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viernes, 10 de diciembre de 2010

PROGRESÍA


LA PROGRESÍA K

Por Jorge Omar Alonso (*)

El dirigente comunista español Julio Anguita, según el periodista Francisco Rubiales definió a la progresía como: "el sumidero por donde se han ido las auténticas ideas de la izquierda".



Sus contradicciones y paradojas son memorables: están contra la pena de muerte, pero defienden el aborto, que causa cientos de miles de muertos, y la eutanasia; siempre hablan de tolerancia, pero no soportan la disidencia y llaman "fascistas" a los que piensan diferente.



Proclaman la libertad a los cuatro vientos, pero han creado la doctrina de lo "políticamente correcto", una especie de pensamiento único dictatorial al que hay que someterse por la fuerza, hasta el punto de que todo el que se atreva a deambular por las sendas libertarias de lo "políticamente incorrecto" es tratado como proscrito.



El kirchnerismo “progre” se presenta de esta manera. Tiene todas las características de esta doctrina.



Sabe utilizar como blindaje a los periodistas sometidos y a los medios de comunicación afines, a los que alimenta generosamente desde el poder con contratos publicitarios y concesiones para que cambien o silencien lo que les perjudica, propaguen el pensamiento único y fustiguen a los que se oponen a su doctrina oficial.



Así ha conseguido transformar en silencio, sin denuncias y sin ruido, la democracia en autoritarismo.



Pero siente pánico ante las estadísticas, los datos y las cifras, porque ponen de manifiesto sus carencias y contradicciones y porque les impide manipular y disfrazar la realidad.



El control que pretende ejercer sobre periodistas, intelectuales y medios le permite combatir la realidad con mentiras, informaciones parciales e imágenes trucadas que generan confusión.



Paradojalmente la fosa que separa a ricos y pobres se ensancha rápidamente bajo el mandato del kirchnerismo “progre”.



Es comprobable el nefasto crecimiento de la inseguridad ciudadana.



Desprecia a la Iglesia porque es el único poder que no controla.



Utiliza el dinero para controlarlo todo y emplea las subvenciones para generar clientelismo y sumisión.



Este kirchnerato “progre” ha sabido aniquilar a la sociedad civil con el odio y las divisiones.



Bajo su imperio, el Estado no para de crecer y el ciudadano no cesa de mermar. Han destruido el equilibrio de poderes.



Pero eso si, el kirchnerismo “progre” y sus acólitos seguramente viven en lujosas residencias vigiladas, con sueldos elevadísimos. Allí está para demostrarlo la fabulosa riqueza de los “progres” Kirchner; pero desconocen la pobreza, las míseras jubilaciones.



Como tampoco, y en abierta contradicción con sus postulados, no impiden que los privilegios de los que están en el poder sean hoy escandalosos, como la corrupción de uno de sus acólitos, Ricardo Jaime.



Las raíces del progresismo debemos ubicarlas en Antonio Gramsci, el primer intelectual marxista que comprendió la necesidad de trasladar la lucha de clases al terreno de la cultura de masas.



Junto a Georg Lukacs, el otro terrorista cultural, sentaría las bases para la demolición de los valores de la tradición judeo-cristiana, mediante la propagación del amor libre, intercambio de parejas, homosexualidad, aborto, libertad sin restricciones, relativismo.



Este es al origen doctrinal del progresismo contemporáneo. Con esto ha sido infectada la sociedad argentina.



La mentira “progre” es variada: juvenilista, feminista, libertaria, proislamica, pacifista, militancia y “orgullo” gay.-

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