausa. Obviamente lo que acaba de ocurrir con YPF y el acuerdo hasta ahora no divulgado con la norteamericana Chevron, es la prueba viviente de la increíble improvisación en la que se ha incurrido al confiscarse las acciones de Repsol en YPF y haber paralizado de ese modo cualquier posibilidad de generar inversiones productivas, y no sólo en el sector petrolero. La enorme necesidad de divisas que se requieren hoy día para importar energía ha obligado en su momento a la adopción del llamado cepo cambiario, cuyas derivaciones y ampliaciones a lo largo de sus casi dos años de vigencia son por demás elocuentes. Es evidente también que el sólo hecho de prohibir o de querer obligar a la población a hacer o no hacer tal o cual cosa con su dinero, genera el efecto inverso, ya que nadie obliga a nadie a hacer algo que le favorece. Aquello que a uno le conviene lo hace sin que lo obliguen, y si lo obligan, es porque de lo contrario no lo haría. Perogrullo puro. Luego de haber confiscado YPF con el argumento de la nacionalización (el secretario Moreno luce en su solapa un absurdo escudo con el viejo logotipo de esa empresa, similar a una escarapela con la sigla en el medio), para apropiarse con la intervención de la Gendarmería de una empresa, quitarle la mayoría accionaria al inversor español Repsol, colocar al frente a una persona que se la promovió como un "entendido" en el tema petrolero y un "mago" inclusive: venimos a comprobar un poco más de un año más tarde, que la producción petrolera es cada vez más insuficiente, que cada vez se nota más la ausencia de proyectos, que no se han podido llevar a cabo acuerdos estratégicos y que finalmente se ha decidido acordar con Chevron para que esta invierta una cifra cercana a los 1.200 millones de dólares en la región de Vaca Muerta, en condiciones podríamos decir que exclusivas en cuanto al tratamiento cambiario y a la posibilidad de exportar sin que se le apliquen retenciones como a todo el mundo. Un verdadero "bonus track" que muestra el grado de desesperación al que se ha llegado en la materia. Los mismos funcionarios, los mismos dirigentes que hace un año nos vendían la nacionalización de la empresa como un acto de soberanía, ahora nos venden otra vez la misma terminología para hacer exactamente lo contrario, y en condiciones mucho más favorables al inversor extranjero que las que tenía Repsol. Y para colmo, hay que insistir en esto, YPF no representa más del 33% del mercado petrolero, y alrededor del 25% del gasífero. Esto significa que la "nacionalización de los recursos" tan mentada, no dejó de ser una pantalla para atrapar incautos. Hay que recordar una vez más que la política de congelamiento de tarifas durante una década provocó un deterioro creciente de la producción de petróleo y gas. También hay que tener presente que en febrero de 2008 Repsol cerró un acuerdo con el gobierno argentino vendiéndole el 25% del paquete accionario en YPF a un grupo hispano-australiano, que fue conocido entre nosotros como Eskenazi. Esa venta fue una transacción a pagar con futuras utilidades de la misma YPF, para lo cual se dispuso que la petrolera distribuyera todas las utilidades, incluso las que tenía acumuladas sin distribuir a ese momento. Así, YPF llegó a distribuir un 142% de sus utilidades obtenidas a posteriori, ya que debió incluir la distribución de las anteriores acumuladas. Esto se hizo en la Argentina, con este mismo gobierno, con estos mismos funcionarios, con esta misma presidenta. Luego se argumentó, como se sabe, aquello del "vaciamiento", se culpó a los españoles de Repsol, y se confiscó la empresa manu militari sin pagar un peso, contrariando la Constitución y las leyes, y dando lugar a juicios internacionales que más temprano que tarde la Argentina deberá pagar. Y que en definitiva ya está pagando porque esa es la principal razón por la cual acá nadie invierte nada. Un punto que también hay que recordar es que el subsuelo pertenece a los estados provinciales. YPF, que ahora pertenece al Estado, tiene áreas en concesión como las tienen otras empresas petroleras. Inclusive antes de la confiscación, provincias como Neuquén por ejemplo, habían quitado la concesión a la petrolera sobre ciertas áreas. Una muestra más de que nada dejó de ser nacional por ser privado, y que por lo tanto todo fue una gran mentira, como lo sigue siendo. El cepo cambiario, consecuencia esencialmente de la pésima política energética durante casi 10 años, dio lugar a una galopante fuga de divisas, bajo diversas figuras, algunas ilegales y otras perfectamente legales. La necesidad de dólares entonces generó otra vuelta de tuerca: el blanqueo de capitales. Luego de aquellas máximas del ex presidente Kirchner sobre el "traje a rayas para los evasores" llegamos al segundo blanqueo en poco más de cuatro años. Un blanqueo que como se sabe es contrario a la ley penal cambiaria y también se enfrenta a la legislación internacional y local en materia de lavado de dinero. A su vez, y dado que se prohibieron las operaciones en dólares virtualmente, el mercado inmobiliario llegó a un grado de parálisis casi absoluto, por lo cual dentro del nuevo blanqueo se adoptó la modalidad de la emisión de bonos convertibles en dólares contra su aplicación a la compra de bienes inmuebles. Hablamos del CEDIN, concretamente. Un bono para un uso específico con moneda extranjera proveniente del blanqueo. No está de más recordar a aquel agente inmobiliario que fue "escrachado" públicamente en cadena nacional por la señora presidenta, por haber dicho en un reportaje que el mercado inmobiliario estaba "parado". El negado dólar ha pasado a ser la unidad de cuenta de los CEDIN y otros bonos establecidos por la nueva ley de blanqueo. La odiada divisa verde se ha convertido en bonos del Estado argentino del mismo color y con idéntica nominación; esto es: dólares. Otro tema que muestra el grado de deterioro producto de no contar con gente idónea o con políticas coherentes y permanentes en el tiempo; o las dos cosas, es el manejo de las reservas del Banco Central. Algunos cálculos señalan que desde el pago que se hizo al contado al FMI, privándose así de un financiamiento de 10.000 millones de dólares a tasas anuales de no más del 4%, se han utilizado alrededor de 35.000 millones de esa moneda para el pago de capital e intereses de deuda en moneda extranjera. Esto, que ha dado en llamarse "política de desendeudamiento" es otra gran mentira, si tenemos que decirlo crudamente. Porque en verdad lo que ocurre es que el Tesoro Nacional entrega al Banco Central a cambio de las reservas que utiliza para esos pagos, unos bonos a 10 años que el Banco contabiliza en su activo. El activo del Banco Central tiene, entonces, 35.000 millones de dólares en bonos del Tesoro Nacional, a 10 años y cuyas posibilidades de efectivizarse son NULAS. Por otro lado, durante mucho tiempo el Banco Central emitió Notas (denominadas Lebac y Nobac) para "secar la plaza" de los billetes de peso emitidos para comprar los dólares caros de otrora. Una cifra que oscila entre los 15 y los 20.000 millones de dólares forman parte de la deuda del Banco Central por estas Notas. Como se sabe, la moneda emitida es el pasivo del Banco Central, y las Notas son lo que denomina activo remunerado, es decir se quitan los pesos emitidos, y se entregan Nobacs y Lebacs con una tasa de interés. El deterioro es evidente. Ya el Central no anda con miramientos y directamente emite la cantidad de moneda que se le pide. La presidenta de esa institución ha afirmado a quien quiera oírla que la emisión sin respaldo "no es inflacionaria". El panorama es grave, para no resultar lapidarios. El endeudamiento es creciente, los problemas del default no se han resuelto y pende la espada de Damocles de un fallo desfavorable en Nueva York, la inflación sube sin solución de continuidad, el cepo cambiario se multiplica, la importación de energía requiere sumas astronómicas que se intentan obtener con un blanqueo a las apuradas, etc. Los mismos funcionarios que llevaron al país a esta situación, siguen dándole vueltas a los tubos de ensayo intentando ver qué pasa con ciertas medidas o con las contrarias, en ambos casos con el mismo sello ideológico: la soberanía. En estos días, a raíz de que el blanqueo no está dando los resultados esperados y por lo tanto casi no se han suscripto CEDIN, el gobierno optó por restringir la operatoria en otros bonos del Estado, que normalmente se utilizan para las operaciones denominadas "contado con liquidación", operaciones que hasta hace pocas horas eran estimuladas con la venta masiva de bonos por parte de la ANSES a los efectos de bajar el precio e inducir por esa vía a una baja del tipo de cambio "blue". Esta nueva restricción no ha hecho más que provocar nuevamente la suba, precisamente, del "blue", con lo cual la ANSES se desprendió de algo así como 1.000 millones de dólares en bonos, que malvendió, de manera absolutamente inútil. Así, los deteriorados fondos de los jubilados se han resentido más todavía. Nadie sale a vender barato lo que puede vender más caro. La Anses sí. Y acá paramos, creemos que los casos que citamos exponen brevemente el grado de improvisación, la falta de profesionalismo y la verdadera ligereza con que se actúa; ligereza que en algunos casos por lo menos podemos tildar de ignorancia. Porque estos vaivenes, estos ida y vuelta, esta increíble vuelta de 180 grados hacia lo mismo, no puede ser considerada ni remotamente una acción profesional. Y esto mucho más allá de las ideas que cada lector sostenga. Solemos decir que si cualquiera de nosotros va a hacer una inversión en China y los chinos aseguran un determinado tratamiento durante los próximos 30 años, podemos tener la seguridad de que lo respetarán. Sólo nos resta decidir si nos conviene. Acá no, acá no sabemos lo que se le puede ocurrir al día siguiente a nuestros funcionarios. Recordamos para terminar aquellas expresiones del funcionario Kicillof cuando refiriéndose a la seguridad jurídica y al llamado clima de negocios, afirmó durante la exposición luego de la confiscación de YPF, dijo que esas eran "palabras horribles". Y aquí estamos, sufriendo las consecuencias y viendo cómo canta la palinodia él y todo el gobierno. Esto es, cómo se retracta haciendo lo inverso, pero con una vuelta de tuerca, porque en economía todo es posible, menos evitar las consecuencias.

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