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viernes, 10 de diciembre de 2010

CARNE


CARNE: LA VEDETTE 2010

Por Susana Merlo

Aunque por razones no deseables, la carne vacuna se transformó en la vedette de este año al haberse registrado aumentos, para la hacienda en pié, superiores a 130% en 12 meses.

Esto llevó al kilo vivo de U$S 0,75/0,80, a superar en algunos momentos los U$S 2, lo que convirtió a la Argentina en uno de los lugares con hacienda más cara del mundo.
Poco se escuchó, sin embargo, sobre los 5 años en que el valor para los productores estuvo estancado en 80 centavos de dólar o menos, ni de las causas por las que se desembocó en semejante suba.

Los consumidores, y los engordadores de hacienda, ahora quejosos por los aumentos, nada decían cuando conseguían el producto a precios llamativamente bajos. Y, si bien los primeros podrían argumentar el desconocimiento, no ocurre lo mismo con el resto de la cadena ganadera, muy conciente de lo que estaba ocurriendo.

Por supuesto que también se sabía que cuando este momento llegara (porque se sabía, y se alertó reiteradamente al gobierno), ninguno de los funcionarios se haría responsable de lo ocurrido.

Así, y como sucedió históricamente con la carne, producto al que le impusieron “precio político” (aunque nunca por un lapso tan prolongado), prácticamente desde el comienzo de la Era K, nuevamente el mercado ganadero fue intervenido.

Desde los precios “sugeridos” o “controlados” de Roberto Lavagna, hasta los primeros “acuerdos” de Felisa Josefina Miceli, pasando por el manipuleo de los pesos de faena del entonces Secretario de Agricultura Miguel Santiago Campos, hasta desembocar directamente en el cierre de las exportaciones del 6 de marzo de 2006, o algún brote de aftosa también de aquella época y aún no clarificado oficialmente, la sumatoria de medidas para deprimir la producción y hacerla retroceder fueron una constante.

Denuncias a los operadores, persecuciones directas o solapadas, amenazas varias, condicionamientos para otorgar permisos de exportación a cambio de precios artificiales, exigencias absurdas como los “encajes”, “compensaciones” (subsidios) a algunos eslabones de la producción de carne plagados de arbitrariedades, y dejando de lado al primero de ellos: los criadores, etc., fueron sólo algunas de las medidas de la batería de acciones que intentó el Gobierno para que la gente siguiera comiendo cantidades increíbles de carne vacuna extremadamente barata.

Obviamente que, así como es imposible tapar el sol con la mano, también resulta igual creer que se puede controlar un mercado. Y la carne lo volvió a demostrar, aunque de una forma brutal. Tanto que a nadie le sirve y hasta los “beneficiados” están preocupados por lo que puede suceder.

Es que a estos valores, no sólo los consumidores terminaron terriblemente perjudicados y ya bajaron más de 20 kilos por persona el consumo anual (se calcula que tendrán que bajar, al menos otros 8), mientras que igual siguen gastando casi el triple que antes en este producto; sino que otros eslabones están registrando quebrantos difíciles de neutralizar.

Por caso, buena parte de los feed lots que se dedicaban a engordar la hacienda para el mercado están vacíos o, directamente, ya cerraron pues no son viables sin los subsidios oficiales (que se suspendieron casi a principios de año), y menos con este valor de los animales y los refortalecidos precios de los granos, indispensables para alimentar la hacienda en este esquema intensivo. Así, la actividad está volviendo en un porcentaje importante a los invernadores tradicionales, a campo, que naturalmente demoran más en terminar un animal.

También los frigoríficos están recibiendo, en muchos casos, un golpe casi mortal, obligados a “baratas” absurdas en las cadenas de hipermercados, con precios muy altos para la materia prima, con las exportaciones que les podrían permitir ingresos muy interesantes restringidas, con sus plantas a media marcha y, además, teniendo que hacerse cargo de la mano de obra que no utilizan, pues su operatoria está sensiblemente restringida.

La cuenta es clara: se pasó de más de 16 millones de cabezas faenadas el año pasado, a alrededor de 11 millones este año y la cifra debería bajar más aún.
Algunos se deberán achicar, otros tendrán que cerrar, y todos deberán comer mucho menos carne.

“Moreno lo hizo”, aunque sería injusto atribuirle al cartero el contenido de la carta…

Lo cierto es que la carne fue la vedette del 2010, pero no por crecimiento genuino, no por récord de exportaciones, no por haberse logrado el equilibrio lógico y deseable con la agricultura. Sólo lo fue porque, tal como se preveía, “voló por aire”, después de una terrible liquidación, fruto de una política demoledora que se completó, el último año y medio (2008/09), con una terrible sequía, y que determinó que la Argentina fuera el único país productor en el mundo que registrara achicamiento de su stock en un período excelente de precios mundiales.

Los errores se pagan caro, sólo que algunos tienen más responsabilidad que otros y, justamente, no son ellos los que afrontan los mayores costos…

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