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viernes, 18 de febrero de 2011

INDIOS




Amigos:

Supongamos por unos instantes que nos pudiésemos trasladar al territorio norteamericano de manera virtual.

Y que allí, los descendientes de los hurones reclamaran los territorios desde Nueva Inglaterra hasta Virginia, incluyendo New York y obviamente la Isla de Manhattan, Wall Street y su imperio financiero.

Que los choznos de los Yuki, reivindicaran para sí a California, con la inclusión del complejo electrónico del Sillicon Valley, que produce el 80% de toda la tecnología para el universo.

Que los herederos de los Seminolas le solicitaran al gobierno federal, la propiedad de Disney, todos los hoteles de Miami y las refinerías petroleras de Texas.

Y que los sucesores de los Anasazi, solicitaran la restitución de los territorios de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México.

Pues si las autoridades norteamericanas accediesen a ese jugoso petitorio, desaparecían como Nación, para equipararse con El Salvador, Nicaragua, Paraguay ó Bolivia.

Así de absurda es la cuestión Argentina de esta movida indigenista.

Este patrimonio cultural que están exhumando los K y sus concupiscentes aliados indios, se produce en nuestro País, como una consecuencia necesaria del envilecimiento que copula cada quince minutos con la molicie de ideas superadoras.

No se presentan tesis como éstas en ninguna otra parte del orbe, porque la seriedad gobierna cualquier latitud que elijamos al azar.

El fenómeno sudafricano no es comparable, toda vez que la población de color triplica a la caucásica.

Pero fuera de ese puntual caso, ninguna nación seria, está amenazada por supuestos descendientes de asesinos de cristianos, borrachos y haraganes como estos menesterosos con pretensiones meramente inmobiliarias.

Pero que nunca labraron la tierra que dicen les pertenece.

Ni el conquistador hispánico, ni la expansión colonial, los despojaron de lo que estos advenedizos hicieron con sacrificio milenario.

El indio se ha caracterizado siempre por su oposición al progreso, sus correrías conocidas como malones, tomando cautivas y las propiedades de los colonos, que es toda la herencia cultural que podemos observar como su contribución y legado histórico para la posteridad.

El indio nativo argentino tiene una sola etiqueta: abigeo & mal entretenido.

No tienen equivalencia ni con la civilización Maya ni con la Inca, que ya en épocas precolombinas diseñaron su propia astrofísica y una ingeniosa agricultura como las curvas de nivel, que les permitía sembrar al pie de las montañas, como se aprecia en el Cuzco.

Pero estos de aquí, que tuvieron por milenios el humus de la Pampa Húmeda, como dicen los españoles: “no dieron golpe” y pretenden reclamar derechos.

No sembraron papa, ni maíz, que sí desarrollaron los aztecas con elocuente eficiencia, para alimentar a sus organizados pueblos.

En todas las civilizaciones existieron tribus nativas, que luego fueron diezmadas por sus vencedores.

Si emergieran repentinamente como aquí estos espasmos revisionistas, con apoyo televisivo en los culebrones que pululan por los canales, hasta los daneses y suecos estarían en condiciones de afirmar que sus antepasados vikingos fueron los colonizadores de Alaska, Canadá y EE UU, lo cuál además fue cierto.

Un plexo probatorio absurdo e infantil, con sólo imaginarlo.
Pero ningún político de esta mersa corporativa opositora dice nada al respecto.

Ya que todos, sin excepciones, están a tambor batiente tejiendo alianzas, chequeando listas de candidatos y todas las sandeces que ello implica.

En este país sin sorpresas, vemos que siempre se exhuma una más.

Por ello me pregunto y les traslado el interrogante a Ustedes:
¿QUE SE LES DEBE A LOS INDIOS?.

Atentamente Carlos Belgrano.-




"Sufro la ontológica agonía de la inservible existencia en este mundo, la alienación de los que me rodean, la incomodidad por su mediocre caminar a mi lado por las calles que transito". Onetti

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