VIOLENCIAS

EXCACERBACIÓN DE LA VIOLENCIA

Por Enrico Udenio

El mes de abril dio inicio a la contienda electoral en busca de la presidencia argentina para el ciclo 2011-2015. Las acciones insólitas de los candidatos y los cruces y difamaciones entre el oficialismo y la oposición, son sólo una muestra de una violencia que, en todos sus aspectos, ya está instalada en la Argentina. Tiene muchas y variadas formas de ejercerse. Desde las más simples, como son la agresión física, la delincuencia y el atentado contra la integridad o la vida de las personas, hasta las más complejas, que mayormente tienen un trasfondo político, como la compra mediante el dinero de la voluntad ajena, la prepotencia, las extorsiones, los insultos, el acoso, la falta de respeto a los derechos del prójimo, el obrar con fuerza y brusquedad desmedida.

LA VIOLENCIA EXPANDIDA

"Es una práctica de la multitud ladrarle a los grandes hombres, como lo hacen los perros con los extraños." Lucio Anneo Séneca (A.C. 3-65 D.C.) Filósofo y escritor. Máximo representante del "estoicismo nuevo".

No sólo tenemos como exponente de la violencia al titular de la CGT, Hugo Moyano, que en su rol de capomafia continúa con su política de extorsiones. También los jueces, que con sus sentencias no se atrevieron a condenar la falta de límites, instalaron un mensaje a la sociedad: estudiantes, piqueteros, gremialistas, agricultores, etcétera, tienen permiso para exteriorizar con violencia sus deseos y exigencias.

Lamentablemente, la exacerbación de la violencia política ha llegado también al mundo del espectáculo. Diferentes actores, actrices y animadores se han enrolado en atacar a opositores del kirchnerismo. Un ejemplo emblemático de esta situación fue el desborde emocional del actor Federico Luppi durante una entrevista en la que mostraba su total apoyo a los Kirchner mientras profería insultos disparatados sobre la actriz y presentadora televisiva Mirtha Legrand: “Es impune, descerebrada e irresponsable, porque dice cosas que no se le pueden permitir a nadie”.
También atacó muy mal al ex presidente Fernando De La Rúa al decir: “En el momento que me fui de la Argentina me habían quitado, como a muchos argentinos, la concreción de un sueño posible mediante las mentiras del inepto, mediocre y perverso de (Fernando) De la Rúa". Se trató de una grosera descalificación y una falta de respeto mínimo hacia una investidura presidencial que llegó al poder político por el voto mayoritario de la población.

EL INSULTO POR EL AGRAVIO EN SÍ MISMO

"¿Qué es la fama? La ventaja de ser conocido por gente de quien no sabes nada y a quien le interesas poco" Leszczynski Stanislaus (1677-1766). Intelectual y político polaco.

Los periodistas militantes y la gente del arte y el espectáculo que utilizan la violencia verbal como una manera de opinar políticamente, no se dan cuenta de que se invalidan a sí mismos como interlocutores válidos para tratar el tema. Quedan, ante los ojos de aquellos que no suelen fanatizarse con las ideologías o el culto a la persona, como seres irrazonables que adhieren al pensamiento único que, desde los inicios de su gobierno, los Kirchner intentaron imponer.
Desde ya, sus condiciones profesionales no los obligan a ser personas lúcidas en los temas de la política y la economía, de la misma manera de que Maradona no está obligado a ser un ejemplo de vida para los demás, pero por lo menos, el ex gran futbolista nunca se arrogó capacidad para serlo sino todo lo contrario: siempre reconoció que él no era ejemplo de vida para nadie. En cambio, muchos de estos “opinólogos” actúan y justifican su arrebato arrogándose conocimientos políticos y económicos que, por su carencia de fundamentos sólidos, difícilmente tengan.

Cuando nos olvidamos de que la mayoría de las veces podemos obtener de un tema varias interpretaciones válidas pero diferentes entre sí, transitamos un camino a ciegas y somos pasibles de caer en descalificaciones hacia aquellos que elijen otro sendero para llegar a la misma meta: el desarrollo social, político y económico de una nación.
En verdad, lo más lamentable de lo que puede extraerse de la violencia verbal exhibida por una gran mayoría de políticos, periodistas militantes y actores adeptos al actual gobierno nacional es la metodología del insulto por el agravio mismo y su propagación en los cuadros políticos. Mal que nos pese, los famosos suelen ser modelo para muchos.

NI UN PASO ATRÁS

"Juzga a un hombre por sus preguntas, en lugar de juzgarlo por sus respuestas". "Voltaire" Francois Marie Arouet (1694-1778) Escritor y filósofo francés. Uno de los máximos precursores de la Ilustración Francesa.

Cuando hace pocos días, en la zona de Congreso, me topé con varias pancartas exaltando la lucha armada de los guerrilleros durante la década del 70. “Nunca nos fuimos de la plaza”; “1970-2011: Seguimos luchando”, “Viva la patria montonera”, etcétera. Entre toda ellas había una que se repetía: “Ni un paso atrás”, escrito con letras de gran tamaño y firmado por una agrupación K.
Medité sobre el significado de esa frase.

El historiador Geoffrey Roberts, en su libro Stalin's Wars detalla que esa frase la emitió por primera vez Josef Stalin. Fue en 1942 y hacía referencia a la orden 227, por la cual los comandantes del frente de la guerra tenían obligación de disparar a los soldados que retrocedían ante el avance nazi. También es el título de un libro de las Madres de Plaza de Mayo que lidera Hebe de Bonafini, cuya lectura apabulla por la virulencia de las palabras y por la constante llamada a la lucha revolucionaria. Leerlo es transportarse a los violentos años de la década del 70.

Si nos adentramos en el concepto moderno de la frase “Ni un paso atrás”, podemos concluir que se trata de una expresión violenta y absolutista, negadora de la existencia de los otros diversos.
¿Qué formas de fanatismos están volviendo a la Argentina? ¿Será éste uno de los tristes legados que nos dejará la administración K? ¿Una nación dividida entre los “revolucionarios absolutistas” y los “reformistas burgueses”? ¿Esta división no llevará a que, una vez más, aparezcan jóvenes mesiánicos que tomen las armas para intentar con violencia lo que, probablemente, no podrán conseguir a través de las urnas?

No son las únicas incógnitas que nos trae el presente.