DIA FASTO

El 9 de julio de 1816 las Provincias Unidas del Río de la Plata se declararon independientes del Reino de España, en un proceso que se inició en 1806 y terminó a fines de 1824 en el “Rincón de los Muertos”.

Fueron años de luchas y uno de los tres grandes imperios de la época, el español, fue derrotado por soldados - rioplatenses, chilenos, guaraníes, altoperuanos, peruanos, ecuatorianos, neogranadinos, venezolanos - , que más que soldados parecían monjes por sus uniformes (¿?), sin los oropeles que caracterizaban a la oficialidad goda, siguiendo la moda de los mariscales napoleónicos (aunque no precisamente el ejemplo de la simplicidad y sobriedad del uniforme de Napoleón).

Es legítimo tener como día fasto al 9 de julio de 1916. No es legítimo tenerlo como tal, a todos los 9 de julio.

La historia argentina se desarrolló entre la defensa de lo nuestro y el tener, como referencia ejemplar, a los pueblos “libres del mundo” (las otras dos potencias), que eran nuestras “aliadas” comerciales, con las que mercábamos, pero que, por otra parte nos “alimentaban” culturalmente y terminamos “digiriendo” cuantas ideas andaban sueltas en el mundo, desde el libre comercio del “laissez faire, laissez passer" hasta el estatismo actual que gradualmente pareciera que se está convirtiendo en una sovietización gracias al estado de emergencia económica que lleva a la existencia de superpoderes para el PEN y a la implementación de impuestos abusivos aceptados por la Corte Suprema ¿y en el medio?: anarquismos, socialismos, marxismos, capitalismos, liberalismos y neoliberalismos de toda laya, fascismos, y un largo etcétera. Todas ideas provenientes originariamente de la Europa “aliada”. Italia, España (en su nueva versión, no militar, sino económica / empresarial), Alemania, Francia, Rusia (ex URSS).

Y nosotros, no sólo nos tragamos el sapo, sino que también, lo digerimos (asimilamos).

Asimilamos – se nos hace carne – cosas tan imperceptibles como los planisferios, cuya parte central es Europa (África por el hecho de estar debajo), en lugar de constituir la parte central América, o, por ejemplo, también, las fiestas, que responden a las necesidades europeas: el febrero invernal es más corto y ni hablemos de los locales gastronómicos y de las películas cinematográficas con su predominio norteamericanos. ¿Y lo que se enseña en las universidades?

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Indudablemente nos merecemos los gobiernos que tenemos, porque somos así.

No somos como fueron nuestros héroes de la Independencia y de sus soldados y de ese pueblo, el del aceite hirviendo y de las mujeres confeccionando uniformes.

Ricardo B. Molina Figueroa

Buenos Aires

República Argentina