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miércoles, 4 de junio de 2008

INFORME RESERVADO

Un escenario con pronóstico reservado

La dilación del conflicto agropecuario provocó esta semana un panorama desalentador en ambientes empresarios, financieros, políticos y diplomáticos. La dura replica del kirchnerismo al exitoso acto de las entidades agropecuarias en Rosario generó toda clase de versiones y rumores caóticos y desinfló la poca expectativa que aún mantenían algunos sectores del establishment respecto a un final feliz.

Evidentemente Néstor Kirchner insiste en analizar el malestar de los productores agropecuarios como un desafío a su poder. Una vez más no tuvo inconvenientes en ocupar el centro de la escena política aún en desmedro de la figura de su esposa, quien vivió su semana más difícil desde que llegó a la Casa Rosada. Mientras la popularidad de Cristina sigue en franco descenso, además son muchos los voceros oficialistas que ya no disimulan su preocupación por la tozudez del ex presidente y los límites anímicos de la jefa de Estado.

Fuentes muy confiables sostienen que la señora de Kirchner ha ingresado en un innegable estado de inestabilidad emocional. El domingo pasado volvió muy nerviosa y deprimida de su viaje a Salta. El contraste entre la multitudinaria movilización frente al Monumento a la Bandera y el escuálido acto gubernamental en el norte provocaron un quiebre anímico de la presidenta. Por la noche en Olivos se registraron situaciones de mucha tensión y discusiones entre el matrimonio frente a la devaluada presencia del jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

La contraofensiva del santacruceño dejo en evidencia que su estrategia sigue apuntando a desgastar y doblegar a los dirigentes de las entidades agropecuarias sin medir costos políticos y económicos. En estos últimos días K jugó claramente a provocar la reacción del campo sin exponerse públicamente y obligó a su esposa a realizar reiteradas apariciones públicas sin que hiciera alusión directa al conflicto. Con esta movida la figura de la jefa de Estado quedó, frente a la opinión pública, desconectada de la realidad.

Todo parece indicar que los movimientos políticos del matrimonio presidencial responden a una lógica muy distante de la coyuntura. La lectura del ex presidente resulta cada vez más errónea ya que sigue expresando que le esta ganando la pulseada a los productores agropecuarios cuando ya no se puede disimular la debilidad política del oficialismo. Tal es así que debió pegar manotazos de ahogado con las reuniones que organizó con la nueva conducción del PJ, los piqueteros y los bloques parlamentarios del peronismo.

Su comportamiento en el encuentro con la mesa partidaria y el tono desafiante del documento leído posteriormente por el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, pusieron en alerta a importantes referentes del PJ. El mandatario chubutense, Mario Das Neves, y el vicegobernador de Buenos Aires, Alberto Balestrini, intentaron sin éxito bajar los decibeles de ese texto y se retiraron con mucha preocupación.

“Néstor esta loco”, es la frase que más se escucha en reuniones y charlas informales entre funcionarios, gobernadores y legisladores peronistas. Por primera vez hombres cercanos al ex presidente y jefes partidarios se muestran muy escépticos respecto a la gobernabilidad. En privado son muy pocos los dirigentes peronistas que se animan a defender la estrategia K, sobre todo respecto al supuesto golpismo de los productores agropecuarios.

Esto quedó claramente expuesto ante la ausencia de hombres importantes del oficialismo en los permanentes debates televisivos. La administración kirchnerista carece de polemistas mediáticos con peso político dentro del Partido Justicialista. La mejor señal de debilidad del gobierno se evidencia con la presencia en los medios de comunicación de Luís D´Elía, Edgardo De Petris, y Emilio Pérsico defendiendo las políticas oficiales. Se trata de personajes irrelevantes sin ninguna inserción política real y con mala imagen en la opinión pública.

Es verdad que quienes aún mantienen diálogo con él no se animan a contradecir sus enfoques y apreciaciones políticas. Pero no deja de ser un dato político novedoso que funcionarios leales y muchos gobernadores se sienten profundamente decepcionados por la ceguera política del ex presidente. “A esta altura el desgaste es tan fuerte que ya no importa quien gana la contienda”, dijo con resignación un destacado legislador bonaerense.

Por todas estas cuestiones no debe sorprender que la preocupación de gobernadores, diputados y senadores del PJ sobre el futuro político los lleve a pensar en un “Plan B”. No se trata de que algunos peronistas hayan comenzado a tramar un golpe de Estado, sino que los hombres racionales hoy enrolados en el oficialismo empiezan a prever escenarios alternativos frente a una seria crisis política. Se ha comenzado a debatir sin prejuicios como despegar al peronismo de una eventual debacle del matrimonio presidencial.

Esa masa crítica dentro del PJ cree que el santacruceño ha ingresado en un estado de “bunquerización” que no le permite analizar la realidad con precisión. Además, la rebelión de los peronistas cordobeses de la mano del gobernador Juan Schiaretti y su antecesor José Manuel De la Sota dejó en claro offside a aquellos que aún siguen encolumnados con el kircherismo. También la renuncia de Jorge Busti a la presidencia del PJ entrerriano y el silencio sugestivo de Carlos Reutemann ponen más inestabilidad en el frente interno.

Los jefes partidarios que han comenzado a conversar sobre alternativas para, por lo menos, limitar la intransigencia de Kirchner sienten mucho temor a las consecuencias electorales que puede tener el conflicto con el campo. Son muchos los que perciben claramente que la estrategia del ex presidente los arrastra a una colisión directa con una porción decisiva de sus respectivos electorados.

Por ejemplo la mayoría de los gobernadores saben muy bien que su base electoral esta en las zonas rurales y no en las capitales provinciales. Y es ahí donde se esta produciendo el mayor drenaje de votos por el desgaste y la prolongación del conflicto. “El puede llegar a torcerle el brazo a las entidades rurales pero nosotros seguro que perdemos”, dice con preocupación un jefe territorial.

Mientras tanto, un panorama similar se percibe en los círculos sindicales. Los gremios controlados por los “Gordos de la CGT ” (Armando Cavalieri, Oscar Lescano, José Pedraza y Carlos West Ocampo) ya expresan su inquietud por una estrategia que consideran errada. Además, empiezan a tomar distancias por el protagonismo que ha tomado su tradicional enemigo Hugo Moyano, a quien apuntan a destituir de la jefatura de la central obrera.

Además, se han enterado de las charlas extravagantes que mantuvo recientemente el líder camionero con Kirchner. Según fuentes confiables, el secretario general de la CGT le preguntó hasta donde estaba dispuesto a llegar. El santacruceño no descartó “que algunos queden en el camino” por eso Moyano se negó a exponer a “sus muchachos” a una eventual situación de violencia. “Este muchacho (por el camionero) no puede embanderar al sindicalismo peronista en semejantes disparates”, aseguró el secretario general de un importante sindicato industrial.

Sea como fuere, el cuadro de situación es cada vez más confuso. Nadie sabe a ciencia cierta cuando y como termina este desgastante conflicto que amenaza con “enfriar” la economía y profundizar la crispación de una sociedad tan fragmentada. En los últimos días ya no se descartan escenarios violentos y muy pocos se atreven a pronosticar un final incruento. Claramente estamos frente a un escenario con pronóstico reservado.


¿Surge el fantasma de la recesión económica?

Por primera vez en los casi ochenta días de conflicto entre el campo y el gobierno comienzan a percibirse preocupantes señales de amesetamiento en la actividad económica en el área metropolitana. Parece que los efectos no deseados de la protesta agropecuaria no sólo golpearon muy duro en las economías regionales del interior sino que además amenazan con instalarse en el Gran Buenos Aires y en la capital.

La semana que termina ha puesto en evidencia que la incertidumbre ha llegado a las zonas urbanas y la sociedad metropolitana ha comenzado a frenar su consumo por temor y ante la permanente perdida de poder adquisitivo que genera la inflación. Uno de los datos más relevantes que pudieron percibirse en estos días es cierta retracción de los sectores medios y altos. “Hay un parate casi psicológico que nada tiene que ver con la llegada de las bajas temperaturas”, dice un dirigente vinculado a los shopinngs y supermercados.

El primero en describir esta sensación térmica fue el columnista del diario La Nación , Joaquín Morales Solá, en una nota publicada el día martes. El periodista tucumano puso de relieve la caída de facturación en los restaurantes de Puerto Madero, repletos hasta hace pocos días, la queja de los taxistas y los comerciantes. Lo concreto es que esta tendencia se fue profundizando en lugares de consumo ABC1: la gastronomía se ha visto afectado no sólo en Puerto Madero, también en Recoleta, Cañitas y Palermo Hollywood.

Otro de los elementos preocupantes tiene que ver con la situación de los comercios en general. Se percibe una llamativa baja de la demanda en los negocios de arterias principales y shoppings. Con lo cual uno de los sectores más sensibles, como el textil, ya empieza a exhibir señales alarmantes: las cobranzas se han frenado y ya son muchos los cheques rechazados. Además, los proveedores no tienen mucho stock para empezar a vender para la colección del verano que se demanda para esta época del año.

Según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria , en el primer trimestre del año, la Argentina recibió un 35,7% más de importaciones en promedio y en el caso específico de la tela el aumento ascendió al 32%. La importación china a precios más bajos que la elaborada en el mercado local ha llevado a los empresarios de la cadena de valor textil a pedir formalmente al Ministerio de Economía que disponga medidas de protección a partir de la aplicación de licencias no automáticas. En ese marco el pedido se sustenta en que el ingreso de tela china llegó al 94% interanual.

Mientras tanto, la dilación del conflicto agropecuario consolida una fuerte sensación de incertidumbre, incluso entre aquellos sectores que aún tiene una alta rentabilidad o ingresos elevados. Algo de esto ha quedado reflejado en los datos del último Informe de Confianza en el Gobierno que elabora mensualmente la Universidad Torcuato Di Tella.

Durante mayo la confianza de la sociedad en la administración K registró una caída del 23% respecto del mes de abril, llegando al número más bajo de esta medición. Sólo un 17% de lo consultados dice tener una imagen positiva del gobierno.

Con estos datos empíricos pueden comprenderse las razones de la perdida de confianza en el oficialismo y por eso las variables empiezan a confirmar tendencias negativas que reafirman la posibilidad de la disminución en el nivel de crecimiento del PBI y su acercamiento al piso proyectado del 4% para este año. Esta semana continuaron las malas noticias en el mercado financiero. Los bonos siguieron en baja al igual que las acciones bursátiles y se mantuvo la demanda de dólares y la salida de depósitos.

Pese a la fuerte intervención del Banco Central que motivó una leve baja de la divisa estadounidense, los bancos ya han perdido más de 1.000 millones de pesos en una suerte de “mini-corrida” de depósitos que se traslada a colocaciones en dólares en el exterior, sobre todo en Montevideo y Colonia donde muchos argentinos viajan diariamente. Hasta ahora las consecuencias que se reflejan tienen que ver con la pérdida de reservas del Central, el empeoramiento de las tasas y la continuidad del proceso inflacionario.

Si bien la entidad que preside Martín Redrado aún tiene espaldas suficientes para soportar esta coyuntura negativa, los últimos datos de la city ratifican que la incertidumbre golpea de varios lados: se han cancelado muchos pedidos de créditos a bancos y, a partir del conflicto con el campo, se percibe un incremento en el número de morosos y un fuerte impacto negativo en los negocios.

Según analistas de mercado, peligra la cadena de pagos porque aumentan los cheques rechazados lo que evidencia, en primera instancia, un problema financiero y el sector que más esta sufriendo esta recesión es la comercialización de maquinarias agrícolas, sector que ya debería ser declarado en emergencia.


El panorama de las economías regionales

Evidentemente ya no hay luces amarillas en la actividad económica del interior. Las ventas se desplomaron y la cadena de pagos se ha roto en muchas localidades y pueblos de Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. En la industria, cuanto más “metalmecánica” y con mayor valor agregado, peores son las complicaciones. Hasta el titular de Arcor, Fulvio Pagani, se queja por la falta de insumos provenientes del campo. Ya no tiene azúcar para la producción de caramelos.

Concretamente, en la industria, si no esta atada a algún producto exportable (como el caso de las autopartes) la estabilidad laboral empieza a ponerse en juego. Las horas extras fueron cortadas un mes atrás, cuando el conflicto atravesó por un pico de tensión similar al actual. Actualmente, a las líneas gerenciales les preocupa el nivel de actividad para el resto del año. Si no hubo despidos hasta ahora es porque las fábricas después se tendrían graves inconvenientes para volver a conseguir personal capacitado.

En cambio para las empresas exportadoras la preocupación pasa en estos días en torno a que el aumento de los costos colocó al dólar en un nivel de competitividad similar al uno a uno. “Las ventas internas están subsidiando a la exportación con un fenómeno nuevo: las importaciones de China nos compiten cada vez más en nuestro propio mercado”, aseguró un fabricante de electrodomésticos.

La situación de las economías regionales es mucho más grave que lo pronosticado y esperado por economistas, industriales e intendentes. El miércoles hubo una reunión importante en la localidad cordobesa de Hernando con la presencia de 10 centros comerciales. Los datos que preocupan: en algunas ciudades de esa provincia la caída en los pagos llega al 90 por ciento. Las ventas están por el piso y apenas la estacionalidad salvará a quienes venden artículos para pasar el invierno.

Incluso, en ese encuentro de gente ligada a la actividad mercantil se llegó a debatir la idea de una rebelión fiscal como una clara demostración a las autoridades del disconformismo reinante. En esas localidades las mayores críticas se concentran contra el gobierno nacional y en intendentes ligados al kirchnerismo. Pero la mayor bronca apunta contra los diputados nacionales por negarse a discutir en el recinto la iniciativa parlamentaria que apunta a anular las retenciones.

En el circuito mayorista, donde se mueven grandes volúmenes, la sensación es muy similar. El retraso en los pagos o la devolución de cheques son moneda corriente. Dicen que ha caído la demanda en toda la cadena de comercialización y nadie pone plata que ya no esté en el circuito aunque la tengan guardada en su casa.

La percepción que genera esta coyuntura es de un pesimismo inédito: sólo el 17,6 por ciento de los comerciantes del interior proyectan un aumento de las ventas, mientras que el 56,2 por ciento sostiene que se mantendrán iguales al volumen operado el año pasado, de acuerdo a un sondeo que realiza trimestralmente la Dirección de Estadísticas y Censos de Entre Ríos.

El sondeo muestra además, que entre los que respondieron que las ventas caerán en el segundo trimestre, el 24 por ciento lo relaciona con un descenso de la actividad económica, el 3 por ciento a la inestabilidad laboral y el 30 por ciento a un menú de razones, entre las que se destaca el conflicto con el campo, con la consecuente falta de abastecimiento de productos de consumo masivo. Asimismo, el 90 por ciento de los consultados sostuvo que no piensa realizar ningún tipo de gastos en el segundo trimestre.

Por su parte, la agenda agropecuaria pendiente sigue provocando dudas e incertidumbre porque involucra cuestiones de alto costo para segmentos importantes del sector. Además de los productores de soja, las demás actividades del campo también enfrentan apuros en estos días.

Continúa la preocupación en el sector frigorífico porque tienen suspendidas las exportaciones y quedaron bloqueadas por la resolución que los obliga a demostrar que se esta vendiendo al exterior el 25 por ciento del stock. No habría que descartar cierres de algunas empresas o despidos y suspensiones de personal.

Los productores de trigo, por su parte, se ven afectados ya que la dilación del conflicto ha demorado más allá de lo esperado la siembra de este año. Esta situación se ve agravada por la sequía que afecta al oeste de la provincia de Buenos Aires y al aumento significativo de los costos para sembrar que llegaron a duplicarse entre el año pasado y el actual.

Las previsiones que circulan actualmente indican que el área sembrada de trigo disminuirá este año entre 10 y un 20 por ciento. Las consecuencias recién se advertirán en diciembre cuando habitualmente se liquida esa cosecha.


Datos sobre la crisis energética

· La llegada de las bajas temperaturas han provocado también malas noticias. Cerca de 300 complejos productivos de todo el país han sufrido cortes de gas. Además, la continuidad del frío promete aumentar la demanda y por eso el gobierno se vio obligado a aumentar las precauciones para mantener abastecido el consumo domiciliario. Las empresas distribuidoras ordenaron a muchas empresas la aplicación de cortes en el suministro contratado bajo la modalidad interrumpible, que contempla restricciones durante algunos días del año.

· Entre las pocas que se salvaron de los cortes figuran las refinerías de YPF, Esso, Shell y Petrobras. En el mercado estiman que eso se debe a que la producción local de combustibles no alcanza para abastecer los requerimientos de las estaciones de servicio, que suelen registrar falta de combustibles. Hasta nuevo aviso, las compañías dispondrán sólo de la capacidad contratada en firme.

· Como sucede desde 2004, el Gobierno ordena cortes con el pronóstico del tiempo en la mano. Para los próximos días seguirá el frente frío, y por ende un aumento de la demanda domiciliaria. Cuando eso sucede, la oferta local de gas –viene en caída durante los últimos años– sumada a la escasa importación de Bolivia no alcanzará para todos.

· Mientras tanto, se extiende el paro de los trabajadores petroleros de Santa Cruz, que frenó casi un 10% de la producción nacional de gas, unos 5 millones de metros cúbicos diarios al sistema. Paralelamente, se sumó la prohibición para las estaciones de GNC de vender por encima de su capacidad de reserva diaria. Esa fue la orden que emitieron las distribuidoras ocasionando una vez más serios inconvenientes para el abastecimiento de combustible de autos, taxis y remises.

· El panorama para los próximos meses no es muy alentador. Un informe privado que circula en ambientes energéticos pronostica para los próximos meses sucesivos cortes en la provisión de gas porque la red no tiene más capacidad, el sistema entro en un cuello de botella y se percibe un exceso de demanda por el aumento de las bocas y el crecimiento de la producción.

· Además, revela que en el mejor escenario habría un faltante de gas de unos 50 millones de metros cúbicos diarios, un déficit enorme y sin precedentes que podría ser atenuado en cierta forma por el uso de gasoil, ocho veces más caro que el gas. Se cree que si julio podría ser más benévolo que el año pasado, con una temperatura media de 15 grados.

· En ese caso el sistema demandaría más de lo disponible con un faltante de 49 millones de metros cúbicos diarios. Con 10 grados el escenario sería bastante peor: déficit de 63 millones. Y con 5 grados faltarían 80 millones, más de la mitad de la oferta actual.

· El panorama es preocupante ya que la única solución frente al cuello de botella, más allá del comportamiento del termómetro, es continuar con el programa de cortes de servicio de gas a las empresas con contratos interrumpibles para priorizar las que tienen acuerdos de permanencia del fluido y el consumo residencial, situación que obviamente terminará perjudicando a determinados rubros de la producción por la parálisis de trabajo y suspensiones de empleados.


Alberto Valdez
Periodista

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