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sábado, 3 de febrero de 2007

El ESCANDALO DE LA INTERVENCION DEL INDEC

OTRA TORPEZA K

Aunque el Gobierno lo quiera minimizar, la intervención del Indec es el escándalo del verano.

Nunca un gobierno argentino llegó tan lejos: ningún presidente argentino se atrevió a tocar la estructura del Indec más allá de algún cambio en la conducción política.

Pero Kirchner es capaz de todo, hasta de manipular los datos de la inflación en Argentina, pese a que no reflejen la realidad de la economía de millones de hogares argentinos que cada día necesitan más dinero para atender a las necesidades básicas de vivienda y educación. Más allá de las cifras, la administración kirchnerista tendrá la inverosímil tarea de lograr la credibilidad del “índice K” tras la “intervención” de la inflación.

La jugada oficialista se complicó al entrar en escena los trabajadores del Indec que presentaron un dura réplica contra la arbitraria remoción de la directora de Índices de Precios de Consumo del organismo, Graciela Bevacqua y su reemplazo por Beatriz Paglieri, una “delegada” (así se presentó ella misma) de la ministra de Economía Miceli. El relevo de Bevacqua llegó en momentos en que los pronósticos de diferentes economistas para la inflación de enero se acercaban al 1,5%.

Esa cifra complicaría las pretensiones del Gobierno de mantener otra vez a raya la inflación para lograr la reelección este año."Rechazamos categóricamente la intervención gubernamental", afirmaron más de un centenar de empleados del organismo estadístico en un comunicado de prensa, mientras desarrollaban cortes en la esquina de la Avenida Julio A. Roca y Perú, frente a la sede del organismo.

La nota recuerda que el Indec fue fundado en la década del '60 y que sufrió presiones durante varias gestiones pero que "nunca llegaron tan lejos como con este gobierno". La nota de los trabajadores también cuestiona la actuación de los gremios Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) y Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) por considerar que están en "absoluta pasividad" frente al conflicto.

La gravedad de la situación por la que atraviesa el Indec despierta sospechas de manipulación de datos, sobre todo del indicador de inflación que pese a varios intentos se dispara debido a variables casi inmanejables de la economía.

Para los analistas, el Gobierno intenta desde hace más de un año congelar los precios de una economía que aún tiene valores relativos retrasados tras la devaluación de la moneda en 2002."El primer costo es la gran incertidumbre que se abre con todos los papeles y títulos e inversiones que tenemos en Argentina actualizadas por CER (inflación). Los inversores van a perder plata por algo que no es", dijo Aldo Abram, economista de la consultora Exante."Y los inversores de largo plazo van a tener una incertidumbre fenomenal, porque cuando ellos nos encargan hacer un análisis de proyecto de inversión, nosotros nos basamos en las cifras oficiales, porque no hay otras", agregó."Cuando se conoció la noticia hubo un flujo de temores principalmente de inversores internacionales, pero no se materializó en grandes ventas", dijo Antonio Cejuela, jefe de investigación de la casa de bolsa Puente Hermanos.


Pequeña reseña sobre la situación:

En noviembre de 2005, la inflación se transformó en la obsesión del Gobierno, que comenzó a ejercer presiones sobre varias empresas para firmar acuerdos de congelamiento de precios de los bienes de la canasta básica y de insumos industriales. También llegó a prohibir temporalmente las exportaciones de carne para forzar una caída en el valor en la plaza local, y constantemente está mirando el mercado local de alimentos para regular la oferta con distintos instrumentos.

En 2005 la inflación fue del 12,3%, y en 2006 el Gobierno mantuvo una activa campaña para mantener los acuerdos de precios, y logró que la inflación disminuyera a 9,8%.Para este año los analistas esperan que los precios al consumidor suban entre un 9,5 y un 12%.

"Los frenaron dos conclusiones. Pagarían de inmediato un alto precio político por meter mano a un organismo prestigioso y, además, perderían la posibilidad de dar buenas noticias porque en adelante nadie creería a sus estadísticas", agregó.

La decisión también fue criticada por el ex ministro de Economía y actual candidato presidencial Roberto Lavagna, que dijo que "a partir de ahora nos podemos olvidar de los índices oficiales" y señaló con ironía que al gobierno "le sube la fiebre y rompe el termómetro." Beatriz Paglieri, la nueva funcionaria a cargo de la medición -que pertenecía al equipo de Miceli- tendrá su primera prueba de fuego el lunes, cuando se divulgue el índice de enero, que según las previsiones será de más del 1%.

Los analistas no creen que el cambio de nombres vaya a dar un vuelco mágico en la inflación, pero aseguran que existen "trucos" que podrían aplicarse."El año pasado los colegios privados pidieron un aumento de cuotas. El Gobierno les dijo que no, pero les permitió cobrar una cuota extraordinaria. Se intentó engañar a la gente disfrazando un aumento de cuota", dijo Abram."Esa cuota extraordinaria fue medida para el índice de inflación, porque al Indec, si bien intentaron engañarlo, actuó con profesionalismo y lo midió", agregó.

El analista cree que la nueva conducción del área podría ser permeable a las intenciones del gobierno, y ya ponen bajo la lupa la situación de la medicina privada, en donde se está dando una situación similar a la de la educación privada."Desde el punto de vista de la ética, es una vergüenza que porque los índices de precios están mostrando una alta temperatura en la inflación vaya a ser manipulado para mostrar algo que no es”, dijo el economista José Luis Espert.A quien preocupan las subas es al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Según un relevamiento realizado por la consultora Tomadato (publicado por La Nación), en el primer mes de 2007 la canasta básica de alimentos y artículos de tocador y limpieza registró un incremento del 0,8%, impulsado por las subas en el precio de las verduras, que en promedio aumentaron 21,5 %. Las alzas fueron encabezadas por algunas verduras que tienen muy fuertes fluctuaciones por razones estacionales y que en enero más que duplicaron sus precios, como la lechuga criolla (133,4%) y la acelga (106,8%).

Detrás de las verduras también hubo fuertes subas en categorías de mayor valor agregado, como los purés -que en promedio tuvieron un incremento del 8,4%- y los jugos en polvo (8%). En la otra punta se ubicaron las carnes de ave y vacuna, que cerraron el mes con caídas del 13 y 4,8%, respectivamente. Las bajas, a su vez, fueron encabezadas por algunos de los cortes vacunos más caros, como la colita de cuadril (-20,6%) y el peceto (-18%). La lista de los diez productos que más bajaron en el mes estuvo dominado casi íntegramente por los cortes vacunos, y de hecho en ese pelotón sólo se filtró el limón, que perdió un 6,7%.

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