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miércoles, 28 de septiembre de 2016

CGT DE JUGUETE

"Doctrina Caruso Lombardi": la nueva CGT amenaza con "irse a las manos" mientras busca excusas para levantar el paro Por Juan Manuel Barca Al igual que el técnico, recordado por protagonizar peleas con más insultos que golpes efectivos, la central obrera busca ponerle fecha a la huelga. Sin embargo, la intención es ablandar al Ejecutivo para lograr un alivio en Ganancias o un bono compensatorio. La Iglesia se sumó al debate La CGT sufre por estas horas el síndrome de Ricardo Carusso Lombardi. Al igual que el polémico técnico, recordado por protagonizar peleas con más insultos que golpes efectivos, la central obrera se juega todo para disuadir al Gobierno por medio de un paro sin fecha. El objetivo: lograr una señal oficial que permita mostrar algún resultado de sus frustradas gestiones, sin necesidad de "irse a las manos". En medio de esta tensa calma, entró en escena la Iglesia y hasta el massismo, que se pronunciaron a favor de "agotar todas las instancias de diálogo". Ese es, justamente, el espíritu predominante puertas adentro de la CGT, donde son varios los que prefieren conciliar. Sin embargo, los sectores más duros apuestan por ir hacia una huelga. "Hay muchos caminos antes del paro, la decisión es de Mauricio Macri: él tiene que elegir si nos quiere de amigos o enemigos", advirtió a iProfesional un gremialista del sector de los "independientes" que participó el viernes pasado del confederal de la CGT. En el marco de esa cumbre, la mayoría de la cúpula se pronunció a favor de delegar al Consejo Directivo la decisión de definir una medida de fuerza, pero sin ponerle fecha. Ahora se abre una verdadera carrera contrarreloj para evitar que se "gatille" la protesta. El encuentro que podría sellar la paz tendrá lugar este jueves, cuando el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, y el de Interior, Rogelio Frigerio, reciban a los sindicalistas en la Rosada. Los funcionarios intentarán acercar las dos agendas: • La del sindicalismo, que incluye un pedido de cambio en Ganancias y un bono de fin de año para jubilados y beneficiarios de planes. • La del Ejecutivo, centrada en la reforma de las ART y un "acuerdo productivo". Las amenazas de la CGT se intensificaron en las últimas semanas a raíz del malestar creciente entre los gremios afectados por los despidos, la pérdida de poder adquisitivo y el impacto del Impuesto a las Ganancias. En este marco, estatales y docentes este martes volvieron a las calles para pedir la reapertura de paritarias. Los bancarios, en tanto, realizarán este miércoles y jueves asambleas con ceses de tareas en sus lugares de trabajo, con el objetivo de reabrir su acuerdo salarial -habían cerrado un 33% en marzo- y exigir una reforma de Ganancias. Al igual que el de los camioneros, el sindicato es uno de los más perjudicados por el impuesto y de los que más viene insistiendo en lanzar una huelga de inmediato. El otro factor de presión que pesa sobre el sindicalismo peronista es la mayor presencia en las calles de las dos CTA, la izquierda y los movimientos sociales. Estos sectores reforzaron su llamado a un paro nacional después de la convocatoria registrada en la marcha federal a principios de septiembre, que concluyó con una manifestación masiva en Plaza de Mayo. El secretario general de ATE, Hugo "Cachorro" Godoy, defendió este martes el paro que llevan adelante los estatales en todo el país y cuestionó a algunos dirigentes de la CGT que "son parte del acuerdo con el Gobierno". De esta manera, apuntó de manera directa en contra del titular de los Gastronómicos, Luis Barrionuevo, y de Andrés Rodríguez, de UPCN. Toma y daca En vistas de la escalada gremial, el Gobierno se vio forzado a mover piezas. Por ello, antes de recibir a la CGT, el equipo comandado por Frigerio y Prat Gay quiere alcanzar un acuerdo con los gobernadores. Le apuntan a avanzar con cambios en Ganancias, entre ellos, un alivio en el medio aguinaldo. Cristina Kirchner había apelado a medidas de tono similar para desactivar los paros de Hugo Moyano. Es una decisión que implica un costo menor en comparación con una reforma integral, como reclamaba hasta hace pocos días la central obrera. El problema es que cualquier retoque genera temor entre los mandatarios provinciales, debido a que el tributo es uno de los que más aporta al reparto federal de la coparticipación. Para convencerlos, desde la Rosada prometen compensarlos con el IVA, que aumentaría por encima de la inflación y también es clave para engrosar los fondos distribuidos a las provincias. A la hora de sentarse a dialogar con los sindicalistas, el discurso de Prat Gay hará hincapié en los primeros síntomas positivos que está mostrando la economía. El ministro espera que en el tercer trimestre venga el rebote tras la recesión, luego de tres meses previos en los que se registró una caída del 3,4%, según los últimos datos del INDEC. En tanto, Frigerio presentará indicadores más detallados sobre el repunte en la construcción. "En agosto se empezó a reactivar el trabajo en el sector. Ya se recuperaron 5.000 empleos. Además, las perspectivas son mejores aun porque ahora van a arrancar las licitaciones", señalaron a iProfesional desde el Ministerio de Interior. El argumento oficial es que la falta de inversión pública en el rubro no se debió a un freno del gasto, sino al faltante de expedientes generado por la administración anterior. Inflación: la gran duda El titular del BCRA, Federico Sturzenegger, mantuvo para este año el objetivo de llevar la tasa mensual de inflación al 1,5% o menos y se comprometió a que el índice no supere el 17% el año que viene. Por cierto, son cifras que hasta los economistas más cercanos al Gobierno ven alejadas de la realidad. La CGT también desconfía. Según sus indicadores, los salarios llevan acumulada una pérdida del orden de los 12 puntos frente a los precios en lo que va del año. Y si bien reconocen una baja en la inflación, lo atribuyen a la recesión y a su impacto sobre el consumo. No a una virtud del macrismo. Por otra parte, la canasta total medida por la Ciudad marca niveles elevados: hasta agosto, había acumulado un incremento interanual del 41%, al superar los $20.000 para una familia tipo. Pese a los desencuentros, en el Ministerio de Trabajo minimizan la posibilidad de un quiebre en las relaciones y sostienen que "el diálogo es continuo". Ponen como ejemplo al metalúrgico Antonio Caló y al líder del sindicato de la construcción, Gerardo Martínez, dos referentes que, aseguran desde el Gobierno, mantienen una postura negociadora. De hecho, ninguno de los dos resolvió medidas de fuerza. El cuadro actual deja en evidencia las diversas posiciones que conviven, aún con fuertes encontronazos, al interior de la central obrera. "Hay sindicalistas más tranquilos y otros que se quejan por las tensiones en su actividad", afirman en la cartera laboral. Más allá de los cortocircuitos, los funcionarios enfatizan que "la idea es que no haya paro". Por ello, hasta no descartan que pueda haber aportes del sindicalismo al proyecto de Ganancias que presentó la semana pasada Prat Gay ante el Congreso. "Agenda light" El doble juego de la CGT -entre amenazas de paro y una postura dialoguista- quedó expuesto en la agenda que finalmente llevará a la reunión del jueves. Con el pasar de los días, la central comenzó a ablandar sus reclamos, al dejar de lado la exigencia de una reapertura de paritarias y la reforma integral de Ganancias en favor de una compensación (salarial o no) y un alivio en el tributo para el medio aguinaldo. Los otros puntos contemplan un aumento de emergencia para jubilados y, por primera vez en mucho tiempo, una ayuda a los movimientos sociales. La central se propone "acaudillar" a un ala de dichas organizaciones, en momentos que se reactiva la protesta de desocupados y cooperativistas. Este martes, por caso, los piqueteros de izquierda acamparon en Plaza de Mayo. En cambio, el reclamo por los despidos quedó, por ahora, fuera de agenda. Esta reivindicación había motivado el 29 de abril la movilización sindical más fuerte desde que asumió Macri. La clave en ese entonces pasaba por apoyar la ley antidespidos. En aquella ocasión, al igual que ahora, las tres versiones de la CGT amenazaron con un paro general si el Presidente vetaba la iniciativa como lo había anticipado. El mandatario cumplió su palabra, pero la medida nunca llegó efectivizarse. Ahora, con un margen menor de maniobra, la central apuesta a que el macrismo reconozca el precio de la "prudencia" sindical, especialmente luego de que la cúpula cegetista se unificara el mes pasado. Por ello -pese a las advertencias de Pablo Moyano, que el lunes vaticinó que la reunión con Prat Gay "no va a tener sentido"-, son varios los que sostienen que el gremialismo "quiere dialogar". Esa mayoría silenciosa fue la que influyó en el confederal del viernes pasado, donde quedaron en minoría los sectores que exigían un paro inmediato, como camioneros, bancarios, aceiteros, judiciales, canillitas y algunos otros vinculados al transporte. "La cautela de la dirigencia es para no cortar relaciones", afirmó a este medio un sindicalista que estuvo presente en la cumbre. El compás de espera abierto es apoyado por el propio triunvirato, encabezado por el moyanista Juan Carlos Schmid, el "gordo" Héctor Daer y el barrionuevista Juan Carlos Acuña, quienes se inclinan en favor de encontrar una "solución". "No quiero un paro, quiero respuestas", disparó Acuña. Por si quedaban dudas, Schmid dejó entrever algunas cartas con las que el Gobierno podría calmar fácilmente la ansiedad sindical. Al referirse a cómo se podría evitar la huelga, el dirigente gremial fue claro: "Eso depende de la lapicera del Ejecutivo, la demanda que estamos formulando tiene que ver con el costado fiscal, con los recursos". Con un peronismo todavía sin rumbo, los sindicalistas no encuentran demasiadas ventajas en debilitar a un Gobierno que, mal que les pese, les abre más la puerta que el kirchnerismo. Además, según reconocen, el oficialismo tiene un "déficit político": no maneja las cámaras legislativas, cuenta con menos de la mitad de los gobernadores y apenas un cuarto de los intendentes. Lo que no dicen los gremialistas es que el avance de la causa sobre el portuario Omar "Caballo" Suárez, salpicado por la corrupción, también es motivo de su preocupación. Por eso el "paro sin fecha" sirve de paso para marcar otros límites. Así como Caruso, como cuando gritaba "no me midás" para advertirles a unos barras que no fueran a buscar pelea, el sindicalismo peronista encontró la manera de presionar pero -por ahora- sin ir a un choque directo

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