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lunes, 14 de febrero de 2011

CANDIDATO A DIBUJO ANIMADO


ELECCIONES 2011
Zannini es menos que Néstor: 4 arremetidas y 3 fracasos

Carlos Zannini resulta el armador político de Cristina Fernández, pero hasta ahora el éxito no lo acompaña lo suficiente. Zannini nunca fue un armador político sino un consejero legal de Néstor Kirchner. Y deberá aprender en tiempo récord o dar un paso al costado.

por CLAUDIO M. CHIARUTTINI

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata - Radio El Mundo). Como en los mejores tiempos de Néstor Kirchner, el Gobierno –envalentonado- arremetió contra sus enemigos y en 4 maniobras de gran audacia política logró cosechar 3 rotundos fracasos y 1 endeble éxito.

Pero la cuenta es mentirosa, dado que los costos políticos fueron muy altos y el rédito, muy escaso, para no decir nulo.

El Gobierno tardó 45 días para conseguir que Daniel Scioli diera un tibio e impersonal apoyo a la reelección de Cristina Fernández, y apenas lo obtuvo, lanzó la candidatura a Gobernador de Buenos Aires del ex intendente de Morón, Martin Sabbatella, y la orden de imponer listas colectoras en la provincia.

Con las 2 decisiones, el Gobierno buscó definir amigos y enemigos, muy temprano.

En marzo, intendentes y gobernadores comienzan a desfilar por la Casa Rosada pidiendo dinero como mendigos para pagar los aumentos de sueldos de empleados públicos y docentes y pensaban usar la moneda como correctivo de los potenciales rebelde. Algo que Néstor Kirchner hacía con gran habilidad, pero que su heredera parece no haber asimilado.

El apuro del entorno presidencial por definir temprano el escenario electoral fue contraproducente.

En vez de cercar al ex motonauta y aislarlo, el Gobierno logró que una docena de Barones del Conurbano se negaran a las listas colectoras y se alinearan detrás de Daniel Scioli, entre ellos, los intendentes de Esteban Echeverría, Fernando Gray; de San Vicente, Daniel Di Sabatino; de Avellaneda, Jorge Ferraresi; de 3 de Febrero, Hugo Curto; de General Villegas, Gilberto Alegre; de Ituzaingó, Alberto Descalzo; y de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino.

A favor sólo obtuvo el apoyo del intendente de Quilmes, el sindicalista y miembro de la mesa chica de la Unión Obrera Metalúrgica, Francisco 'el Barba' Gutiérrez; y de José C.Paz, Mario Ishii. A ellos hay que sumar al presidente del PJ bonaerense, Hugo Moyano, quien reabrió la profunda brecha que existe entre él y los Barones del Conurbano, una pelea en la cual, el mayor perdedor puede ser el Ejecutivo Nacional.

Con el tema 'colectoras', la Casa Rosada transformó la rutinaria reunión del Consejo Provincial del PJ a que citó Hugo Moyano en Sierra de la Ventana para el viernes 18/02, en una cumbre que definirá, en gran parte, la estrategia electoral de Daniel Scioli, del Gobierno, los planes reelecionistas de Cristina Fernández, el proyecto político personal de Moyano y del futuro de los grupos filokirchneristas.
La voluntad de los Barones del Conurbano, además, es promover un proyecto de ley en la provincia para autorizar listas colectoras sólo a los partidos vecinalistas, por lo cual, las fuerzas cercanas al Gobierno y las que apoyan a Hugo Moyano deberán atomizarse para atar su suerte con la de Martín Sabbatella y Cristina Fernández, y si se anima, el propio camionero.

Confiados en su fortaleza, en la Casa Rosada nunca pensaron que tendieron un “puente de plata” a Daniel Scioli para que lance su candidatura presidencial, con la excusa de defender a los líderes territoriales peronistas de las fuerzas progresistas, piqueteros y cristinistas, al tiempo que puede dejar a Cristina Fernández apoyada sobre agrupaciones que creen tener votos pero solo poseen caja, y carecen de representación política real.

Un error similar cometió la Casa Rosada en Santa Fe, al enviar a su operador político todoterreno Juan Carlos 'el Chueco' Mazzón para que bajara la candidatura del ex gobernador Jorge Obeid y terminó por destrozar los planes políticos del titular del bloque oficialista en Diputados, Agustín Rossi, además de sacar de su retiro electoral a Carlos Alberto Reutemann.

Empeoró el escenario cuando desde la Casa Rosada aseguraron que, como parte del acuerdo, los legisladores del ex piloto de Fórmula 1 se pasarían al bloque del Frente para la Victoria, pero los voceros de Reutemann explicaron que el pacto es sólo provincial, no incluye la actividad parlamentaria ni apoyo a la candidatura de Cristina Fernández. Fue un baldazo de agua fría para el Ejecutivo, que intentó minimizarlo.

El 3er. error de la Casa Rosada fue el guiño al juez federal Norberto Oyarbide para que detuviera al titular de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibaje (UATRE), Gerónimo 'el Momo' Venegas, el puntal sindical de Eduardo Duhalde junto con el gastronómico, Luis Barrionuevo; el trío que guían y dan fuerza al Peronismo Federal.

La torpeza de Oyarbide, quien detuvo al sindicalista sin haberlo llamado antes a declarar tiene 2 lecturas:

> se equivocó por tener el respaldo de la Casa Rosada, o

> busca acelerar los plazos de su retrasada jubilación, pedida hace más de 6 meses y no concedida, hasta ahora, por el Gobierno.

El magistrado, tal como hizo antes con Mauricio Macri procesando a ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime; ocultó su favoritismo hacia el Gobierno con el doble procesamiento del recaudador de la campaña de Cristina Fernández, Héctor Capaccioli (un toque de atención hacia el ex Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, motor del postkirchnerismo Sub 40), pero su verdadero blanco era el sindicalista opositor.

De inmediato,

> el PRO se sumó al Peronismo Federal en su protesta. Eduardo Duhalde y Francisco de Narváez hablaron por teléfono por primera vez en un año y medio,

> Hugo Moyano movilizó a la cúpula de la Confederación General del Trabajo y Luis Barrionuevo, a su agrupación, la CCGT Azul y Blanco;

> la Mesa de Enlace y la Federación Agraria Argentina emitieron comunicados de prensa apoyando a 'el Momo' Venegas y

> Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) adhirió a los cortes de ruta y piquetes que realizaron afiliados de UATRE.

¿Qué ganó el Ejecutivo Nacional luego de toda esta reacción? Nada.

Al contrario, victimizó a Eduardo Duhalde y sus aliados, espantó a 90 gremios que son investigados por el caso de los medicamentos adulterados, realineo al peronismo de paladar negro, acercó a los potenciales aliados del Peronismo Federal y convirtió en “peligrosa” a Cristina Fernández.

Además, la torpe acción de Oyarbide quitó legitimidad a toda decisión que tome el magistrado en el futuro, confirmó su alianza y dependencia del Gobierno y lo dejó a tiro de una sanción del Ministerio Público y de su sexto pedido de juicio político.

En paralelo, el cristinismo realizó un giro de 180º ante casos de funcionarios procesados. Con Néstor Kirchner vivo, los inculpados eran despedidos de inmediato. Eso se aplicó, incluso, con un cercano como Ricardo Jaime. Sin embargo, Norberto Oyarbide procesó, junto con Héctor Capaccioli, al director de Lotería Nacional, Hernán Diez; y al gerente consultivo del Anses, Sebastián Gramajo; y todavía están en funciones.

¿Se convertirá el Gobierno de Cristina Fernández en protector de funcionarios sospechados por la Justicia? En el peronismo siempre se sostuvo que la actitud de Néstor Kirchner era una expresión de desinterés hacia sus subordinados y mostraba falta de fidelidad por los procesados, y todo para no perder puntos de imagen positiva.

En la decadencia del kirchnerismo, ¿buscará la Presidente de la Nación mostrar fidelidad a sus dirigidos para no perder voto o pedazos de estructura?

También generó gran preocupación en la Casa Rosada que Hugo Moyano diera a conocer un comunicado de prensa tan duro, pese a que la Casa Rosada habilitó en la semana discutir con los privados el reparto de ganancias empresaria a cambio de subir poco el mínimo no imponible, confirmando que toda alianza con el camionero es leve y limitada.

Luego de 3 derrotas políticas de importancia, el 1er. triunfo del Gobierno fue la virtual ruptura de la Unión Industrial Argentina.

Sin embargo, la precipitada renuncia de Héctor Méndez develó una intensa interna institucional en donde los empresarios ganadores del Modelo K reclaman un espacio de poder que implica el apoyo al proyecto de reelección de Cristina Fernández y el desvanecimiento de las críticas empresariales.

En la visión setentista del cristinismo, los empresarios son un factor de poder que se debe usar o someter y, para ello, es necesario atomizar y dividir. También son chivos expiatorios, tal como hizo Cristina Fernández que los culpó de la inflación.

Los intentos de los empresarios K de crear una entidad propia terminaron en sucesivos fracasos. Por eso, el plan de la Casa Rosada fue evitar que la UIA se transforme en otra Asociación de Empresarios Argentinos, es decir, en otra aliada de los grupos Clarín y Techint.

El resultado, pobre en el sentido político, implicó una pésima señal para el mundo empresario que, en caso de que un representante del Gobierno asuma la conducción de la UIA, podría causar fugas masivas empresarias hacia otras entidades existentes o que se puedan crear.

El embate contra la UIA alertó a las cámaras bancarias, de Comercio, de la Construcción y la Bolsa de Comercio donde deben elegirse autoridades a lo largo de este año. Los bancos y las constructoras han ganado con el Gobierno, pero el comercio y la Bolsa enfrentan realidades dispares.

Sin embargo, hacerse cristinista en la decadencia del cristinismo no parece una política sana de supervivencia para una institución patronal.

Mientras tanto, ¿en qué anduvo la oposición? La Unión Cívica Radical temiendo por el efecto de la interna entre Ernesto Sanz y Ricardo Alfonsín en el votante radical y fracasando en la Justicia electoral con un pedido contra las primarias obligatorias; el PRO, dividido entre Horacio Rodríguez Larreta y Gabriela Miccheti, con Mauricio Macri tratando de unificar elecciones; Elisa Carrió y Fernando 'Pino' Solanas, pregonando en el desierto.

En medio de tantas derrotas, para el Gobierno puede ser un triunfo obligar a la petrolera Shell a bajar sus precios. Sin embargo, parece un éxito minúsculo después de tamaño despilfarro de capital político en sólo 15 días y cuando faltan 8 meses para las elecciones.

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