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martes, 30 de junio de 2009

NEGOCIAR O MORIR


El Nuevo Herld (EE. UU.) - 30-Jun-09 - América Latina

La disyuntiva de los Kirchner: negociar o sucumbir

por Daniel Merolla / AFP


El fracaso de la presidenta Cristina Kirchner y su marido, el ex mandatario Néstor Kirchner (2003-2007), en los comicios legislativos del domingo, puso al matrimonio cogobernante en la disyuntiva de construir alianzas o poner en peligro la gobernabilidad.

Los Kirchner, dos peronistas progresistas, comprobaron una vez más que el pez por la boca muere, al haber planteado estas elecciones de medio término como un dramático plebiscito a su modelo estatista, industrialista y de fomento a las negociaciones salariales en alianza con la central obrera CGT.

¿Qué hacer ahora, si la elección era tan crucial como para adelantarla cinco meses y lanzar a la palestra como candidato a diputado a Kirchner, jefe del peronismo, quien arrastró a las listas hasta al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, y decenas de alcaldes?

La primera reacción de los gobernantes fue un gesto de racionalidad y reconocimiento, al anunciar Néstor Kirchner su renuncia indeclinable al liderazgo del Partido Justicialista (PJ, peronista).

''Cuando un resultado no es el que uno pensó, hay que tomar la actitud que corresponde'', dijo el ex mandatario.

''Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio'', reflexionó sin evitar la ironía Alberto Fernández, un ex jefe de Gabinete de los Kirchner que analiza los hechos como simple observador, tras ser echado del Gobierno a cajas destempladas.

Pero el paso al costado del hombre fuerte del poder en Argentina durante los últimos seis años fue el primer síntoma de una crisis política, con un final abierto en cuanto las consecuencias de fondo que tendrá la derrota comicial.

''El gabinete requiere cambios, hombres y mujeres que crean en el diálogo'', se ensañó el lunes Francisco De Narváez, vencedor del ex presidente en la estratégica provincia de Buenos Aires.

De Narváez es un magnate empresario y de medios de comunicación, con una fortuna calculada por la prensa en $500 millones, ideología liberal y los perfiles políticos de un Berlusconi (premier italiano) argentino.

Al renovarse la mitad de los Diputados y un tercio del Senado, los Kirchner perdieron la mayoría en ambas cámaras, frente a un avance de las aún atomizadas fuerzas neoliberales, radicales socialdemócratas y peronistas disidentes.

Todas ellas habían florecido en el 2008 durante la torpe puja impositiva del gobierno con los agricultores por la soja, la mayor fuente de riqueza con exportaciones por $25,000 millones, en un país que vende por $35,000 millones y es potencia alimentaria.

La primera reacción del temperamental Néstor Kirchner había sido ``garantizar la gobernabilidad, la institucionalidad''.

Pero los argentinos conocen sus desplantes y desmesuras, llevados al clímax durante el agobiante conflicto con las patronales agropecuarias, que el año pasado puso a Argentina tan patas para arriba como en jaque a la Presidenta.

Rosendo Fraga, politólogo presidente de la consultora Nueva Mayoría, advirtió de que ''se cambia la ideología, pero no se cambia la personalidad'', en este caso la del ex presidente.

''Los Kirchner pueden estar tentados de usar los poderes fácticos y la fuerza'', antes que negociar, alertó Fraga.

Doris Capurro, directora de la consultora Ibarómetro, dijo que ``la lectura es que no ganó de Narváez, sino el voto contra Néstor Kirchner, contra la crispación política en el conflicto con el campo, contra su estilo''.

Los Kirchner perdieron en los cinco más grandes distritos, entre ellos la provincia de Buenos Aires, y su única esperanza es romper el aislamiento en negociaciones con peronistas disidentes y fuerzas de centroizquierda que se consolidaron en el Congreso o exponerse a una crisis imprevisible.

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