AUTORITARIOS EN PELIGRO
Río Negro - 28-Mar-09 -
Editorial
Autoritarios en peligro
Según el director gerente del FMI, el francés Dominique Strauss-Kahn, la recesión mundial que está en marcha amenaza la democracia en muchos países pobres que en los años últimos adoptaron dicho sistema. Tendrá razón, pero plantea una amenaza igualmente grave a los gobiernos autoritarios de China y, si bien ha conservado una fachada democrática, Rusia, que han visto caer abruptamente sus ingresos debido a los problemas de Estados Unidos, la Unión Europea y el Japón. También se enfrentarán con dificultades acaso insuperables los regímenes de Irán y Venezuela que, merced en gran medida al aumento pasajero del precio del petróleo, se las arreglaron para rebelarse contra el orden internacional en nombre ya del islamismo militante, ya del "socialismo del siglo XXI" inventado por Hugo Chávez. Aunque los gobernantes chinos, rusos, iraníes y venezolanos no lo admitirían, sus distintos proyectos políticos dependían casi por completo del consumismo occidental. En cuanto éste se redujo, descubrieron que sus recursos internos no bastaban como para permitirles "desacoplarse" de los países ricos.
Se ha creado, pues, una situación un tanto paradójica. Mientras la economía mundial, con Estados Unidos funcionando como la locomotora, creció con brío, el ejemplo brindado por China y, en menor medida, Rusia, hacía pensar a muchos en los países pobres que les sería beneficioso combinar la libertad económica con el autoritarismo político, pero aunque no cabe duda de que la crisis feroz que se originó en Estados Unidos ha desprestigiado al capitalismo liberal democrático, también ha servido para llamar la atención a las deficiencias de la presunta alternativa. Parecería que el dirigismo autoritario no puede arrojar buenos resultados, a menos que las economías de los países democráticos estén en condiciones de comprar sus productos. Aún no sabemos si los países recién democratizados resultarán capaces de hacer frente a los problemas que con toda seguridad les supondrá el desplome estrepitoso del comercio internacional que, según el FMI, podría reducirse casi el diez por ciento este año, sin recaer en el autoritarismo que les es tradicional, pero aun cuando lo hiciera no los ayudaría a mejorar su desempeño económico.
Si bien conforme a las estadísticas oficiales la economía china sigue creciendo a un ritmo envidiable, se informa que por lo menos 20 millones de trabajadores ya han perdido sus empleos y por lo tanto han tenido que regresar a sus aldeas en el interior muy pobre de su país. No sorprende, pues, que en muchas partes del territorio chino hayan estallado protestas violentas. En Rusia, el panorama es todavía más alarmante. Sin los ingresos enormes que se esperaban de la exportación de petróleo, la actividad económica ha caído abruptamente, provocando la reacción airada de los perjudicados en muchas ciudades, incluyendo a Moscú. En China, la elite gobernante pudo convencer a la población de que era de su interés resignarse a la falta de libertad porque le garantizaba un aumento constante del nivel de vida. De profundizarse mucho más la crisis económica -y según el régimen chino es necesaria una tasa de crecimiento de por lo menos el ocho por ciento anual para asegurar trabajo a todos aquellos que entren en el mercado laboral-, el pacto tácito así supuesto se romperá, lo que podría tener consecuencias contundentes en una sociedad en la que la legitimidad del gobierno se deriva exclusivamente en su capacidad para cumplir con las expectativas materiales de la mayoría. En Rusia, el poder casi dictatorial que ha sabido construir Vladimir Putin se debió en buena medida al boom posibilitado por el petróleo. Aunque el temor a lo que podría suceder si su gobierno tambaleara podría asegurarle el apoyo de muchas víctimas de la crisis económica, no le sería tan fácil seguir pisoteando los derechos de sus adversarios. El régimen teocrático iraní también corre peligro luego de haber aumentado drásticamente el gasto público por suponer que el crudo valdría cada vez más. En cuando al mandamás venezolano Chávez, el autoproclamado "hermano" de su homólogo iraní Mahmoud Ahmadinejad, se ve en un brete muy similar, si bien hasta ahora no ha moderado sus ataques verbales contra el "imperio" norteamericano del, según él, "pobre ignorante" presidente Barack Obama.
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