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martes, 21 de junio de 2011

BURROS


La máquina de fabricar burros

http://www.politicaydesarrollo.com.ar/nota_completa.php?id=15293

por Eduardo Ramos

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Los argentinos nos negamos a admitir dos verdades de perogrullo: La primera verdad es que nos encanta que nos mientan, y la segunda es que tenemos una intelectualidad ignorante.

Vamos por la primera afirmación; ¿Alguien en la República Argentina ignoraba e ignora que la base del actual Gobierno nacional está constituida por una montaña de mentiras? La respuesta es rotundamente NO. Entonces ¿por qué nos hacemos los sorprendidos por el destape de las andanzas de Sergio si sólo es una mancha más del tigre, que además intentamos diluir aduciendo que Hebe era ajena a la suma de delitos cometidos?

¿Acaso alguien se olvidó de la interminable sucesión de casos de corrupción de muchos personajes del Gobierno Nacional, comenzando, y sólo por buscar un principio ignorante, por las centenas de millones que Néstor Kirchner se olvidó de traer de cuentas en el extranjero y que pertenecían a la provincia de Santa Cruz?

Podría enumerar muchos casos, pero no lo creo necesario, creo que todos los recordamos aunque miremos para otro lado, convalidando la gran asociación ilícita estatal.

¿Y cuánto durará la conmoción? ¿Cuánto demorará en pasar a integrar la grilla junto a Antonini Wilson y convertirse en una anécdota más? ¿Sólo hasta el próximo escándalo que eclipse a éste? Esto es una técnica conocida.

En un país normal, una vez conocido esto que ocurrió con Schoklender and company, Secretarios y algún Ministro, por mencionar algo mínimo, hubieran renunciado para salvar el prestigio del Gobierno Nacional; claro que en Argentina eso no sucede.

No todos en el Gobierno son delincuentes, pero sí varios de sus principales personajes, casualmente los que ostentan más poder de decisión. Y si la Argentina es gobernada por una asociación de delincuentes comunes con ex-delincuentes terroristas, el común denominador, según las matemáticas es: delincuentes. Delincuentes que están más allá de la ley, gozan de impunidad, la misma impunidad de la que gozaba Schoklender hasta hace unos días; y esto es muy grave, además de triste.

Dicen que ahora hay militantes de internet, militantes de los negocios (como Schoklender) y militancia periodística de varios signos: oficialista y opositora básicamente. Y en esta militancia en los medios de comunicación masiva hay personas, periodistas, opinadores que son intelectuales que acumulan una gran cantidad de conocimientos, especialmente en el rubro política. Nadie puede negar que Beatriz Sarlo, Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona, Jorge Lanata, Horacio Verbitsky y muchos otros son profesionales estudiosos y por ello exitosos.

También hay autores de libros de las temáticas política, historia o de la actualidad nacional muy prestigiosos. Y quiero aclarar que me estoy limitando solamente al ámbito político, estoy excluyendo primero a muchos que por vivir en un país netamente unitario desconozco, porque son habitantes de otras provincias que no es Buenos Aires; y segundo, excluyo a intelectuales de otros órdenes: científico, literario, tecnológico, educativo...

Entonces vayamos a la segunda verdad: tenemos una intelectualidad ignorante, por lo menos quienes tienen el potencial de poder expresarse masivamente así lo demuestran.
Y son ignorantes porque se alquilan o prostituyen su lengua no me refiero a eso; eso es atinente al campo de la ética, son ignorantes porque quienes se dirigen a un público ignorante, se incorporan a él al sumergirse en su mundo y tratar sus mismos temas que los envuelven una vez más en la ignorancia y no sacan a los ignorantes de su contexto, de su carencia de saberes, de propuestas e incapacidad de análisis es decir, no hacen docencia, son intelectuales ignorantes.
Tan ignorantes porque no enseñan y si bien no es su objetivo específico enseñar y mostrar ejemplos a seguir y no ejemplos de lo que no se debe hacer, tampoco es honesto no enseñar porque hay una función social implícita, un deber ciudadano y una responsabilidad profesional de hacerlo. Quienes no lo hacen están a un escalón de la Tinelización.

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