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martes, 13 de enero de 2009

CLOACA

LA PUREZA CLOACAL DEL OFICIALISMO
(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (13/1/2009)

Los dirigentes políticos del oficialismo son hoy una fauna tóxica que suele expandirse muy rápido debajo de las alcantarillas.
Se expande… y no se contrae, como muchos optimistas creen.

Como hoy lo hacen un ejército de intendentes y no menos de una docena de gobernadores, aceptar mansamente los códigos nauseabundos que allí se juran, es suficiente para pasar a formar parte de ese foco séptico, un lugar que han elegido como hábitat para sobrevivir.

Ya se ha anunciado desde Olivos, a viva voz, que se van a estrangular los gastos prometidos en giro a varias gobernaciones e intendencias.

El mensaje no está desencaminado. Es, antes bien, un aviso estridente de la cloaca de palacio, invitando a los díscolos a una incorporación inmediata al club subterráneo de sus aguas de su baldío. Aguas hache dos cero.

El que no sepa nadar allí, que se prepare para que le quemen el municipio o para que le pongan la provincia de sombrero con las protestas sociales.

El único modo pues, de recibir partidas oficiales en esas comarcas durante la etapa preelectoral, ha de ser entonces, comprarse un snorkel y animarse a meter el cuerpo en la cloaca, hasta las orejas.

Es la orden del presidente de facto para empezar a juntar los votos.
Deben ir de a uno, a bajar la cerviz y ser introducidos en la boca de tormenta

Los encargados de las “invitaciones” habitantes antiguos del caño maestro suelen salir por las rendijas a toda hora para advertir casi sin sutilezas, para hacer daño, para contaminar y para producirle alguna enfermedad a alguien que eligen como blanco.

Lo hacen, como queda dicho, sin ningún disimulo, creyendo que ya la gente toma eso como algo normal y que, incluso, lo digiere con cierta alegría.

Cuesta aceptar verlo al propio presidente de facto usando, con una evidente saña su insana posición de poder nupcial, para insultar y agredir a cualquier persona, sólo por pensar diferente y a cualquier dirigente cuyo presupuesto sea sensible y que aún no haya decidido izar la bandera oficial en lo alto de los edificios públicos que controla.

Es habitual el juego de la inquina y la pesca hacia todos ellos.
Como el Ministro sin límites Charles Maurice Talleyrand en 1790, es el señor imperator quien mueve los hilos de toda la maniobra.

Y es muy importante advertir hoy que, tan enorme confusión de su rol institucional, revela que al ex mandatario no le preocupa demasiado la desproporción increíble del uso que ha tomado - prestado de prepo - de la potencia del Estado contra cualquier ciudadano.

Ese solo hecho, puesto en perspectiva, es grave.

El terrorismo de estado, que él mismo ha execrado, se sostiene en idénticos principios filosóficos y en la misma liturgia unilateral.

Su esposa, inducida por su doctrina de cooptación y apriete, usa el atril del gobierno, que es un espacio de todos, solamente para sus fines políticos particulares, lo cual supera los límites de los escrúpulos mas sensibilizados de la concepción democrática. Y acaso ahora también haya decidido usar su salud, como que el uso de diuréticos para adelgazar y las anfetaminas para igual propósito pueden modificar su obligación de trabajo, tanto como los retoques de cirugía estética.

En Florencio Varela, imperator se ocupó de dar las explicaciones, haciendo gala de una ironía sacada de lo peor de las historietas de Rep y hasta se crispó con un periodista que osó poner en duda lo que decía.

Todo llama poderosamente la atención, por cuanto tan continua crispación y tan insólito protagonismo de quien aparece en las sombras como la más alta investidura nacional, no puede ser imaginable sin una extraordinaria dosis de inconciencia e irresponsabilidad personal, que es por cierto, tanto de él como de la que detenta la investidura formal.

No resulta admisible que un ex presidente ponga a trabajar a todo el aparato estatal para despellejar a los disidentes y a la prensa que le resulta molesta.

Acaso muy pocos sepan que el ex titular de la AFIP, Alberto Abad, renunció por la inaudita presión que recibía a diario para torturar y exterminar a los periodistas Jorge Fontevecchia y Joaquín Morales Solá.

Moroni, por su parte, renunció por negarse a apretar (más de lo que ya lo había hecho) a varios empresarios agropecuarios y a uno petrolero.


Ninguno de ellos había sido acusado de ningún delito y sus únicas faltas eran haberse resistido a la obsecuencia y al mercenarismo que imponía, desde las sombras, el presidente de facto.

Los mensajes de invitación a las cloacas fueron insolentemente desoídos por estos herejes.

Y a quien esto escribe le caben serias dudas sobre que absolutamente todos los que están postulándose al cargo de presidentes sean herejes.
Hay al menos dos que remojaron su ropa en las cloacas y están haciendo su trabajo de pulverización de preferencias frente a un electorado que ya tiene ganados varios campeonatos de papar moscas.

Todos transitan sospechosamente los jardines de Olivos y salen luego con enormes gafas negras por la alcantarilla de la calle Villate y Libertador.

Salen supuestamente limpios y libres de impurezas.
Pero la política oficial es eso : cinismo, traición, hipocresía, deslealtad, cohecho, inmoralidad, latrocinio, obsecuencia, prevaricato, vicio, soberbia, mercantilismo, humillación, infamia, sometimiento y acrobacia ética.

Con sólo el 5% del esfuerzo que le dedica él y su esposa en forma diaria a la obra directa del mal, puesto unívocamente a favor del país, seríamos acaso un estado absolutamente libre de aftosa política.

Se concluye entonces que el país pudo recuperarse algo después de 2003 y por cierto no fue gracias a ellos … sino, claramente, pese a ellos.

Es el resultado de la pureza cloacal de todas sus prácticas políticas.

Lic Gustavo A. Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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