FURIA EN OLIVOS
En Olivos se viven días de furia (y no es por las encuestas)
Néstor Kirchner literalmente explotó de rabia el domingo pasado en la residencia de Olivos. Y no fue por la lectura de la encuesta de primera plana del matutino 'La Nación' , que lo relegó al 2do puesto detrás de Francisco De Narváez en intención de voto para las elecciones del 28/06. La rabieta del santacruceño ocurrió bastante más tarde, y tuvo como eje su fortísimo rechazo al consejo de algunos de sus estrategas y expertos en comunicación que lo asesoran. ¿Qué le pidieron?
BAHÍA BLANCA (La Nueva Provincia).- Néstor Kirchner literalmente explotó de rabia el domingo pasado en la residencia de Olivos. Y no fue por la lectura de la encuesta de primera plana del matutino 'La Nación' , que lo relegó al segundo puesto detrás de Francisco De Narváez en intención de voto para las elecciones del 28 de junio. Aunque se dice en los pasillos oficiales que más allá del triunfalismo que han intentado mostrar en las últimas horas hombres como Florencio Randazzo, Aníbal Fernández y el propio ex presidente, la procesión va por dentro.
La rabieta del santacruceño, según fuentes muy seguras del gobierno, ocurrió bastante más tarde, y tuvo como eje su fortísimo rechazo al consejo de algunos de sus estrategas y expertos en comunicación que lo asesoran, como también de un influyente ministro, para que evite victimizar al empresario y primer candidato a diputado nacional por el peronismo disidente, involucrado por el cuestionado juez Federico Faggionato Márquez en investigaciones sobre la denominada ruta de la efedrina que lleva adelante su juzgado.
Desde el mismo momento en que el magistrado anunció que citaría a declarar a De Narváez como imputado en la causa, Kirchner ordenó a su tropa salir fuertemente a pegarle al candidato opositor. La intención de la maniobra tenía, y tiene, toda la intención de perjudicar la imagen del empresario en el tramo final de la campaña electoral, y cuando se registra un crecimiento en los sondeos sobre un escenario de fuerte polarización entre Kirchner y De Narváez.
Los confidentes cuentan que esa decisión de Kirchner habría sido resistida por aquellos asesores, convencidos por el contrario de que cargar sobre el candidato de Unión Pro puede producir un efecto bumerang, exactamente contrario al buscado con aquella maniobra.
Uno de esos estrategas que trabaja para el gobierno dijo temer que con la embestida contra De Narváez, para peor como consecuencia de la acción de un juez sospechado abiertamente de ser funcional a la estrategia montada en Olivos para tumbar al empresario, que arrastra 36 pedidos de juicio político en el Consejo de la Magistratura, se repita el "síndrome Cobos". Se recuerda en esos ámbitos, y es un dato de la más cruda realidad para el kirchnerismo, que el vicepresidente de la Nación creció en imagen positiva cada vez que sufrió ataques del oficialismo, desde su célebre voto no positivo durante la pelea con el campo.
El mismo confidente comparó la estrategia de embestir contra De Narváez con lo que ocurrió con Felipe Solá, a quien empinados voceros mediáticos del gobierno tildaron de traidor por no haber apoyado la sanción de la resolución 125. Y se recuerdan los gruesos insultos que le propinó Carlos Kunkel, en plena sesión en la cámara y con la televisión transmitiendo en vivo esas imágenes.
"Difícilmente Felipe hubiese podido construir su candidatura de no ser porque con esas actitudes lo convertimos en víctima", reflexionó.
Kirchner no escuchó razones y se encolerizó por esos consejos, cuentan las fuentes. Impuso de ese modo su estrategia de embestir contra De Narváez por todos los flancos posibles, en especial por el lado de reclamarle que se presente ante la justicia para responder por la acusación de supuestas vinculaciones con el narcotráfico.
La preocupación en algunos despachos oficiales es que efectivamente una vez concluido el proceso electoral el 28 de junio, la sociedad compruebe que la estrategia de embestir contra De Narváez mediante esa jugada del juez de Campana era sólo una chicana de campaña. Pero Kirchner impuso su criterio, pese a las quejas y reparos de parte de su equipo, y los empujones recrudecerán en los próximos días.
El colmo de esas tribulaciones sobre los peligros de una estrategia fatalmente equivocada llegó a través de un secretario de Estado, que sugirió que si efectivamente se perfila un escenario de "victimización" en torno a la figura del empresario, con consecuencias en las chances de Kirchner de ganar el 28 de junio, sería conveniente intentar una urgente voltereta y apurar en el Consejo de la Magistratura, que manejan a voluntad los kirchneristas Diana Conti y Carlos Kunkel, uno de los tantos pedidos de juicio político que penden sobre la cabeza del polémico juez.
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