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jueves, 2 de octubre de 2008

SUERTE

Qué suerte que la crisis internacional no llega a la Argentina


Salvo excepciones, para esta pampas húmedas y otras ubicadas más al norte, que debido a la seca hoy se encuentran en franco camino al incendio, el análisis del debate del viernes a la noche entre los dos candidatos presidenciales estadounidenses pasó desapercibido. Sabían de qué hablaban aunque en algunos puntos se haya notado cierta liviandad propia del saber imperial Al maduro moderador se lo vio conciente de que esa noche no era la indicada para convertirse en la principal estrella del estudio televisivo y sus intervenciones fueron mínimas, casi inexistentes. Y los panelistas, como caballeros, respetaron el límite del tiempo que les fue asignado para sus respuestas, no se encimaron exponiendo sus conceptos, gesticularon de manera desagradable o levantaron el tono de voz como con seguridad sucedería aquí si se llevase a la práctica un debate de esas características.

Pero a no desesperar porque eso nunca sucederá. Motivos hay de sobra. Es primer lugar es inexistente un estudio de televisión lo suficientemente grande para que albergue a tantos candidatos a la vez que suelen presentarse cada cuatro años. No obstante, el problema más delicado es la falta de propuestas y de planes de gobierno que los políticos intentan ocultar enviando comunicado tras comunicado de prensa al periodismo por tales o cuales supuestos problemas, y las denuncias tras denuncias que profieren contra el Gobierno de turno cuando en realidad el verdadero pretexto de su paso por este mundo es ocupar la mayor parte de su tiempo en el armado de listas para la elección del año en curso o venidero.

Mientras, allá arriba, en el lugar en que se colocan en la gran olla los condimentos, se enciende el fuego, se extiende el mantel, se coloca la vajilla y los comensales se sientan a la mesa, hay problemas. Como en el mundo entero. Pero por suerte aquí no. Porque la economía argentina es sólida y no es una burbuja que pueda “derrumbarse” en cualquier momento. Así fue que la Presidente dio cátedra al Primer Mundo de cómo deben hacerse las cosas si se quiere arribar con éxito a la próxima elección.

Allí habló, habló, habló y habló. En verdad hizo lo mismo que aquí y fue televisada a toda hora por la cadena oficial privada de Radiodifusión, por lo que no se notó su ausencia. Fue tan así que pasajeros de otra línea ferroviaria enfurecidos por la tardanza en el servicio incendiaron otro vagón, pero esta vez los ministros de la Inseguridad nacional y bonaerense evitaron señalar a los activistas del Partido Obrero, Quebracho y Pino Solanas como los autores materiales o instigadores intelectuales de ese delito. Es posible, por razones obvias, que en las próximas horas se libre una orden de captura internacional contra Bin Laden y se rompan relaciones diplomáticas con Afganistán.

Con la protección de economistas garrapatas de la voraz especie sinéstor prendidos a sus espaldas y ajeno a los acontecimientos que están tomando una velocidad más que interesante, el dúo presidencial transita indiferente por el cosmos con la seguridad de que su versión del capitalismo es exitosa. Y pueden mostrar pruebas de ello porque comprar hace dos años tierras fiscales a 2,50 dólares el metro y luego venderlas a 250, ¿no es acaso una práctica que supera holgadamente cualquier lucubración mental que hayan tenido Smith, Hayek o von Mises? Pese a todo, la dicotomía que envuelve al matrimonio es palpable. Porque parece que manejan dos clases de capitalism el propio, en el que acumulan ganancias fabulosas; y el de los otros, en el que toman préstamos al 15% anual, pudiendo hacerlo a un tercio de ese valor o menos. Si eso no puede ser considerado mala administración, y hasta quizás, fraudulenta, habría llegado el momento de archivar el Código Civil y figuras legales que hablan de mal desempeño o incumplimiento de los deberes de los funcionarios públicos.

Otra cuestión que los economistas han “olvidado”, exultantes como están por el pago al contado de la deuda que mantenía y mantiene Argentina con organismos internacionales, es que uno de los tantos abc de la economía es prorrogar en el tiempo el pago de los compromisos. Eso hubiese sido posible si se hubiera aceptado la supervisión de la economía por el FMI que habría permitido que el pago de esos desembolsos pudiesen realizarse en cómodas cuotas, manteniendo intactas las reservas y sin recurrir a nuevos endeudamientos (esta vez internos) que nunca serán pagados. Lo dice la historia. Pero si ni el Poder Legislativo o el Judicial pueden investigar qué se hace con el dinero del presupuesto nacional, qué quedará para quienes desean conocer la ruta de los fondos de Santa Cruz desde su partida hacia Ningún Lado hasta su esperado, demorado y posible retorno a la Tierra del Nunca Jamás.

La crisis no alcanzará a Argentina en el día de hoy en que la Bolsa bajó por un tobogán, porque ya había aterrizado con anterioridad. Previamente, la “posmodernidad” constructora de los trenes rápido Buenos Aires-Rosario-Córdoba y el de Buenos Aires-Mendoza, como el soterramiento del ferrocarril Sarmiento habían sido suspendidos al no conseguirse financiación. Qué dolor, porque todo andaba sobre rieles. El círculo estaría completo si dichas cancelaciones hubiesen mostrado aplaudiendo a rabiar esas anulaciones,a la misma claque que tiene abono a todo anuncio presidencial alfombrado. El “yuyo” también bajó a 400 dólares la tonelada. Y pensar que las lumbreras oficiales habían pronosticado que iba a pasar los 600. Uno de los artículos de la famosa circular 125 que rechazó el Congreso expresaba que si bajaba de los 450 el Gobierno compensaría a los productores. Dios sigue proveyendo al Gobierno.

Lunes. 9 menos 20 de la noche. CORREO DE BUENOS AIRES fatiga otra vez Buenos Aires. Esta vez por Carlos Pellegrini al 200. A pasos del Obelisco, monumento nacional tantas veces ultrajado y símbolo de fálico de la argentinidad. Toda la manzana le pertenece al gobierno de la Ciudad. Nos rectificamos: a sus contribuyentes. En la vereda, al resguardo de la llovizna, sobre varios colchones desquiciados de gomapluma, están sentados media docena de adolescentes con edades que oscilan aproximadamente entre los doce y los diecisiete años. Nada saben de la crisis internacional que como argentinos no les alcanza; ni los pormenores de la implementación de los carriles exclusivos para colectivos y taxis; de los vericuetos del juicio al padre Grassi, Cromañón o Rucci. Están en otra. Con su bolsita llena de pegamento. Aspirándolas.
SALINAS BOHIL
CORREO DE BS AS

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