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sábado, 29 de enero de 2011

AMBIENTE RECALENTADO



Por Susana Merlo

Mientras una parte del Gobierno se empeña en fracturar a la ya jaqueada Mesa de Enlace del campo (hasta ahora con éxito relativo), otra ala de funcionarios intenta (también con poco éxito) distraer sobre la inflación, prácticamente único elemento a la vista hoy que, creen, puede hacer naufragar las pretensiones reeleccionarias del oficialismo.

Así, desde la negación directa del hecho -“No hay inflación”- hasta los intentos de dilución pública vía “retoques” de los datos oficiales del INDEC, pasando por las graciosas recomendaciones “sanitarias” del Ministro de Economía, Amado Boudou, quién aconseja “caminar” (que, además, es muy saludable) como forma de mejorar el poder adquisitivo, resulta evidente que el Gobierno dista de encontrar la fórmula que le permita controlar el flagelo que ellos mismos provocaron durante casi 8 años de errores consecutivos en la gestión, en especial, en lo que se refiere a los productos y servicios de consumo masivo que son, justamente, los que ahora están perturbando los planes oficiales.

Lo grave es que no hay forma real de corregir, neutralizar o mejorar esa perfomance salvo, claro está, falseando los datos que se informan a la población. Una especie de “diario de Irigoyen” versión siglo XXI, pero que tampoco engaña a la gente, que día a día sufre los incrementos de precios y el déficit de productos y servicios.

La falta de energía, carne vacuna, frutas, algunas verduras, y hasta “billetes” no es disimulable. Lo peor es que cada uno de estos faltantes son el producto de la inoperancia, el desconocimiento y/o, directamente, la tozudez mantenida durante muchos años.

Y la crisis llega en el peor momento que es, justamente, cuando comienza la carrera proselitista por las elecciones presidenciales de octubre. De ahí los intentos por “negar” la situaciones, o atribuirlas a razones distintas de las reales: “no hay inseguridad….sólo sensación de inseguridad”; “la culpa de las subas de precios la tienen los empresarios”; “falta energía porque las compañías no hicieron las inversiones correspondientes”, etc., etc.
En ningún caso una autocrítica, aunque sea mínima.

El asunto es que, además, el escenario va a empeorar en varios rubros, por ejemplo, el de la carne vacuna ya que, a pesar de la abrupta baja del consumo, de cerca de 80 kilos por habitante y por año, a bastante menos de 50 kilos en la actualidad, aún así los precios de la hacienda siguen firmes, y eso que la oferta todavía no tocó el piso previsto.

Dicho en otras palabras, la seca de los últimos meses todavía mantiene comparativamente alta la oferta de animales debido a que los campos no tienen suficiente pasto, o los ganaderos no cuentan con la liquidez necesaria para afrontar los mayores costos de comprar suplementos forrajeros y granos para mantener sus animales en buen estado y engordando.

Pero el verano va a pasar, los calores van a aflojar, y un día el clima se va a normalizar, momento en el que recién se podrá conocer la verdadera oferta vacuna, seguramente inferior aún a la actual, y será cuando los precios al consumo encuentren el equilibrio real que, es probable, que sea por sobre los niveles de hoy, a pesar de la baja de la demanda de consumo.
Eso va a suceder. El Gobierno lo sabe y, como no puede hacer prácticamente nada a esta altura para evitarlo, comienza a armar otra vez el escenario como para poder culpar a alguien por la situación.

No hace falta aclarar que ese “alguien” es el campo, como ya ocurrió en 2008.

Y la carne vacuna es sólo un ejemplo entre muchos otros.

Pero el mayor error, tal vez, es creer que fracturando a la Mesa de Enlace el problema desaparece, o se evita el conflicto y la sociedad se queda muy tranquila sólo con el supuesto culpable.

Lo más probable es que ocurra exactamente lo contrario, que las medidas de fuerza por reclamos del interior se sigan produciendo igual (va a bastar con que sólo una de las entidades del campo se ponga al frente del reclamo del sector y, en ese caso, ninguna de las otras dejará que sus “bases” se pasen bajo las banderas de otra organización), y que tampoco la sociedad se vaya a quedar muy tranquila sólo con el discurso oficial sobre los supuestos “culpables”, si hay escasez de alimentos, de energía, o de billetes, y va a exigir respuestas y soluciones que, aparentemente, el gobierno no parece estar en condiciones de dar…

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