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domingo, 6 de diciembre de 2009

FAMILIOKRACIA


La familiocracia K

Los clanes de Moyano, Recalde, Rossi se distribuyen negocios y poder.


Por Guillermo Cherashny

La alianza de varias corporaciones perfeccionó al kirchnerismo como la Autocracia K, es decir, una manera de gobernar con legitimidad de origen pero con la sumisión de la Justicia y el Congreso al ejecutivo y la ausencia de libertad de prensa y otros límites o controles de una verdadera democracia. Dentro de la Autocracia K conviven diversos subsistemas: la cleptocracia, es decir, el gobierno de unos ladrones; la victimocracia K, que es el cogobierno de los familiares de los desaparecidos aliados con la coalición gobernante. Por último, está la familiocracia K, donde resaltan, entre otras, las familias Kirchner, Moyano, Recalde y Rossi.

Ya se sabe y se ha escrito mucho sobre la fortuna de los Kirchner y sus testaferros, de sus declaraciones juradas no investigadas y sus innumerables propiedades y ramificaciones, a tal punto que, con razón, Luis Majul lo describe como el dueño de los negocios públicos y privados de todo el país. Este periodista se convirtió ahora en el líder de la resistencia, sensible a los nuevos vientos que corren. Pero desde la llegada de los K al poder, Majul estuvo en el riñón de la Casa Rosada, confeccionando con Alberto Fernández la lista de los periodistas a quienes correspondía conceder publicidad -oficial o no-, como podrá decir cuando deje la secretaria de Medios el renunciado Enrique "Pepe" Albistur. Otra gran famiglia es la de Hugo Moyano. Su hijo Pablo es el Secretario General de Camioneros. Facundo, su otro hijo, dirige el sindicato de los peajes. También entran en el juego la tercera mujer de Moyano, la señora Liliana Zulet y su hija, e hijastra del camionero, Valeria Salerno.

El pool de empresas del grupo Moyano incluye la rica obra social de los camioneros, cuyo gerenciamiento es de la familia Zulet-Salerno. A su vez, Salerno gerencia la constructora que produjo la muerte de un obrero de la construcción en la refacción del sanatorio ex Antártida, actualmente propiedad del manda más de la CGT.

Todo este pool de empresas está ahora investigado por la Policía Federal, es decir, por los jueces Norberto Oyarbide y Claudio Bonadío, que investiga la responsabilidad de la APE (Administración de Programas Especiales) en el pago de sobreprecios de medicamentos no entregados, en donde están implicados sus empleados Juan Rinaldi, Hugo Sola y Abel Beiroz.

Recalde y Rossi

También está la gran familia del diputado Héctor Recalde, el abogado de la CGT, que acumuló una gran fortuna defendiendo a los trabajadores a lo largo de décadas, cobrando generalmente más de lo que le quedaba a sus defendidos. Ahora apareció el hijito Mariano, presidente de Aerolíneas Argentinas. Recalde apoyó los paros del personal de abordo, para defender una conducción sindical producto del fraude. El escándalo en el gremio de los aeronavegantes llegó al extremo que votaron ocho personas más que el número de afiliados al sindicato. Este sainete de los aeronavegantes llegó al paroxismo con el expediente judicial que trataba sobre la validez del triunfo de la lista que maneja la embajadora en Caracas, Alicia Castro, asesorada y avalada por Recalde padre. La causa fue a caer justo en el juzgado laboral número 55, a cargo de la esposa de Héctor Recalde, Graciela Lucía Craig. Todo quedo así en familia. Sin contar los viajes del hijito y sus amigos para ver la clasificación al mundial.

Aunque hay muchas familias en la Familiocracia K, valga un párrafo para la familia Rossi, compuesta por Agustín y Alejandro, ambos diputados nacionales y el primero jefe de la bancada K, que controlan en Rosario una importante cooperativa de líneas de colectivos y camiones con subsidios de la Secretaría de Transportes. Si bien esta familia es apenas una pyme, no deja de ser importante, porque crece al compás de los subsidios del kirchnerismo.

Como es fácil advertir, estos subsidios no favorecen a los usuarios, sino a las empresas sindicales y concesionarias, conformando una verdadera Familiocracia K.

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