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martes, 20 de enero de 2009

LOBO FEROZ

Fundación Atlas 1853 - 20-Ene-09 - Actualidad
http://www.atlas.org.ar/articulos/articulos.asp?Id=12403

El gobierno argentino, un lobo feroz.

por Elena Valero Narváez

Ante el rotundo fracaso que ha mostrado el rumbo económico elegido por los Kirchner, propongo una mirada hacia atrás en busca de un ejemplo que pueda ayudar a buscar respuestas a los problemas que hoy nos agobian.

Me es grato recordar que durante el gobierno del presidente Frondizi, en poco más de un año, se pudo hacer reaccionar al país y reconstruir la economía.

Mucho se le debe, a ese poco duradero milagro, al entonces Ministro de Economía y Trabajo: Álvaro Alsogaray .

El Dr Frondizi, por pedido expreso del Ministro, le otorgó el permiso de trabajar sin interferencia alguna y elegir a todos sus colaboradores en las dos carteras.

En poco más de un año, se puso en marcha la liberación total de la economía: se le dijo adiós al control de cambios, de precios y salarios y a la vez se redujo el presupuesto nacional. No se debía gastar más de lo que se recaudaba, reducir el gasto fue una preocupación constante. Los aumentos de los precios y salarios se ajustaban según fuera la productividad de la empresa. También se fortaleció a la sociedad civil mediante el aliento que se le dio a las empresas privadas, las cuales se convirtieron en el motor del crecimiento acelerado que tuvo el país por esos años.

El controvertido Ministro, tal como le aconsejó al presidente Menem, muchos años después, provocó un shock de confianza, necesidad primordial, para que el mundo viera con buenos ojos invertir o prestar a la Argentina. Se mostró que en poco tiempo se podía, en etapas, bajarse la inflación hasta el punto de que el 113% anual llegó al cero por ciento.

Se demostró como con economía totalmente libre se podía estabilizar la moneda: algunos diarios londinenses llegaron a denominar al peso argentino:"la estrella del año".

También el crédito regresó a la Argentina gracias a propuestas y dirigentes creíbles :se restituyó la confianza.

La crisis a la que nos lleva aceleradamente este gobierno podría ser superada como lo fue también, rápidamente, en época de Frondizi.

Debemos lograr un acuerdo político con toda la franja opositora para que el gobierno que surja, cuando las urnas permitan derrotar el modelo Kirchner, tenga ya diseñado un plan de salvataje tan efectivo como el que se implementó durante el gobierno de Frondizi o como el que le sirvió en bandeja al Gral. De Gaulle, el comité presidido por Jacques Rueff y que levantó a una Francia postrada por la Guerra Mundial. A éste último ejemplo se refería recurrentemente, el ministro Alsogaray cuando pretendía que en el 2002 se saliera de la situación de crisis con una receta perfeccionada pero similar.

El conocido artículo 40 de la constitución de 1949, nos remite a la fracasada política que los Kirchner se están esforzando por reeditar : "la importación y la exportación estarán a cargo del Estado, los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo carbón y gas y todas las fuentes de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación; los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación, y los que se hallaren en poder de particulares serán transferidos al estado mediante compra o expropiación"

El gobierno actual, intenta, como Perón, gobernar con apoyo de corporaciones gremiales, empresarias, y aumentar las empresas del estado o asociadas. Ahora buscan capitales cuando se esmeraron en ahuyentarlos con medidas intervencionistas y estatistas. Son la antitesis de las políticas liberales que implementó el gobierno de Frondizi, las cuales, nos permitieron, entre muchos logros, autoabastecernos en petróleo. Lamentablemente, fueron dejadas de lado hasta la década del 90, cuando se intentó otra vez el cambio de orientación económica. Ante los problemas surgidos en el gobierno de "La Alianza", la crisis política no permitió corregir errores y se viró otra vez al modelo dirigista y estatista al cual adhiere con pasión este gobierno.

Tal vez las próximas elecciones nos brinden una nueva posibilidad que lamentablemente perdimos luego del final del gobierno de De La Rua.

El motor de la lucha, esta vez, es la realidad: como tantas veces en nuestro país, nos muestra que la libre empresa, la economía de mercado es fundamental. El campo es el que está dirigiendo, como puede, la lucha por un cambio en este sentido. A pesar de la adversidad climática y de las nefastas medidas del gobierno hacia el sector, es, si ayuda un poco el clima y los precios, el único sector que podría sacarnos de la crisis y de la languidez en que se encuentra la economía..

Cuando se le permitió trabajar libremente, sin ayuda del estado, el hombre de campo se tecnificó, se puso a la altura del mundo, exportó y fue líder en mostrar que la rentabilidad es posible si el estado deja de hacer el papel de lobo feroz, comiéndose a quien le ofrece la canasta llena de alimentos.

Desde el propio gobierno, Daniel Scioli, un funcionario que se ajustó hasta ahora a las decisiones , no pudo más que reconocer, abiertamente, que "esta vez el campo tiene razón". Ésta declaración va más allá de la crisis climática que afecta a productores agropecuarios, representa el fracaso estrepitoso de la intervención del gobierno en la economía.

No sirve tomar de nuevo chivo expiatorio a la sequía para explicar el sufrimiento de los agropecuarios, aunque se agrega al problema actual.

¿Es concebible que el gobierno en su voracidad, aplique retenciones a los granos cuando los productores no llegan ni remotamente a pagar los gastos ocasionados por la producción? A título de ejemplo: aquellos campos que normalmente producen 4000 kilos de trigo por hectárea, este año, han producido 500 0 600 kilos.

Si queremos salir adelante, necesitamos que el gobierno se decida a dejarnos invertir y trabajar, eliminando todas las trabas que nos lo impiden, entre las que se cuentan las regulaciones y retenciones al campo, entre otra montaña de impuestos que debilitan cada vez más las ganancias de los argentinos.

El ciudadano común, puede encontrar en las boletas de servicios, que en muchos casos, es mayor la proporción de impuestos que el importe del servicio en sí.

Pronto le va a tocar subirse al podio a la oposición, es un año electoral. Esperemos que los discursos no muestren a ningún partido deseando volver a reeditar un modelo gastado que lleva al fracaso de la economía y deteriora, no solamente a sus promotores, también, irremediablemente, al sistema democrático.

Elena Valero Narváez. (Autora del "El crépusculo argentino". LUMIERE.2006)
evaleronarvaez@hotmail.com

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