DEMGUE: LO PEOR AÚN NO PASÓ
Aseguran que lo peor del dengue todavía no pasó
La fiebre se alza cuando cae el sol. Los pasillos del hospital Enrique Llanos se llenan al anochecer, colmados de rostros cansados, ojerosos, transpirados. Una chica con una toalla húmeda apoyada en su nuca espera que la atiendan. Mientras tanto mira a su vecino quejarse del dolor sobre la camilla, conectado al suero, en su octavo día de fiebre e inapetencia. La 13ª semana de epidemia se va del calendario sin demasiado optimismo. Aquí, en el sudoeste chaqueño, todos saben que queda mucho por hacer antes de que el dengue se convierta en cicatriz (si es que eso ocurre). Los mosquitos Aedes aegypti no desaparecerán de la zona al menos hasta dentro de un mes, cuando las temperaturas empiecen a bajar. La enfermedad quizá tarde bastante más en irse, o puede que no se vaya nunca.
Algunos médicos aseguran, por lo bajo, que esperan complicaciones: "Lo peor todavía no pasó", comentan. Los expertos coinciden en afirmar que el momento es complicado. "Lo único que esperamos es que no aumenten. Se está trabajando sin descanso en eso", le dijo a Clarín el director del hospital de Charata, Rubén Hemadi, lugar que atiende a unas 300 personas por día con síntomas de dengue con dos médicos de guardia. Para Ernesto Iliovich, jefe de Infectología del Hospital Perrando, de Resistencia, hasta que la temperatura no baje mucho habrá enfermos: "Están dadas las condiciones para dure. Mientras haya temperaturas altas, habrá mosquitos. Recién con menos de 16 grados desaparecen. Pero el otoño allí es muy suave".
"El dengue va a estar", anuncia el intendente de Charata, Miguel Tejedor. "La cantidad de casos y consultas no ha disminuido. En invierno vamos a tener cero mosquitos, pero en primavera nacerán nuevos. Hay que atacar los huevos y las larvas en ese momento", insiste, desde su despacho austero, mate en mano. "¿Y en noviembre qué va a pasar? Las larvas sobreviven al invierno por un año y los huevos, por cinco años. Si no los eliminan, si repiten los errores de manejo, será un verdadero problema", avisa Rolando Núñez, de la ONG chaqueña Nelson Mandela.
Según el Ministerio de Salud nacional, en esta provincia hay algo más de 1.100 casos de dengue. Pero una fuente con acceso al gobierno provincial le comentó a Clarín sobre la existencia de un informe reservado que el Comité de Manejo del Dengue, del Ministerio de Gobierno, le presentó al gobernador Capitanich (y que él niega rotundamente), en el que se cuentan 11.500 casos. De hecho, Tejedor había dicho que en Charata hay 6.000 enfermos. Y la diputada opositora Marisa Lizárraga denunció ayer que sólo en Sáenz Peña y Tres Arroyos (localidades cercanas a este pueblo) hay 1.200.
El calor esconde a los vecinos de Charata a la hora de la siesta. Muchos desconfían de todo, hasta de que sea dengue lo que los enferma. "Para mí hay algo más. No sé, los agroquímicos que tiran en los cultivos de soja, un virus, otra cosa. Si los mosquitos no se ven", duda Gustavo Schoning, vecino del barrio San Antonio, que tiene a su hija Brenda (5) y a su mujer Mónica con los síntomas de la enfermedad. Pero no es el único. Es común escuchar en las calles comentarios similares.
"Es dengue, están todos los síntomas, están los mosquitos, que no se ven porque cuando te diste cuenta de que te picaron ya volaron", aclara sin titubeos Gabriel Ive, director de Emergencias Sanitarias de la Nación, instalado en Charata "hasta cuando sea necesario". "Pero decir cuánto queda es difícil porque es una cuestión climática. Con los primeros fríos van a disminuir los mosquitos. En invierno hay que retomar acciones, no quedarse, tener un plan de contingencia. Hay que seguir con el descacharro en las casas, mantener el concepto de patio ordenado", remarca el médico, que hoy a las diez dará una charla para los vecinos en el Museo de Charata. No obstante, Ive cree que hay una situación difícil de revertir. "El dengue está instalado en Chaco, es difícil que esta provincia deje de ser un lugar endémico", dice. (Clarín)
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