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jueves, 28 de febrero de 2008

CARTA A LA ONU

Carta al Secretario General de la ONU

y a los Jefes de Estado





Difundimos la siguiente carta dirigida al Secretario General de la ONU, que está siendo firmada por destacadas personalidades internacionales.

Invitamos a divulgar este documento y a sumar esfuerzos en la junta de firmas que deberán enviarse a: moratoria@ilfoglio.it







A Vuestra Excelencia Sr. Ban Ki-Moon, Secretario General de las Naciones Unidas

A Vuestras Excelencias Presidentes de Gobierno y Jefes de Estado





En estos últimos sesenta años se han tomado muchas medidas y no se han escatimado esfuerzos para crear y sostener los instrumentos jurídicos en materia de protección de los ideales contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada el 10 de diciembre de 1948 en Paris.



En las últimas tres décadas se llevaron a cabo más de mil millones de abortos, unos cincuenta millones de abortos por año.



Del último informe de United Nations Population Fund (Fondo de Población de las Naciones Unidas) se desprende que en China el aborto, fomentado o coactivo, es un riesgo que corren decenas de millones de niños que están por nacer en aras de una planificación familiar y demográfica gubernamental. En la India, en veinte años, por selección sexista se le quitó la vida a millones de niñas antes de nacer. En Asia el equilibrio demográfico peligra debido al infanticidio masivo de magnitud epocal. En Corea del Norte con el aborto selectivo se intenta eliminar radicalmente toda forma de discapacidad.



En Occidente, el aborto también se ha vuelto en el instrumento de una nueva eugenesia que viola los derechos del feto y la igualdad entre los hombres. El diagnóstico prenatal ya no cumple su función de preparación para acoger y cuidar al bebé sino que es más bien un criterio para mejorar la raza, destruyendo de esta forma los ideales universales en los que se basa la Declaración Universal de 1948.



Sometemos a Vuestra consideración una petición de moratoria de las políticas públicas que fomentan formas de sumisión injustificada y selectiva del ser humano durante su desarrollo en el vientre de la madre mediante el ejercicio arbitrario de un poder de aniquilamiento, violando el derecho a nacer y a la maternidad.



El artículo 3 de la Declaración Universal contempla que "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona."



Hacemos un llamado a los representantes de los gobiernos nacionales para que expresen su opinión a favor de una enmienda significativa del texto de la Declaración: después de la primera coma, insertar: "desde la concepción hasta la muerte natural".



La Declaración universal, de hecho, se refiere a los derechos humanos "iguales e inalienables" y proclama solemnemente que los seres humanos tienen la "dignidad intrínseca de todos los miembros de la familia humana" (Preámbulo).



La ciencia, con algunos de sus descubrimientos más significativos en el ámbito genético posteriores a la Declaración, documenta de forma irrefutable la existencia de un patrimonio genético humano en el embrión, un patrimonio único e irrepetible, a partir de su primera etapa de desarrollo.



La Comisión británica Warnock, establece, en 1984, que a partir del décimo cuarto día de la concepción el embrión es un ser humano con derecho a no ser manipulado experimentalmente.



Los gobiernos deben preservar y proteger estos derechos naturales que abarcan también el derecho a un "patrimonio genético que no esté manipulado".



La Declaración de 1948 fue la respuesta del mundo libre y del derecho internacional a los crímenes contra la humanidad procesados tres años antes en Nuremberg. Como reacción a las prácticas eugenésicas de los médicos nazis, en 1948, la World Medical Association adoptó la Declaración de Ginebra en la que se afirma: "Respetaré la vida humana desde su comienzo".



El artículo 6 del International Covenant on Civil and Political Rights (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) aprobado por las Naciones Unidas en 1966, establece que "El derecho a la vida es inherente a la persona humana".



El aborto selectivo y la manipulación selectiva in vitro son la forma principal de discriminación entre los seres humanos por razones eugenésicas, raciales o sexuales. Es la misma persona humana que las Naciones Unidas amparan en el artículo 6 de su carta de los derechos.



A los sesenta años de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es necesario renovar nuestra fuente principal de inspiración humanitaria enmendando el artículo 3.



Hacemos un llamamiento a los gobiernos para que respeten escrupulosamente los derechos humanos y el primero de estos derechos es el derecho inviolable a la vida.



Con toda consideración





René Girard, antropólogo, miembro de la Academia Francesa

Lord David Alton, miembro de la Cámara de los Lores

Roger Scruton, filósofo inglés en el Bircbeck College

John Haldane, profesor de filosofía en la St. Andrews University

George Weigel, teólogo y biógrafo de Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger

Robert Spaemann, profesor emérito de Filosofia en la Universidad de Múnich

Sor Nirmala Joshi, Superiora de las Misioneras de Madre Teresa de Calcuta

Josephine Quintavalle, directora del Comment on Reproductive Ethics

Paola Bonzi, Centro de ayuda a la vida en la clínica Mangiagalli de Milán

Pierre Mertens, presidente de la Federación Internacional de la Espina Bífida

Jean-Marie Le Mené, presidente de la Fundación Jérôme Lejeune

Alan Craig, presidente de la Christian Peoples Alliance inglés

Richard John Neuhaus, teólogo y director de First Things

Carlo Casini, presidente del Movimiento por la Vida

Lucetta Scaraffia, docente de historia en la Universidad La Sapienza de Roma

Bobby Schindler, hermano de Terri Schiavo

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