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sábado, 11 de julio de 2009

DE GOLPES..



De golpes cívico-militares a golpes cívico-cívicos.
http://www.urgente24.com/index.php?id=ver&tx_ttnews[tt_news]=125529&cHash=02877939e4 .
por Edgar Mainhard.

Un fragmento del discurso de la presidente Cristina de Kirchner en San Miguel de Tucumán provocó algunas reflexiones sobre la historia pasada y presente de los argentinos.

Durante los actos por el 193 aniversario de la declaración de la Independencia, la presidente Cristina de Kirchner dijo que las interrupciones democráticas en la historia argentina ocurrieron por "golpes cívico-militares" y que "nunca fueron solamente las Fuerzas Armadas, al contrario, siempre fueron el instrumento de civiles que los fueron a buscar".

"Es hora de llamar a todas las cosas por su nombre. Cuando hablemos de nuestra historia, hablemos de golpes cívico-militares, porque haremos un poco más de justicia y estaremos diciendo la estricta verdad", consideró.

No hay novedad en los dichos de la Presidente. Los golpes institucionales ejecutados por militares siempre tuvieron un capítulo civil, según lo explicó en su texto de 1962, Samuel E. Finer, autor de un texto clave para la conceptualización del golpe de Estado -'The Man on Horseback: The Role of the Military in Politics', traducido como 'Los militares en la política mundial', con ediciones ampliadas en 1975 y en 1976.

Debe destacarse que en el curso del siglo 20, los golpes de Estado han ido adoptando formas más complejas y menos evidentes, mediante técnicas de desestabilización económica ('golpes de mercado') y generación de climas de caos social (saqueos, huelgas, etc.), que pueden ser agudizados mediante el uso de medios de comunicación de masas.

En ese caso, los golpes ya no necesariamente tienen que ser militares sino que bastan con los civiles.

Lo interesante es indagar en por qué, en el caso argentino, se mencionó tanto lo de golpes militares y tan poco lo de cívico-militares.

En el caso del golpe de 1966, contra el gobierno de Arturo Illia, porque así se evitó profundizar sobre la complicidad de los sindicalistas peronistas liderados por Augusto Timoteo Vandor en el golpe de Estado -gracias a la llamada Revolución Argentina la Confederación General del Trabajo terminó consiguiendo su Decreto Ley 18.160 de Obras Sociales, que les abrió las puertas de un negocio millonario que es la privatización encubierta de gran parte del sistema de salud-.

Y, algo que es mucho más grave: liberales, nacionalistas y católicos de distinto cuño, representados en revistas como Primera Plana, Confirmado, Azul y Blanco y Criterio, apoyaron a la autodenominada Revolución Argentina. También la mayoría de los partidos políticos, incluyendo algunos grupos de izquierda, saludaron la llegada del nuevo gobierno.

Dirigentes políticos han participado de una buena cantidad de golpes cívico-militares (contra Juan Perón, el 16 de septiembre de 1955; contra Arturo Frondizi, el 29 de marzo de 1962; contra Arturo Illia, el 28 de junio de 1966; y contra María Estela Martínez de Perón, el 24 de marzo de 1976).

Pero más interesante -y menos difundido- es que gran parte de la dirigencia política actual participó casi masivamente en el golpe de Estado no militar sino totalmente cívico -y por eso no muy investigado hasta ahora- del 20 de diciembre de 2001, y su secuela 1 semana después contra Adolfo Rodríguez Saá. En esas oportunidades, líderes de la UCR participaron de la destitución, primero, de quien era Presidente por la UCR; y del gobernador ungido Presidente temporario por una Asamblea Legislativa, después. Toda una curiosidad.

En el caso del golpe de 1976, aceptar que fue un golpe cívico-militar supone aceptar que la mayoría de la población apoyó (y reclamó) que las Fuerzas Armadas expulsaran al gobierno peronista de entonces. Y que los líderes de los partidos políticos tradicionales fracasaron (o se negaron) en acordar una solución institucional que necesariamente debía pasar por la convocatoria a elecciones en forma anticipada.

Por supuesto que los civiles no le dieron mandato a los militares para que apelaran al terrorismo de Estado como tampoco para que ejecutaran acciones estúpidas como la invasión a Malvinas en 1982, pero sí bendijeron que en 1976 una Junta Militar se hiciera cargo del Ejecutivo Nacional, y clausurara el Legislativo.

Hasta los Montoneros decidieron apoyar la opción militar creyendo que así se aceleraría el proceso de derrumbe del sistema, ignorando el sustento cívico que tenía la acción militar y que terminó aislando a Montoneros (tal como se quejó Rodolfo Walsh en sus últimos documentos internos de Montoneros) y hasta enfrentándolo con la opinión pública (civil).

La idea de que los jefes militares se levantaron una medianoche y dieron un golpe de Estado es tan mentirosa como la cifra de 30.000 detenidos-desaparecidos ya que la cifra real se ubica entre 7.000 y 9.000, que sigue resultando tan monstruosa como innecesaria desde el punto de vista bélico pero que expone la falta de rigor en el análisis colectivo de la historia reciente.

Y los Kirchner, que se quejan de la inexactitud en la construcción histórica de los golpes de Estado, realizaron considerables aportes a la tergiversación de la historia: desde la casi prohibición de la Teoría de los 2 Demonios, que tiene un consenso social dominante, a la exaltación de los terroristas del ERP y Montoneros como héroes ciudadanos; y el muy parcial enfoque de la eliminación de los indultos realizados durante los años '90.

Pero no solamente los Kirchner. También muchos de los líderes políticos, sociales y hasta magistrados -incluyendo la Corte Suprema de Justicia de la Nación- han legitimado acontecimientos que en el futuro volverán a ser revisados.

¿Por qué la Presidente de la Nación se encontraba tan sensible a la cuestión de los golpes de Estado? ¿Porque ella había viajado a Centroamérica por el golpe cívico-militar en Honduras o porque teme que su desgobierno (¿cómo llamar a la estafa institucional que supone que Néstor Kirchner siga gobernando cuando la ciudadanía eligió a Cristina de Kirchner?) concluya en alguna forma de destitución?

Hoy día no es posible en la Argentina un golpe cívico-militar. En cambio los Kirchner son emergentes de un doble golpe cívico, y de la irregularidad institucional de 2003, cuando Néstor Kirchner fue derrotado en las urnas en la 1ra. vuelta pero terminó en la Presidencia de la Nación por abandono de la contienda electoral de su contrincante. Sin embargo, el tema nunca pareció preocupar a la Presidente.

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