EL OPA
-El caos de la Argentina kirchnerista y el opa de la familia salteña
Por Ernesto Poblet
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Háblase de una costumbre entre las antiguas familias de la provincia de Salta. Cuando la mala suerte hacía nacer un niñito de los denominados "opa", por temor al descrédito se lo ocultaba en los patios traseros intentando que la sociedad no descubriera el lamentable suceso.
Con el tiempo todos los habitantes de la ciudad conocían la resguardada mentira pero nadie se animaba a hablar sobre el tema salvo los inevitables corrillos de barrio, colegios o cafés. La palabra opa es una voz quechua usada en Argentina, Bolivia y Uruguay. Significa tonto o retrasado mental.
La Argentina se ha venido transformando gradualmente en un verdadero caos. La violencia, las batallas de los narcotraficantes, la descarada y deliberada falta de radarización de fronteras, los delitos, las mentiras Indec, los negociados públicos, la anomia generalizada, la inseguridad, el cinismo, los incumplimientos contractuales, los presos políticos, los terroristas en función de gobierno. El caos resulta tan diversificado que cuesta intentar un inventario. La propaganda desmesurada encubre el señorío del desbarajuste reinante en el quinquenio de los Kirchner.
El ministro de Seguridad denuncia ofendido un sabotaje o atentado que termina incendiando y destruyendo trenes recién comprados. Dice identificar a los autores de ese verdadero delito de estrago. Al mismo tiempo que adopta un gesto ofendido y alarmado da la orden a la policía de no reprimir a nadie por más que se los encuentre en plena flagrancia ante las catástrofes elaboradas frente a las cámaras de filmaciones. En cualquier país normal la policía ejecuta los actos necesarios para evitar los crímenes. En la Argentina caótica de los Kirchner la delincuencia es premiada, elogiada, protegida y ascendida a las funciones públicas.
El señor Moyano y sus sicarios bloquean puertos, persiguen y extorsionan industrias lícitas, utilizan la fuerza y la violencia arrogándose los poderes de policía. No reciben ni una tímida reprimenda de algún poder público. Los fiscales y jueces sólo pueden aparecer en público para apurar causas que persigan opositores o gente antipática al poder.
Los pilotos del gremio APLA ganaron la batalla de la reaccionaria reestatización de Aerolíneas Argentinas. Fue necesario escuchar el informe de los directivos de Marsans para enterarnos que la empresa parasitaria y quebrada -comprada como fondo de comercio por el pródigo Estado Argentino- cuenta con 921 pilotos para comandar 26 aviones. Semejante aberración votó la mayoría decadente del Congreso de nuestro país.
La haraganería explícita de los pílotos que pretenden trabajar tan sólo 35 horas al mes cuando los de LAN lo hacen 80 horas. Los criollos "vivos" que presionaron a la empresa extranjera para echar a sus compañeros que no adhirieron a los paros salvajes con que mortificaban a los pasajeros, los verdaderos generadores de sus ingresos. Lograron echar a quienes les gusta el trabajo.
Está probado que a determinados gremialistas de la aeronáutica comercial sólo les interesa hacer huelgas para adquirir poder empresario a través del manejo de la burocracia estatal y salvarse de asumir los riesgos de la competencia. Entre el gremio APLA y la conducción discrecional y arrogante del tandem Kirchner-Jaime armaron la pinza para destruir la empresa privada y saquear los fondos de jubilados y contribuyentes. Jaime alegaba su propia torpeza para eludir las responsabilidades de su falta de contralor.
El mismo juez santacruceño que favoreció al ultrakirchnerista Varizat -personaje que atropelló intencionalmente a veinte personas- fue favorecido por la presidenta Cristina para su ascenso a Camarista del Tribunal Oral en lo Criminal de la misma provincia. Si bien salió séptimo en el concurso, la bondadosa primera mandataria lo eligió sin sonrojos para integrar la terna.
Los estudiantes minoritarios de la izquierda irracional, más algunos docentes y padres irresponsables tomaron facultades y colegios sin que nadie se inmutara. Cortaron las calles, perturbaron el tránsito, no permitieron el dictado de clases. Ya este estilo de delitos se ha hecho costumbre natural. Un funcionario kirchnerista alquila un galpón para "invertir" en el negocio de la industrialización de la droga sintética. Con sarcasmo podríamos comentar que en la Argentina de los Kirchner así afluyen estas inversiones de capital.
Nuevamente intenta el kirchnerismo disfrazar una operación financiera demencial en un acto de cínica propaganda goebbelliana. En lugar de demostrar una genuina y creíble voluntad de pago al Club de París ofrecen el sofisticado espectáculo de entregar la deuda total y de un saque incluyendo capital e intereses.
Cuando lo normal hubiese sido proponer una adecuada refinanciación en cuotas asequibles. ¿A qué se debió esta súbita e impactante generosidad tardía...? La gente de este país lo comenta y algunos periodistas ya se atreven a insinuarlo. Muchas veces Néstor Kirchner habló y exhibió eufórico sus famosas "manos libres".
La libertad que más ambiciona Kirchner es la de hacer lo que se le antoja con los fondos públicos sin sujetarse a contralor alguno. Ahí reside su único amor por la libertad. La misma libertad que gozó en su provincia para llevarse los fondos de las regalías petroleras adonde se le ocurrió sin dar razones ni explicaciones serias hasta el día de hoy.
La maniobra -dicen las malas lenguas- consiste en recuperar la financiación fallida del banco que iba a financiar los 600 millones del ansiado "anticipo" del contrato con la cuestionada firma Alstom, fabricante del Tren Bala y conocida en Europa por las denuncias y procesos judiciales en su contra. Alstom es perseguida y famosa por utilizar sobornos y coimas para obtener contratos que después de los jugosos anticipos, suelen terminar en escandalosos incumplimientos.
El inexplicable saqueo de los 6.700 millones de las reservas del Banco Central permitiría a los Kirchner destrabar los impedimentos del Club de París y reabrir las posibilidades de lograr un financiamiento del anticipo para adquirir esa "brisa de modernidad" que constituye el ajetreado Tren Bala.
El caos deviene en la burla hacia las miles de prioridades que hay en la nación para asistir con esos seis mil setecientos millones de dólares del Banco Central. Ya se demostró después del espectacular anuncio de la presidenta que el riesgo-país en lugar de bajar subió, los mercados cayeron, el Financial Times criticó, los inversores no se tragaron la maniobra goebbelliana y, salvo el usurero caribeño, nadie pone un guita en la Argentina de los Kirchner, De Vido, Jaime, Moreno, Cristóbal y los Fernández que subsisten.
Recién ahora comienza a moverse una acción penal contra perejiles kirchneristas que repartían cheques y electrodomésticos para la campaña electoral del Frente para la Victoria en el 2005. Con pintorescos títulos de la burocracia actual aparecen el Secretario de Coordinación y Monitoreo Institucional Carlos Castagneto y la Secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia Marcela Vessvessian.
Más allá de enterarnos de la existencia de estos exóticos puestos que infectan el pesado universo del gasto público, causa extrañeza con la naturalidad que los fiscales y jueces pasan por alto la responsabilidad directa de la ministra Alicia Kirchner y de la autoría de aquel presidente que no perdía pisada al menor desembolso de los dineros públicos.
Los descarados delitos, consumados a la luz pública y exhibidas las entregas en videos que todos recordamos en las pantallas, caerán en el olvido del tiempo y la dulce prescripción.
No se pueden inventariar los detalles del caos en el régimen de los Kirchner. Son demasiados los fenómenos que mortifican a los ciudadanos de este país resignado a esperar las fechas de 2009 y 2011. La propaganda tapa todo. Como los muros del patio trasero escondían al opa de las antiguas familias de la provincia de Salta. Todos sabían que existía el opa, pero no lo dejaban ver.
El autor es abogado, periodista y ensayista.
epoblet@fibertel.com.ar
Gentileza en exclusiva para NOTIAR
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