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lunes, 17 de diciembre de 2007

DESCUBRIMIENTO DE KRISTINA

PANORAMA SEMANAL
CRISTINA DESCUBRIÓ “QUE LA SEMANA TIENE MÁS DE SIETE DÍAS…”
Por Gabriela Pousa (*)


La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez
Winston Churchill
El panorama anterior se tituló “Finales que recién empiezan”. Dicho título podría también encabezar estas líneas. Con la asunción de Cristina Fernández de Kirchner comenzó un final de película para su antecesor e inauguró, la ex senadora, una etapa más que compleja, aún cuando haya unos cuántos parámetros que indiquen que la Argentina puede tener todavía un periodo de gracia. La soja es soberana, y ciertas presencias en el gabinete confirman, otra vez, la continuidad de un sistema de poder basado en la mentira organizada y con una maquinaria de comunicación efectiva para tapar la trama. ¿Cuánto tiempo puede engañarse al pueblo y hasta cuándo los números cierran? Son las preguntas del millón, con respuestas ignoradas. Es justamente esa incertidumbre lo que impide que lleguen al país un caudal de inversiones capaces de sostener el crecimiento e impedir la desaceleración en la producción, en el consumo y en la apatía o resignación de la ciudadanía.
De una encuesta reciente encargada por el Gobierno a líderes de opinión para medir la posibilidad de inversión, se desprende que, en las actuales condiciones, un 82% de los consultados no invertirá en el país durante el próximo año. Así, el 2008 -amén de ser bisiesto- no parece promisorio, al menos en este aspecto.
En la Argentina de fin de año, parece que la asunción a la Presidencia de la ex Primera Dama sucedió hace meses y no apenas una semana. Y es que en una semana, el escenario político se modificó sustancialmente aún cuando todo este temblor pueda terminar en calma como ha sucedido varias veces. Un aliciente: entre los conflictos desatados, hay uno en manos de la Justicia americana lo que garantiza transparencia, que, a veces, los argentinos no hallan en casa.
El discurso de la Primer Mandataria pasó sin pena ni olvido, aunque se alabara su memoria y capacidad oradora. Demasiado pasado y ausencia de futuro, recuerdos de tiempos lejanos y homenajes que, se coincida con ellos o no, exceden el marco de una asunción. Asimismo, un fiasco: la política exterior. Lo que parecía o al menos, algunos analistas, creían que sería un “cambio” que produciría Cristina Kirchner tras su campaña proselitista detrás de la frontera y de espaldas a la Argentina, en menos de 24 horas, mostró tantas sinonimias con la de su antecesor que cerró el margen de expectativas. La “frontalidad” para con Tabaré Vázquez tiró por la borda la esperanza de cierta experiencia aprehendida afuera y la diplomacia para enfrentar temas que necesitan un escenario acorde a su gravedad.
Lo “nuevo” de la vieja política se hizo evidente al confundir también, al cuarto día, temas de la “alta política” con la política casera. En el atril se debería discernir entre lo que pasa dentro y fuera de la frontera. Ningún mandatario medianamente serio enfoca temas como el de la valija incautada sin medir palabras, abriendo nuevas grietas, no aclarando un ápice, sin dar respuestas y acusando sin pruebas. No es el país de Cristina el ombligo del mundo, tampoco un peligro para el Primer Mundo…
Mucha retórica y advertencias pero silencio absoluto en torno al plan de gobierno que era, en rigor, lo que allí pretendía escucharse. Y es que, en verdad, el plan de gobierno no está, como no estuvo tampoco hace 4 años y medio atrás. Improvisación y emparchado de agujeros será lo que venga, conjuntamente con una buena cuota de obras públicas erigidas en anuncios y algunas en cortes de cinta. Para el 2008, a su vez, hay catarata de juicios que volverán a llevar a los argentinos a vivir en el pasado en nombre de los Derechos Humanos. Con estos artilugios, se llenan unas cuántas páginas, el resto se silencia sobre el trayecto a través del manejo discrecional que se hace de los medios y de un Parlamento devenido apéndice del Ejecutivo. Con esos parámetros se maneja el gobierno, creen muchos de los funcionarios, otros están inmersos en sus propias luchas, librando internas complejas tratando de acaparar espacio y mando.
Cristina Fernández de Kirchner no ha heredado solamente la banda, el cetro y el sillón. Todo lo que quedó sepultado debajo de la alfombra de la anterior gestión es parte también del patrimonio que quedó, virtualmente al menos, en sus manos. Sabían lo que faltaba, y sabían como hacerlo en el slogan de campaña. Asumida la jefatura de Estado, la sabiduría brilla por su ausencia aún cuando sólo hayan pasado 7 días. La ex senadora se encuentra entre varios fuegos. No sólo los gremios apuntan sobre ella, también hay “enemigos” adentro, funcionarios utilizando el poder para trazar su propio tablero donde moverse protegidos para hacer su juego.
Hugo Moyano desenvainó la espada antes de tiempo, quizás por su vehemencia, quizás porque sabe que pueden tirarle un muerto que lo deje fuera de escena. Sin embargo, estas contiendas entre el Ejecutivo y los gremialistas datan de lejos y nunca hay certeza de cómo terminan ni puede preverse cómo se han de tejer los pactos y las alianzas. Todo puede derivar en paz absoluta o en el momento menos pensado puede desatarse la furia. Apostar a una de estas hipótesis es hacer prestidigitación más que predicción política. La otra cara de la moneda es la interna entre dos ministros clave: Alberto Fernández y Julio De Vido, detrás de ellos hay que buscar también algún leitmotiv de las iras del líder camionero y de otros conflictos que se van destapando. “Los motivos ocultos a veces son los más aparentes”, decía José Ingenieros.
El problema central que hay en la Argentina es la mentira. Las explicaciones no existen, sólo hay oratoria acusadora y teorías conspirativas. La verdad no sale a la luz sino por “casualidades” que no son tales… Los hechos que marcan el debate político no nacen de la aplicación de políticas públicas o de la gestión en su desarrollo sino de escándalos, amenazas y siempre de hechos que datan del pasado. El futuro, en consecuencia, está cada vez más lejano. Cristina Fernández de Kirchner tendrá que hacerse cargo de algo más que del despacho de su marido. Los costos de sus errores y de los conflictos no resueltos ya están siéndole facturados.
El pago al Fondo Monetario Internacional acompañado por críticas y un desdén innecesario hacia el organismo crediticio no está surtiendo un efecto positivo. A su vez, ese acto de soberbia disfrazada de nacionalismo populista ha llevado a la Argentina a endeudarse con Hugo Chávez, un personaje que no se caracteriza por su transparencia, menos aún por su aceptación del orden democrático y todo lo que ello conlleva. Es utópico que el país dé ahora la espalda a Venezuela. La deuda contraída lo ha atado y eso explica la defensa a ultranza que ha hecho la Presidente al inaugurar el atril del Salón Blanco.
La Suiza que describen ciertos ministros como el país que Néstor Kirchner ha legado tiene bastantes diferencias con el verdadero país europeo. Mientras la Presidente se acomodaba el primer día en Balcarce 50, las esquinas céntricas estaban cercadas por hordas piqueteras. Quieren cobrar los favores realizados. Simultáneamente, los tamberos buscaban torcer el brazo al nuevo ministro de Economía que se presentó escudado por el Secretario de Comercio, una suerte de patovica oficializado. Retiro y Constitución mostraban escenarios insospechados en países medianamente civilizados: punguistas versus maleteros, y policías entre medio. Amenazas de paros, los vuelos nacionales e internacionales condicionados en época festiva, Felisa Micelli declarando sobre la “bolsita”, ex ministra del gobierno que se llamó a sí mismo “de manos limpias”. Y, finalmente, la valija… Las críticas afloran de todos los voceros posibles, que puede tener Cristina pero ¿qué se ha hecho en la Argentina para dilucidar el tema? Tan sólo se lo “secó” como al resto de los problemas que siguen en ebullición, a la espera…
Pero no todo es negativo para la “nueva” Presidente de los argentinos. Las Fiestas y el verano están muy cerca… y la sociedad tiene su debilidad por el receso, no sólo laboral sino también intelectual. ¿Querrá el pueblo seguir la trama de los 800 mil dólares cuando se llenen las playas? Posiblemente, Antonini Wilson quedé congelado hasta nuevo aviso si se producen más cortes energéticos o se perpetúan los reclamos por los aumentos de sueldos, todo se sucede interminablemente.
El ritmo de los temas de la política nacional es vertiginoso y su velocidad a veces no es casual sino causa de una manipulación interesante. Los medios tienen su responsabilidad, la gente también. La dirigencia acaba de jurar. Y tras hacerlo, han escuchado que si no cumplen la Patria demandará. Pero, ¿sabe el pueblo - que es la verdadera identidad de la Patria- que es él quien debe demandar…?
(*) Lic. GABRIELA R. POUSA - Licenciada en Comunicación Social (Universidad del Salvador), Master en Economía y Ciencia Política (Eseade) y con postgrado en Sociología del Poder en Oxford University, es autora del libro “La Opinión Pública: un Nuevo factor de Poder”. Crónica y Análisis publica esta nota por gentileza de la autora, quien se desempeña como analista de coyuntura independiente, no pertenece a ningún partido ni milita en movimiento político alguno. Queda prohibida su reproducción sin mención de la fuente.
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