EL REGRESO A LA ÉPOCA DE ALFONSÍN

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El regreso a la época de Alfonsín
Juan Salinas Bohil

Después del innecesario papelón de argentino en el frustrado canje de prisioneros en poder de las FARC, oportunidad en que el matrimonio se vio obligado a poner en conocimiento de los demás (por si alguna duda cabía), sus impropias relaciones carnales con Chávez, los Kirchner tomaron 10 días de retiro espiritual en su residencia sureña para mitigar los dolores articulares del diciembre movido, el dificultoso andar por la jungla de uno de sus integrantes y una calurosa primera semana de año que a ritmo de tango anticipa 365 días a puros cortes y quebradas, preferentemente los primeros.
Atrás han quedado los días más maravillosos del kirchnerismo en donde no pasaba jornada sin que los salones mullidamente alfombrados, refrigerados y plenamente iluminados de Balcarce 50 fueran testigos privilegiados de la repartija de dinero a troche y moche a los intendentes, gobernadores, piqueteros, asociaciones de cierto tipo de derechos humanos y otras, a las que las principales espadas del Gobierno denominan "organizaciones libres" y que son, en realidad, empleados estatales todo terreno: hoy una manifestación, mañana la toma de un edificio público y pasado un bloqueo a una empresa. Ya vendrán tiempos mejores: el año que viene hay elecciones y con ello la inauguración de pasos a niveles de ferrocarril, salitas de primeros auxilios y nuevos planes de construcción de escuelas que si se sumaran todas las que en teoría se han construido con tanto anuncio preelectoral, los habitantes de la provincia de Buenos Aires tendrían que ser los más educados del mundo.
Después del lanzamiento Rosado de la "Canasta navideña", semanas antes que los fusibles -convertidos en fuegos artificiales- comenzarán a saltar por los aires, se hizo la luz y las mentes oficiales parieron una criatura a la que bautizaron "Plan de Ahorro Energético". El intento consiste en adelantar las manecillas del reloj y cambiar 25 millones de lámparas eléctricas de alto por bajo consumo que se usan en los hogares. Aún el Gobierno no ha dado a conocer qué base científica tiene en cuenta para estimar el porcentaje de ahorro energético que conlleva el cambio de hora y, dado el tiempo transcurrido, es poco creíble que lo dé a conocer. Porque no quiere o lo que es más probable, teniendo en cuenta la improvisación con que se mueve en todos los aspectos, porque no sabe.
Tampoco ha dado a conocer de qué manera se van a distribuir las lamparitas, cuándo y quiénes lo van a hacer, aunque ha dejado trascender a través de una señora siempre cercana al Poder que la misión sería llevada a cabo por empleados de las prestadoras de energía (lo que significa que deberían dejar sus funciones en esas empresas o volver de sus vacaciones) o por asociados de asociaciones de consumidores (que son muy pocos). Creemos que esta nueva improvisación le va a costar muy caro a la población y que los organismos públicos serán quienes, a través de la consabida y poco fiable "contratación directa", comprarán en el mercado las famosas lamparitas a un precio mucho mayor que si lo hubiese hecho la administració n nacional. Y eso es mucho decir.
La crisis energética no es reconocida oficialmente por el Gobierno y los numerosos cortes de luz y agua potable que se están produciendo significan un retroceso a la época que gobernaba Raúl Alfonsín. Hay que reconocer, sin embargo, pese a que se fastidien algunos conservadores que creen ver en el ex Presidente al demonio mismo, que el hombre de Chascomús no alteró el índice de inflación como para llegar dibujar el 8,5% con que dice el Misterio de Economía cerró el 2007. Pero en muchos aspectos la situación es similar: juicio a represores de los guerrilleros de la década del 70, inflación desbocada que a duras penas es frenada por el dinero que se inyecta artificialmente en plaza originado en las retenciones a las exportaciones, corrupción estatal (que no ha variado a través de los gobiernos), desconocimiento de la realidad económica, búsqueda de chivos expiatorios internos y externos de los errores cometidos, intento de perpetuarse indefinidamente en el Poder y equivocado alineamiento internacional. Por supuesto que hay diferencias. El matrimonio aún no sido objeto de una sola medida de fuerza por parte de los caciques sindicales y los miles de batallones de Empujadores al Saqueo y Golpes de Estado acuartelados en las villas miserias no han recibido órdenes de mover sus tropas. Es algo.
Con su acusación de "genocidio laboral" a la medida del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que no piensa a renovar más de dos mil contratos de trabajo y además intervino la obra social que manejan los sindicalistas municipales, el gremialismo- empresarial oficialista se pintó la cara en son de guerra y realizó concentraciones y paros. En medio de las protestas de los consumidores por los cortes de luz y agua, faltante de nafta y aumento en el precio del boleto de los servicios de transporte, el "conflicto" le vino de perlas a los Kirchner para seguir a miles de kilómetros de los focos de los conflictos sin que las plumas a su servicio se ocupen de ellos. De regreso en la que creen será su quinta por muchos periodos, habrá que ver hasta cuándo los jardineros les seguirán siendo fieles.