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sábado, 1 de octubre de 2011

LA EMINENCIA DE LOS BULINES


Habló la eminencia

por Carlos Mira

El Juez Zaffaroni habló y cuando habla Zaffaroni siempre hay material para probar que no es una "eminencia" como el repiqueteo cotorrístico de una corriente "progresista" ha logrado trasmitir en los últimos años.

Muy suelto de cuerpo Zaffaroni dijo que el Congreso está destruyendo el Código Penal por sancionar leyes penales separadas y que, además, esa actividad es inconstitucional porque lo que la Constitución dice es que en materia penal el Congreso debe sancionar un "código". Como siempre el retorcimiento del razonamiento esta puesto a la orden de querer probar un principio del cual se parte con anticipación, prejuiciosamente, y no como manera de sustentar una conclusión lógica a la cual se llega como consecuencia del razonamiento y no como su condicionante.

La Constitución dice que el Congreso sancionará los "códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería, y del Trabajo y Seguridad Social, en cuerpos unificados o separados" lo que naturalmente lo habilita a sancionar leyes modificatorias separadas del cuerpo original del código que actuarán como estatutos derogatorios de todas las disposiciones anteriores que regulasen la misma materia.

Los códigos son leyes y como tales pueden ser modificados por leyes posteriores: esas leyes pasaran a ocupar el lugar que ocupaban las derogadas en todo lo que las hayan modificado. De tal manera que si alguna disposición del Código Penal es modificada por una ley separada posterior, esa ley pasará a formar parte del código penal como su modificatoria en la parte que haya sido alterada.

Zaffaroni seguramente debe referirse a todas las disposiciones reclamadas por la sociedad para tratar de enfrentar y vencer a la delincuencia que fueron cambiando disposiciones anteriores del Código Penal. Pero como Zaffaroni tiene una particular apreciación del delito, al punto de dejar sin condena a abusadores de menores, ladrones de autos o de tomar como secretario a un secuestrador extorsivo, seguramente intenta evitar que esas disposiciones - reiteramos, reclamadas por la sociedad- tengan una vigencia que al menos intente hacer más duras las consecuencias que enfrenten los delincuentes.

Más allá de que la frase de la propia Constitución, en el sentido que los referidos códigos pueden sancionarse en leyes separadas, es lapidaria para la incomprensible y sesgada postura de Zaffaroni, está claro que los constituyentes no aplicaron la palabra "código" para dar la idea de que las materias civil, comercial, penal o laboral deben estar compendiadas obligatoriamente en un mamotreto único, pues de no ser así, no se considerarán leyes aplicables a la materia. De hecho el Congreso no ha sancionado aun un Código del Trabajo y la Seguridad Social único y hermenéutico que abarque todas las circunstancias y vicisitudes del mundo del trabajo. ¿Habrá que concluir entonces, siguiendo a Zaffaroni, que en la Argentina no hay derecho laboral porque la Constitución manda sancionar un "código" y "código" en sentido estricto no hay?

Es tan ridícula la mera exposición del tema que uno no puede caer en otra conclusión que no sea la de que a Zaffaroni el título de eminencia le queda grande. Hacer complicadas las cosas simples no transforma al "complicador" en una eminencia. Al contrario esa es una muestra directa de su falta de inteligencia, quizás cubierta con una predisposición marcada para defender valores que más que enaltecer a las sociedades, las envilecen.

Zaffaroni es el mismo juez que confesó ante sus pares de la Corte que, frente al gobierno, él no era un juez neutral. Muy bien, al menos estamos en condiciones de asegurar que Zaffaroni no será una eminencia, ni será neutral, pero cuando de confesiones políticas se trata, es sincero.

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