La gente INTELIGENTE habla de IDEAS, La gente MEDIOCRE habla de COSAS, La gente IGNORANTE habla de la GENTE

adsense

domingo, 21 de agosto de 2011

CRISTINA BOTOX: LA REINA DEL FRAUDE


21 de agosto de 2011 18:51
Jose Alfredo Dominguez 21 de agosto de 2011 17:49
¿Querían más indicios concretos de fraude en las primarias?
EVIDENCIA Y UNA RESPUESTA A LOS BLOGGERS K
Antes de comenzar la redacción de esta nota, este cronista se siente en la obligación de hacer referencia a los ataques sufridos por este medio a lo largo de esta semana por parte de los tristemente célebres bloggers K. Todo, por haber publicado tres notas de investigación que han demostrado que hubo una suerte de “fraude” en las elecciones primarias del pasado domingo.

A todos ellos se les hace saber que los telegramas que fueron publicados por este medio han sido descargados del sitio oficial de las elecciones. Allí, en un sitio que depende del Poder Ejecutivo Nacional, pueden observarse flagrantes enmiendas, contradicciones y omisiones numerarias.

Un dato: aunque se publicaron solo una docena de ellos, hay cientos de telegramas que muestran preocupantes adulteraciones.

No son los únicos elementos que demuestran el fraude electoral: el pasado 15 de agosto, apenas un día después de los comicios, Tribuna publicó siete casos concretos que inducían a pensar en el incipiente fraude oficial.

A ello, se sumaron en los últimos días muchos otros tópicos:

1-Ayer, la jueza María Romilda Servini de Cubría abrió una urna en Barracas y encontró 22 votos nunca adjudicados a Alfonsín.

2-El precandidato a intendente de Punta Indio, Marcelo Melendi, del espacio político Compromiso Federal, obtuvo solo un voto en las primarias; ni siquiera era de él. Es decir, no lo votó ni siquiera su familia o ni sus amigos.

3-El intendente de La Banda, Héctor “Chabay” Ruiz, Santiago del Estero, denunció fraude y apuntó contra el gobernador Gerardo Zamora, un aliado K. “El día de la elección metieron presos a nuestros fiscales”, sostuvo. Hay que destacar que allí Cristina ganó por más del 80% de los votos.

4-Diario El Día de La Plata habló de “gruesos errores en las actas de votos emitidos” en esa localidad. Sumas mal hechas y “más votos que votantes” fueron algunos de los señalamientos hechos por el matutino.

5-Diario Clarín dio a conocer varios casos gravísimos de fraude, uno ocurrido en el municipio bonaerense de Almirante Brown y otros tres en Tucumán, Chaco y Formosa. En esta última provincia hay casos de columnas de la oposición borradas con corrector y una enorme diferencia a favor del kirchnerismo.

Como puede verse, las irregularidades han dejado el terreno de las casualidades para pasar al campo de los hechos fácticos. ¿Alguien puede creer realmente que tantos elementos puedan derivar de una mera coincidencia?

Hay que mencionar a ese respecto que solo se han analizado unas pocas denuncias y apenas el 5% de los telegramas eleccionarios. Si en ese bajo porcentaje más del 90% presenta irregularidades, ¿qué ocurrirá si se analizan los documentos restantes?

La manera que ha mostrado el Gobierno de descalificar a quienes sospechan que hubo fraude en las elecciones, es todo un síntoma del temor que se ostenta en estas horas. Si los comicios fueron transparentes, ¿Por qué no aceptar un recuento de votos y despejar toda duda posible?

“¿Fraude? Sí, desde el momento que llevaron los telegramas al Ministerio del Interior, cosa que no se hacía nunca, es la prueba más contundente”, aseguró a este cronista un referente de Coalición Cívica para echar leña al fuego.

El dato no es menor: desde el Ejecutivo, nadie pudo explicar aún por qué documentación tan sensible se ha desviado en su camino al Correo Argentino para aterrizar en una dependencia nada neutral como lo es la cartera a cargo de Florencio Randazzo.

Concluyendo

Las evidencias del fraude se siguen acumulando al paso de los días y el escándalo promete ser mayúsculo en el mediano plazo. Lo que Tribuna sugirió como una mera posibilidad, ha derivado en concretas presentaciones judiciales y ha saltado a las portadas de los principales medios de prensa.

Al mismo tiempo, este periódico sigue siendo receptor de docenas de denuncias por parte de autoridades de mesa que se muestran indignadas por el manoseo que han sufrido en el marco de las pasadas primarias.

Todo ello será volcado en los próximos días en las virtuales páginas de este medio. Eso sí: antes se hará un chequeo exhaustivo de cada denuncia, para que los insistentes bloggers K no insistan en asegurar que lo aquí señalado carece de seriedad.

Christian Sanz
Twitter: @cesanz1

Fraude: por mucho menos el oficialismo exigió recuento de votos en Chubut
EL KIRCHNERISMO NO MIDE EL FRAUDE ELECTORAL CON LA MISMA VARA

Al parecer para el kirchnerismo no todo se mide con la misma vara. Al menos eso demuestra el silencio oficial al que se han remitido los principales funcionarios ante las flagrantes irregularidades en los telegramas de las elecciones primarias pasadas.

Siendo Tribuna de Periodistas el primer medio que habló de anomalías en la pasada votación, no solo en los ya mencionados telegramas, sino en varios elementos que invitan con indicios a plantear un posible fraude, poco a poco y a razón de cuentagota se han animado otros medios a hacerlo. Aún así desde el oficialismo no se han expresado al respecto, pero hay que tener en cuenta que no es un silencio casual, sino evidentemente interesado.

El domingo 20 de marzo pasado, por caso, se realizaron las elecciones a gobernador por la provincia de Chubut. Allí competían el candidato por el Frente para la Victoria (FPV) Carlos Eliceche, el candidato del Peronismo Federal impulsado por el gobernador Mario Das Neves, Martín Buzzi, y el radical Pedro Peralta.

En esos comicios, Buzzi obtuvo el 37,78% de los votos, Carlos Eliceche el 37,1 y Pedro Peralta consiguió 11,8. Un día después, el candidato por el FPV ya estaba hablando de fraude electoral cuando notó que “tenemos claros triunfos en varias localidades de Chubut. Sabemos que hay una diferencia muy importante y pretendemos que esto se clarifique lo más rápido posible", mientras que acusó al gobierno de Das Neves de ejercer "una manipulación importante de la información".

Un día después, la presidenta Cristina Kirchner recibió a Eliceche en su despacho, lo felicitó por la elección y le dio su aval para que siguiera adelante con los reclamos por las presuntas irregularidades, principalmente basadas en que existían mesas en que el FPV había obtenido cero votos, como la 334 de José de San Martín, la 722 de Rawson y la 1256 de Comodoro Rivadavia.

A la par, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández expresó, "La mitad de los votos nos pertenece y eso nos hace a nosotros tener todo el derecho del mundo a reclamar que sean realmente contados cómo corresponde y que nos pongan en una condición de igualdad". En ese sentido, dijo que "es imperioso revisar acta por acta" y agregó que “Buzzi ganó con trampa.”.

Pero el jefe de Gabinete no fue el único que se animó a hablar de fraude electoral a las 24 horas de la derrota del candidato kirchnerista. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, también se aventuró a relacionar sospechas de manipulación de datos con “actitudes que lindaban con la trampa”. Para tal acusación, el funcionario puso como ejemplo que "en la mesa 722 que habíamos denunciado porque teníamos cero votos", se confirmó que "el Frente para la Victoria obtuvo 140 para gobernador y 258 para diputados provinciales". Cualquier parecido con lo relatado en los último días, al parecer es pura coincidencia.

"En la mesa 183 de Puerto Madryn el Centro de Cómputos del Tribunal Electoral de la Provincia se cargaron 888 votos a favor de (Martín) Buzzi cuando en realidad había obtenido sólo 88", había indicado por su parte el apoderado del Frente para la Victoria en Chubut, Blas Meza Evans. Entre las irregularidades, el Gobierno también aportó la mesa 1199 de Comodoro Rivadavia, en la que la suma de todos los votos dio 506, cuando no debería superar los 300.

Finalmente y, por las denuncias a las que también se sumó el radicalismo, se realizó un recuento de votos por el cual se confirmó que las planillas con el recuento de votos fueron adulteradas para favorecer a Martín Buzzi, y el kirchnerismo descontó más de 800 votos, si bien no alcanzó a revertir el resultado.

"Lamentablemente confirmamos que han existido acciones de fraude en Chubut. Nuestras sospechas de manipulación en la carga de datos han sido ratificadas con las cifras que surgen del escrutinio definitivo", había afirmado Randazzo.

La manera en que el gobierno tomó casi como propia las primarias desde el momento en que se decidió llevar los telegramas al Ministerio del Interior en vez del Correo Argentino, hace pensar que, si bien por mucho menos el oficialismo se animó a hablar de fraude un día después de las elecciones chubutenses en marzo pasado, estos comicios no serán medidos con la misma vara.

Aún, a pesar de que las denuncias por irregularidades se siguen acumulando de manera sustancial.

Eliana Toro
Twitter: @toroeliana

Derechos Humanos SA: el kirchnerismo y una verdad incómoda
BASTA DE MENTIRAS, POR FAVOR
Todo lo acontecido en el affaire Hebe-Shocklender, expone una gesta épica de la mentira convertida en suprema verdad, de cómo una pareja de abogados platenses que, huyendo de La Plata, se afincaron en Río Gallegos y se hicieron ricos gracias a la especulación inmobiliaria quedándose con las propiedades de los esquilmados con la resolución 1050. De aceitados contactos con los militares, luego no tuvieron empacho en asimilarse con la derecha isabelista dentro del movimiento justicialista para luego acomodarse con Carlos Menem, el privatizador de YPF, mediante la cual se embolsaron unos buenos millones que fueron depositados en diversos paraísos fiscales, mediante los dilectos oficios de Domingo Cavallo y de Daniel Marx. Pasado el decenio menemista, Néstor Kirchner desembarca en la Capital Federal con ambiciones de ser el futuro inquilino de Balcarce 50, con un engañoso discurso que buscaba borrar su pasado menemista y erigirse como su antinomia. Mientras en su provincia austral gobernaba con mano de hierro y no se le escapaba ningún número, acá se mostraba como progresista y conciliador.

La oportunidad vino luego del desmadre del desgobierno de Fernando De la Rúa, anotándose en la lista de espera de los presidenciables en el breve interregno de Adolfo Rodríguez Saá. Colocándose detrás de Eduardo Duhalde, en su administración de emergencia, contó con su bendición para luego en los comicios de mayo del 2003 consagrarse vencedor con un exiguo porcentaje del 22 %, convalidado ante la defección de su otrora amigo-enemigo Carlos Menem. Pero al flamante presidente pingüino le hacía falta otro tamiz ideológico, pues no podía presentarse en sociedad con los antecedentes de usurero, o con como un lamebotas del riojano antes amado. Bajando del Sinaí del oportunismo, no fue otro que Horacio Verbitsky quien le acercó las tablas de la ley de los derechos humanos, poniéndose el sayo de mandamás del CELS. Por eso, quien jamás puso la firma pidiendo por los desaparecidos, y nunca presentó un habeas corpus, se convirtió en el supremo heraldo de esa lucha. Entonces, quien era hábil para los negocios gestó una empresa más, compró a destajo a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, les puso un precio a Hebe Pastor de Bonafini y Estela de Carlotto, y ellas dos aceptaron, convirtiéndose en dos meras empleadas obsecuentes del amo.

Néstor Kirchner sólo sabía comprar, y lo hacía para siempre. Así, los DDHH en Argentina fueron estatizados, convirtiendo a dos de los principales organismos en una pyme estatal.

Y también compró la historia y la memoria, en aquel memorable 24 de marzo de 2004 en la ESMA, cuando se atribuyó únicamente el mérito del Prometeo luchador de aquella epopeya, ninguneando como nadie a Raúl Alfonsín, el radical del juicio a las Juntas, la obediencia debida y el punto final. No olvidemos que también Kirchner aplaudió convalidando los indultos menemistas, como garantía suprema para la pacificación nacional. Pero desde su asunción, compró el relato setentista y lo vendió a gusto y piacere:

“El relato de la guerra de los años setenta atravesó, en verdad, dos versiones. En una primera versión, que llegó hasta 1983, el Ejército quiso imponer la interpretación según la cual había derrotado al terrorismo montonero en defensa de la civilización occidental. Pero a partir de 1983 esta versión que llamaríamos antisetentista empezó a ser reemplazada por otra versión setentista según la cual los vencedores de los setenta habían sido sin excepciones inhumanos, represores, en tanto que sus vencidos, jóvenes idealistas, eran víctimas de la sistemática violación de sus derechos humanos.

¿Cómo fue posible esta paradoja de que los vencidos hayan impuesto su relato a los vencedores, en contradicción con lo que ha sido habitual en la historia? Por una transformación interna de los Montoneros gracias a la cual, después de haber perdido la guerra cruenta que habían desatado al comenzar los años setenta, pudieron ganar la guerra incruenta que acompañó al desenvolvimiento de la democracia, y esto hasta un punto tal que hoy los militares han pasado de ser de los victimarios que fueron en los años setenta a ser las víctimas de la violación de sus propios derechos humanos, ya que de los mil militares que hoy pueblan las cárceles, más de ochocientos están presos sin proceso ni sentencia, lo cual los convierte, técnicamente, en presos políticos.

El autor intelectual de esta notable paradoja fue el pensador italiano Antonio Gramsci, quien en los años veinte, cuando el dictador Mussolini lo tenía en prisión, desarrolló la hipótesis de que el comunismo no vencería mediante la lucha de clases de origen obrero sino mediante la seducción de los intelectuales, los artistas y los periodistas, todos ellos de clase media, en el curso de una lucha ya no “física” sino “cultural”. Fue con la ayuda de esta doctrina que los Montoneros y sus aliados dieron vuelta el relato de los años setenta.

Uso y abuso

El paso de un relato “militar” a un relato “montonero” no ocurrió, empero, de golpe. Cada cual a su manera, los presidentes Alfonsín, De la Rúa, Menem y Duhalde procuraron llevar al país a una visión intermedia, ni promontonera ni antimontonera, que abriera las puertas a la única solución de largo plazo que, siguiendo al abrazo entre Perón y Balbín en 1973, podría reconciliarnos a los argentinos con nosotros mismos. Cuando Kirchner llegó al poder en 2003, sin embargo, lo primero que hizo fue reavivar el fuego del rencor.

¿Lo hizo por convicción o por conveniencia? El hecho es que, antes de asumir el poder, Kirchner no se había distinguido por disentir ni de los militares ni de Menem. Es que su lógica era otra, porque lo que lo ha movido desde hace siete años no ha sido su pertenencia a uno o a otro de los relatos que nos habían separado, ni mucho menos a su generosa superación, sino una inspiración enteramente diferente: la búsqueda obsesiva del poder total. Dentro de esta nueva lógica, hasta causas sagradas como los derechos humanos resultaban meramente instrumentales. De Kirchner en adelante esta noble consigna ha quedado, igual que otras, al servicio de una ambición desenfrenada.

En el despliegue de su poder, Kirchner consiguió seducir hasta a militantes por los derechos humanos. Blanco de esta nueva lógica fueron, por lo pronto, las Madres de Plaza de Mayo. El Kirchner anterior a 2003, que había sido funcional en Santa Cruz tanto a los militares como a Menem, se transformó de ahí en más en activo adherente al relato montonero. Pero su intención, ¿tenía algo de auténtica? Poniendo en práctica su propia clasificación de los argentinos en enemigos o incondicionales, Kirchner logró hasta torcer la historia de las Madres, quienes después de haber sido admiradas hasta por sus detractores por su heroísmo, pasaron a convertirse en otro peón más en el tablero del poder. Hay, así, dos capítulos en la historia de las Madres, uno admirable y otro nebuloso porque algunas de ellas podrían haber recibido cuantiosas prebendas a cambio de su adhesión.

Si esta instrumentación de las banderas de las Madres en función de las necesidades del poder permitía sospechar que no todo era confesable en la intención de los Kirchner, el grosero despliegue de los infundios que lanzó la Presidenta el último martes por la cadena oficial dejó al descubierto la evidencia de que su ardiente defensa de los derechos humanos no es sino un recurso más, entre otros, para manejar a los argentinos.

Premisas y conclusiones

El largo discurso de Cristina Kirchner del último martes dejó perplejos a los observadores por el contraste entre sus premisas y sus conclusiones. En las premisas, dedicadas a exponer su propio relato sobre la compra de Papel Prensa, la Presidenta acusó a los directivos de diarios La Nación y Clarín de haber adquirido la fábrica de papel aprovechando la prisión y tortura de los miembros de la familia Graiver, en complicidad con los militares. Pero a esta horrorosa acusación no siguió, como muchos temían, la expropiación de Papel Prensa o la prisión de sus directivos sino el tímido anuncio de que el Poder Ejecutivo derivaría el tema al Congreso, donde está en minoría, y a la Justicia, donde ni Oyarbide se animaría a darle curso.

Fue como si alguien, después de haber acusado a otro de asesinar a su hijo, sólo decidiera enviarle un telegrama colacionado. ¿Cómo explicar esta contradicción entre los durísimos fundamentos del discurso presidencial y su ambiguo desenlace? Algunos hablan de la acción diplomática de los Estados Unidos, alarmados por el avance de los Kirchner contra la prensa libre.

Otros mencionan el disenso que se habría desatado en el seno mismo del poder entre los “halcones” y las “palomas”. Lo más probable es que el contraste entre el relato de Cristina Kirchner sobre Papel Prensa y la verdad de lo que ocurrió, minuciosamente revelada por Isidoro Graiver, haya resultado de tal monta que dejó al descubierto el infundio del Gobierno. Antes de que la Presidenta hablara, la calumnia ya había sido descubierta.

¿Qué podría hacer entonces Cristina? Quizá lo mejor habría sido no pronunciar su anunciado discurso. Al insistir empero en el lanzamiento de sus premisas, a las que no seguiría ninguna conclusión concordante, la Presidenta aceptó un daño que quizá sea mayor que lo que hemos visto hasta ahora: el haber expuesto su última versión del relato setentista a una crisis de credibilidad insuperable. Quizás éste sea el momento en que los tirios y troyanos de otrora echen mano al último recurso que les queda frente a la memoria de los años 70: que unos y otros, los actores de aquella tragedia, digan la verdad de lo que pasó, sabedores de que, contra su confesión, serán perdonados. Es lo que hizo Mandela en Sudáfrica. Si queremos volver al futuro, es lo que deberíamos hacer, también, nosotros”, según la visión de Mariano Grondona plasmada en La Nación del 30 de agosto de 2010.

“Kirchner lo hizo”, se transformó en un paladín de los derechos humanos como nunca lo fue. Mientras se enriquecía hasta niveles de lujo asiático, hacía lo propio con quienes adherían a su engañoso ideario y se dejaban convencer por muchos millones. Así, transformó a Hebe Pastor de Bonafini en una próspera empresaria, en una gorda rica, y a su ex fiel ladero, su ex guardaespaldas-abogado-apoderado Sergio Schocklender, en un empresario exitoso en el rubro de la construcción e inmobiliario.

“No puedo aceptar su doctrina de que no debemos juzgar al Papa o al Rey como al resto de los hombres con la presunción favorable de que no hicieron ningún mal. Si hay alguna presunción es contra los ostentadores del poder, incrementándose a medida que lo hace el poder. La responsabilidad histórica tiene que completarse con la búsqueda de la responsabilidad legal. Todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre hombres malos, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad: más aún cuando sancionas la tendencia o la certeza de la corrupción con la autoridad”, expresó en una misiva al arzobispo Mandell Creighton el historiador inglés John Emerich Acton, en 1887.

A pesar de los siglos, esa frase en negrita nuestra, sigue teniendo una vigencia de hierro. Pues no importa la procedencia de tal o cual dirigente, o presidente, o quien ejerza la autoridad, si se transforma en la negación de sí mismo mediante el ejercicio del autoritarismo, su nivel de corrupción llegará a picos máximos. Y en el caso del binomio puntualizado arriba, todo lo expresado manifiesta con creces que esto fue así.

Cuando se están finalizando estas líneas, es más que evidente que en las pasadas elecciones primarias del domingo 14 de agosto, existió un fraude descarado. Pero lo que absolutamente quedará claro, es el infame vaciamiento de contenido en aras de prosperidad material a cualquier precio perpetrado por el kirchnerismo. Hebe de Bonafini pasó de la confrontación total con Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde, a venderse al mejor postor con el advenimiento del matrimonio morganático Kirchner. Haciendo caso omiso de su oprobioso pasado en Santa Cruz, aceptó pasarse a sus filas con armas y bagajes y se convirtió en una triste caricatura de sí misma. En una gorda rica, una vaca en la vía del progreso argentino a la que no le importa un comino si el tren del futuro la va a llevar por delante.

La Historia, según se la mire, no las absolverá, como tampoco a los Kirchner con su militancia inmobiliaria durante el Proceso para devenir, años después, en una S.A. voraz pletórica de poder y riqueza, con un tremendo afán de comprarlo todo. Hasta las ideas, porque también ellos dos le pusieron un precio. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, compraron y se convirtieron en señoras de muy buen pasar, siempre listas a salir a combatir, por ahora mediante la palabra virulenta, a quienes amenacen poner piedras en su cómodo y lujoso devenir. Porque como dice el mafioso antes de pegarte cuatro tiros: “No es nada personal, son solo negocios..”

Fernando Paolella
BUENOS AIRES, ARGENTINA – AGOSTO 2011

No hay comentarios.:

Chiste de la semana

Chiste de la semana