DILEMAS PERONISTAS
Dilemas peronistas: La traición de Kirchner, el hombre que vacía los vasos
POR RAÚL ACOSTA (*)
"Desde Olivos, molestos con las palabras, le piden al periodismo que pregone la mitad del vaso lleno, pero es el gobierno quien ayuda a mirarlo medio vacío. Nadie puede ser optimista (¿inocente?, ¿complaciente?) después del segundo cachetazo. Los Kirchner cachetean a la sociedad a razón de una bofetada por cada acción de gobierno. Los K tienen un problema de construcción; por su conducta las buenas acciones pasan por regulares, las regulares por malas y las malas por pésimas", dice el autor
ROSARIO (Especial para Urgente24). Paremos la pelota, miremos mas largo. El tema no es Redrado, Cobos, Carrió o cualquier otra alteración mediática. El tema son los Kirchner. Los Kirchner y su relato. El minigrupo Kirchner y sus arrabales construyen un relato diario y con él enfrentan el día a día, el mundo exterior. No concilian una y otra forma de mirar, tampoco el fondo de las cosas.
Se imponen unas mínimas especificaciones sobre el pedido de los K a la prensa. El periodismo tiene la palabra. Habla y/o escribe. Ése es el oficio. Mirar y mostrar lo notable, singular, no lo cotidiano.
Desde Olivos, molestos con las palabras, le piden al periodismo que pregone la mitad del vaso lleno, pero es el gobierno quien ayuda a mirarlo medio vacío. Nadie puede ser optimista (¿inocente?, ¿complaciente?) después del segundo cachetazo.
Los Kirchner cachetean a la sociedad a razón de una bofetada por cada acción de gobierno. Los K tienen un problema de construcción; por su conducta las buenas acciones pasan por regulares, las regulares por malas y las malas por pésimas.
Cualquiera sabe que el fondo y la forma van de la mano. Las malas formas oscurecen cualquier fondo. Un fondo que, además, no tiene que ser necesariamente bueno. Un drama nacional es el comportamiento presidencial. La tragedia es que los presidentes deberían ser necesariamente buenos. Corrijo, la tragedia es que no lo son.
No hay constancia de un relato apacible, coherente, la narración simple. De dónde venimos y donde vamos. Relato se pide, con urgencia. Consta, en cambio, que Kirchner sigue hablando de desestabilización.
A puro hecho consumado Argentina avanza hacia algún lugar, porque la flecha del tiempo no se detiene, pero no sabemos muy bien el destino. Decirle que si a los K es cerrar los ojos antes de la curva que lleva, en el caminito de la montaña, hacia algún lado. Cuenten donde vamos, por favor.
Néstor Kirchner quiere que nos hagamos cargo, digamos que el vaso está medio lleno y miremos para otro lado. Semeja demasiado a una violación.
No importa el fallo de un juez, a los ojos comunes subir la propia riqueza de un par de millones a mas de 30 mientras se gobierna (dólares, che, dólares) es demasiado. Para el periodismo contarlo fue imprescindible.
Todo el poder a Hofa/Moyano, muerte a los trenes, vivan los camiones, son nuestras las cubiertas y los fletes, manejamos las poleas del país, los caudales, las cajas sociales, la Central de Trabajadores (C.G.T.) la mismísima calle, repito: todo el poder a Hofa/Moyano es un exceso.
Los datos de la economía disfrazados, tontamente vestidos de carnaval, son insultantes. Kirchner insulta a la racionalidad. ¡Cómo brindar por eso!
Pelearse con la oposición, una oposición desvencijada, equívoca, en muchos casos traidora, es un problema del poder, de quien ejerce el poder. Ni bien ni mal. Es así. No tiene que enojarse con los que cuentan las entretelas de las reuniones. Es parte del juego del Anton Pirulero. Pérfido juego. Kirchner invitó a Cobos a esta milonga. Él lo sacó a bailar.
A diario aparecen ejemplos de su torpeza al caminar por nuestros sueños de país, de sociedad, de futuros personales. Debido a los K la frase de Shakespeare, que parece tremenda, es un simple comentario de crónica dominical: "La vida es una historia contada (soñada) por un idiota, una historia llena de sonido y furia, que nada significa"
Cuando K, en el furioso enojo con algún periodista, dice que fulanito es un engendro del mal, abre la puerta del delirio a un converso (remember el morocho D’Elía). Cuando K señala con el dedo tiembla la vida de fulanito. No se priva de señalar con el dedo. Se parece demasiado a un idiota relatando la vida.
Pregunta: ¿ellos sueñan con el desastre…? ¿Lo quieren? ¿Lo provocan? La victimización ante el yerro y la mirada que se llena de conjuras por las críticas está mal y doblemente mal. Es una conducta pésima y un venenoso mensaje si se perdona. Hay una manifiesta aprehensión a los K debido a su comportamiento social.: ¿triunfará el patoteo, la victimización, la paranoia como método y el exceso como forma de ejercer el poder? Ante la pregunta (la duda) anunciemos que está mal. Que el vaso, así, no podrá llenarse. Que tendrá cicuta en su interior, no importa el nivel al que llegue de lleno (o de vacío).
Bien se sabe que el peronismo construyó una forma distinta de diálogo, de democracia, de forma de vivir societariamente porque es un movimiento. Que así fue en el 1945/46. Que así es, caramba. Entonces, en su origen, había que imponer, mediante el peronismo, soluciones urgentes ante viejas formas tramposas que enlentecían los cambios propuestos. Es el mismo argumento que se esgrime en el 2010. Avanzamos para atrás con los K. No parece justificado. No parece actualizado. Si aún hoy es necesario está mal explicado, estamos siendo violentados cuando podríamos haber sido seducidos. No importa, periodísticamente algo sigue en pie. Debemos mirar el vaso y contar cómo lo vemos.
El peronismo ha devenido en lo que hay. Los K son jugo de peronismo sin edulcorante o biblioteca. Hay relación sanguínea con todo el peronismo anterior. Nadie puede sentirse sorprendido. No hay repollos en la política, volvamos a Shakespeare: "todo pasado es el prólogo".
Habrá que preguntarse si este peronismo, de los K y sus arrabales, que rescata la conducta del patoteo y la victimización y que concluye acusando al periodismo por no mirar vasos llenos donde ni siquiera hay recipientes, no es el estertor de una locura colectiva. Presto la frase: estertor de una locura colectiva.
En el 17 de octubre de 1945, en la génesis, había una razón que explicaba el fondo de dicha forma: la injusticia social existente en ésos años. Es la única puntuación absoluta del peronismo. Lástima. En ése punto el vaso sigue vaciándose. Está reseco. Argentina pide justicia social. No la consigue. Se la trampean. No hay pruebas claras de mejoras de la injusticia, por el contrario: aumentó. La diferencia es de 180 grados. Ahora el peronismo es el gobierno que niega la justicia social.
Kirchner y su señora sostienen el frenesí sin ningún sentido, el sonido y la furia a la que alude Guillermito Shakespeare. Para tranquilidad de los nacionales y populares citemos un escritor más cercano. José Hernández insistía en los hermanos unidos, en la unión verdadera. Néstor lo traiciona.
Para escozor de los militantes: Juan Domingo Perón era más claro, si cabe,/ el viejo /decía: "lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie". Kirchner quiere arreglarlo solo, contradice al líder y niega la hermandad de los argentinos. Sin el Martín Fierro y Perón lo que queda de Kirchner no es agradable.
No hay brindis posible. El vaso se vacía y se vacía diariamente.
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(*) Testigo.
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