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sábado, 25 de mayo de 2013

EDIPO

Edipo, un personaje auténticamente peronista "Todos somos hijos políticos de alguien que no es el padre y terminamos queriendo matar a papá, enamorados de alguna mamá y así sucesivamente", afirma el autor sobre el peronista arquetípico. Casi casi un afiche peronista; "El ciego Edipo encomendando sus hijos a los dioses", Bénigne Gagneraux (1756-1795). por RAÚL ACOSTA ROSARIO (La Capital). "Negar lo evidente es una condición del peronismo en cualquiera de sus vertientes sin excepción, también en las de su inquilino actual, el kirchnerismo". Párrafo 3, nota del domingo 19/5/2013 firmada por prestigioso colega, Pablo Sirvén. La definición es suficiente, absuelve posiciones. Sostiene sin fisuras: ningún peronismo, en la vertiente que se elija, acepta lo evidente. Rara cuestión desde que Perón adoptase la frase derivada de los griegos. La tapa de la carpeta azul que llevó Rogelio Frigerio a Puerta de Hierro afirmaba lo contrario. Aquel aliento pactista se mostraba como base. "La única verdad es la realidad". Fue un fenomenal juego de mosqueta. Arturo Frondizi presidente. El Che pidió un bife chorizo (entrecot). La señora hoy dice desarrollo industrial, como la UCRI en 1958 como Belgrano en 1810. Valor agregado. El Che es héroe nacional. Asumir que todo el peronismo miente es bastante cercano al gorilismo fundamentalista. Que otra cosa es, básicamente, su definición de la construcción del peronismo a partir de negar la evidencia. Chau, es cosa juzgada. Él sabrá por qué. Dejemos puesta una pica. Para el colega hay varios peronismos. Edipo, quien prefirió cegarse a ver la evidencia, quizás cegado por la evidencia (o acaso culpable de la evidencia y por tanto decidido a cegarse para no verla) es una forma de abordar el peronismo. El peronismo como evidencia. Je.El peronismo es edípico. Sí o sí. Táchese lo que no corresponda. Los argentinos somos edípicos. No se tache nada. Edipo es, a su modo, la novelita policial perfecta. El muchacho no quiere matar a su padre (es adoptado), yira que te yira por esos campos del Peloponeso y patapúfete, termina enamorándose de su mamá después de haber hecho percha al padre de sangre. Asesinato agravado por el vínculo. La patria es mi madre, compañeros. Todos somos hijos políticos de alguien que no es el padre y terminamos queriendo matar a papá, enamorados de alguna mamá y así sucesivamente. El periodista cree que no es Edipo porque cree que no es peronista. Juá juá.Somos más extremistas que el hombre de Tebas. El peronismo mata padres y padrastros. Hum. Los líos con la vieja deberíamos sostenerlos pero sin escarbar. Evita. Isabelita. Cristinita. Guau. Pavadas de Yocastas. Silencio en el fondo por favor. El peronismo conserva su raíz en cada giro que toma el único gobierno de raigambre absolutamente autóctona, populista, cuasi fascista, seguramente incompleto y aluvional. Viva la revancha y el deme dos. Esto es el peronismo, che. Desde 1943 jodiendo las farsas clásicas por otra más chabacana: chicos, apareció un papá. Jugamos con fuego y nos hacemos pichí en la cama. Somos niños. Aún y todavía. En la década del '90 una obra teatral de mi autoría resistió 2 años en Rosario. “Edipo de vidrio”. Criogénesis, embarazo probetario. Una madre, con un hijo en estado vegetal después de un accidente se implanta óvulos fecundados por su hijo y su nuera, la nuera la denuncia, su marido la enfrenta, el trasfondo de la realidad nacional gira en el escenario y finalmente el marido la mata. Va a juicio y la jueza le aclara: no está siendo juzgado por el mínimo asesinato de su esposa embarazada de su hijo. Va a juicio acusado de peronismo. La jueza enumera los cargos (todos los que cualquier gorila puede imaginar) el abogado defensor es un pastor mediático y el fiscal un militante del '70. Chin, pum, fuera.Nunca supe si la puesta decía mi pensamiento. En 1990 Argentina ya era genéticamente peronista. Lo es. El gen de la deslealtad, la prepotencia, la mentira, el oportunismo, el abuso de autoridad, la concepción de la política desde el aparato del estado siempre, siempre y el final de partido único justiciero y vengativo, interpretando el sentimiento y el anhelo de los pobres, el pueblo, los descamisados de mi patria, es básico. ¿Quién está libre y puede tirar el primer cascotazo a la Plaza de Mayo?, ¿quién? Argentina tiene genéticamente el componente visceral: matar padres (¿padrastros?) y acostarse con la mamá, esa patria informe que representa la vuelta al hogar (Harold Pinter) al regazo, a mamacita, al tango, la nostalgia, el ayer, el te acordas. Nos viene desde el fondo del alma, como a Rosita Melo. Todos los argentinos nos creemos con derecho a implantarnos el pueblo, el hijo que la accidentología deja huérfano y nos sentimos primeros padres de la criatura. La criatura es el país del porvenir que crecerá sanito, créame, don. Déjeme a mí que yo sé todo. El kirchnerismo tardío llenó de ratas la administración pública. Porque el Estado sobrevivirá. El cristinismo ululante llena de militantes los cargos públicos, porque el Estado sobrevivirá. La oposición tiene un drama de difícil solución. Condenar al peronismo, en todas sus vertientes, pero el peronismo sobrevivirá al kirchnerismo tardío, al cristinismo ululante y al gorilismo apasionado gritando una frase, típicamente peronista. Mi mamá me mima. Variante hot: mi mamá me ama. Sugiero a quienes deseen otra Argentina concurrir a la antiquísima ciudad de Viena y apelar al contrafactismo. Deben matar a Segismundo y soñar que la vida será distinta. Pero no se sabe. Desde Calderón que no se sabe. Ayuda memoria. Edipo no era bolú. Encontró a la esfinge, que mataba a todo aquel que no adivinara sus acertijos, atormentando al reino de Tebas. “¿Cuál es el ser vivo que camina en cuatro patas al alba, con dos al mediodía y con tres al atardecer?”. Edipo respondió: el hombre “¿Son dos hermanas, una de las cuales engendra a la otra y, a su vez, es engendrada por la primera?”. Edipo contestó: El día y la noche. Furiosa, la Esfinge se suicidó lanzándose al vacío. Edipo entró a Tebas como un rey y ya se sabe lo que pasó. Edipos somos todos, compañeros.

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