KRISIS GLOBAL
Crisis global y oposición polìtica
De acuerdo a los pronósticos oficiales, Argentina se encuentra salvo de cualquier cimbronazo que provoque la crisis global. Eso es bueno. Pero tantas reiteraciones hasta el hartazgo pueden hacer sospechar que no necesariamente se esté diciendo la verdad acerca del problema. Podría llegar a suceder lo que le ocurre al presidente estadounidense que cada vez que habla se agrieta más la confianza de los actores económicos. El callar puede significar ignorancia pero también prudencia. Es preferible lo último, salvo que lo primero sea congénito.
Han recrudecido los casos de diversos tipos de abusos sexuales. Es comprensible porque se está en tiempos de incógnitas. Adiós a los asaltos a colectiveros y quema de vagones con posteriores denuncias altisonantes por parte de los responsables de la Inseguridad y sus ideas de cabinas blindadas con seguimiento satelital. Más a no desesperar, ya volverán… y serán millones (las cabinas y el costo).
En la radio y la televisión todos los invitados hablan de lo mismo. Es una monotonía abrumadora. Es como los programas televisivo de la tarde que repiten lo que hizo Tinelli. Faltan ideas o ganas de trabajar en las producciones.
Congelada la causa Skanska, la “oposición” se quedó sin el único libreto que tenía aunque pudo zafar medianamente con Wilson, un pariente lejano de un personaje que tomó protagonismo en una película de Tom Hanks. Todos aspiran a ser algo el año próximo y nada dicen del hoy y aquí. La devaluación de los políticos es evidente y se hace sentir después del voto negativo del vicepresidente en el Senado. Ninguno es lo que era antes de esa votación. Ni Cobos, que debería haber renunciado hace tiempo a su cargo por incompatibilidad de caracteres con los Kirchner; ni Carrió con su batería de denuncias al por mayor; ni Macri que todavía debe demostrar algo más que arreglar calles y veredas; ni la Mesa de Enlace agropecuaria que, sin ser una agrupación política, no encuentra manera de posicionar de manera definitiva sus reclamos ante la opinión pública.
Es inútil construir una propuesta política en base a espasmos. Para ello hacen falta líderes capaces de enamorar a las masas con su sola presencia y que cuenten, además, con una propuesta integral alejada de falsos “equipos técnicos” cuyos integrantes a lo único que aspiran es a engrosar la abultada plantilla estatal. Lamentablemente nada de eso se advierte hoy día.
Los sistemas político, electoral, sindical, jubilatorio, recaudatorio y tantos otros se mantienen inalterables desde hace décadas. Esa actitud significa atraso para la mayoría y beneficios para muy pocos. Los de siempre. Basta recordar que en las últimas elecciones una vez más la Justicia Electoral no fiscalizó debidamente la existencia de boletas en los cuartos de votación. No era la primera vez y no será, lamentablemente, la última. Es un fraude que fortalece al más fuerte y anula la democracia. Implementar un sistema de jubilación obligatorio, sea a manos privadas o estatales, para que esos fondos queden a merced de los gobiernos de turno es, por más que se lo disfrace de “protección a la ancianidad desvalida”, un simple robo y un insulto a la inteligencia. O en Argentina hay muchos ladrones o muchos descerebrados. ¿Y quiénes van a asumirse como tales?
Se llega a la Casa Rosada sin un plan establecido porque llegar es fácil –se sabe– lo difícil es perdurar. Luego, Dios o el diablo proveen. Por ahora, así se escribe la historia.
SALINAS BOHIL
CORREO DE BUENOS AIRES
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