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viernes, 25 de abril de 2008

CHAU VASCOLET

CHAU MARTÍN
MOTIVOS Y SECRETOS DE LA RENUNCIA DE LOUSTEAU
Por Carlos Forte


Se esperó hasta la medianoche para no despertar suspicacias. Fue inútil, ya que se ha convertido en el tema del día en todos los medios. Hablamos de la renuncia de Martín Lousteau al frente del Ministerio de Economía. Su reemplazante es el hiperkirchnerista Carlos Fernández, quien hace pocas semanas había asumido como titular de la AFIP.
Fernández es un "comodín" de Néstor Kirchner en caso de eventualidades como la que se ha vivido ayer. Anteriormente, al menos en dos oportunidades, fue llamado de urgencia para cubrir cargos vacantes.
Todo empezó durante la mañana del jueves 24, cuando Lousteau presentó a Cristina Kirchner un plan para combatir la incipiente inflación que reflejaba insondables disidencias con la política de la Presidente. El enojo de esta podía percibirse en el aire, no hizo falta ninguna palabra. Acto seguido, el titular de Economía le confesó a su jefe directo, Alberto Fernández que no toleraba seguir trabajando para el kirchnerismo. El jefe de Gabinete insistió en vano retenerlo: a las 21.30 hs la primera mandataria recibió su renuncia.
Había otro dato que había enojado a Lousteau y que se sumaba a la resistencia de los Kirchner hacia su programa de combate contra la inflación. En los últimos días, Néstor había "sondeado" a Martín Redrado para interesarlo en el cargo de ministro de Economía. Redrado se excusó diplomáticamente -no quiso ser otro ministro "debilitado"-, pero el intento estuvo. A esto se sumaron los rumores de que Roberto Lavagna había sido tentado con el mismo cargo. Era demasiado.
Cuando Lousteau presentó a la Presidente -y a Alberto Fernández- su programa antiinflacionario, ya tenía decidido renunciar. Junto a las tres carillas conteniendo su programa de "estabilización de la economía", estaba su indeclinable renuncia.
Más allá del impacto de su salida, muchos se preguntan esta mañana qué había propuesto Lousteau para combatir la inflación. Bien, se trata de un interesante plan que, según publica hoy diario La Nación, puntualiza los siguientes ajustes:
-Aumento de tarifas de gas y electricidad para los consumidores de mayores ingresos. La propuesta, que excluye a los clientes de menores ingresos, se basa en la existencia de dos distorsiones del mercado energético: el interior paga más que el Gran Buenos Aires, y los pobres, en proporción, más que los ricos.

-Reducción del gasto público en infraestructura hasta llegar a los niveles presupuestados.

-Corrección de la concentración de la oferta que se verifica en algunos mercados, como el de alimentos.

-Ejecución de una política antimonopólica, a través de la Comisión de Defensa de la Competencia, en sectores como el de la fabricación de hojalata, la petroquímica, la minería o la explotación petrolera.

-Normalización del Indec, estableciendo un sistema de control de calidad por parte de los grandes usuarios.

-Reformular la política de encajes bancarios, no sólo para maquillar el balance del Banco Central o cumplir con un programa monetario imaginario sino para neutralizar de manera más efectiva la emisión de pesos.

-Alentar el ahorro con una suba leve de la tasa de interés para depósitos a plazo fijo.

-Negociar la deuda con el Club de París, en un plan de 8 años con tres de gracia, para emitir una señal amigable a los mercados internacionales.

-Compensar el desaliento a la producción de soja que suponen las retenciones móviles con una baja de las que se aplican al maíz, el trigo, la leche y los productos regionales.

-Establecer un acuerdo de precios y volúmenes con la industria de la carne y liberar el saldo exportable.

La propuesta de Lousteau muestra, por contraste, la verdadera cara de la realidad que el kirchnerismo pretende imponer y pone en "blanco sobre negro" las decisiones que deberían tomarse para atacar de frente a la inflación. Es evidente que el oficialismo no dará curso al plan Lousteau y esto seguirá profundizando el problema, en lugar de resolverlo.
¿Por qué hace esto el kirchnerismo? el gran problema de Néstor Kirchner y su esposa es no saber diferenciar lo técnico de lo político. Todo para ellos está relacionado a "pujas de poder" y ambiciosas escaladas políticas. Por caso, la única lectura que anoche se hacía en la Casa de Gobierno era la "victoria" que el grupo de los obsecuentes de Néstor había inflingido al "cristinismo", con el "derrotado" Alberto Fernández a la cabeza.
La designación de Carlos Fernández es prueba de ello: se trata de un funcionario que tiene contacto diario con Néstor Kirchner desde que secundaba a Carlos Mosse en el área de Hacienda del gobierno anterior.
Guillermo Moreno, Julio de Vido y el propio Fernández son el reflejo de esta avanzada del grupo encabezado por el ex Presidente. Son los responsables de la prepotencia con la que el kirchnerismo maneja las cuestiones más sensibles de su administración.
Son la prueba más cabal de que la coyuntura actual, lejos de mejorar, seguirá empeorando.

Carlos Forte



Buenos Aires - Argentina
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