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martes, 12 de octubre de 2010

LA 10 Y MITRE


La pelea por el rating. González Oro, Gelblung. Clarín y Hadad. Primera parte.

Cuando se produjo el pase de Chiche Gelblung a Mitre las especulaciones fueron variadas. Lo más relevante era lo inmediato, la lucha por liderar la franja, y un futuro no tan lejano. Es decir: Primero, la pérdida de un periodista interesante y diferente. Segundo, la competencia directa con Oscar González Oro y tercero, decaer paulatinamente en liderazgo. Para ese entonces, éste espacio publicó Visión invertida. http://informesdemedios.blogspot.com/2008/12/visin-invertida.html

La síntesis de la nota era que Chiche se lo iba a llevar a González puesto como una media. Muchos oyentes de la 10, así como lectores del BLOG, no coincidieron con el pronóstico. Sin embargo, en un plazo no tan largo, la brecha entre ambas radios se acortó. Y Oro ya no es el Oro de hace 2 años atrás.


Factores de retroceso:


1- El agotamiento por decantación de un programa como "El Oro y el Moro" basado en un mito. Y no precisamente en el mito del narcisismo de su conductor sino en el mito de que Oro es periodista cuando en realidad, no pasa de ser un intento.
Por ende, hacer un programa de radio basado en “cantar”, criticar desde la pecera de la radio a las personas que pasan caminando y decir la palabra “pe..rro” cada cinco minutos es un estilo que se agota. Tres actividades destacadas de la cabeza del programa que logró destrozar todas las ramas de la cultura por las cuales transitó. Música y literatura.
Eso sí, nobleza obliga, realizó algunas entrevistas suculentas debido a la magnificencia de los entrevistados.


2- La teoría de Informes de Medios. Mientras Oscar no tuvo competidores fuertes, la sobrestimación de su desempeño profesional podía comprenderse. Incluso, sin hilar demasiado fino, es obvio que Oscar González Oro funciona, radialmente, por el amparo aparentemente incondicional de Daniel Hadad.
Hadad como sostén de Oro hasta que los números comienzan a marcar una debacle paulatina. Instancia en que la “amistad” pasa a ocupar el último eslabón de la cadena de necesidades. Y el adormecimiento por el Valium empieza a desaparecer. Se le quita una hora para dársela a Fantino el próximo año.
Entonces, el alejamiento radial del Señor de agudo olfato y marcados berrinches -que en el barrio llaman "mariconadas"- resuena en el medio a pesar de las arengas en facebook de Anama Ferreira y Sofía Neiman.


El Gobierno y Clarín


Entre el Gobierno y Clarín la sociedad quedo como rehén. En jaque.


Estás con el Gobierno o estás con Clarín. Compleja y difícil elección. Sobre todo, cuando los considerandos se asientan sobre una estructura miserable de costos y beneficios. De un idilio terminado.

Una especie de Mujer Bonita de los medios bajo la prostitución de la traición. Entre Kirchner y Magnetto por no quedarse afuera para seguir juntándola con pala.


De un Multimedio enfrentado a un Gobierno que se pronuncia, sin asco, hasta por la red social Twitter.


Veamos. Lo cierto es que parte de la sociedad interesada en saber qué piensan los integrantes del Grupo Clarín sobre el estado de situación actual, llevaron el dial a Mitre.


La victimización de Clarín como factor de audiencia.


Es la proposición que se basa en una relación directamente proporcional. A mayor victimización, mayor audiencia. Con lo cual, la distancia a nivel rating se achica y la mirada al 2011 en materia de medios comienza a verse presionada.


Cómo y con quién jugar para no perder el podio.


Audiencia golondrina


Numéricamente el crecimiento de Mitre es irreprochable. Sin embargo, lo que no barajan los analistas y tampoco quienes integran el propio medio es que la audiencia, en términos de sostenida estabilidad en el tiempo, es ficticia.

Se trata de una audiencia golondrina que cuando se canse del lamento boricano de maniquíes con cassettes incorporados como es el caso de Nelson Castro volverá a la 10 u optará por el aire fresco que Jorge Rial, con su Ciudad Goti K, llevó a radio La Red.


Eso se debe a que es un momento de transición radial en el cual la línea editorial marca muchísimo la legitimidad o no de los oyentes que quieren saber qué se piensa más allá de la masividad de la televisión aunque no bajo la queja constante. De ahí, que la audiencia fluctué o migre conforme a la satisfacción de sus demandas. Y las infaltables cuotas de color que debe tener un programa. Estilo Rial.


La carrera al 2011 y la previa que se palpita entre los blandengues opositores y el autárquico oficialismo también marcará las consagraciones y los fracasos en los programas de radio y TV.


Legitimidad por antagonismo


La evaluación del crecimiento debería darse, además de la objetividad de los números, a través de una encuesta cerrada con una muestra X.


Porque si tenemos que ser sinceros, lo más interesante que tiene Mitre, es Chiche Gelblung. Y lo más ponderado que tiene la 10 es a Oro. Sin embargo, en este momento político social, las legitimidades están dadas por antagonismo. Con lo cual, creerse acabadamente la compra de los oyentes es un error.


Mitre peca por oposición compulsiva y la 10 por carencia de un pensamiento crítico que obviamente se debe a la relación político empresarial que se da en todos los gobiernos de turno.


Quien se encuentra en medio de esta pelea es Longobardi. Intenta, desde una neutralidad y presión del medio, escuchar a todas las voces para mostrar que en el campo del periodismo, la información es la más buscada. Más allá de las tendencias personales y corporativas.


A falta de Clarín, "arreglamos" con Hadad.


Subestimar a los medios por oficialistas y opositores como lo hace Pablo Sirvén desde su brutal desprecio por la Televisión en varias de sus columnas “críticas” en el Diario La Nación, es un error grave para un secretario de redacción de un diario como el mencionado.


Analizar la caída de Radio 10 diciendo que “el oficialismo no vende en ningún lado” como declaró al ser consultado en Diario Perfil del domingo, es no comprender como se mueven los hilos en materia de medios y en la lucha por la crítica controversial desde la radiofonía y la televisión.


Es ganarse el Premio al periodista básico.


La movilidad del oyente y/o espectador depende de qué tan fuerte sea el discurso oficial y opositor. Más allá de los acuerdos y desacuerdos. Porque no todo lo que se escucha y ve se consume por atractivo. Supera el morbo y la perversión en ambos espacios.

Y con esas variables se capta audiencia.


A mayor escándalo controversial, mayor audiencia.


Dos estilos, un camino.

El Grupo Clarín con un discurso que intenta lo políticamente correcto y ancla siempre en el sollozo, en todos sus medios de comunicación, se ve reflejado desde la irreprochable edición burlona, por la noche, del programa 6, 7, 8.

Un programa oficialista -que también recurre al lagrimeo de la incomprensión- que al igual que Radio Mitre hoy, más allá de los ámbitos, tiene legitimidad hasta por antagonismo.
Laura Etcharren.

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