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jueves, 10 de abril de 2008

DESPUÉS DEL PARO

CARTA POLITICA

Después del paro rural

Hugo Martini




Los análisis sobre los 21 días de paro rural contienen dos interpretaciones políticamente correctas:
El gobierno de Néstor y Cristina Kirchner han tenido el primer gran enfrentamiento con un sector de la sociedad. La incógnita es saber si este hecho fue efectivamente un punto de inflexión y, también, si ellos podrán leer –incluso en defensa de sus intereses- qué es lo que en realidad pasó.
El campo realizó un ejercicio sin precedentes en defensa, también de sus intereses, con el apoyo implícito o explícito de intendentes, gobernadores y vastos sectores de la clase media urbana. La incógnita es saber si esta movilización renacerá en un futuro próximo o si tendrá efectos electorales en octubre de 2009.
¿Hay otra forma de mirar lo que pasó? Es probable, pero es políticamente incorrecta.
Pongamos la huelga rural en un contexto más amplio.
“El infierno son los otros”. La sentencia es de Sartre y los argentinos la han seguido, puntualmente, durante el último cuarto de siglo.
La opinión pública expresada en la mayoría de sus dirigentes, dice que los que iniciaron el fuego del “infierno” son, siempre, los otros. Hay para elegir: las grandes potencias, la guerrilla o los militares, la pasión secreta de conspiradores contra los gobiernos del pueblo, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, la globalización, la CIA o el FBI, las empresas extranjeras en general y las que controlan a las privatizadas en particular, los que vienen por nuestras reservas desde el petróleo hasta el agua dulce, los medios de comunicación o los periodistas y sigue la lista.
¿Qué pasó en este último cuarto de siglo?
Alfonsín fue electo presidente en 1983 por 51.9% de los votos. Menem por el 49.8% y reelecto por 49.1%. Mientras tanto, a de la Rúa lo consagraron 48.5% de los votos populares.

La estadística dice, también, que Alfonsín, Menem y de la Rúa no perdieron ninguna elección intermedia para elegir senadores y diputados mientras fueron presidentes, excepto Alfonsín en 1987.
Para ser más claros: los dirigentes del gobierno y la oposición se parecen a lo que pueblo quiere.
Hay otros hechos que la frágil memoria humana olvida.
El gobierno de Néstor Kirchner, desde las instituciones hasta la política y la economía, ha estado dominado por la misma clase y estilo que desató el paro agropecuario.
El decreto del 10 de marzo no creó las retenciones sino que las aumentó. Cuando hace dos años los productores reclamaron ante el ministro de Lavagna por las retenciones éste les contestó que sino estaban de acuerdo formaran un partido político rural y ganaran las elecciones.
En ningún momento de estos últimos cinco años nadie realizó una movilización seria contra esta política y ningún piquete cerró las rutas.
Como posible ejemplo comparativo recordemos una evaluación que realizó en 2003 el Centro de Estudios Nueva Mayoría. La tremenda crisis de 2001 se había expresado al grito de “que se vayan todos”. Esta evaluación dice, sin embargo, que dos años después fueron reelectos 93% de los dirigentes o ganó la continuidad política del partido que estaba gobernando en las diferentes provincias o distritos.

Si lo que hemos visto durante 21 días es un problema de principios y convicciones profundas o una reacción ante el exceso de las retenciones lo podremos ver en las elecciones de octubre del año próximo.

Volviendo al principio. En los últimos 25 años de democracia los argentinos han votado una mayoría de representantes que han delegado en el Presidente de turno, con diferentes matices, facultades que son propias del Congreso. Pero cuando se desata un proceso como el de la última crisis acusan a la minoría de la dirigencia política –que casi no votaron- de falta de organización y presencia. La consecuencia de este hecho se llama en la Argentina: “la oposición no existe”.
La oposición será algún día lo que los descontentos de hoy quieren que sea, cuando la voten. Porque la democracia –“el peor sistema excepto todos los demás”- tiene un costo muy alto: la culpa del infierno no puede transferirse.

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