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viernes, 15 de noviembre de 2013

678

¿Cuánto nos cuesta 6 7 8? Por Agustín Laje (*) La periodista Mariel Fitzpatrick, que trabaja en Periodismo para Todos, ha logrado recientemente un importante fallo de la Sala IV de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal que ordena al Estado hacer públicos los contratos que tiene con la productora de Diego Gvirtz, Pensado Para Televisión, algo que la Jefatura de Gabinete se viene negando hacer desde hace ya casi un año. El hecho no tendría nada de relevante, de no ser porque Pensado Para Televisión es la productora del programa televisivo ultraoficialista 6 7 8, una de las principales usinas de difusión del relato kirchnerista financiada con dineros públicos. La polémica llegó, como no podía ser de otra manera, al propio piso de 6 7 8 hace apenas algunos días. Los panelistas aprovecharon la situación para victimizarse (las únicas víctimas somos, en verdad, los argentinos que pagamos sus sueldos con nuestros impuestos) y el locutor del programa, desafiante, adelantó al aire: “Esta noche en exclusiva, los contratos de PPT (Pensado Para Televisión)”. Todo indicaba, en efecto, que por fin nos darían a conocer cuánto dinero gasta el Estado en mantener a los alcahuetes en cuestión. Pero finalmente no fue más que un amague. El programa terminó, y nunca conocimos los mentados contratos. Vale destacar que 6 7 8 se emitió por primera vez en la pantalla chica el 9 de marzo de 2009. Se trata de un programa político de archivo, que utiliza contenido gráfico, televisivo y radial producido por otros medios para estructurar a partir de ahí una crítica o un elogio de lo que se presenta con formato de informe. La idea central es efectuar un análisis sobre los medios de comunicación. Las críticas sobrevienen invariablemente cuando la fuente analizada es algún medio no subordinado al gobierno, mientras que los elogios que se dedican al kirchnerismo son siempre construidos a partir de fuentes oficialistas. De esta manera opera el adoctrinamiento televisivo que impulsa 6 7 8, sobre la base de una polarización harto cuestionable: “Eso que los medios enemistados con el gobierno te muestran es todo mentira, mientras lo que nosotros te mostramos es aquella realidad oculta que debés conocer”. Tal es la consigna que subyace a la lógica del ciclo. 6 7 8 es un programa que no produce contenido periodístico. El archivo no funciona en él como una herramienta de apoyo ni como aderezo de información propia, cosa objetable en un ciclo que se supone político y que, además, es sostenido por todos los contribuyentes. El archivo despedazado en formato de informe es, más bien, el principio sobre el que se construye todo el programa, siendo los panelistas el simple condimento que refuerza el trabajo de los editores. La propia María Julia Oliván, la primera conductora del ciclo, define en su libro titulado “6 7 8” el trabajo de los panelistas del programa de la siguiente forma: “Es como si los periodistas llegaran a la redacción de un diario que ya está escrito. Pero al que le pueden agregar comentarios al margen”. No suena muy laborioso, ¿cierto? Por lo visto, ser un opinólogo con vocación de felpudo no parece ser una labor con demasiadas complejidades. La audiencia de 6 7 8 en términos cuantitativos es insignificante comparada a otros programas políticos como Periodismo para Todos, su peor enemigo, conducido por Jorge Lanata en Canal 13. Mientras el primero habitualmente mide entre 2 y 3 puntos de rating, el segundo habitualmente se encuentra entre 16 y 23 puntos; mientras el primero rompe su record cuando llega a los 5 puntos, el segundo ha alcanzado los 32 puntos en algunas de sus emisiones más reveladoras. Esto es ciertamente paradójico, porque significa que el Estado está destinando dinero de la gran mayoría de los argentinos para un programa ultraoficialista que lo ve una minúscula minoría. De ahí que les resulte tan difícil mostrar los contratos. Lo cierto es que, a pesar de los amagues, en Canal 7 nadie quiere revelar el dinero que se lleva Gvirtz por 6 7 8. Las órdenes vienen de arriba: de la Jefatura de Gabinete que maneja Juan Manuel Abal Medina, por supuesto. No obstante ello, con Nicolás Márquez hemos recopilado importantes datos en nuestro nuevo libro titulado Cuando el relato es una FARSA, que nos dan una idea de la desproporcionada suma que se llevan los izquierdistas adinerados de 6 7 8. En efecto, rastreando datos en el año 2010, el periodista de espectáculos Luis Ventura –cuando no había sido todavía rentado por el kichnerismo– consiguió una copia del contrato de Canal 7 con la productora de Gvirtz, Pensado Para Televisión (PPT), por la transmisión de 6 7 8. En este documento se conoció que el ciclo de marras le costó durante ese año a los argentinos 760.000 pesos mensuales por los programas que van de lunes a viernes, y 50.000 pesos por las ediciones especiales del domingo. Todo eso suma 11.520.000 pesos anuales durante 2010, una cifra que excedió ampliamente al contrato que se había firmado en 2009 por 7.680.000 pesos. En el año 2013, en cambio, pudimos conocer algunas actualizaciones de estos guarismos que, paradójicamente, volvieron a favorecer a quienes niegan la inflación. Se pudo saber que Gvirtz actualmente cobra por mes 1.313.280 pesos más IVA por 6 7 8 semanal, y otros 86.400 pesos más IVA por cada programa dominical. Estas cantidades sumarían entonces 19.906.560 pesos anuales sin incluir IVA. Hay algo que, a la vista de estos datos, resulta innegable: para Diego Gvirtz y sus muchachos “revolucionarios” de 6 7 8, esta sí que fue una “década ganada”. (*) Agustín Laje es coautor del libro “Cuando el relato es una FARSA”. @agustinlaje | agustin_laje@hotmail.com La Prensa Popular | Edición 250 | Viernes 15 de Noviembre de 2013

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