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martes, 21 de agosto de 2007

CUALQUIERA ES MEJOR QUE KRISTINA

CUALQUIERA ES MEJOR QUE CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER



A veces conviene poner en perspectiva los problemas o inconveniente locales, tanto personales como colectivos, para permitirnos una mejor visión de ellos. Sin dejar de considerar que cada uno padece dolores sin que influyan los dolores ajenos, es bueno compararse, de vez en cuando, con otras realidades sobre todo para saber “como anda el mundo”.

Puestos en esa posición, lo primero que salta a la vista es que el “mundo sigue andando” y que, a pesar de todos los desastres que acontecen, la gente continúa sus tareas diarias y que es mas la que se alimenta normalmente, que la que padece hambre; que es mas la que vive en paz que la que vive en guerra; que es mas la que puede estudiar que la que no lo hace; que es mas la que enferma puede atender su salud, que la que no puede hacerlo; que es mas la que utiliza electricidad, telefonía, televisión y radio que la que no tiene acceso a esos elementos; que es mas la que vive en casas que la que vive a la intemperie, que es mas la que pretende vivir en libertad que la que padece su privación. Es probable que, en términos comparativos estemos, en cuanto a las características reseñadas, mejor que nunca en la historia de la humanidad. La pobreza ha dejado de ser la condición natural del hombre, como lo era hace sólo un siglo. Y esto es consecuencia de la libertad de los hombres de procurar su propia riqueza y felicidad.

Por supuesto hay enormes injusticias y situaciones intolerables, pero, en conjunto, la humanidad atraviesa un época de esplendor y lo que quizás sea mas significativo y trascendente, hay un clamor generalizado en contra de las injusticias que padecen, aún, muchos seres humanos.

Sin embargo hay aspectos sobre los conviene hacerse preguntas, tales como ¿Cómo seguirá la economía planetaria? ¿Cómo evolucionará el antagonismo del Islam contra Occidente? ¿Sigue siendo, el Cristianismo, uno de los motores del mundo civilizado? ¿Qué sucederá cuando China y la India , se conviertan en protagonistas principales en el concierto de la naciones? ¿Cómo evolucionará Europa? ¿Cuál será la posición de Japón? ¿Cómo quedará EE.UU. después de Irak? ¿Cuál es el rol que pretende Rusia?

Se pueden analizar cada uno de los tópicos de los interrogantes, conseguir información, hacer pronósticos y extraer conclusiones, pero el sólo hecho de su planteo nos permite comparar nuestros problemas con los del mundo, tomar conciencia de nuestra posición relativa y permitirnos enfocar las posibles soluciones a nuestros pesares en el contexto de un mundo que ya no es “ancho y ajeno” sino pequeño y tan nuestro como de todos.

Con esto quiero decir que es ilusorio y probablemente suicida, apartarse del mundo y transformar a la Argentina en una isla, con la pretensión de no asumir su condición de parte de aquel, con las obligaciones que ello conlleva.

Sin embargo es razonable tomar distancia de aquellas cuestiones que no nos atañen directamente o respecto de las cuales tenemos ventajas comparativas. Por ejemplo, América Latina, es un territorio en el que las naciones han decidido no poseer armas nucleares. En nuestro entorno geográfico, además, tenemos una lengua común o casi común, ausencia de enfrentamientos raciales o religiosos e iguales antepasados. Todo nos une, muy poco nos separa. Tal vez nuestros esfuerzos deban estar centrados en unirnos mas que en separarnos; en abrigar mas amistad y menos encono, tanto entre nosotros cuanto respecto del resto del orbe; en sacar provecho de nuestra riquezas minerales, hídricas y de hidrocarburos, explotándolas y administrándolas racionalmente; en fin en apuntar a una mayor y mas estrecha integración en todos los órdenes,

Pero, además, la coyuntura económica mundial con su creciente requerimiento de alimentos, que nosotros producimos en cantidad, calidad y precio, nos coloca en una situación de privilegio, similar a la que ocurrió a mediados del siglo XIX. En aquella época fundacional de la Argentina , algunos esclarecidos, acompañados por el pueblo, sentaron las bases de una organización estatal basada en la libertad individual, la propiedad privada, el debido proceso y la libertad de expresión, todo ello enmarcado en un régimen republicano de gobierno. Y eso nos hizo ejemplo, generando una riqueza mayúscula y nos ligó al mundo, por mas esfuerzos que se hagan para hacer creer lo contrario.

Frente a este panorama parece infantil, atrasado y contrario a nuestros intereses, ponernos en contra de aquellos que tiene que consumir lo que producimos e invertir para que produzcamos. Parece mucho mas razonable lo contrario. Para ello no sólo hay que ser menos arrogantes y soberbios. Debemos, además, respetar el orden establecido, no sólo el internacional; también el local y cumplir, a rajatabla, con la Constitución y las leyes.

Haber dejado de cumplir nuestras obligaciones con el exterior, vanagloriándose de ello, violar contumazmente las reglas del mercado fijando precios arbitrarios, mantener un sistema tributario abusivo que castiga la inversión, crear empresas estatales innecesarias e inoperantes, violar las autonomías provinciales y transformar a los representantes del pueblo en una comparsa y a los jueces en marionetas, entre otras calamidades semejantes, no es la mejor forma de ligarnos al mundo.

La profundizació n de las políticas que llevaron a esto que padecemos es el programa de la candidata Cristina Fernández de Kirchner. Cualquiera de los contendientes que prometa respetar la Constitución –lo que el gobierno actual no ha hecho- será mejor.

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