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martes, 5 de octubre de 2010

HABRÁ UN DÍA DESPÚES ??


LA GRAN PREGUNTA: ¿HABRÁ UN DÍA DESPUÉS...?

Por Carlos Manuel Acuña (*)

Todos los indicadores parecen coincidir en que la decadencia del kirchnerismo es inevitable, que su proyecto hace agua por los cuatro costados y que, pese a una situación económica caracterizada por un impulso artificial al consumismo, las condiciones políticas son cada vez más adversas. Más aún, no son pocos los observadores que dicen que los graves errores cometidos, como el ataque a la perseguida clase media, el irritante discurso de Hebe de Bonafini o la insólita crisis diplomática abierta con Chile al cobijar al delincuente Apablaza Guerra -problema que puede derivar en el retiro de los embajadores-, son problemas buscados ex profeso para generar reacciones que a su vez serán contestadas con grandes movilizaciones públicas que servirán para una polarización que, en definitiva, beneficiaría al oficialismo.

Quienes razonan de esta manera interpretan que la dispersión opositora ayudará a la ejecución de esta maniobra que contará a su favor con el respaldo de una gran caja que aún está disponible para captar la voluntad de amplios sectores que viven gracias a los “planes trabajar” y otros mecanismos similares. La situación que describimos de manera más que sinóptica necesita de medios de comunicación que ya han sido creados y la suspensión o retracción de otros, como los grandes diarios metropolitanos y la cadena de medios gráficos del interior del país, por lo que cabe esperar que este ríspido asunto sufra una escalada durante los próximos días. Un simple razonamiento nos señala que de todos modos esta esperanza gubernamental es posible, en tanto los componentes partidarios u otros sectores que forman dentro del campo opositor, se muevan encandilados frente a un gobierno que carece de límites para alcanzar sus objetivos. Los más pesimistas sostienen -y coincidimos con ellos- en que las dirigencias antikirchneristas no actúan en consonancia con esta realidad y que, en consecuencia, continuarán detrás de los hechos, que son controlados por un oficialismo que mantendrá la delantera. Agregan en favor de su tesis, que hasta ahora los jueces no han actuado en la mayor parte de los sucesos en los que deberían tomar una iniciativa y así se preguntan cómo es posible que la Corte Suprema o cualquier fiscal no haya salido al ruedo para exigir sanciones legales a una Bonafini que, respaldada por el Ejecutivo, agredió como jamás sucedió en la Argentina, al Poder Judicial y a su máxima expresión, como es la Corte Suprema de Justicia. El panorama que describen acota que, hasta hoy, son muy pocas las leyes aprobadas por Diputados pero que, finalmente, sobre todo las puntuales, quedan bloqueadas en el Senado.

Otros dos temas de similares connotaciones: desde hace días un campamento de viudas y mujeres e hijos de presos políticos protagoniza un gravísimo problema que comenzará a tener derivaciones, pero ningún medio -ni siquiera los independientes- se ha referido a este hecho en su verdadera profundidad. Tampoco el que atañe a una expresión gravitante para la mayoría espiritual de la Argentina y que acaba de concluir en la Basílica de Luján. Hasta allí, la Iglesia Católica movilizó más de un millón y medio de jóvenes en circunstancias sin precedentes, habida cuenta de la sostenida y prolongada campaña en contra. Nadie dijo que en el país no existe ninguna institución que pueda reunir una multitud de esa naturaleza y, si quisiéramos abundar con espíritu exploratorio, nos preguntaríamos por qué las máximas voces episcopales no fueron más contundentes y no hicieron referencias taxativas a la necesidad moral de suspender la promocionada homosexualidad, el aborto prometido, la expansión de una corrupción incontenible o la droga que se palpa en todos los estamentos sociales.

Quienes no reconocen que la situación es difícil y que lo será más todavía en un escenario múltiple y azaroso, como sucede respecto de los gobernadores y su relación con la Casa Rosada, aseguran que la capacidad del matrimonio K está virtualmente intacta por la posibilidad de ejercer respuestas dañosas y contundentes y que las alternativas que se comentan sólo son distractivas. Sostienen que el panorama pantanoso son dibujos voluntaristas, aunque sus análisis tengan contenido, pero explican que el matrimonio y sus colaboradores más inmediatos, fogueados en la fría, pertinaz y descarnada disciplina de los marxistas que lo asesoran bajo el disfraz de progresismo, lo mantendrá firmemente encaminado a satisfacer sus necesidades tácticas y estratégicas. En pocas palabras, que Cristina y Néstor harán caso omiso de las dificultades que afectarían a los protagonistas de cualquier gobierno normal y de cualquier Estado con instituciones en funcionamiento y que de esa manera se impondrán por encima de las voluntades de los demás dirigentes. El ejemplo de las corrupciones que, una vez descubiertas, denunciadas y enjuiciadas, se mantienen pertinaces como si nada sucediera es una realidad escandalosa pero imperturbable e innegable y, si repasamos los numerosos casos que sobrepasan el nivel de escándalo, podemos mencionar, por ejemplo, el de los remedios falsificados o robados, que prácticamente sólo tiene un par de detenidos, Jaime está en libertad pese al cúmulo de las acusaciones que surgen a diario con las correspondientes pruebas, los presos políticos son juzgados y condenados sin pruebas, otros están detenidos sin proceso y si hiciéramos mención de cada uno de los hechos y de las enormes fallas administrativas que van desde la destrucción del INDEC al incumplimiento de los fallos de la Corte sin que ésta adopte las medidas que corresponderían, pasando por la inseguridad pública o los verdaderos papelones cometidos por el Canciller Timerman o analizamos lo que ocurre con quienes intervinieron -e intervienen- en los negociados con la chavista Venezuela, obtendremos un panorama de inacción institucional que parece buscado adrede y sienta antecedentes de descomposición que tampoco son valorados ni por el oficialismo ni por la oposición.

De todos modos, la pulseada sigue y será más tensa, confusa y contradictoria con el correr de los días, lo que da pie a otra hipótesis que circula entre los analistas más responsables: la candidatura del presidente de la Corte Suprema, Jorge Lorenzetti, como figura kirchnerista para el 2011. El rumor tiene su asidero y sus antecedentes. En su momento, a este abogado de Rafaela se lo mencionó como eventual candidato a la vicepresidencia en una hipotética fórmula con Julio Cobos, rumor que luego se esfumó entre la marea de la deflación de los partidos políticos, pero ahora volvió a tomar fuerza sostenido por los siguientes datos: el progresivo alejamiento de antiguos u originales simpatizantes de Néstor Carlos, tanto en el campo partidario como en el político, legislativo, empresario o periodístico, respondería a la percepción de que el matrimonio agotó su carrera y que el proyecto ideológico que representan requiere, para perdurar, su reemplazo. El rumor que consignamos nada más que con ese alcance, explica que es mucho lo que está en juego, especialmente en el campo de las ideologías que desde afuera alimentan este proceso en la Argentina con copias más o menos exactas en otras geografías regionales. Agrega que el ciclo de la destrucción de instituciones tradicionales ha concluido con éxito y que ahora, para perdurar con firmeza, hay que concluir con los agravios, los desplantes y los gritos del santacruceño realmente enfermo y, por ende, con impedimentos que lo excluirían. Cristina, dicen, se ha vuelto indócil y cree tener vuelo propio, pero las encuestas dicen lo contrario. De allí que se busque a un candidato que reúna un perfil más sereno, más aceptable para el votante argentino y capaz de lanzar promesas creíbles. El temor a un Eduardo Alberto Duhalde que con posibilidades encarne todo lo inverso a lo que se pretende anima a los estrategas del progresismo, que podrían adoptar los títulos de social demócratas o de creadores de un centro izquierda -vocablos que los apasionan- que podrían ser aceptados, al menos en los ámbitos urbanos donde está la mayoría de los votos. Si las cosas toman este camino plagado de lugares comunes, habrá llegado, entonces, el momento de las grandes traiciones y de los encontronazos inevitables. Tal vez algo parecido a aquello de todos contra todos, lo que aumenta la incertidumbre y constituye un verdadero desafío.

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo por gentileza de su autor Carlos Manuel Acuña -Periodista y escritor- autor entre otros libros de "Por Amor al Odio" y "Vertbitsky - de la Habana a la Fundación Ford".

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