EL MANO ATADA
EL GOBERNADOR CON LAS MANOS ATADAS Y CERCA DE QUEDARSE SIN REELECCIÓN
Fuego cruzado entre Kirchner y Scioli
Por Carlos Tórtora para el Informador Público
El martes de la semana pasada, Daniel Scioli recibió una información que le hizo perder su habitual calma. Néstor Kirchner estaría avanzando en tratativas con la Junta Electoral de la Provincia de Buenos Aires para que este organismo, que tiene la última palabra en las cuestiones electorales provinciales, tome una decisión trascendental. La intención del ex presidente sería que se autoricen en las primarias de Buenos Aires listas colectoras encabezadas por distintos candidatos a gobernador pero con el mismo candidato a presidente, ya que esta elección será simultanea con las primarias nacionales. Así, se podrían multiplicar los votos del oficialismo a través de las candidaturas de, por ejemplo, Amado Boudou, Alicia Kirchner y el mismo Scioli. Estas colectoras le sumarían a la candidatura presidencial de Kirchner, aunque esto sea al costo de perder Scioli la candidatura a la gobernación o quedar sumamente debilitado. De este modo, el Secretario General de la UNASUR intentaría hacer una enorme demostración de fuerza en las primarias, destinada a impactar en la elección general 60 días después. El gobernador, por su parte, no está dispuesto ni siquiera a considerar la posibilidad de convertirse en un kamikaze de la cruzada de Olivos, inmolándose para que su jefe vuelva a la Casa Rosada. La nueva ley que establece las primarias bonaerenses, la 14.086, le abrió la puerta a Kirchner para intentar esta ingeniería electoral.
Manos atadas
La gravedad de la amenaza habría hecho que Scioli abandone su tradicional estoicismo para soportar el castigo de Kirchner. La revelación que le hizo a Juan Ignacio, el marido de Carolina Píparo, acerca de que le tienen las manos atadas, habría sido un mensaje amenazador hacia los Kirchner. En cualquier lectura que se haga de la frase, sólo el matrimonio presidencial estaría en condiciones de atarle las manos al gobernador del primer estado argentino. Pero Scioli fue más lejos. Su principal aliado empresario, Aldrey Iglesias, el poderoso dueño del Hermitage, La Capital, La Prensa, entre otras empresas, empezó una operación de alto riesgo: se comunicó con uno de los principales operadores de Eduardo Duhalde para empezar a conversar. ¿De qué? Tal vez de la posibilidad de un acuerdo electoral. Esta amenaza a los Kirchner fue mucho menos metafórica que las manos atadas.
En Olivos, al conocerse las gestiones de Iglesias, alguien habría comentado “si Daniel cree que puede apretarnos, se equivoca”.
En este clima, las comunicaciones entre Kirchner y Scioli están virtualmente congeladas. Aquél sigue adelante tejiendo su trama y habilitándolo a Hugo Moyano para que avance como una topadora sobre el peronismo bonaerense. Otro motivo para que en la gobernación no puedan dormir. En cuanto al ex motonauta, tiene la desventaja de que su historial no le acredita la capacidad de patear el tablero y ni siquiera de protestar. Con esta mochila a cuestas, Scioli se enfrenta ahora a la realidad de que sus amenazas de ruptura no son creíbles. Sólo lograría credibilidad provocando una verdadera crisis. Pero esto podría costarle demasiado caro.
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