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sábado, 27 de junio de 2009

HORMIGA Y GRIPE



Ocaña ya renunció, pero el problema es la gripe A
La ministra habría presentado la renuncia a Cristina esta semana, pero se oficializaría en unos días. Suenan Zin, Rosso, el viceministro Soratti y un hombre de Ginés. Pero lo grave es la epidemia: la Argentina es el país más complicado de la región y declararían la emergencia sanitaria mientras se demoran las medidas por las elecciones. Gesto de los privados.
La Política Online |
La salida del gabinete de Graciela Ocaña es cosa definida. Si bien no se oficializará hasta el martes o algunos días más, de acuerdo al resultado de las elecciones y la crisis por la gripe A, la ministra de Salud habría dejado su renuncia en el despacho de Cristina Kirchner la semana pasada, y no hay entusiasmo en el gobierno para rechazarla.

La expansión de la pandemia en Argentina se apoderó de las tapas periodísticas en vísperas de una elección clave para el país. Esa es la muestra más fehaciente de la gravedad del asunto. Que no quedará ahí: todos los especialistas coinciden en que lo peor esta por venir, que las próximas dos o tres semanas serán gravísimas –la pandemia cayó en pleno invierno- y que la cantidad de víctimas está subestimada, no por manipulación de datos sino por la dificultad de controlar la cantidad de infectados a nivel nacional.

En el Ministerio, mientras tanto, no logran articular una sola medida certera. Aunque Ocaña da la cara y es la encargada de anunciar las víctimas fatales, el período electoral tiene congeladas las medidas que se tomaron, por ejemplo, en México, donde la gripe A ya se encuentra en descenso.

En contrapunto, la Argentina se transformó en el país de la región de peor situación. Y lejos de tomar medidas duras, sostienen la estructura tal como está para que la realidad de la crisis en la salud no repercuta electoralmente el domingo.
De hecho, es muy cuestionable que mientras florecen los muertos por los efectos de la gripe porcina se realicen con normalidad las elecciones. Muchos creen en que deberían haberse suspendido.

La salida y el futuro

Según trascendió, el acuerdo político es que Ocaña se vaya el martes, cuando se reuna el comité de crisis ampliado, donde se avanzaría con las medidas más drásticas. Eso, justamente, podría demorar unos días más su salida.

El paquete de medidas, según pudo saber La Política Online, es adoptar un perfil crítico en consonancia con la demorada emergencia sanitaria nacional, la cual sería dictada la semana que viene. Se habla del cierre de shoppings, cines o hasta lugares públicos como las escuelas, donde casi con seguridad dictarían el adelantamiento de las vacaciones de invierno. Hasta analizan que la final del fútbol argentino entre Huracán y Vélez se juegue a puertas cerradas y suspender el resto de los partidos.

Ocaña está sin poder. Las cámaras que nuclean a las clínicas y empresas de medicina privada se contactaron con la ministra para avanzar en una política coordinada del sector público y privado para organizar la crisis. Esto sería destinar una serie de sanatorios para la atención exclusiva de casos confirmados y sospechados de gripe A, y así evitar la saturación de centros médicos, el contagio con otros pacientes y la postergación de cirugías. Pero la ministra no pudo resolverlo. Ya no tiene margen de maniobra ni fuerza de gestión.

Candidatos

A la hora de buscar un reemplazante, sobran los candidatos pero deben cuajar dentro de un perfil: sí o sí, deberán ser médicos sanitaristas y no licenciados en Ciencias Políticas –como es Ocaña- o de otras disciplinas.

El primero es el ministro de Salud bonaerense, Claudio Zin, quien está muy metido en el tema ya que el 80 por ciento de los casos se ubican en Capital Federal y el conurbano.

Otro es el del diputado Juan Héctor Sylvestre Begnis, titular en la Cámara Baja de la Comisión de Salud Pública y ex ministro de Salud de Santa Fe. Es un hombre de Ginés González García –quien también sonó para volver pero finalmente lo descartaron- y como él y Zin, es médico sanitarista.

Begnis tiene una muy buena a favor. Al igual que Ginés, posee mucha llegada a los sindicatos, rivales históricos de Ocaña. Si bien Hugo Moyano y los suyos no tienen poder suficiente para poner un ministro, si tienen poder de veto. Sobre Begnis –y tampoco sobre Zin- habría quejas.

Sí en cambio, hay otros dos candidatos que los gremios no respaldarían. Uno es el Secretario de Políticas, Regulación e Institutos –virtual viceministro- de Ocaña, Carlos Soratti. La última, es la intendenta de Luján, Graciela Rosso. Y la lista continúa.

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