La gente INTELIGENTE habla de IDEAS, La gente MEDIOCRE habla de COSAS, La gente IGNORANTE habla de la GENTE

adsense

sábado, 8 de marzo de 2008

FIESTA..........

Sábado, 8 de Marzo de 2008 POLÍTICO, ECONÓMICO Y SOCIAL Aparece Lunes y Jueves

Editorial | 3/3

Una fiesta “progresista” inolvidable


La Presidente inauguró el sábado el 126° periodo legislativo del Congreso. ¿126? El número significa que hubo historia antes del kirchnerismo. Increíble, a pesar que la predestinación y sus profetas decían que no. Y con más que seguridad en ese antes hubo proclamas revolucionarias, luchas por la independencia, ejércitos, sotanas, buques, batallas, piratas, traiciones, agachadas y borocoteadas varias, constituyentes, fugados y apresados, lumbreras y de los otros, interminables reorganizaciones, inundaciones, tornados, herencias recibidas, incendios, hambrunas, pestes, analfabetos y analfabestias. Hay que sumar y seguir. La lista es interminable.

Como si no se hubiesen enterado o lo que es peor, no los hubieran invitado, los que antes ostentaron con orgullo la banda en el pecho brillaron en el Congreso por su ausencia. Lo de Carlos Menem era previsible porque nadie va a un lugar dos veces cuando en la primera recibió nada más que groserías. ¿Pero Raúl Alfonsín? Será tal vez porque se ofuscó debido a que los integrantes del matrimonio reinante opinan que antes de ellos nadie hizo algo en este país por la defensa de los Derechos Humanos? Hasta el mismísimo Kirchner Uno brilló por su ausencia cuando hasta el presente no se había cansado de opacar a la Kirchner Dos. Con seguridad ésta le dijo: “Vos no vas a ir para robarme cámaras y aplausos”. Un “Sí querida” habría sido la consabida respuesta mientras el número Uno partía en helicóptero rumbo a sus oficinas de Puerto Madero para renovar por nonagésima vez el Partido Justicialista.

De tanto aplaudir, la numerosa platea oficialista enrojeció sus manos a punto de sabañones. Enfermedad en desuso, poco paqueta. Estaban ahí para eso. Qué se creen. Los opositores, más recatados por obvias razones de minoría, estuvieron. Más de eso no se les podía pedir. Una minoría que no se corresponde con el 55% de los votos que sacaron en octubre pasado. ¿Qué cosa, no?

Ambos grupos criticaron por igual el discurso presidencial. Unos para muy bien y otros para mal. En el mundo, las palabras siguen siendo palabras y más en países como Argentina donde como las leyes, valen muy poco. Digámoslo con franqueza: nada. Resulta llamativo que los legisladores y buena parte del mundo político continúen con la costumbre de fijarse en lo que dice tal o cual personaje. Más preocupante es aún cuando a quien se señala es la que ocupa la primera magistratura del país. Lo importante debería ser qué hace y no qué dice o qué va a hacer. Y hay que reconocer que en tres meses, Cristina Fernández poco pudo. No tuvo tiempo para demostrar aunque sí para mostrarse, y mucho. La improvisación en sus palabras, el conjunto que tenía puesto o la cantidad de veces que fue aplaudida por los compañeros correligionarios legisladores son notas de color ajenas a lo profundo de la gestión ejecutiva. Es que lo esencial sigue siendo invisible a los ojos.

Preferentemente el discurso consistió en alabar la gestión de su marido. Lo que demuestra que es una buena esposa aunque se obstine, feminista al fin, en no caminar dos pasos detrás de él. Que los demás dichos de su alocución puedan convertirse en realidad dependerá del apoyo que los electores puedan brindarle en el 2009. Sin embargo, es posible que no sufra en las urnas los inmensos desaciertos internos y externos de la gestión propia y la de su pareja debido, más que nada, a la falta de líderes opositores que, de acuerdo a un cronograma no estipulado, aparecen , desaparecen o efectúan denuncias rimbombantes sin el sustrato que otorga por detrás, adelante, arriba, abajo y al costado una aceptable plataforma electoral. Con buen tino solía decía Perón: “No es que nosotros seamos buenos sino que los demás son peores”.

La oratoria por cadena nacional fue, es indudable, para la clase media que la escuchó y miró por TV o al día siguiente en los diarios. En algunos pasajes el más férreo opositor habrá quedado absorto al escuchar críticas a los paros docentes y ciertas equiparaciones entre crímenes de lesa humanidad de antaño y los de hoy, y fastidio por la actitud de los llamados jueces garantistas. La reflexión pareció extrapolada porque los docentes responden a la kirchernista CTA (tanto como la oficial CGT) y porque este es un gobierno progresista que ha colocado en los más altos sitiales de la toga judicial al más garantista y maestro de todos los jueces y fiscales garantistas. Dijimos en otra oportunidad que si era por conveniencia electoral, un Kirchner colocaría el banquito de madera en el Colegio Militar y se subiría a él para colocar en su antiguo lugar el cuadro de Videla. Si las encuestas dicen que la inseguridad es un problema fundamental para la población: allá iremos.

Adentro y afuera fueron aplausos para la Presidente. Analicemos la claque externa, la que estaba en la Plaza de los Dos Congresos. La agencia oficial de prensa contra la que el Ejecutivo aún no ha lanzado ninguna diatriba, dijo que había 30.000 personas. La inflación también hace estragos en los lápices periodísticos estatales. Si las cifras amigables hablan de 8.000, CORREO DE BUENOS AIRES contó menos de 5.000, al mismo tiempo que no se conocieron las de la Policía Federal (o no se publicaron). Por eso la televisión no paneaba la Plaza. Siempre primeros planos. Nunca un zoom out delator. Los presentes eran todo el ejército villero que sus cabezas visibles pudieron reunir. Pocos, muy pocos para lo mucho que se llevan sus jefes. Ahí estaban todos los sellos de goma imaginables. Todos, absolutamente todos pagos, muy pagos, muy bien pagos con dinero de los contribuyentes. Así se escribe, así se monetariza la historia.

¿Te acordás hermano 35 años atrás? Esas manifestaciones de decenas miles de jóvenes de clase media universitaria vivando en las calles a la patria socialista y cantando “Qué lindo va a ser, el Hospital de Niños en el Sheraton Hotel” o “Rucci, traidor, te va a pasar lo mismo que a Vandor”. Los mismos que tomaron las armas para derrocar a Perón que había sido electo por tercera vez Presidente de la República. ¡Qué tiempos aquellos! ¿Por dónde andarán? Lástima que no quedó ni miga de sus ideales. Algunos fueron muertos y otros vivirán, con seguridad, malamente en el exterior. Qué lástima. Si estuviesen, aunque algo calvos y barrigones, les avergonzaría que se pague por asistir a un mitin. Esa no era la manera de hacer la revolución que pretendían. Seguro.
CORREO DE BUENOS AIRES
SALINAS BOHIL

No hay comentarios.:

Chiste de la semana

Chiste de la semana