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viernes, 26 de noviembre de 2010

JUSTICIA Y GOBIERNO


UN ANTECEDENTE PELIGROSO PARA EL GOBIERNO, SI LO SIGUEN OTROS JUECES FEDERALES

Con los mails, Oyarbide quiere ser intocable para la oposición

Por el Dr. Carlos Tórtora

Dos semanas atrás, el juez federal Norberto Oyarbide habría tenido malas noticias. El Consejo de la Magistratura, en su nueva composición, tendría en estudio avanzar con distintos planteos en contra suya, lo que podría colocarlo a tiro de ser removido. El 8 de julio pasado, gracias a la todavía existente mayoría kirchnerista, el Consejo rechazó el juicio político contra el magistrado por haber archivado una denuncia por supuesto enriquecimiento ilícito de la presidente Cristina Kirchner y su esposo, Néstor Kirchner.

El plenario del Consejo, por ocho votos contra cuatro, resolvió desestimar la investigación impulsada por el sempiterno candidato a cargos electivos -desde presidente hasta legislador, en todos los comicios- Ricardo Mussa. Parece obvio que actualmente Oyarbide no pasaría con éxito una nueva denuncia, y tiene varias pendientes.

El caso es que de los 13 miembros del organismo encargado de remover y promover a los jueces, se renovaron 10 cargos, de los cuales cinco responden directamente al kirchnerismo.

El frente opositor quedó integrado por el senador de la UCR Mario Cimadevilla en reemplazo de Ernesto Sanz, y la renovación de cargo del diputado radical Oscar Aguad.

La conformación del organismo se completa con los jueces Mario Fera, Ricardo Recondo y Alejandro Sánchez Freytes, los dos últimos abiertamente anti-K; con los abogados Alejandro Fargosi y Daniel Ostropolsky, quienes cuentan con el apoyo de sectores del radicalismo y el PRO; y el nuevo representante del área académica Manuel Urriza.

Oyarbide habría sido informado concretamente de que la UCR, a través de los consejeros que le responden, estaría dispuesta a embestir en su contra colocándolo como el paradigma de la justicia kirchnerista, con la obvia intención de sacar rédito electoral.

Pero ésta no sería la única sombra sobre el futuro del ubicuo juez. El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri -actualmente de luna de miel- consiguió que la Justicia vuelva a considerar su pedido de apartar a Oyarbide de la causa sobre el supuesto espionaje ilegal desde la comuna, donde Macri está procesado sin prisión preventiva.

Lo decidió la Sala III de la Cámara de Casación Penal por dos votos (Gustavo Mitchell y Ángela Ledesma) a uno (Liliana Catucci afirmó que el juez debe ser separado de la causa).

Así, Casación aceptó el recurso presentado por Macri contra el fallo de la Sala I de la Cámara Federal que, en junio último, había rechazado el pedido de recusación.

Los camaristas de Casación ordenaron a sus colegas de la Sala I -Eduardo Freiler, Jorge Ballestero y Eduardo Farah- que revean el fallo y emitan uno nuevo.

En otras palabras, que Oyarbide corre el riesgo de ser apartado de la causa de las escuchas ilegales, sin duda alguna uno de los expedientes que le aporta más poder y la posibilidad de ser interlocutor tanto con el kirchnerismo como con el macrismo.

Huida hacia adelante

Con este oscuro panorama por delante, el magistrado habría decidido redoblar la apuesta. Esto es, sacar a la luz pública una parte de los 26.000 mails que prueban la red de corrupción en torno al ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime, su asesor Manuel Vázquez y que asciende directamente hacia el fallecido Néstor Kirchner. Justamente, la muerte del ex presidente habría sido uno de los factores que influyeron en la decisión de Oyarbide de destapar la caja de Pandora de los mails. La trascendencia de muchos de estos mails es indudable, aunque su valor probatorio puede ser fácilmente cuestionado por razones procesales, ya que habrían sido obtenidos ilícitamente. Con esta operación, Oyarbide apuntaría a convertirse en un intocable. La idea es que un juez que lleva la investigación de la corrupción oficial hasta un punto tan avanzado se colocaría fuera del alcance de cualquier cuestionamiento político. Muy atrás quedarían los sobreseimientos a los Kirchner por la investigación sobre enriquecimiento ilícito y otros fallos que lo mostraron adherido a los designios de Olivos. La cabalgata de Oyarbide contra la corrupción, destinada a salvar su cabeza, impacta en Olivos como un misil, justo en el momento en el cual CFK intenta mostrar un tardío giro hacia una supuesta transparencia de los últimos meses de su gestión. La presidente les habría pedido explicaciones en tono muy duro tanto a Aníbal Fernández como al operador judicial Javier Fernández. También se tejieron distintas hipótesis políticas acerca de las verdaderas intenciones políticas del juez. Pero todo se redujo a una sola hipótesis: se trata de una jugada de Oyarbide doblemente peligrosa. Después de la feria judicial de enero otros jueces federales, temerosos de que la oposición les pida rendición de cuentas acerca de la siesta de los expedientes sobre la corrupción kirchnerista, podrían seguir el ejemplo de su colega. De ser así, seleccionarían algún expediente crítico y acelerarían la investigación para pasar a la ofensiva mediática y transformarse también en intocables

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