TRAMADOR Y URDIDOR

Kirchner trama y urde casi al límite.
La oposición trata de no perder el paso

por Carmen Coiro / DyN
Con su decisión de adelantar en cuatro meses los comicios, Néstor Carlos Kirchner consiguió espantar a la oposición, pero, al mismo tiempo, logró el efecto de un vendaval que amontonó a todos sus dirigentes en la vereda contraria a la del oficialismo.
Los referentes con mayor intención de voto fuera del oficialismo ensayan alianzas antes imposibles, amores que nunca se hubieran concretado en tiempos de normalidad, amistades que jamás hubieran sido viables en un sistema democrático normal y formal.
Kirchner, en el poder, empuja a su esposa, Cristina, en el gobierno, a dar pasos tan arriesgados que la ubican en la cornisa.
Resulta curioso que durante su propio mandato haya sido mucho más prudente en las decisiones de gobierno: desde que su pareja en la vida lo sucedió en la administración nacional, el santacruceño se muestra con una audacia sin límites.
Kirchner teje y desteje, trama y urde jugadas destinadas a dar vuelta como un guante la vida política y económica de su país, y manda a su mujer a hablar como si él fuera su ventrílocuo. Sorprendentemente, Cristina acata cada una de sus decisiones o coincide en todo, tanto en la ambición por mantener un poder sin sombra, como en la determinación casi suicida de preferir tirar todo por la borda antes de soportar una derrota.
Kirchner quiere jugar a todo o nada: un gran triunfo en las elecciones anticipadas o el portazo y, lo que él cree, el abismo. Que no sería más que un autogolpe institucional.
Su estado de nerviosismo e indignación asusta ya hasta a algunos cercanos aliados, a excepción de un puñado de "halcones" que desean ver a sus enemigos de rodillas y mordiendo el polvo.
Los argumentos para justificar las últimas actitudes se dan de bruces con sus propios dichos. Ahora, el adelantamiento electoral es indispensable para dar la tranquilidad necesaria en pos de pilotear al país en el temporal que se avecina.
Hace menos de un mes, sin embargo, el país era, según palabras de Cristina, poco menos que el mejor preparado para sostenerse en un mundo que caería a su alrededor. Ahora es necesario coparticipar los fondos que se recauden por la exportación de la soja porque las provincias y los municipios empiezan a revelar fuertes déficit.
Kirchner quiere un triunfo sin retaceos --en la poderosa provincia de Buenos Aires, especialmente--. A punto tal, que prefiere resignar la paz y la sombra en la que disfruta manejando los hilos del país para presentarse como cabeza de lista de los diputados.
Por estas horas, Néstor y Cristina disfrutan de una victoria táctica: asustaron a tal punto a los líderes opositores que los hicieron bailar frenéticamente en busca de alianzas que les permitan hacerles frente.
¿Quién hubiera imaginado antes que Elisa Carrió iba a intentar amigarse con Mauricio Macri o que Eduardo Duhalde mirara con simpatía a Margarita Stolbizer o que Francisco de Narváez se convirtiera en un referente del peronismo bonaerense? Son los "milagros" que puede conseguir la pareja "K".