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jueves, 6 de junio de 2013

NARCO MARAS

Narco Maras, ficción y papelón Las Narco Maras y la ficción de la tregua y el perdón. Honduras sigue los pasos de El Salvador. Y Argentina se esmera dentro de la "Década rifada". La nueva jugada de Las Maras da la vuelta al mundo. Y estalla, como si fuese colosal, en los imaginarios arengados por la complicidad de los grandes grupos de poder que le han dado y aún dan, a estas agrupaciones, un poder. Una razón para seguir matando. Perpetuando el miedo devenido en terror. Y estableciendo planes de inclusión que tienen que ver, entre otras cosas, con su naturalización, la conformación de un partido político y cuando no, con solapados acuerdos que apuntan a que Las Pandillas, ya mutadas a Maras y con alianzas con los Carteles, operen sin perjudicar a los Gobiernos. Proveyendo, aunque lo nieguen, una renta y la garantía de votos. Así es, como el comunicado de arrepentimiento desde la cárcel y el llamado a terminar con la violencia en Honduras, tiene su antesala en El Salvador. Cuando hace varios meses atrás, Las Maras, también hablaron de un dudoso llamamiento de cese de la violencia que hoy se convierte en un importante crecimiento de Pandillas en dicho país, tal como informa el periódico mexicano La Vanguardia. Un perdón. Una tregua. Una burla a la sociedad. (http://www.vanguardia.com.mx/aumentanumerodemarasenelsalvador-1750269.html) Un papelón que los Gobiernos reproducen compulsivamente ante la sociedad. Con la cual prefieren quedar mal. Exponerla y someterla. Subestimarla. Acoplándose, en connivencia, a la estrategia de estas Mafias. NARCO MARAS. Un simulacro. Una tergiversación Existe un simulacro de Paz. Un velo para las sociedades de la fatiga. Hartas del castigo de la Inseguridad en las calles. Agotadas de no poder caminar, sin miedo, por las grandes ciudades. Por sus pueblos. Ocurre, a pesar de muchos, que el fenómeno de Las Maras desbordó al mundo por omisión, dejadez, equivocación y connivencia. Cuatro factores desencadenantes para que estas organizaciones delictivas pudieran crecer sin fronteras y tejer lazos de unión con otras Maras, así como con Sicarios y Carteles de la Droga. No existieron los frenos. Fracasaron las políticas. Se hizo foco en la pobreza y la marginalidad. Creando, de esta manera, una atmósfera de profunda tergiversación de una situación que jamás, bajo el manto del pauperismo, podría haber tomado semejante magnitud. Las miradas tardías se posaron sobre las Pandillas barriales que no podían trascender al Narco Crimen. Excepto, con alguna punta de superioridad. Mientras tanto, Las Maras ya conformadas, crecían. Acuarteladas y finamente instruidas para pasar de rango. Para operar en un campo de sicarios. Forjarse un futuro y ganar espacios de poder dentro del mismo Crimen Organizado que a su vez, ya había librado su propia guerra interna. Esa guerra que hoy, también la vemos en Argentina. Con la presencia de Zetas y de contingentes de Narcos Peruanos refugiados. El negocio de la Inseguridad La corrida de la violencia y la competencia dentro del campo de acción es grande. Y en este proceso de cambio social, Las Maras, necesitaban correrse del panóptico. Para ello, el llamamiento de Paz, era una de las vías más apetecibles pero al mismo tiempo, más controvertidas. Porque si se termina la violencia, se termina el negocio. La renta suculenta que la Inseguridad mueve. Un importante caudal de dinero que financia campañas políticas, lava, mueve grupos financieros escudados en Sociedades Anónimas. Y gesta un circuito de transporte aéreo, marítimo y terrestre de carga y descarga bien estudiado. Bajo conciencia, descontrolado. De ahí, que si se analizan las formas, el contexto, los códigos tumberos y la digitalización de las movidas mareras dentro las prisiones y desde adentro hacia afuera, se arriba a la conclusión de que la Paz, tiene que ver con un desplazamiento de las operaciones Narco Maras. Es decir, descentralizar el poder de las mismas. Ramificarlo hacia zonas de fronteras y crear una calma de ficción en las ciudades. Un sosiego, por ejemplo, a la capital de Honduras. Trasladar la barbarie como se hizo en El Salvador para luego encontrar, en descampados, fronteras y zonas alejadas, fosas. Las fosas con los cadáveres del fetichismo de la Paz. Argentina desplaza delito En Argentina el funcionamiento es similar. Argentina es un país consagrado, dentro de lo que era el triángulo embrionario sur, junto con Chile y Uruguay, como Narco Mara. Mientras estos países contuvieron la importación de Maras, el nuestro, se estanco en la permeabilidad. Ahora, sin políticas y en estado de desborde definido como sensación, se recurre a los típicos paliativos. A profundizar el caos sin que se vea. Metiendo la mugre bajo la alfombra. Entonces, se desplaza población conflictiva y delictiva hacia el interior a través de planes de construcción de viviendas para ser habitadas por un flujo de migrantes internos, por lo general, provenientes de las Villas más problemáticas . Hablamos de la 31. 1-11-14. Fraga. Ciudad Oculta. Cava. Y más. Una masa vinculada con el delito que aún, no alcanza los niveles más extremos pero que ya no puede estar en sus lugares de orígenes por ser divisada, por la buena policía, como factor de riesgo para terceros. Y que gozan, en la paradoja, por una cuestión de estrategia de poder, del extraño "derecho" a la libertad. A no ser encerrados. Con excusas de minoridad y escape. Se los traslada. Se traslada su violencia y los pueblos pasan del bálsamo de la tranquilidad, al caos social que instala usos y costumbres mafiosos. (En las próximas semanas, más datos) Las Villas, vaciadas de pandilleros, se nutren de Narcos. Así como del material humano local más apto para mutar a Maras. Preparar la fusión. "Acuerdos", claro está, negados. Intendentes "desentendidos". Mendicidad de calma. Consagración de la Violencia en la "Década Rifada". PUBLICADAS POR LAURA ETCHARREN.

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