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viernes, 16 de septiembre de 2016

RENTA BÁSICA

RENTA BÁSICA UNIVERSAL Entre la herramienta milagrosa y la tentación de Satanás Los pensadores de izquierda y de derecha suelen tener desacuerdos profundos respecto de una variedad de temas, pero hay pocas ideas en el mundo que consiguen tener tantos partidarios y tantos opositores hacia adentro de cada una de las esferas del espectro ideológico como la de la renta básica universal (RB). También llamada renta básica incondicional, garantía básica de ingreso o ingreso ciudadano (IC), esta idea cobró un nuevo impulso a partir del estancamiento del salario y el miedo a que las máquinas y los robots de Silicon Valley reemplacen el trabajo humano. En Estados Unidos, la idea tiene el apoyo de pensadores de izquierda tales como Andrew Stern, ex presidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios. También es defendida por algunos pensadores de derecha, como Charles Murray del Ins tituto de la Empresa Americano. Y detractores en ambos sectores. Finlandia está emprendiendo la implementación de una renta universal “light”, según la definen algunos especialistas (no alcanza para vivir), al menos por ahora de manera experimental. Otras varias ciudades del mundo están probando o a punto de probar cosas similares, entre ellas la ciudad holandesa de Utrecht; y Oakland, en California, USA. Ontario en Canadá también está dándole una chance a la idea. “La idea de la renta básica universal suena extravagante, ¿no?” El concepto de que el Estado pague una suma mensual a cada ciudadano por el mero hecho de serlo es tan revolucionaria que hasta ha despertado fantasías satánicas en Kenia, a donde la organización caritativa GiveDirectly se ha propuesto brindar a fines de este año pagos regulares de alrededor de US$ 1 por día a 6.000 ciudadanos keniatas, sin ataduras respecto de en qué deben gastarlo. “Pasada la edad de oro del capitalismo que siguió a la II Guerra Mundial, caracterizada por el pleno empleo, los responsables de las políticas sociales en Europa intentan desde la década de los setenta solucionar de forma definitiva el problema del paro. Y, debido a una serie de novedades simultáneas, la renta básica vuelve a estar en la agenda. El elevado desempleo que se prolonga desde que empezó la crisis financiera en 2007, el aumento de la desigualdad y la distribución desproporcionada de los beneficios de la globalización son el contexto de este resurgir de la defensa de una renta garantizada como alternativa al sistema actual”, explica Loek Groot, en el diario El País. El objetivo de GiveDirectly en Kenia es testear si la renta básica incide en la reducción de la pobreza, explica Chris Weller del diario Business Insider. En el blog de la ONG, se explica que hasta el momento, en otros países de África del Este a donde también se había puesto en práctica el experimento, las tasas de gente que se niega a recibir las transferencias de cash se habían mantenido entre 4% y 6%. Pero en la región keniata conocida como Homa Bay, sin embargo, las tasas de gente que rechaza la renta ofrecida por GiveDirectly ascienden hasta el 40%. Es que la gente elegida para recibir el dinero encuentra difícil creer que una organización le brindaría el salario de un año de manera incondicional, sin pedir nada a cambio. Así, han surgido distintas narrativas dentro de la población para explicar el fenómeno. Entre ellas, rumores de que el dinero está asociado a cultos o a la adoración del diablo. Más allá de los temores que pueden existir en una sociedad acostumbrada a ser saqueada tanto por Occidente como por sus propios gobernantes, la idea de recibir dinero a cambio de nada suscita al menos un interrogante. Silicon Valley considera que, dados los avances tecnológicos, de acá un tiempo el empleo estará limitado a aquella gente que posea alta formación tecnológica más algunos brindadores de servicios, y que gran parte de la humanidad se encontrará sin nada para hacer. Por eso, el Valle del Silicio es uno de los principales promotores de la idea de la renta básica universal, que vendría a zanjar un problema por lo demás insondable. Para ellos, en el futuro cada uno de nosotros tendrá la opción de trabajar o no. Algunos analistas se burlan de esta visión utópica o distópica, según se la mire. Cobrar por existir, vivir sin trabajar: ¿el paraíso de un mundo en el que los robots lo hagan todo por nosotros o un infierno parecido a los planteados en libros como “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley y “Rebelión en la granja” de George Orwell? El relato popular keniata según el cual el ofrecimiento de plata gratis debe de alguna forma provenir del diablo, por muy descabellado que suene, tiene correspondencia con la idea de que cobrar un dinero por hacer nada, para el caso de una persona que tiene la posibilidad y está en edad de trabajar, conlleva ciertos riesgos que no deben pasarse por alto. Podría invertir valores establecidos y es de alguna manera, injusto, dado que pasa por alto las necesidades y capacidades diferentes de cada miembro de la sociedad. “Una renta básica sin condiciones que proporcionase unos ingresos mínimos a todo el mundo rompería el vínculo entre prestaciones sociales y trabajo remunerado. Por eso este planteamiento va en contra de la base ética del Estado de bienestar. Tal y como lo conocemos, este sistema otorga beneficios sociales de manera condicional, temporal y selectiva. Eslóganes como ‘quien no trabaja, n o come’, ‘no se puede esperar algo a cambio de nada’ y ‘la comida gratis no existe’ expresan claramente ese principio ético en el que se sustenta el Estado de bienestar”, escribió Groot en El País. “Pero la polarización de los empleos —caracterizada por el declive gradual de la proporción de puestos de trabajo propios de unos empleados de clase media—, el proceso de flexibilización del mercado laboral y la automatización del trabajo estimulan el movimiento a favor de la renta básica”, agregó. Finlandia: una versión “light” de la renta básica universal Leonid Bershidsky, de Bloomberg, explica por qué la idea de la renta básica universal resulta seductora para distintos sectores: “A la izquierda le gusta porque, en teoría, elimina la pobreza extrema. Los utópicos tecnológicos la ven como una solución al desplazamiento de los humanos por las máquinas. Los intelectuales aprecian el apoyo estatal a tentativas creativas sin un claro potencial comercial. Los liberales la ven como una oportunidad de reducir el Gobierno: el enorme aparato de servicios sociales podría ser eliminado y la legislación podría ser muy simplificada. Los experimentos académicos, de todos modos, han sido fragmentados y en pequeña escala, por lo que es difícil para la mayoría de la gente imaginarse cómo funcionaría el ingreso básico.” La primera gran objeción, explica Bershidsky, es que la renta básica universal sería excesivamente costosa. “En Estados Unidos, por ejemplo, entregar 10.000 dólares al año a cada adulto —una cifra inferior al umbral oficial de la pobreza para un hogar unipersonal— agotaría casi todos los ingresos fiscales federales del sistema actual”, escribió Pranab Bardhan en El País. Hace poco se llevó a cabo un referéndum en Suiza que proponía un pago mensual de 2.500 francos (alrededor de la misma cifra en dólares) para cada ciudadano suizo, “una suma voluminosa que hubiese requerido una reforma completa del sistema financiero de Gobierno y grandes subas en los impuestos”, explica Bershidsky. Suiza votó en contra de la renta básica universal. Pero ahora es un país escandinavo, Finlandia, el que quiere poner en marcha un plan de estas características, aunque para Bershidsky se trata de una versión rebajada con agua de la renta universal la que quieren implementar los finlandeses. “Un grupo experimental de 2.000 receptores de beneficios de desempleo serán seleccionados al azar. Recibirán 560 euros (US$ 623) por mes, y aún tendrán acceso a los beneficios especiales a los que tienen derecho. El experimento será obligatorio: si has sido seleccionado, recibirás el dinero quieras o no”, explica Bershidsky (el gobierno finlandés procurará así evitar la confusión que ha generado en los keniatas la idea de recibir dinero gratis). “Durante 2 años, las decisiones de vida del grupo y sus resultados serán comparados con las experiencias otros 2.000 desempleados seleccionados al azar, a quienes se aplicará las reglas existentes.” Las encuestas muestran que el 69% de los finlandeses apoyan la idea de la renta básica universal, pero quisieran recibir alrededor de 1.000 euros por mes. En Finlandia es difícil alquilar un departamento de un dormitorio por menos de 500 euros por mes, y el costo de vida promedio para un estudiante es de 700 a 900 euros mensuales. Sobrevivir con 560 euros sería difícil. Es por eso que Bershidsky argumenta que el Gobierno suizo está probando un “ingreso básico light”, agregó. En la ciudad holandesa de Utrecht, mientras tanto, comenzará el año que viene un plan mucho más osado, en el que un grupo experimental de receptores recibirá 972 euros por mes, lo suficiente como para vivir. El filósofo político británico Brain Barry, citado en el diario El País, expuso la incertidumbre respecto de la renta básica, que no puede resolverse mediante experimentos a estas escalas: “No hay una simulación de impuestos y prestaciones, por muy concienzudamente que se lleve a cabo, capaz de dar cuenta de los cambios de comportamiento que se producirían en un régimen alterado. Un ingreso básico de subsistencia situaría a la gente ante un conjunto de oportunidades e incentivos totalmente diferentes de los que tiene ante sí en la actualidad. Podemos suponer la forma en que la gente reaccionaría, pero sería irresponsable fingir que manipulando un montón de números con un ordenador podemos convertir algo de lo que hacemos en cie ncia rigurosa”. Andalucía: la Izquierda Unida llama a equiparar necesitados con pudientes El debate de la renta universal básica ha despertado chispas también en la región de Andalucía, en España. Allí, la Izquierda Unida ha propuesto la implementación de la renta básica universal amparándose en el Artículo23.2 del Estatuto de Autonomía para Andalucía, que dice así: “Todos tienen derecho a una renta básica que garantice unas condiciones de vida digna y a recibirla, en caso de necesidad, de los poderes públicos con arreglo a lo dispuesto en la ley.” Juan Torres escribió en el diario El País: “Me temo que quienes redactaron ese artículo no se tomaron la molestia de informarse bien sobre el concepto de renta básica y así, en la misma frase que reconocen el derecho lo desnaturalizan y anulan.” Para ello se basa en la definición que de la Basic Income Earth Network –la red mundial que activa a favor de la RB-, que la describe como “un ingreso pagado por el Estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quien conviva”. “Por tanto, la renta básica es un ingreso que, a diferencia de lo que dice el Estatuto, no se recibiría solo en caso de necesidad sino por el solo hecho de ser andaluz o de residir aquí”, argumenta Torres, quien dice además que para implementar el plan habría que dedicarle entre un 30% y un 50% del PBI, algo impracticable en la realidad. Pero otro punto interesante que destaca Torres es que le llama la atención que sea un partido político de izquierda el que pregona por la RB, dado que no se explica “que una organización que se declara anticapitalista y que aspira al socialismo cambie el justo principio de Marx (‘a cada uno según su necesidad y de cada uno según su capacidad’) por el de la renta básica que podría expresarse como ‘a todos por igual y de cada uno según su voluntad’.” “¿Por qué el Gobierno simplemente no le da a todo el mundo plata? En el utópico (¿o distópico?) futuro proyectado por los visionarios tecnológicos, pocas personas tendrían que trabajar. La riqueza sería generada por millones de millones por máquinas sofisticadas. Pero, ¿cómo se ganaría la vida la gente? Silicon Valley tiene una respuesta: una renta básica universal”, comienza un artículo del diario The New York Times que presenta las opiniones encontradas de 2 especialistas: Eduardo Porter y Farhad Manjoo. “¿Por qué el Gobierno simplemente no le da a todo el mundo plata?”, se pregunta Porter en otro artículo. “Establece una suma considerable –la línea oficial de pobreza calcula US$ 25.000 por una familia de 4; un trabajo full time a US$ 15 la hora proveería alrededor de US$30.000 por año- y dale a cada adulto un cheque mensual. El trabajador a salario mínimo que está esperando llegar al día de cobro; la madre soltera que trata de hacer balance entre el cuidado de su hijo y un trabajo- todos obtendrían lo mismo. La pobreza se acabaría de golpe. Al ser universal –eso quiere decir, tanto para el sin techo como para los dueños del universo– el programa estaría libre de las evaluaciones engorrosas requeridas para determinar la elegibilidad. También se escaparía del estigma típicamente adherido a los programas para los pobres”, escribe Porter. “La idea de la renta básica universal suena extravagant e, ¿no?” Pero existe un pequeño problema aritmético: Robert Greenstein del Centro de Prioridades en Presupuesto y Políticas, con tendencia de izquierda, calculó que un cheque de US$ 10.000 a 300 millones de estadounidenses costaría más de US$ 3 billones por año. “¿De dónde vendría ese dinero?”, se pregunta Porter. “Suma lo mismo que casi todos los impuestos recolectados por el Gobierno federal. Nada en la historia de este país sugiere que los estadounidenses estén listos para agregar ese tipo de carga a sus impuestos actuales. ¿Reducirlo a la mitad? Eso ni siquiera despejaría la línea de pobreza. Y aún así costaría tanto como el presupuesto federal entero sin contar la Seguridad Social, el Medicare, la Defensa y el pago de intereses.” Los pensadores a la derecha resuelven el problema de cómo costearlo simplemente desfinanciando todo lo demás, programas tan variados como las estampillas de comida y la Seguridad Social. Eso, según Greenstein, aumentaría de hecho la pobreza. Redistribuiría la riqueza hacia arriba, quitándole plata asignada a los pobres y repartiéndola entre todos. El diagnóstico del desempleo hecho por Silicon Valley La popularidad que hoy tiene la renta universal básica viene de un diagnóstico hecho en Silicon Valley, que dice que la pérdida del empleo y el estancamiento de los salarios se deben al avance de la tecnología y la robotización de ciertos trabajos. Pero para Porter de The New York Times, si bien es cierto que eso puede estar en el futuro, no es la realidad de hoy. “Los hombres en la edad central de trabajar, de 25 a 54 años, se han estado cayendo de la fuerza de trabajo desde los ’60. Todavía hoy más de 8 de cada 10 estadounidenses en edad central están trabajando.” Porter advierte que esta idea, surgida en Silicon Valley, se ha extendido de manera que hoy se la ha enaltecido en verdad incuestionable, cuando en realidad, los números muestran otra cosa. Para él, es un pronóstico sin sentido el de que los robots nos quitarán el empleo. Si esto fuera cierto, la productividad debería estar creciendo rápidamente, y no lo está. Porter cita a Joel Mokyr, historiador económico, quien sostiene que las herramientas y técnicas que hemos desarrollados recientemente, abrirán prontamente nuevas fronteras de posibilidad. Podremos inventar los materiales precisos que son necesarios para las especificidades de nuestras casas, autos y herramientas, en lugar de hacer estos con los materiales que encontremos disponibles. “La pregunta es si esto podría producir otra explosión de la productividad como la que experimentamos entre 1920 y 1970, la que –además- fue mucho más grande que el pequeño boom de productividad producido por la informática en los ’90.” Farhad Manjoo, por otro lado, intenta explicar la visión de Silicon Valley. Aclara que ellos piensan que el software no solo alterará el mercado laboral de manera marginal sino que cambiará fundamentalmente toda la sociedad humana. Ellos ven un futuro en el que un pequeño grupo de trabajadores tecnológicos altamente calificados estarán en la cima, mientras que el resto del mundo dependerá de los trabajos que emergen de la tecnología hoy, tales como Uber. A Porter, la idea de un mundo en el que el trabajo se vuelva superfluo le recuerda a los libros “Un libro feliz”, de Aldous Huxley o “Rebelión en la granja”, de George Orwell. Renta básica universal, solo para países en desarrollo Pranab Bardhan, de El País, representa lo que podría ser una 3ra. posición. Según él, si bien pueden tener razón los economistas prominentes de países avanzados que dicen que la renta básica universal sería algo ostensiblemente prohibitivo, la idea no debe ser descartada tan rápido para los países en desarrollo. “En Estados Unidos, por ejemplo, entregar 10.000 dólares al año a cada adulto —una cifra inferior al umbral oficial de la pobreza para un hogar unipersonal— agotaría casi todos los ingresos fiscales federales del sistema actual. Tal vez haya sido ese tipo de aritmética el que llevó a los votantes suizos a rechazar abrumadoramente la idea en un referendo a principios de este mes”, escribió en julio de este año. “¿Pero qué hay de los países con ingresos bajos o medios? De hecho, una renta básica bien puede ser fiscalmente posible —por no hablar de socialmente deseable— en lugares donde el umbral de la pobreza es bajo y las redes de seguridad social existentes son débiles y cuya administración representa una carga considerable.” Y Bardhan toma como ejemplo concreto la India. “Si cada uno de sus 1.250 millones de ciudadanos recibiera un ingreso básico anual de 10.000 rupias (US$ 149) —aproximadamente tres cuartos del umbral de pobreza oficial— el pago total representaría aproximadamente el 10% del PIB. El Instituto Nacional de Finanzas y Políticas Públicas de Delhi estima que todos los años el Gobierno indio reparte mucho más que eso en subsidios implícitos o explícitos para mejorar a sectores de la población, sin mencionar las exenciones impositivas al sector corporativo. Si se descontinúan algunos o todos estos subsidios —que, por supuesto, no incluyen gastos en áreas como salud, educación, nutrición, programas de desarrollo rural y urbano, y protección ambiental— el gobierno podría obtener los fondos para ofrecer a todos, ricos y pobres, un ingreso básico razonable.” Por otro lado, aduce, el argumento de que los pobres utilizarán el dinero de la renta básica universal para financiar actividades perjudiciales para ellos mismos como el juego y el alcohol, ha quedado derribado a partir de experiencias de transferencias directas de dinero en países como Ecuador, India, México y Uganda, cuyos receptores no han ofrecido evidencia de este tipo de usos del dinero. Por el contrario, el efectivo se gasta en bienes y servicios que valen la pena

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