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sábado, 17 de enero de 2009

MATAMORFOSIS

Revista Noticias - 17-Dic-09 - Opinión
http://www.revista-noticias.com.ar/comun/nota.php?art=1807&ed=1673

Tesis
La enésima metamorfosis del peronismo

Reutemann podría encarnar la última metamorfosis del PJ para seguir en el poder.

por James Neilson *

En boca de cualquier otra persona, las palabras "esta vez sí pensaría en ser Presidente" sólo motivarían bostezos y sonrisas compasivas. Al fin y al cabo, los políticos que se imaginan sentados cómodamente en el sillón de Rivadavia luego de una campaña electoral electrizante en que por fin la gente aprenda a valorar debidamente sus cualidades excepcionales se cuentan por docenas, cuando no por centenares. Pero Carlos Reutemann es diferente. Conforme a las pautas habituales, es un excéntrico, pero así y todo a ojos de muchos es casi un símbolo de la tan añorada "normalidad". Aunque nada es cierto en este mundo, abundan los que sienten que si el ex corredor de Fórmula Uno, ex gobernador de Santa Fe y actual senador realmente se lo propusiera, podría arrasar en las elecciones del 2011. Por eso, no bien dio a entender que consideraría la posibilidad de postularse, sus rivales en potencia -políticos como Felipe Solá, Elisa Carrió, los Rodríguez Saá, los Duhalde, Hermes Binner y compañía-, hicieron cola para bajarlo del pedestal en que, para su envidia, se las ha ingeniado para colocarse sin tener que esforzarse.

Todos coinciden en que Reutemann es un buen tipo, pero dicen que su hipotética candidatura está siendo promovida por Néstor Kirchner y su mujer, y que por lo tanto hay que frustrarla antes de que sea demasiado tarde. Por supuesto que Lole niega ser una especie de testaferro del santacruceño y que una eventual gestión suya se asemejaría a las de Néstor Kirchner y Cristina. Reutemann insiste: "Soy peronista y tengo juego propio. No me ponga el mote de kirchnerista ni duhaldista ni menemista". Es decir, es un reutemannista y punto. Por lo demás, durante el conflicto con el campo no titubeó en tomar partido por los chacareros oligárquicos y golpistas cuyas movilizaciones hicieron estallar de furia a la pareja gobernante.

Al igual que tantos otros compañeros, en las distintas fases de su trayectoria política Reutemann se ha visto vinculado con todos los sucesivos caudillos peronistas, pero pese a los compromisos así asumidos no ha perdido la reputación de ser un independiente nato. Por cierto, nunca ha brindado la impresión de ser un camaleón, uno que con facilidad pasmosa pueda adaptar sus principios a las circunstancias con el propósito de congraciarse con el jefe y de este modo continuar gozando de una cuota de poder. Asimismo, debido a su costumbre de mantener cierta distancia del mandamás de turno, los decepcionados por sus esporádicos gestos opositores no han pensado en calificarlo de "traidor", lo que por tratarse de un peronista es bastante raro.

Carlos Menem le abrió las puertas de la política, Eduardo Duhalde quiso entregarle las llaves de la Casa Rosada y parecería que Néstor Kirchner lo aprecia, lo que hoy en día dista de constituir una ventaja. Pero ninguno de los tres ignora que, a diferencia de casi todos los demás integrantes del elenco político estable, Reutemann sería perfectamente capaz de abandonar la vida pública sin remordimiento para dedicarse a otra cosa porque gracias a sus hazañas en la máxima categoría del automovilismo es dueño de una excelente reputación internacional.

Es un privilegio que comparte con otro ex deportista, el ex vicepresidente y actual gobernador bonaerense Daniel Scioli. Pero en el caso de este último, la armadura que consiguió como piloto tiene menos grietas. Es en buena medida merced a la indiferencia aparente de Reutemann a los honores y oportunidades para enriquecerse que suelen obsesionar a los otros miembros del gremio, que la mera sugerencia de que le interesaría gobernar el país ha comenzado a modificar el panorama político nacional. A juicio de una proporción muy significante de la ciudadanía, su llegada representaría una bocanada de aire fresco. Reutemann habla poco. Sus declaraciones suelen ser tan délficas, aunque por fortuna muchísimo más lacónicas, que las de Hipólito Yrigoyen. Es lo que sucedió a mediados del 2002 cuando, para asombro de muchos, se negó a ser candidato presidencial porque vio "algo" que no le gustó para nada. ¿Qué vio Reutemann que tanto le asustó? Puesto que nunca explicó sus motivos para huir del duhaldismo, y de la presidencia de la República que con toda probabilidad hubiera conseguido con facilidad, aparte de los protagonistas de algunas reuniones melodramáticas nadie tiene la menor idea de lo que habría sido. ¿Fue una carpeta en manos de chantajistas? ¿Las estadísticas económicas? ¿El horror que le produjo el entorno del en aquel entonces Presidente no elegido? ¿El temor a que el país estuviera al borde de una nueva convulsión? Sea como fuere, parecería que lo visto por Lole en dicha ocasión ya ha dejado de perturbarlo, pero así y todo aquel episodio extraño no ha sido olvidado. Los que quisieran echarlo de la arena política antes de que el país se habitúe a la idea de que podría suceder a Cristina son conscientes de que es vulnerable aunque, con la presunta excepción de los Duhalde y sus allegados, no saben a ciencia cierta dónde está su punto débil.

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