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viernes, 25 de diciembre de 2009

EFEDRINA K


Por: Guillermo Cherashny

METEÓRICO CRECIMIENTO DEL CHEMO GROUP, QUE PROVEE LA MATERIA PRIMA PARA FABRICAR ÉXTASIS

Hugo Sigman, el rey de la efedrina, es uno de los empresarios más ligados a Kirchner



Por Guillermo Cherashny

El martes pasado, en la cena en Olivos convocada para tratar de dividir a los empresarios, Néstor Kirchner sentó a su lado a Hugo Sigman, que así rompió su perfil bajo. El crecimiento de este empresario en la era K merece un párrafo.

Actualmente controla los laboratorios Elea y Bagó Biogénesis. Éstos conforman, junto con la productora cinematográfica KS Films y varias firmas agropecuarias, el Chemo Group. Las inversiones del grupo en campos ya llegan a las 210.000 hectáreas. Pero el salto lo dio últimamente con su ingreso al club de la energía, al comprar el 19,6% de Gas Natural Ban por U$S 56 millones. La facturación actual del Chemo Group alcanza los U$S 700 millones. El año pasado, Sigman recibió el premio Konex. Pero no se trata de un empresario aséptico. Se afilió al Partido Comunista cuando cursaba el colegio secundario y se casó con Luisa Gold, hija del "negro" Roberto Gold, uno de los principales tesoreros del PC durante el reinado de Victorio Codovila. En el 76 se exilió en Barcelona, donde el Chemo Group tiene ahora su sede central. Desde ahí importó drogas piratas, cuyas fórmulas los chinos le robaron a los grandes laboratorios internacionales. Con el retorno de la democracia, sin levantar su perfil, Sigman siguió aumentando el patrimonio de los laboratorios Elea, mientras se conectaba en Europa con líderes comunistas de primer lugar. Por esa vía llegó a establecer -a partir del 83- una relación, primero política y luego comercial con Fidel Castro, quedando ligado a la política de salud de Cuba. A principios de los 90, los Estados Unidos exigieron una ley de patentes que respetara los derechos de las investigaciones de los laboratorios americanos. Pero en la Argentina chocaron contra la denominada "industria", es decir, los grandes laboratorios nacionales como Bagó y Roemmers, entonces nucleados en CILFA, que ahora son beneficiarios con Sigman del plan Remediar, el monopolio de la vacuna contra la aftosa y del plan para producir la vacuna contra la Gripe A, a través de un convenio entre Elea y Novartis anunciado por CFK el 20 de noviembre pasado.

En 1995, Domingo Cavallo impuso en la agenda parlamentaria la ley de patentes, que sufrió en el Congreso varias modificaciones. Según trascendió en aquel momento y llegó a admitirlo Claudio Sebastiani, desde CILFA se montó un operativo para convencer a senadores y diputados que habría costado U$S 30 millones.

Aparece la efedrina

Como es sabido, Bagó y Roemmers son de perfil alto y afines a las public relations. Pero Sigman le imprimió al Chemo Group otro estilo, más propio de un "cuadro" con las implicancias que tiene en política este término. En su expansión internacional, Sigman aprendió los métodos de la piratería de las patentes que usan la China e India, que no se dejan amedrentar por las presiones de Washington.

Cuando Kirchner llegó a la Casa Rosada, Sigman estaba inmejorablemente posicionado para ingresar al club de Olivos. Era dueño de la revista Tres Puntos y productor de películas emblemáticas para el progresismo, como La Historia Oficial, Kamchatka y Plata Quemada. Por entonces empezó a importar de Cuba las vacunas antigripales y se fue convirtiendo en un testaferro internacional de los hermanos Castro.

Cinco años atrás, instaló laboratorios en la India, una de las capitales mundiales de la piratería farmacéutica. De estas plantas hay una que fabrica efedrina. Hasta el triple crimen de General Rodríguez, la Argentina no tenía controles especiales ni aún menos severas restricciones a la importación de efedrina, como sí lo hacen Estados Unidos, México y Colombia. Chemo Group importó durante los últimos años diez veces más que lo que necesitaban los laboratorios para fabricar los analgésicos o antihistamínicos. Mientras se enriquecía día a día, Sigman, dueño de un imperio, no podía desconocer que la mayor parte de sus importaciones de efedrina se destinaban a fabricar drogas prohibidas. Tal vez combinaba negocios con política, porque para varios teóricos marxistas, la expansión de las drogas es un modo de destruir el capitalismo. El caso es que la sobreimportación de efedrina de Sigman siguió viento en popa hasta que mataron a dos colombianos en Unicenter, a tres empresarios en General Rodríguez y a tres policías bonaerenses en Gonet. Recién entonces emergió la realidad: que la Argentina era el paraíso de la efedrina, libre para fabricar éxtasis.

Hasta ahora se sabe que los entregadores del Triple Crimen son de Quilmes y el Jefe de Gabinete dice no conocerlos, aunque le mandaron un mail. Pero a Sigman vaya si lo conoce, porque le facilitó, entre otras cosas, el convenio de investigación que Elea firmó con la Universidad de Quilmes. Tito Romero, director de El Tribuno de Salta y hermano del ex gobernador, dijo que estuvo en una reunión con Aníbal Fernández y Eduardo Menchi, socio de Martín Lanatta en la empresa de seguridad Homeland Brokers Security. Entonces habrían conversado sobre la venta de El Tribuno de Tucumán, propiedad de Romero a la Editorial Amfin (Ámbito Financiero).

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